6 de diciembre de 2009.
Nuestro segundo día comienza con un breve paseo hasta un “Le pain quotidien” por una Bruselas dominical, con pocos vehículos y menos gente por la gran avenida por la que íbamos.
Otro estupendo desayuno en esta cadena de establecimientos de grandes mesas, productos biológicos y ambiente agradable; además, todo buenísimo. www.lepainquotidien.com
A continuación nos dirigimos a la cercana estación de metro de Louise, bajo una ligera llovizna para dirigirnos al Atomium. En esa media hora que nos ha llevado el desayuno, la ciudad se ha estado despertando.
El itinerario que nos va a llevar al Atomium es largo y el metro se transforma una y otra vez en suburbano hasta llegar a Heysel. Junto a la boca de metro se halla el estadio de igual nombre y de nefasto recuerdo (la tragedia se saldó con un gran número de muertos).
El Atomium se ve desde la salida del metro. Quizá hubiéramos debido sacar la foto y haber seguido a otro sitio.
La verdad es que la estructura resulta impresionante, pero lo que se ofrece no está en consonancia con lo que uno espera y paga. El precio de 9 euros por adulto y 2 euros por niño, resulta excesivo… Viendo en que consiste la visita … en fin, como decía la amiga que nos acompañaba, una tomadura de tupé. Gente a tope (muchísimos españoles)y cola inmensa para el ascensor que sube hasta arriba del todo, tanta cola que desistimos y ni tan siquiera nos quedó el consuelo de haber tenido estupendas vistas desde arriba. Subimos andando el tramo que pudimos y, aparte de los curiosos pasillos, no tiene ningún interés. Menos aún la exposición de África hoy, que se anuncia como visita temporal, consistente en cuatro paneles con datos y poco más. No entréis, haced lo que nosotros hubiéramos debido hacer, la foto y a otra cosa.
No obstante, insisto, la estructura es tan espectacular que merece verla desde otras perspectivas.
Una tenue lluvia nos sigue acompañando durante toda la jornada. No es que haga frío, pero es incómoda. Nos hemos quedado tan decepcionados que no sabemos qué hacer ahora. A mí me hubiera gustado visitar la iglesia y el parque del distrito de Laeken, otro de nosotros habla de ir a la zona de las instituciones europeas… el caso es que se nos ha echado el tiempo encima y la lluvia no nos invita al paseo, así que guiados por nuestro instinto, vamos saliendo de la zona, atravesando un parque que, al entrar nos indica que es el parque colonial.
Exuberante vegetación (normal, con semejante clima) el parque incluye un pequeño lago y unas simpáticas ocas que vienen a saludarnos.
Alguien apunta que mejor comer temprano y marchar hacia el centro. Comemos en un restaurante de comida rápida turca (tan anodino que no vale la pena ni la mención). Al bajar al metro no podemos por menos que admirar más tranquilamente, algo que ya habíamos visto en otras estaciones: suelen ser temáticas y sus andenes y paredes están decorados, con mayor o menor fortuna.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Salimos por la zona de Santa Catalina. Nada más salir vemos que la animación de los puestos callejeros continúa, y los turistas vienen y van. Nosotros hemos leído que se celebraba hoy un mercado de coleccionismo en la plaza de Saint-Géry. Nos encaminamos hacia la zona. Al entrar en el mercado de Saint Géry, comprobamos que ahora sirve para exposiciones y otras manifestaciones culturales. A la entrada hay un café. Al fondo y los lados una feria del comic, tan importante para los belgas. Tiene dos plantas, en la de abajo hay una especie de pub y es un sitio realmente agradable. Para los amantes del género, pilas y pilas de cómics antiguos y gente rebuscando entre los ejemplares. También hay autores dedicando ejemplares o simplemente, haciendo dibujos graciosos. A nuestras hijas un tal Adam, les hizo una graciosa viñeta dedicada a cada una de ellas.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Pasamos un ratito tomando un excelente expresso en este “Halles Saint-Géry” de recomendable visita, para después marchar a cumplir una visita pendiente, la de la Catedral de San Miguel y Santa Gúdula.
Hicimos muy bien en ir, ya que la catedral, aparte de ser preciosa, está muy animada en el interior. Hay una bonita colección de belenes de todo el mundo, algunos de ellos realmente curiosos, como el de Japón o Croacia.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Además, en el momento en el que nosotros estábamos realizando la visita, un grupo de ocho jóvenes africanos se colocó ante el altar mayor y comenzaron a cantar villancicos, acompañados, tan solo, de algún pequeño instrumento de percusión. Me encantó. Era sorprendente verlos moverse al ritmo de su música (villancicos pero con ritmo africano, claro) allí, dónde tantos acontecimientos de la monarquía belga se habrán celebrado (hay un listado y fotos a la entrada), los altavoces llevaban su música por todo el templo y durante unos minutos los contemplamos y aplaudimos en primera fila.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Tras este inesperado concierto gratuito, como teníamos entendido que se celebraba un mercado de Navidad alternativo en Marolles, vamos hacia allí.
De camino atravesamos una zona en obras, junto a la cual se abre una plaza que nos sorprende: la plaza de España. Ahí tenemos a Don Quijote y Sancho, encaminando sus pasos (según parece) hacia la Grand Place.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
La noche se va echando rápidamente.
Llegados a Marolles descubrimos con fastidio, que la información que daba el Ayuntamiento de Bruselas en la página web no era correcta y que el mercado se había celebrado por la mañana. Algo cansados ya de ir de un lado a otro de la ciudad, decidimos encaminarnos hacia la zona de Sablon y descansar un poco mientras nos tomamos un tentempié en “Le Pain Quotidien” que hay frente a la iglesia de Nuestra Señora de Sablon (nos van a dar el carné de socios, al final).
Desanimados, pensamos que, con lo pronto que es (no son ni las seis) como este sea el panorama de toda Bruselas, nos vamos a tener que ir al hotel. Y justo en ése momento, comenzaron a recoger también ahí, cerrando el acceso y con nosotros dentro. Decidimos que si algo de ambiente hay en algún lado, será por la Grand Place y alrededores.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Desandamos el camino y vuelta a la zona centro, y sí, no nos hemos equivocado, está a tope de gente. Los paseos nocturnos en Bruselas por toda esta zona es muy bonito, ya que hay mucha iluminación. La Grand Place, a rebosar, y de nuevo nos encontramos con el fascinante espectáculo de luces y sonidos: Electrobel y nos quedamos embobados un rato viéndolo, además sin lluvia.
Teníamos otra cuenta pendiente, ver a la Janneken Pis (la niña meona) e ir al famoso “Delirium Tremens” la cervecería del elefante rosa. Nos liamos un poco para encontrarlo y pasamos por una zona de restaurantes con camareros fuera que te invitan a pasar, con modos, a veces, un tanto agresivos. Nosotros ya teníamos intención de cenar en Gauffre de Bruselles, en la Grasmarkt, ya que nos habían dicho que cerraban a las doce.
Al final encontramos a la simpática Janneken, (la réplica femenina al Manneken Pis) y casi enfrente la cervecería Delirium Tremends. Entramos, tiene varias plantas y está a tope de gente. Nos gusta su ambiente así como su decoración, con chapas de todas las cervezas posibles y no nos resistimos a quedarnos y tomar unas cañas a la salud del pueblo belga. Por cierto, la cerveza (Jupiter) nos supo a gloria.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
De ahí a cenar a Gauffre de Bruxelles, (hay un Quick al lado y el EXKI. A mí este último es el que más me gustó) pero bueno, aquí tienen sandwichs, platos combinados, los precios… bueno, (aquí todo es más caro para nosotros, la verdad) y no cenamos mal. Tenemos el capricho de tomar un gofre y pedimos dos para compartir. Buenísimos. No sé los de otra parte, los de aquí están de vicio.
Se terminó nuestro segundo día. Ha sido algo irregular, pero nos quedaremos con los buenos momentos.
¡Ay, mañana nos vamos! ¡Qué corto este viaje!