
Aparcamos con facilidad cerca de la Torre del Reloj, que parece ser la puerta de entrada a la ciudad antigua.
Y en efecto lo es, enseguida se vé, al final de la calle, el cimborrio de la Colegiata, principal atractivo de la población.
Estamos en la calle Puerta del mercado, típicamente castellana, con soportales en las calles

y numerosos bares y restaurantes. Se pasa por la pl. Mayor y llegamos a la Colegiata ( red. 3 € ), construida en diferentes fases, empezando en el siglo XII y concurriendo la importancia militar que recobró Toro al separarse de Castilla y León y quedar como plaza fronteriza de este último reino.
De gran calidad son los trabajos escultóricos de la primera etapa constructiva, centrados en los capiteles de la cabecera y en la puerta septentrional, por donde hemos entrado.

lo más notable es, sin duda, la portada occidental ( actualmente en el interior del templo )

labrada y policromada, conservando en muy buen estado los colores; magnificas las tallas de cada una de las 6 filas de las arquivoltas, ángeles, apóstoles, mártires, obispos y abades, vírgenes y dieciocho músicos con un variado e interesante repertorio de instrumentos

sencillamente impresionante, de las mejores creaciones artísticas que he visto nunca.
Saliendo del templo, detrás veremos un mirador sobre el Duero

volviendo sobre nuestros pasos, en la pl. Mayor está iglesia del Santo Sepulcro ( red. 2 € ), con un buen artesonado de madera y poco más, lo cierto es que después de conocer la Colegiata todo lo demás nos parece poco.