En nuestro recorrido por Sevilla nos acercamos al río Guadalquivir que tiene atracciones que queríamos conocer.
Una era la Torre de Oro que algunos dicen que lleva ese nombre por los reflejos del río que le dan ese color, otros dicen que su nombre se debe a que en ella descargaban el oro que llegaba de las colonias. Hoy día alberga un museo naval al que no entramos. A pesar de no haber entrado el paseo fue muy bonito.

La Torre nos quedaba de camino para ir al otro sitio que nos interesaba, la Plaza de toros de Sevilla, a la que finalmente, no recuerdo porque, creo que estaba cerrada, no entramos, pero el frente en la margen del río es una bonita estampa, igual que las esculturas del torero y la dama.


Este relato anda medio a los saltos, sin orden ni concierto, estoy segura que no fue este el recorrido cronológico real que hemos hecho, pido disculpas pero he perdido los archivos del itinerario realizado.
Desde el casco antiguo fuimos a distintas calle que habíamos leído eran emblemáticas de la ciudad como la Calle Judería, en el barrio de Santa Cruz, un rincón bonito con calles angostas, casas antiguas y macetas con flores, que pertenecía al antiguo barrio donde vivían los judíos de Sevilla antes de la Inquisición.

Muy cerca está la calle Agua que es un callejón por donde pasaban los caños que en la antigüedad llevaban el agua al Alcázar, han dejado en una pared una muestra de ellos.

La calle Agua tiene un paredón que comparte con los Jardines de Murillo, otro pulmón verde de la ciudad, ajardinado con el monumento a Cristóbal Colón, donde estuvimos prácticamente solas disfrutando de la tranquilidad después de haber pasado por las calles estrechas del casco antiguo con gran cantidad de turistas.
