SUN SIYAM OLHUVELI ✏️ Diarios de Viajes de Maldivas

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Bueno pues salimos de Madrid el pasado 2 de enero, volamos con Qatar, haciendo escala en Doha antes de llegar al aeropuerto de Velana en Maldivas.
Nunca habíamos volado con ellos y la experiencia fue inmejorable. Todo tipo de atenciones con Hugo desde que embarcamos: tan pronto le traían una mochila, como unos pasatiempos, como la comida en un maletín que después le regalaron....pasaban y le ofrecían una bolsa de patatas fritas, o una bebida...espectacular.
Con los adultos el trato también fue excepcional, la comida muy buena para ser comida de avión, bebidas continuamente, kit anti covid, incluso calcetines y antifaz en el vuelo nocturno de regreso. Así da gusto.
Nuestro vuelo salió de Madrid con más de media hora de retraso, lo que provocó una escala demasiado ajustada. Inicialmente era de una hora, pero con el retraso acumulado, lo que se tarda en salir del avión y que la puerta de embarque estaba en la otra punta del aeropuerto nos tocó correr por sus terminales a media noche y llegamos en last call, justo antes de que cerrasen la puerta de embarque.
Y tras más de 12 horas de vuelo desde que salimos de Madrid empezamos a vislumbrar desde la ventanilla del avión lo que son las Maldivas, esos anillos que llenan el océano y esas pequeñas islas blancas que ya vaticinan un pequeño paraíso.



Tras los trámites de aduanas (una cola de cerca de una hora) un agente de Maldivas Increíble nos esperaba con un cartelito con nuestro nombre a la salida (qué ilusión!), y nos acompañó hasta el pequeño stand que tenía montado el hotel. Allí nos indicaron que faltaban un par de familias por llegar y cuando estuviéramos todos, nos llevarían al embarcadero. En media hora aproximadamente estábamos montados en la lancha rumbo a nuestro sueño.

Al llegar al resort Sun Siyam Olhuveli, te reciben con un pequeño rito, tambores, collar de flores de bienvenida...empezaba un mundo diferente, sin mascarillas, sin covid, sin tráfico ni prisas, solo disfrutar.
La amabilidad de todo el personal del Olhuveli es una maravilla, son serviciales a más no poder, un poco lentos para servir las mesas y las bebidas, todo hay que decirlo, pero es que allí no hay prisas, todo funciona a menos revoluciones de las que estamos acostumbrados.

Habíamos reservado 3 noches en una habitación Deluxe, que son las más básicas y 2 noches en una Water Villa para experimentar eso de dormir sobre el agua. La primera sorpresa viene cuando nos dicen que nos llevan a una Beach Villa con aseo al aire libre. Si ya estábamos alucinados con la llegada, la noticia nos dejó con la boca abierta. Os dejo fotos:


El hotel tiene una zona de Beach Villas nuevas, la nuestra es de las antiguas pero ya os digo que era una pasada. Sobre todo el baño: 2 duchas, bañera, 2 lavabos y esa estupenda cama balinesa, todo al aire libre. Acceso directo a la playa a través de vegetación, con nuestra sombrilla y nuestras hamacas, a un pie de la laguna, como llaman ellos a la playa...un sueño.
El agua...ese agua turquesa, su arena blanca...y es que en Maldivas las playas son de coralina, de ahí su color, y gracias al pez loro que se alimenta de estos corales, contribuye con sus defecaciones a que la arena sea tan blanca.
Estábamos a un paso de recepción, del restaurante donde se hacían las comidas, del bar de los espectáculos nocturnos, del centro recreativo, de la zona only adults... vamos en el centro neurálgico de la isla.

Viajábamos con doble reserva, las tres primeras noches serían en esa habitación que habéis visto y las otras 3 en una Water Villa, para experimentar qué era eso de dormir sobre el mar y poder bañarte en sus aguas sin salir de casa. Justo coincidió con la noche de reyes, que aunque allí no se celebra, para nosotros vinieron por todo lo alto, porque en la puerta de la Beach Villa teníamos una nota que ponía que dejásemos nuestras maletas fuera que nos llevaban a una Gran Water Villa con Piscina. No nos lo podíamos creer, y por un momento pensamos que el día que hiciésemos el check out nos iban a poner a fregar platos.
Este tipo de habitación forma parte de la zona nueva, la isla nueva que abrieron hace un par de años, justo en el extremo opuesto a donde estábamos en ese momento. A partir de entonces nuestras comidas, cenas y demás se trasladaban a otro restaurante que hay en la nueva isla (y que comunica con la antigua a través de un puente), teníamos muy cerquita otra piscina con su correspondiente bar y la zona de aves, ya que todos los días de 16:30 a 18:00 sacan guacamayos, cotorras, agapornis, yakos... y puedes alimentarles y hacerte fotos con ellos.
Para llegar a nuestra habitación hicimos uso todos los días del buggy, porque además nuestra casita estaba prácticamente al final de la nueva isla.
Os pongo fotos...qué melancolía...lo siento pero no me veo capacitada para eliminar ninguna:








Os aseguro que ninguna foto tiene los colores retocados, esos son los colores de Maldivas, por eso sorprende tanto, además sus aguas estaban calentitas. Pensar que en España la gente estaba en plena ola de frío y nosotros allí hacía todo más irreal aún.

El Todo incluido consistía en desayuno, comida y cena en los buffets señalados. La comida estaba muy buena. Muy especiada, eso sí, pero no echamos de menos el cerdo en ningún momento. Había muchísima variedad, incluso una sala solo dedicada a los postres.En todas las comidas había servicio en vivo, y te preparaban lo que les pidieses.
Las bebidas te entran solo las de una categoría, si querías por ejemplo un mojito, debías pagarlo, pero había muchos cocktails tipo piña colada y demás, que no hicieron que echásemos en falta un mojito en Maldivas. Siempre te colocan la botella de agua fresca (que ellos mismos preparan en la isla) al llegar a las mesas (también en la habitación tienes otras 3 o 4), y luego te toman nota de las bebidas que quieras, entran todo tipo de refrescos de una determinada marca, cervezas y vinos.
Si quieres comer a la carta, en el restaurante de las pizzas o participar en barbacoas en la playa, se paga a parte.

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