Cabo Amarantos, Agnontas y Limnonari beach, más escenas de película
Hoy toca un rato de senderismo facilito a primera hora, una maravilla poder caminar entre naturaleza.
Salimos temprano camino a la zona de Agnontas, que está antes de Panormos, 100 metros antes del puertecito de Agnontas hay una desviación a la izquierda, nosotros decidimos hacer todo andando, primero hay una subida, hay gente que mete el coche no obstante. Después hay una bajada hasta llegar a la costa, vemos el lugar de una de las escenas de Mamma mía.
Seguimos y minutos después nos adentramos en el cabo, te puedes bañar en alguna zona aunque el acceso no es muy sencillo, y llegamos a los Tres arbolitos, la famosa foto de Skopelos
En toda esta zona fueron rodadas escenas de Mamma mía, un lugar encantador.
Regresamos tranquilamente hacia Agnontas, aunque ya va haciendo más calor y se nos acaba el agua, en poco más de media hora nos estamos bañando en Agnontas, en su playita. Agnontas lleva el nombre de un atleta, Agnon, que vivió en el 569 a.C, es una bahía con pueblo y puerto, orientada al oeste, se utiliza como puerto alternativo cuando hace mal tiempo.
Tras el baño nos vamos a comer a una de las tabernas recomendadas
Mouria fish tavern, mousaka, saganaki, gambas a la plancha y ensalada griega, más bebidas y de postre nos traen yogurt de regalo, es el sitio más caro donde hemos comido durante el viaje, en Skopelos el pescado es más caro de lo habitual en otros lugares de Grecia, eso sí, todo muy rico, 57 €, en la misma arena de la playa de Agnontas.
Decidimos seguir aprovechando el día y nos vamos a la playa de Limnonari, después de Agnontas en dirección a Glossa, hay una carretera que baja a la izquierda hacia la bahía de Limnonari, bonitas vistas de la costa y al final premio, una playa rodeada de vegetación, en todas las playas de esta zona hay sombrillas, bar, y zona para colocarse libremente, en esta hasta hay un beach club con piscina.
Hoy cenamos en el hotel, ha sido día intenso, así que nos vamos al super y compramos para cena ligera, incluidos unos Caprice, barquillos de vainilla de una marca griega que nos encanta, Papadopulos, nos gustan esas noche de tranquilidad cenando en nuestra terraza, otro ingrediente para un perfecto slow travel.