Nos levantamos temprano, desayunamos e hicimos la maleta, nuestra idea en Islandia era ir recorriendo hacia el este y pasar la noche allí donde teníamos la visita al día siguiente, por tanto, ese primer día teníamos que visitar primero el círculo dorado y desplazarse de nuevo hacia nuestra visita del día siguiente en el sur del país. Teníamos alrededor de una hora y pico de camino hasta Thingvellir. Es la primera parada del círculo dorado, en el parking están los baños, dentro están las máquinas donde se paga el parking, ojo, hay cámaras en la entrada y la salida, es muy fácil pagar, introduces la matrícula y el tipo de coche que es y te pide la pasta, yo en este caso acercaba el móvil y pagaba con la tarjeta online. 750 isk, unos 5 euros no llega.
[align=center]Parking Thingvellir
Es un lugar visitable para estar un rato, pasear entre los dos continentes, ver un par de cascadas, al principio cualquier paisaje te parece increíble y eso que esa zona precisamente no tiene nada de especial, pero todo es precioso ya que es tan tan diferente. Después de tomar un café en una pequeña cafetería y tienda que hay allí nos fuimos hacia lo mejor del círculo dorado, la zona geotérmica, los géiseres. Allí hay aparcamiento gratuito y un par de restaurantes, carísimos los dos, pero como era el primer día no llevábamos nada que comer así que pasamos por taquilla.
Los géiseres son flipantes, hay varias pozas con agua hirviendo, algunas son pequeños charquitos, otras son auténticas piscinas en la que ven agujeros hacia el interior de la tierra, si caes ahí sales hervido como un huevo, pero lo impresionante es Strokkur, un enorme Geiser que escupe agua periódicamente cada 4 o 5 minutos. No es exactamente regular pero suele hacerlo en ese tiempo, es verdaderamente impresionante, te quedas más de media hora viendo como escupe el agua y el vapor con ese olor a azufre y huevo podrido. Hay un geiser más grande justo al lado per está dormido, es el que le pone el nombre al parque Geysir. Hay un camino hecho para subir a un mirador desde el cual se ve todo el parque, si no hace mucho viento vale la pena subirlo y contemplar los colores del país, amarillo del cereal, verde del musgo y negro de la ceniza, absolutamente todo es así.
Lo siguiente que fuimos a visitar es la impresionante cascada de Gullfoss, la verdad es que una visita increíble, se puede ver desde varios puntos e incluso en alguno casi puedes tocar el agua, como ya en todos lugares, hay mucha gente. Hay que ir con cuidado porque en algunos sitios ni barandillas ni leches. He estado en Niágara y puedo decir que esta de Gullfoss me impresionó bastante. El parking es gratuito aunque pequeño, tuvimos que meter el coche en la cuneta, ahí viene bien que el coche sea alto. Imperdible visita.
De ahí ya nos fuimos a buscar el alojamiento de esa noche, condujimos hacia el sur, queríamos hacer una parada en Selfoss para comprar algo en el supermercado para toda la semana, son muchas horas fuera de los hoteles y en mitad de la nada, hay que tener el maletero del coche lleno de comida. De camino nos tropezamos con el cráter Kerid y paramos a verlo, la tarde estaba entrando y se iba la luz pero nos pareció extraordinario. Hay un parking gratuito pero se paga la entrada. Hay un rato de escaleras para llegar hasta abajo y un paseíto para darle la vuelta, la verdad es que es sorprendente el agujero y el color del agua.
Nos fuimos dirección a Selfoss y allí paramos en el supermercado Bonus, hay varias cadenas de supermercados diferentes, esta es de las baratas, no sabría decir ni cuanto más ni cuanto menos que las otras, solo diré que la comida en Islandia es cara, muy cara. La barra de pan rebanado valía sobre 5 euros y el fiambre valía un montón también. Pan, fiambre, plátanos, skier, alubias en tomate y chocolate entre otras cosas.
Llegamos sobre las 8 de la tarde al hotel en mitad de la nada, empezamos a notar el frío de la noche, se te metía si estabas en la calle. Estaríamos a un par de grados.
eyjafjallajokull
El hotel Eyjafjallajökull, nos costó 109 la noche y tiene la recepción en un edificio separado donde tienes que caminar un poco para ir a una especie de barracones donde están las habitaciones, pequeñas pero con lo necesario. Allí comimos algo sobre la marcha de lo que compramos en la habitación y a dormir, no sin antes estar pendiente de la app que nos habían recomendado y, sorpresa! Alguien avisó de que la aurora se veía, las notificaciones llegaban sin cesar. Salimos al exterior y nos congelamos, yo veía unas luces blancas, como una niebla, claro, pensaba que era verde y en las fotos por internet las veía verde! Así que después de rebuscar en San Google aprendí a como modificar la cámara pro del móvil para poder fotografiar las auroras y… voilá!! Salió mi primera aurora boreal verde, impresionante.
Hello Aurora APP
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