Por estas fechas, hace un año, estaba a punto de irme de viaje a Cuba cuando el coronavirus andaba ya dando por saco. Los días previos fueron un sinvivir, pensando en si me daría tiempo a salir de viaje o antes habrían cerrado ya Madrid. Finalmente tuve suerte y me pude escapar a Cuba, disfrutar medianamente por la situación y sobre todo regresar a España y no quedarme tirado por ahí.
A partir de esto, ya tuve que ir cancelando el resto de planes que tenía para el año, como viaje por Chicago-Costa este de Canadá y Guipúzcoa-País Vasco francés.
Con la llegada de la mal llamada “nueva normalidad”, empecé a hacer nuevos planes. Cantabria, Lisboa y Sicilia eran ideas que tenía para el verano y principios de otoño, pese a una esperada segunda ola otoñal del virus. Claro, con la eliminación de las restricciones y la falta de control de las autoridades, empezó a empeorar de nuevo la situación y a volver las restricciones por zonas, no sólo en España, sino fuera. Eso me llevó a tener planes principales de viaje y otros secundarios por si acaso.
Tuve que cambiar varias veces las fechas previstas de viaje a ver si tenía más suerte. En ocasiones se me quitaban las ganas de planificar viajes y esperar a tiempos mejores, pero como yo también era simpatizante de la cofradía del clavo ardiendo, al final no podía evitar continuar con mis planificaciones.
A Cantabria y Lisboa conseguí ir finalmente. Sin embargo, la segunda ola otoñal empezó en agosto, al menos en Madrid, y al final, cuando quedaba poco para irme a Sicilia, confinaron mi barrio y seguidamente Madrid. Adiós a Italia.
Todavía me quedaron ganas de planificar escapada a Málaga el puente del 1 de noviembre. Siguió el mismo camino de la cancelación por el confinamiento de Madrid y Andalucía. Entonces nuestra querida presidenta dijo que no iba a cerrar Madrid fuera de ese puente y del de la Almudena (9 de noviembre). No me lo pensé dos veces y me compré un billete de avión a Gran Canaria a menos de una semana vista. Hasta me hice una prueba de antígenos que aún no era obligatoria.
A la semana o menos de volver de Canarias y pensando en cómo gastar los días de vacaciones en 2021, vi en el foro del diario de NYNY titulado “México, Guanajuato y Puebla. Octubre 2020”. Me llamó la atención que alguien hubiese podido viajar a México en estos tiempos.
En los siguientes días, mi jefe me preguntó si tenía previsión de tomar unos días de vacaciones en diciembre o enero. Yo en principio no tenía previsto nada.
Un par de días después, otro compañero del foro me dijo que Aeroméxico tenía ofertas muy buenas de vuelo a México, por debajo de 500€.
A la par, la presidenta de la Comunidad de Madrid comunicó que la región se cerraría perimetralmente de los días 4 al 14 de diciembre.
De esta manera fue como decidí que en medio de la pandemia, de la segunda ola y con media España confinada, yo me iba de viaje a México del 2 al 20 de diciembre de 2020. Después de todo el 2020 iba a ser un estupendo año de viajes, a fuerza de insistir y no desanimarse.
