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Ese día nos levantamos sin prisas, no teníamos que ir a lado ninguno, ya que lo íbamos a dedicar entero a visitar Split. Después del desayuno nos fuimos directos al Peristilo, para poder verlo con poca gente. Aun así, ya había algún grupo cuando llegamos. Entramos por los subterráneos, que hoy dan al paseo marítimo, pero que originalmente era una dársena con acceso directo al mar. En los pasillos del sótano hay muchos puestos de artesanía y souvenirs. También hay una serie de museos, ya te pago.
La verdad es que el peristilo es espectacular, hasta una esfinge egipcia tienen. Pensar en el tamaño de la casita de verano que se hizo Diocleciano y que todo ello existe porque se hizo la ciudad dentro del palacio...
Después de un rato haciendo fotos y curioseando por allí compramos la entrada conjunta para ver los principales monumentos (80 kn): catedral/mausoleo, templo de júpiter, cripta, subida al campanario y museo.
Empezamos la visita por el museo, que personalmente no me dijo mucho. Después fuimos al templo de Júpiter, una maravilla. Estamos acostumbrados a que lo que se conserve de los templos romanos sean las columnas o la escalinata (Mérida, Évora, Augustóbriga,…) pero aquí es al contrario: solo se conserva una columna y el edificio del templo está intacto. Impresiona ver la intrincada decoración del techo y pensar la cantidad de siglos que tienen.
A continuación subimos al campanario. La subida es cómoda y las vistas son muy buenas, aunque no espectaculares. Te permite, eso sí, tener una visión de conjunto sobre la estructura de la ciudad/palacio, ver ciertas estructuras que de otra manera pasan desapercibidas,…
La siguiente visita fue a la catedral. Concebida como el mausoleo del emperador Diocleciano, se tiene que estar revolviendo en su tumba el mayor perseguidor de los cristianos al ver su mausoleo convertido en templo de aquellos a los que tanto persiguió. Dicho esto, el lugar es espectacular. La estructura original romana con sus columnas formando un octógono, y los añadidos posteriores son muy bonitos. El lugar es muy pequeño, pero da para quedarse un buen rato.
Por último, fuimos a la cripta de Santa Lucía, que se encuentra debajo de la catedral y sigue su misma planta octogonal. Es una visita rápida, dentro no hay muchas cosas, salvo un pequeño altar a Santa Lucía, martirizada por Diocleciano. Es una visita interesante si la tienes incluida en la entrada general.
Una vez concluidas las visitas de pago, nos dedicamos a callejear y explorar las callejuelas del palacio, donde encuentras restos romanos integrados donde menos te lo esperas, además de rincones encantadores.
Salimos del Peristilo por el Vestíbulo, con un gran agujero en el techo, y fuimos recorriendo la muralla y los restos romanos que nos encontramos, especialmente cerca de la puerta Argentea.
En la puerta principal, la puerta Áurea, además de una estatua gigante de San Gregorio de Nin, encontramos a dos “fornidos pretorianos” (en palabras de la guía que llevábamos) para hacerse fotos con la gente, en posición de ataque, con los gladios,… Muy turístico todo.
Una de las cosas que nos llamó la atención fue encontrar una pequeña iglesia paleocristiana aprovechando el hueco sobre la muralla. Esta iglesia es la más pequeña y una de las más antiguas de Split, con sólo 1,64 de ancho y 10 metros de largo. Pasaba desapercibida, subiendo unas escaleras, pero es considerada uno de los monumentos religiosos mejor conservados de la Antigüedad.
Nos resultó curioso encontrar pequeños huertos dentro de la muralla, aprovechando cualquier espacio. En general, es una gozada pasear por esas calles, encontrando tiendas modernas y edificaciones de todos los estilos y periodos, descubriendo detalles.
También dimos una vuelta por el mercado que hay fuera del palacio. Desde todo tipo de frutas y verduras, legumbres y aceite, hasta ropa y souvenirs turísticos.
Para comer decidimos comprar unos burek, unos calamares fritos y unas cervezas y comer en el mejor sitio posible, en el Peristilo. A esas horas ya había allí otros dos “fornidos pretorianos”, que no sé si sacarían mucho dinero, pero allí estaban a pie firme dispuestos a fotos y posturas.
Descansamos un rato en el apartamento, y seguimos descubriendo la ciudad. Ya fuera del Palacio de Diocleciano, justo saliendo por la puerta Férrea, está la plaza Narodni o plaza del Pueblo, una de las más bonitas de Split, con el antiguo ayuntamiento, la torre del reloj y varios palacios.
También es muy bonita la plaza de la Fruta, donde hay una torre veneciana octogonal. Más alejada está la Plaza de la República, rodeada por tres lados por las alas de un palacio neorrenacentista. Destaca por su amplio espacio abierto al mar, en contraste con los pequeños espacios intramuros.
Ya habíamos caminado mucho, y para descansar del calor, nos compramos una cerveza y no adivinaréis dónde nos sentamos a tomarla. Pues sí, en el peristilo, no nos cansábamos de estar allí. Ya después nos fuimos a un barecito cerca de una de las puertas donde nos pusieron una cerveza artesana de por allí.
Para cenar tuvimos en cuenta las recomendaciones que encontramos en nuestro apartamento y fuimos a un restaurante un poco alejado del centro que se llama Ka´Doma. Es un restaurante donde casi solo había gente local y donde comimos muy bien y barato. La particularidad es que cambian la carta a diario y no sabes lo que te vas a encontrar. En su facebook ponen la carta, pero en croata, así que sorpresa.
Antes de recogernos, fuimos a escuchar un poco de música en directo al Peristilo. Ese lugar es casi mágico, a pesar de la cantidad de gente que puede llegar a haber.
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