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Nos levantamos temprano y vamos a desayunar a una cafetería que esta cerquita del hostel y con buenas valoraciones en Google, el nombre tampoco deja lugar a error: “O melhor croissant da minha rua”
Tras probar el relleno de Nutella y un buen café, llamado Galón, saludo a la estatua de Fernando de Magallanes que ahí sigue, esperando a dar la vuelta al mundo que nunca dió
y cojo el metro en Arroios de nuevo hasta la parada final de Cais do Sobre, donde nada más salir ya vemos el bus 728 (bendito Google maps) que nos lleva justo a la parada del Monasterio de los Jerónimos, en total son unos 40 minutos porque está bastante alejado del centro. Por cierto, aquí se firmó el Tratado de Lisboa el 13 Diciembre de 2007, el cual otorga a la Unión Europea personalidad jurídica propia:
Ni que decir tiene que aun siendo las 9:30 las colas ya son majas, es el monumento mas visitado de Portugal, estando dividida en varias colas, sin ticket, con entrada online, grupos….en resumen, los que tenemos entrada online son los que más colas hacemos, porque es la cola más larga, los grupos no paran de entrar, ancianitos y más ancianitos, mientras nuestra cola apenas se mueve, está muy mal montado, porque no estábamos tan atrás en la cola y aun así tardamos 1 hora de reloj en entrar.
El claustro es impresionante, la verdad, una aunténtica virguería de cantería y trabajo con la piedra, merece y mucho la pena:
Está la tumba del gran poeta portugués, Fernando Pessoa:
Ahora viene lo curioso, quería entrar en la iglesia para ver las tumbas del gran navegante Vasco de Gama, descubridor de la lucrativa ruta de las especias bordeando África (merced a previos navegantes portugueses como Bartolomé Díaz) pero resulta que tienes que salir y volver a hacer otra cola para acceder a la iglesia, ¡PERO QUE NARICES!
Me niego en redondo porque hay otra cola maja y ya he esperado 1 hora, ergo nos acercamos al Monumento o Padrao a los Descubridores, del que ya hice un hilo detallado aquí:
MONUMENTO A LOS DESCUBRIDORES
Enrique el Navegante, con una carabela en sus manos, el rey Alfonso V arrodillado y Vasco de Gama detrás
Subimos a lo alto de los 52 metros, aquí no hay ninguna cola, con el cómodo ascensor, desde donde hay unas vistas del Tajo y su desembocadura impresionantes:
Divisamos la famosa Torre de Belem al fondo así como la Rosa de los vientos de 52 metros de diámetro con las rutas de los descubrimientos portugueses, regalo de Sudáfrica:
El puente del 25 de Abril y el Cristo Rei:
Tras disfrutar de las vistas, un día soleado y caluroso, 27 grados, como apuntaban las previsiones, si bien junto al río corre la brisa y se está muy bien, incluso fresco a la sombra, bajamos y vamos dando un paseo hasta la Torre, mucho ambiente, terrazas y puestos en la ribera del Tajo:
También hay colas para la torre, ya entré en mi primera visita a Lisboa, y no le veo mucho sentido la verdad, lo verdaderamente curioso está en una esquina de la misma, y hoy se ve genial porque hay marea baja:
El rinoceronte que conmemora la llegada de uno en 1515, enviado desde la India por el gobernador Alfonso de Alburquerque, y que el rey Manuel I quiso recordar en la construcción de la torre, iniciada al año siguiente.
Es un detalle que suele pasar inadvertido pero que me parece muy relevante, teniendo en cuenta que los rinocerontes no se veían en Europa desde los tiempos de los romanos, mil años antes, y que causó tanta impresión que hasta el Papa Leon X quiso verlo e influyó en artistas como Durero; tengo un hilo hecho aquí con esta interesante historia, que influyó incluso a Dalí muchos siglos después:
SALVADOR DALÍ Y EL RINOCERONTE
Como un sándwich sentado frente al tajo, son esos momentos que te das cuenta de donde estas, disfrutas el momento, no los cambiaría por sentarme en ningún restaurante.
BOOMMM 
Vemos también el monumento a los soldados caídos al servicio de Portugal:
Y regreso viendo la escultura del avión que conmemora la hazaña de los aviadores portugueses Sacadura Cabral y Gago Coutinho en el año 1922 en el que cruzaron por primera vez el Atlántico sur en avioneta desde la ciudad de Lisboa con destino a Rio de Janeiro.
Me he quedado con la espinita de la iglesia y las tumbas de Vasco de Gama, Camoes y el rey Manuel I, que dio nombre al estilo Manuelino que define el Monasterio y, sobre todo, la Torre de Belem, verdadera joya arquitectónica de este estilo y que conmemora dicha expedición de Vasco de Gama. Así que de camino de vuelta veo que hay poca gente en la cola de la iglesia, ergo me planto allí como un rayo, me sorprende comprobar que la entrada es gratuita, es decir, el ticket que sacas online es sólo para el claustro, aquí no te piden nada, accediendo en apenas 5 minutos:
La tumba de Luís de Camoens, escritor de Las Luisiadas, el texto cumbre de la literatura portuguesa, donde relata las hazañas de estos descubridores y navegantes lusos:
También pago 1€ para acceder a la capilla, cuya columna central sirve de soporte a los nervios que sostienen la bóveda románica, como una palmera de piedra del s XVI:
La tumba del rey Manuel I
Y finalmente la tumba del famoso navegante:
Tenía muchas ganas de visitarlas, ¡por fin he podido verlas!
Después nos cogemos de nuevo el 728 hasta la parada de Casi de Sodre, y de ahí veo que tenemos a 10 minutos la Plaza de Luis de Camoens. Nos vamos dando un paseo, veo señales sorprendentes de alerta de Tsunamis:
Y calles donde protegerse del sol y quizás de la lluvia
Aprovechamos para sentarnos en una terraza y tomarnos un vino portugués a la sombra:
Hay ambientazo en la plaza, presidida por la estatua del poeta y rodeada de otros tantos, parece ser que es la plaza donde se reúnen los grupos de visitas a la ciudad y salen muchos tranvías:
Y llegamos a la Iglesia de San Roque, con sus capillas recubiertas de oro y lapislázuli como la de San Juan y el mosaico bautizando a Cristo
Es impresionante.
A la salida nos recibe la la estatua del vendedor de lotería o Cauteleiro, colocado para honrar este oficio por la Santa Casa de la Misericordia de Lisboa, institución que gestiona las loterías del Estado. Como curiosidad, en la gorra lleva el número de vendedor 000
Son las 15h, solazo en Lisboa, así que nos vamos dirección a la cercana Rua Augusta, de nuevo, entrando en varias tiendas de camino, hay Zaras, Desigual, Massimo Dutti, etc, todas las grandes marcas de moda están por la rua Augusta o alrededores, donde hay mucho ambiente, todo orientado al turista.
El elevador de Santa Justa de día:
Sigo bajando hasta la Plaza del Comercio, ahora de día, con el arco de rua Augusta en conmemoración del Terremoto de Lisboa de 1755 que se cargó media ciudad.
Hace un sol de justicia ya que no hay ni una sombra
Mucho ambiente
El Castillo de San Jorge en lo alto
Me vuelvo en metro desde la Plaza del Rossio, dirección contraria esta vez, hacia Tijerinhas, al hostel a descansar que son las 17:30 y desde las 8:30 que salí ya ha llovido
En el centro se encuentra la estatua de D. Pedro IV, el primer emperador del Brasil independiente
A las 19:30 salgo a coger el metro para acercarme al Mirador de Grazia; se puede coger el funicular (4'10€ id/vta) o subir por unas zigzagueantes escaleras, y como soy joven, escaleras
Un funicular estrecho, adaptado al espacio disponible imagino
Al llegar ambientazo de gente que ha venido a ver el atardecer, con música en directo, terracita con precios nada caros para el sitio (cerveza 2€), y el castillo de San Jorge y el Puente del 25 de Abril, inaugurado en 1966 y llamado así por la revolución del 25 de abril de 1974, que restauró la democracia en Portugal:
La puesta de sol es fabulosa 
Nos volvemos tranquilamente al hostel, ha sido un día completito
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Y yo diciéndole a mi marido que ahí ya no se puede ir porque está invadido y lo íbamos a aborrecer, como cuando tras varios años sin ir fuimos a Oporto el año pasado y fue horrible. Llevamos yendo a Portugal desde ni se sabe y la hemos conocido cuando daba gusto sin tanto turismo. 
