Día 8: Huelgoat, Locronan y Pont-Aven ✏️ Diarios de Viajes de FranciaHuelgoat. Nos despertamos muy temprano después de haber dormido a ratos y cogemos el coche hasta el inicio de la ruta más larga del bosque, que está bien indicada a la salida del pueblo. Huelgoat nos ha gustado mucho y hemos decidido que le...Diario: 10 días de verano en la Bretaña francesa⭐ Puntos: 4.8 (5 Votos) Etapas: 13 Localización: FranciaHuelgoat Nos despertamos muy temprano después de haber dormido a ratos y cogemos el coche hasta el inicio de la ruta más larga del bosque, que está bien indicada a la salida del pueblo. Huelgoat nos ha gustado mucho y hemos decidido que le queremos dedicar la mañana, así que tenemos que descartar algo de lo que habíamos planeado para hoy. Tengo muy claro que quiero ver Pont-Aven, y hemos leído que Locronan es uno de los pueblos más bonitos de Francia, así que el que sale perdiendo es Concarneau, que lo apuntamos para la próxima vez. Iniciamos la ruta por el bosque. Hemos decidido hacer una de unos 6 kilómetros, circular, que pasa por la gruta y el campo de Arturo, entre otros lugares. En esta parte del bosque, siguen apareciendo formaciones rocosas peculiares, aunque no tan vistosas como las del recorrido anterior. La vegetación es densa y lo comprobamos al llegar a un alto, desde el que obtenemos unas bonitas vistas de las copas de los árboles. Está empezando a llover pero no parece que vaya a apretar. Finalizamos la ruta y volvemos al aparcamiento, con ganas, como siempre, de habernos quedado un rato más por el bosque. Volvemos al pueblo y nos acercamos hasta una boulangerie para comprar pan y unas pastas. Nos encontramos con el Atelier de la Fôret y entramos. Nos encanta todo lo que vemos. La dependienta nos explica que todo lo que hay lo hacen ella y su marido, y nos invita a subir a la planta superior para ver algunas de sus creaciones. Es la planta superior de su casa convertida en taller-sala de exposiciones-tienda. Compramos una camiseta diseñada por su marido, y nos deja una tarjeta por si quisieramos pedirle algun diseño diferente. También entramos a la tienda Witches. Pensamos, por el nombre y la decoración, que será una tienda de souvenirs al uso, de la temática mágica que le queda tan bien a Huelgoat, pero vemos que hay mucha cerámica y piezas muy originales. Hablamos con la señora que está al mando y nos dice que ella se encarga de las piezas de madera y que hace talleres en la planta superior, y nos da la tarjeta de la artista que hace las cerámicas. Empieza a hacer calor y volvemos a la pizzería de la noche anterior para comprar unos helados (el mío es de limón con menta, muy bueno). Vamos al camping para recoger y salir hacia Locronan. Esta vez, cronometramos lo que tardamos en guardalo todo en el coche, tienda incluída: 14 minutos y siete segundos. Vamos mejorando. Locronan Salimos hacia Locronan y, de camino, pasamos por un pueblo que nos llama la atención pero en el que decidimos no parar. Es Châteaulin, que lo dejamos apuntado para cuando volvamos a Bretaña. Llegamos a Locronan, y nos encontramos con un montón de aparcamiento, todo de pago. Nos dicen que nos costará 4€ el día entero y que nos regalarán una pegatina de Locronan para el coche...Vuelve a hacer bastante calor y pensamos que no nos va de 4€, así que los pagamos y empezamos a caminar hacia el centro. Lo primero que vemos es que todo es de piedra, granito gris y de colores pastel. El pueblo es precioso, de los más bonitos que hemos visto hasta el momento, y diferente, porque todas las construcciones son de granito (símbolo de riqueza en otros tiempos por ser un material más caro que la madera), pero, mirando un poco más allá de lo evidente, pensamos que tiene un gran incoveniente: nos parece que está tan maquillado que ha perdido gran parte de su carácter. Entramos en algunas tiendas y lo primero que nos llama la atención es que ninguna de las personas que nos atiende es la creadora de lo que allí se vende o expone, y vemos las mismas piezas de artesanía en varios establecimientos, con precios diferentes. Así que, en lugar de piezas únicas, todas acaban pareciendo souvenirs de alta calidad (y precio). Puede que hayamos tenido la mala suerte de que, por ser agosto, los artesanos estén de vacaciones... Nos alejamos por uno de los senderos que conducen al campo para comer un bocadillo y analizar lo que está pasando. Pensamos que, con el estómago lleno, lo veremos todo desde una perspectiva más benevolente, así que volvemos al pueblo y entramos en la iglesia. Mal. El interior está casi completamente restaurado (cosa que no es un problema) y lleno de malas decisiones, hablando siempre bajo nuestro punto de vista, como por ejemplo, la sobrecarga de figuras que lo adornan, de estilos y épocas diferentes, unas más grotescas y otras más neutras. Justo al lado de esta iglesia, hay otra un poco más pequeña que permanece cerrada. Después, entramos en la librería céltica, la macro tienda de souvenirs de Locronan, ubicada en una casa antigua perfectamente atrezada para la ocasión. Sí que hay libros, algunos más interesantes que otros, objetos relacionados con el tarot, y muchos minerales bastante caros. Paseamos un poco porque ya hemos pagado los 4€ de la entrada, y pensamos que realmente merece la pena, igual que nos pasó en el Mont Saint-Michel, elevar la vista por encima de la línea de tiendas, y disfrutar de las construcciones de granito. Volvemos al coche porque no soportamos más el calor que está haciendo, y no hemos encontrado ningún árbol bajo el que guarecernos del sol, pero antes, cerca de la entrada del pueblo, vemos un espectáculo que nos parece gracioso porque define bien el concepto que tenemos del lugar: hay un carroussel que funciona de manera manual, con el movimiento de los pedales de una bicicleta en la que hay montada una persona. Todo está hecho de madera y otros materiales, sin cables. Cuando el carroussel empieza a girar, la persona que pone la banda sonora y que lleva un acordeón, apreta el play de un radio cassette y, de vez en cuando, hace ver que toca. Pont-Aven Después de un rato, llegamos a Pont-Aven. Nos encontramos con la carretera que cruza todo el pueblo atascada de coches, gente caminando por todas partes, y unos 30 grados con sol. Conseguimos salir del atasco y paramos donde podemos para buscar un camping. Vamos hacia el camping de Keraeren. Está a 15 minutos de Pont-Aven, pero tardamos casi una hora desde que salimos hasta que conseguimos acampar, porque todo allí es bastante caótico. Está regentado por una mujer y su madre, y, aunque se nota que le ponen buena voluntad, nada funciona como debería. La entrada nos recuerda al “chaos de bolos” de Huelgoat, todo lleno de coches que no saben hacia donde ir, porque se junta el tráfico de la playa con el del camping, que no tiene espacio propio en la puerta para dejar el coche. Conseguimos acampar y esperamos un poco a que pase el calor. Volvemos hacia Pont-Aven sobre las seis y todo está más tranquilo que antes. Aparcamos en el puerto, nos comemos un helado y paseamos por las calles del centro. Nos acercamos a alguna galería de arte y recorremos la calle principal, en la que vemos uno de sus 14 molinos. También, pasamos por la pensión Gloanec, donde se alojaban Gauguin y Bernard, entre muchos otros, y damos un bonito paseo por unas pasarelas que hay al lado del río, entre vegetación. Pont-Aven es bonito, eso sin duda. Aunque tengo que reconocer que tenía una imagen más idealizada del pueblo. Creo que esperaba encontrar algo más parecido a lo que encontraron los pintores que llegaron aquí hace más de un siglo. Y no estoy hablando de la luz, que resulta ser tan bonita como dicen, porque el clima aquí parece más apacible y no hay una sola nube, y supongo que eso es más habitual en toda esta parte de Bretaña, en el sur. Imagino a los pintores, huyendo de los cielos grises y caros de París, y asentándose aquí, en un lugar más natural, con mejor calidad de vida, y no tan saturado de artistas contra los que competir. Como decía, lo que esperaba encontrar era un centro más verde y peatonal, y algo más de adoquín, no una carretera cruzándolo todo. De todas maneras, entiendo que el pueblo haya encontrado, a través del arte y la idealización, la manera de sacar provecho y venderse al mundo, igual que también entiendo que la gente se sienta fascinada al llegar a allí. Pero, como hemos tenido tiempo para explorar un poco el centro, encuentro una solución a este problema, que consiste en descubrir el pueblo desde dos perspectivas diferentes: Desde la perspectiva de la carretera, pienso que Pont-Aven podría haber sido cualquier otro pueblo de la zona, y que fue Pont-Aven porque aquí había un mercado más amplio en el que poder consolidarse y vender obras de arte, porque, y eso se puede apreciar paseando y observando su arquitectura, la industrialización habría calado más en este punto que en otros pueblos de las cercanías. Desde la perspectiva de las pasarelas del Aven, en cambio, veo el Pont-Aven que sí esperaba encontrar, de los molinos y las casitas bordeando el río, y la vegetación esparciéndose por todas partes, filtrando la luz y suavizándola para iluminar la piedra y el agua. También, tengo en cuenta que mi primera impresión del pueblo ha sido la del tráfico congestionando el centro, y es la primera vez que nos ha pasado esto en un pueblo de Bretaña. Y venimos de la pequeña decepción con Locronan, más calor del que esperábamos y el caos para poder acampar, así que dejo en cuarentena cualquier opinión que pueda tener sobre Pont-Aven hasta que volvamos, seguramente, el año que viene. Está a punto de atardecer y vamos hacia la capilla de Tremalo. Conseguimos una puesta de sol muy bonita, nos quedamos un rato allí porque el entorno realmente vale la pena, y volvemos al camping. Índice del Diario: 10 días de verano en la Bretaña francesa
01: Introducción
02: Día 1: de casa a Château-Guibert
03: Día 2: Rennes
04: Día 3: Museo de Robert Tatin, Fougères y el Mont Saint-Michel
05: Día 4: Las ovejas de Saint-Michel y la joya de Dinan
06: Día 5: Saint-Malo y Saint-Suliac
07: Día 6: Dinan, Abadía de Beauport, Paimpol, Costa de Granito Rosa
08: Día 7: Amanecer en Trégastel y anochecer en Huelgoat
09: Día 8: Huelgoat, Locronan y Pont-Aven
10: Día 9: La Sorpresa de Auray y los megalitos de Carnac
11: Día 10: Vannes, Rochefort-en-Terre y Josselin
12: Días 11 y 12: La Roche-Bernard y la vuelta a casa.
13: Conclusiones, presupuesto y consejos
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