DIC 11 DOM.- PALACIOS Y FORTALEZAS AL LADO DE LA PLAZA DE LA MUERTE. ✏️ Diarios de Viajes de Arabia SaudiHoy será nuestro último día en Riyadh y en Arabia, pues nuestro vuelo saldrá esta noche sobre las 3 y pico de la madrugada (preferimos estos horarios tan intempestivos, pues así se aprovechan mucho más los días, ya que para nosotros no tiene...Diario: ARABIA SAUDÍ: 19 DÍAS Y 6.000 KM POR LIBRE⭐ Puntos: 3.8 (12 Votos) Etapas: 20 Localización: Arabia SaudiHoy será nuestro último día en Riyadh y en Arabia, pues nuestro vuelo saldrá esta noche sobre las 3 y pico de la madrugada (preferimos estos horarios tan intempestivos, pues así se aprovechan mucho más los días, ya que para nosotros no tiene sentido perder las mañanas en los aeropuertos o volando). Ello quiero decir que a efectos de visitas, tenemos casi todo el día disponible, por lo que decidimos acercarnos al Palacio Al Murabba, donde está el Museo Nacional de Arabia (con buenas críticas hace unos años) y otras edificaciones potencialmente visitables. Es relativamente fácil llegar a la zona ajardinada que rodea este complejo monumental y aparcamos sin problema en uno de sus lados (sin necesidad de parquímetro). Entramos a unos jardines muy bien cuidados (pero en los que las plantas que camuflan los cables y partes menos nobles son… ¡de plástico!) y en los que las únicas personas que vemos son los cuidadores paquistaníes, y vamos descubriendo rincones muy agradables en este día de sol, pues hoy no hay ni una nube en el cielo. Vemos varios planos orientadores aunque están solo en árabe (¡cuánta razón tiene el príncipe heredero Bin Salmán de que Arabia es un país totalmente preparado para el turismo!) que nos llevan hasta las puertas del Museo que ¡no es posible! está cerrado. Vemos a un señor bien vestido al que le preguntamos y que nos responde, medio en inglés, que el museo lleva cerrado desde el inicio de la pandemia y que no se sabe cuándo abrirá de nuevo. Esto es incomprensible. Afortunadamente enfrente hay otro edificio que sí parece tener vida y hacia allá nos dirigimos. Se trata del Palacio Murabba, donde se exhiben colecciones relacionadas con el fallecido Rey Abdulaziz y donde están los archivos nacionales saudíes. Podemos entrar sin más requisitos (es gratuito) y, completamente solos (allí no hay ni un guiri) vamos recorriendo las diferentes salas dedicadas a este monarca, bajo la atenta mirada (¿o vigilancia?) de un funcionario que nos acompañará todo el rato. En el piso superior atravesamos una pasarela que nos introduce en el antiguo Palacio real, con un gran patio central donde las palmeras abanicaban al rey en los tórridos días veraniegos y donde podemos ver diferentes estancias decoradas con más o menos gusto (y con muy escasos criterios museísticos) donde se recrean el despacho del rey, su gabinete, el cuerpo de guardia, la enfermería, etc… con grabados, mapas, fotografías y algunos maniquíes poco afortunados. Por el contrario el edificio es soberbio y sus detalles arquitectónicos (artesonados, ventanas, columnas…) riquísimos. Pero más vale esto que nada y cuando nos disponíamos a abandonar el palacio vemos que por un pasadizo subterráneo llegamos a una sala donde están los lujosos vehículos que tuvo este rey, entre ellos dos Rolls Royce (uno de 1946, regalo de Winston Churchill y otro de 1956), un Pierce-Arrow de 1934 y un Cadillac de 1953 exclusivo en color rojo. Salimos del recinto y conduciendo nos acercamos hasta otro de los lugares a visitar necesariamente en Riyadh: la Fortaleza Al Masmak. Allí si hay un aparcamiento de pago (unos pocos SAR) y tras hacer las fotos exteriores del fuerte, nos adentramos en su interior. La visita es libre y gratuita, y hay suficiente información en árabe y en inglés. Aquello resulta bastante más extenso de lo que parece por fuera y estamos dos horas (incluyendo algún video) viendo patios, estancias, artesanía, armas, dioramas sobre la historia de Arabia y cosas tan curiosas como las puertas en madera, profusamente decoradas. Casi al terminar veremos que se está celebrando el “Año del Café Árabe”, y podremos apreciar una exposición muy completa sobre las diferentes formas de elaborarlo, las especias que se le añaden y toda la parafernalia (cafeteras, molinillos, etc…) que se utiliza para su preparación. Salimos de la fortaleza y sabiendo que estamos muy cerca de Al Safaat o “plaza de la justicia”, decidimos visitarlo, amplísimo lugar, de hechuras muy modernas, donde todavía a día de hoy se siguen llevando a cabo ejecuciones (decapitaciones, horca…), como por ejemplo 81 chiíes ajusticiados en marzo de 2022. Coincidiendo con nuestra visita toda la plaza estaba ocupada por grandes carpas móviles que estaban comenzando a desmontar, como si hubieran celebrado alguna feria o congreso, de modo que la zona del patíbulo estaba tapada por estas tiendas del desierto. Algo más allá se abre el zoco de Deerah, con cientos de tiendas y callejuelas donde encontrar un poco de todo. Empieza a declinar la tarde por lo que optamos por ir dejando atrás esta monstruosa e incómoda urbe y en tal sentido y ya que estamos en ayunas, decidimos un poco cansados ya de tanto ajetreo y de tanto shawarma y pollo con arroz, en acercarnos (que nadie se sorprenda demasiado, pues es como si entrásemos a un McDonald’s) en previsión del enésimo atasco y considerando que las once de la noche es buena hora para devolver el Toyota en Avis (prevemos que puede haber algún “problemilla” con el golpe recibido que nos lleve más tiempo de la cuenta en el drop-off) hasta un lugar insospechado: la tienda saudí de… ¡IKea! Todavía tardaremos un par de horas en llegar hasta allí (de nuevo atascos) y lo bueno es que podremos despedirnos de Arabia con una comida europea, instalaciones limpias y ordenadas, aseos impecables y lo mejor, ya colocados en la ruta de salida hacia el aeropuerto y a solo unos 10 km del mismo. Y así lo hacemos, de forma que lo primero que buscamos al llegar es el restaurante donde haremos una merienda-cena con las casi olvidadas albóndigas suecas (¡saben a gloria después de 20 días de comidas tan étnicas!) y hasta paella (bueno realmente arroz amarillo con bichos del mar y un aire escasamente valenciano). Hay cerveza, pero sigue siendo sin alcohol, pero si hay tarta de almendras de postre y otras cosas ricas. Además, como este tipo de muebles no es del gusto de los árabes, no hay casi nadie, por lo que podemos comer tranquilamente suficientemente aislados de los más próximos. Son casi las ocho y como se trata de salir de aquí hacia las 10 de la noche nos dedicamos a recorrer el almacén dándonos cuenta de las grandes diferencias entre éste y los que tenemos en España. Por ejemplo, en los armarios no hay colgadas ropas normales para simular una casa, sino solo… ¡abayas negras! y las alfombras (ya tienen mérito estos suecos de vender alfombras en un país árabe) son enormes y con dibujos muy musulmanes. También abundan los grandes sofás para pegar alrededor de las paredes de los grande salones y lo que no vemos en las recreaciones de los baños es la “manguerilla” junto a los inodoros (por supuesto no hay ni una sola letrina turca). Aunque estamos en pleno adviento, no hay ni una sola decoración navideña (está terminantemente prohibido celebrar la Navidad ¡bendita tolerancia islámica!), aunque si algunas mesas profusamente adornadas para, digamos eufemísticamente, “cenas especiales”. Parece que hay más empleados (bastantes europeos) que público y como no podía ser de otra forma las trabajadoras van con la abaya negra y con un llamativo chaleco amarillo que pone “Ikea” (aunque hay algunas chicas, pocas y que no parecen saudíes, vestidas con los ropajes habituales a rayas amarillas y azules). Otra curiosidad es que en la línea de cajas (muy similar a las de aquí) dan gratuitamente ¡bolsas de plástico! con el logotipo de Ikea (para que luego nos agobien en España con el rollo del medio ambiente, que parece que unos pocos europeos vamos a salvar el planeta). La última media hora la pasamos, haciendo tiempo, en los cómodos sofás que esta multinacional siempre tiene a disposición de sus clientes, y tomándonos unos estupendos helados de vainilla y chocolate por 1 SAR, o sea, céntimos de euro. A las diez y poco, según lo previsto, bajamos al parking y enfilamos por la autopista de turno (con tráfico intenso pero sin atascos) hacia el aeropuerto internacional Rey Khalid, donde buscamos la entrada para retorno de vehículos de alquiler. No hacía falta repostar porque ya habíamos llenado el depósito antes de ir a Ikea. Tras algunas vueltas por el aparcamiento subterráneo (no dábamos con la caseta de Avis) al final llegamos al sitio adecuado y procedemos a devolver el Yaris. Lógicamente el ayudante lo primero que ve (aunque sigue habiendo poca luz) es el golpe en la aleta delantera izquierda de lo que informa al encargado que está dentro de la caseta. Yo me hago un poco el loco y dejo que hable primero el trabajador, preguntándome que ocurrió, lo que yo le explico, y entonces me pregunta si tenemos algún atestado de la policía. No debe ser muy normal que el guiri consiga este tipo de informes, porque al ver las 6 hojas en verde y blanco, con el logotipo de la policía de tráfico de Al Ula y todo profusamente explicado, se quedó bastante sorprendido. Leído el informe y comprobado que el culpable del accidente fue el otro vehículo, parece desentenderse de este problema y sigue con la operativa de devolución: nivel de gasolina, rueda de repuesto, etc… Yo me atrevo a preguntarle si el accidente supone algún cargo en mi tarjeta o la retención de la fianza y me dice que no. Como no me lo creo, se lo vuelvo a preguntar y entonces me enseña el atestado y me confirma que no tengo que pagar nada. ¡Benditas horas perdidas en aquella jefatura! (la fianza eran casi mil euros). Cuando ya parece estar todo conforme, el empleado me dice que tengo que abonar el kilometraje que excede a lo autorizado y que según él, son unos 1.600 km (a 0,46 SAR cada km, son unos 750 SAR, es decir casi 200€). Yo me opongo y le recuerdo lo que me dijo al retirar el coche (es el mismo sujeto que nos atendió en el drop-in): miles free, y para reforzar mi afirmación le enseño la copia del contrato donde, aunque escrito a mano, lo pone claramente. Él se obstina en que esto no es sí y yo en que sí. Tira y afloja, alguna voz un poco más alta que otra y al final el sujeto parece conformarse y estampa el OK! definitivo en los documentos de retorno del coche. Aun así yo le pregunto si “¿cero gastos?” y me dice que sí. No termino de fiarme y nada más llegar a España, compruebo la tarjeta que utilicé para pagar: ni un cargo extra (y de momento, hasta el día de hoy, no me han cobrado nada). Es casi medianoche, y nos encaminamos hacia el mostrador de facturación en la T.1, pero nuestro vuelo todavía no está anunciado. Le preguntamos a un informador que hay por allí y, tras hacer una llamada telefónica, nos dice que saldrá anunciado en una hora, más o menos. Nos dedicamos a pasearnos por el aeropuerto y llegamos a la T.2 que está más moderna y nos sentamos en unos sillones que están vacíos. Pasada la una de la madrugada volvemos a la T.1 donde ya está anunciado el vuelo y los mostradores de facturación, aunque todavía no han empezado a tomar equipajes. Nos ponemos en cola (somos los segundos) y a los pocos minutos abren la facturación, pero hay fallos y tienen que reiniciar constantemente el programa. Al final la cinta se traga nuestras dos maletas (siempre nos quedamos con la duda de si volveremos a verlas) y, ya más libres de bultos pasamos los controles de seguridad y el de inmigración sin mayor problema. Como nos quedan algunos rials (pocos) decidimos fundirlos en las tiendas. Hemos de recordar que las tiendas de recuerdos son casi inexistentes en todo el país, por lo que aprovechamos para intentar encontrar algo que pueda ser “regalable” para nuestros familiares y amigos. Al final conseguimos gastar hasta el último halala y nos encaminamos hacia la puerta de embarque, que está atiborrada de gente. Parece que no tendremos la misma suerte que al venir y que este vuelo va a ir hasta arriba, pero no, poco a poco las salas se van vaciando y cuando le llega el turno a nuestro A3953 de Aegean Airlines, no somos ni 60 viajeros para las 180 plazas de A320, así que volvemos a ir cómodos y tranquilamente. Índice del Diario: ARABIA SAUDÍ: 19 DÍAS Y 6.000 KM POR LIBRE
01: ¿POR QUÉ ARABIA SAUDÍ?
02: ASPECTOS LOGÍSTICOS PARA VISITANTES EN ARABIA SAUDÍ
03: NOV 24 JUE y 25 VIE.- LLEGANDO A ARABIA Y PRIMEROS PASOS.
04: NOV 26 SÁB.- POR LOS DESIERTOS DEL NORTE
05: NOV 27 D.- LOS MEJORES PAISAJES ESTÁN EN MADA’ IN SALEH.
06: NOV 28 LUN.- VISITANDO LA CIUDAD VIEJA DE AL ULA.
07: NOV 29 MAR.- LLUVIA Y BARRO, OASIS Y PAMERALES.
08: NOV 30 MIE.- TUMBAS MILENARIAS EN HEGRA.
09: DIC 1 JUE.- A ORILLAS DEL MAR ROJO.
10: DIC 2 VIE.- A POCOS PASOS DE LA CORNICHE.
11: DIC 3 SAB.- LABERINTO DE CALLES Y CELOSÍAS EN BALCONES.
12: DIC 4 DOM.- UN DELIRIO DE COLECCIONES SOBRE CIENCIA Y TECNOLOGÍA.
13: DIC 5 LUN.- LA MECA: UN DESTINO PROHIBIDO.
14: DIC 6 MAR.- VENTANAS DE COLORES EN LOS RASCACIELOS DEL DESIERTO.
15: DIC 7 MIE.- FORTALEZAS OTOMANAS A DOS MIL METROS.
16: DIC 8 JUE.- MIL KILÓMETROS A TRAVÉS DEL DESIERTO SUR.
17: DIC 9 VIE.- LA CAPITAL DE ARABIA, PARA NOSOTROS SOLOS.
18: DIC 10 SAB.- RELIQUIAS DEL PASADO Y ARENAS ROJAS MUY CERCA DE RIYADH.
19: DIC 11 DOM.- PALACIOS Y FORTALEZAS AL LADO DE LA PLAZA DE LA MUERTE.
20: DIC 4 LUN.- DE VUELTA A CASA Y RESUMEN.
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