Después de un buen desayuno nos dirigimos hacia las grutas de Pech-Merle, situadas a unos 40 kilómetros del Gramat, son unas cuevas prehistóricas descubiertas en el año en 1922 por André David y Henri Dutertre, unos chavales de dieciséis y quince años, a saber que debían hacer esos dos para descubrir las cuevas, iniciando el estudio artístico de las pinturas el abad Amédée Lemozi, que era el párroco de la población de Cabrerets.
Durante la visita, primero fuimos a ver las varias salas de exposiciones, para después entrar por una pequeña puerta de madera que nos dio acceso al recorrido de aproximadamente un kilometro por las galerías subterráneas, pudiendo ver multitud de pinturas y grabados prehistóricos, por este motivo la gruta está considerada uno de los lugares más destacados del arte rupestre en Francia. Info : www.pechmerle.com/ .
Cahors
A media hora en coche desde la gruta se encuentra la ciudad de Cahors, antigua capital de la provincia de Quercy, la cual cuenta actualmente con 20.000 habitantes, si miráis el mapa de la ciudad veréis que está prácticamente rodeada por un amplio meandro de río Lot que le confiere un gran encanto.
Aparcamos cerca del centro, en una zona de aparcamiento gratuito, supongo que en temporada de verano de debe ser más difícil aparcar, pero en nuestro caso no tuvimos problema para encontrar un hueco.
Iniciamos nuestro paseo por la plaza del anfiteatro, donde se encuentra la estatua de Léon Gambetta, famoso político republicano francés, mientras, nos íbamos dirigiendo hacia uno de los monumentos más emblemáticos de Cahors, el Puente Valentré, un bello puente de la época medieval construido en 1308, con tres torres fortificadas y seis arcos sobre el río Lot.
Cruzamos hasta la otra orilla del río Lot por el puente, que es de acceso peatonal, pisando sus adoquines con más de 700 años de historia, para llegar hasta la Maison de l’eau, un museo sobre la relación del ser humano con el agua y la piedra, ubicado dentro de una antigua estación de bombeo del año 1853, un poco más adelante nos encontramos con la Fuente des Chartreux, dedicada a la diosa Divona.
Regresamos hacia el centro histórico, para visitar la Catedral de St-Étienne, de estilo románico construida entre los años 1080 y 1135, he leído es uno de los primeros edificios franceses en tener una cúpula sobre pechinas.
En su interior, la nave central está recubierta por dos inmensas cúpulas, las mayores cúpulas del sudoeste de Francia según dicen, tiene el altar dedicado a la reliquia de la Santa Cofia que, se supone, habría usado Jesucristo.
Salimos al romántico claustro, el cual era originalmente de estilo románico también, pero fue sustituido en el siglo XVI por un nuevo claustro de estilo gótico flamígero, con decoraciones de hojas de col y cardo, un lugar donde es fácil relajarse por la tranquilidad que transmite.
Seguimos con un agradable paseo por las estrechas calles del casco histórico, repleto de bonitas casas antiguas, casi todas ellas construidas en ladrillo rojo. En el extremo sur, nos sorprendió ver que tenían una playa de arena llamada Plage Place des Acacias.
Para poder ver la vista “aérea” de la ciudad, cogimos el coche y nos fuimos hacia Le Mont Saint Cyr, el mejor lugar para poder ver Cahors desde las alturas, este mirador ofrece unas preciosas vistas de la ciudad y del meandro del río Lot, siendo una visita obligatoria, según mi opinión.
Saint Cirq Lapopie
Es una población medieval construida sobre un acantilado a 100 metros por encima del río Lot, según nos contaron fue elegido pueblo preferido de los franceses en el año 2012 y como no podía ser de otra manera, también tiene la clasificación de Los Pueblos Más Hermosos de Francia.
Como era la última hora de la tarde, tuvimos más problemas para encontrar aparcamiento, ya que parecía que se nos hubiera ocurrido a todos los turistas visitar el pueblo al atardecer.
Lo primero que hicimos fue una parada en el mirador, que ofrece una espectacular vista sobre el valle del Lot con el pueblo sobre la roca en primer plano.
A continuación iniciamos nuestro paseo por las hermosas callejuelas medievales, donde nos encontramos una gran variedad de tiendas de artesanos, como es normal, esta todo totalmente orientado al turismo, eso si, nos hicimos un hartón de subir y bajar por sus empedradas calles.
Hay que reconocer que es un pueblo muy fotogénico con sus casas de piedra caliza y los tejados con tejas rojas. A pesar de que no es muy grande, se pueden visitar 13 monumentos históricos, destacando la Iglesia de Saint Cirq-Lapopie que está dedicada a San Cyr y Santa Julitte, ubicada en lo alto de la roca sobre el valle del Lot, también, si apetece, se pueden visitar varios museos.
Lo más destacado a visitar es la Puerta de la Pelissaria que da acceso a la villa, la Place du Carol, el Château de la Gardette, el Museo Rignault, la casa del escritor André Breton, la calle de la Pélissaria, La casa Daura, el castillo de los Cardaillac, la Place du Sombral, la puerta de la Peyrolerie, la maison de la Fourdonne y la roca de la Popie que es el punto más alto del pueblo, donde inicialmente se levanto el primer castillo en el siglo X, pudiéndose ver todavía algún vestigio de sus muros.
Regresamos a Gramat para cenar.