Me resultó muy difícil dormir esa primera noche... muchas emociones y también, porqué no decirlo, una cama muy incómoda me impidieron descansar con normalidad. Así que a eso de las 9 ya estábamos en pie. Desayunamos , nos despedimos de Ragnar y comenzamos nuestra aventura. El día amaneció muy nublado y con lluvia intermitente, ya lo teníamos previsto (así es Islandia). Conforme nos íbamos acercando a Reikjavik por la carretera 41 (si duda la mejor del país, perfectamente asfaltada y con dos carriles por cada sentido) se asemejaba más al tráfico que vemos en España y que no volveremos a ver en todo el viaje. El atravesar la capital se hace algo pesado, sobre todo por la lluvia, pero pronto estamos ya en carretera dirección al parque Nacional de Thingvellir, primera etapa del famoso “Círculo Dorado” islandés.
El paisaje cambió de repente, la zona semiurbana de la ciudad dio paso a la carretera 36 que nos mostró verdes montañas y parajes de enorme belleza que no eran más que el inicio lo que veríamos durante los siguientes días. La lluvia le daba un “no se que” que lo hacía todo aún más hermoso con lo que el trayecto se hizo muy corto. A media mañana llegamos a lo que parecía la entrada al Parking del parque pero nos la pasamos... y en pocos minutos llegamos al siguiente parking, que daba paso a la cascada de Oxarafoss, así que dimos la vuelta y entramos por donde Dios manda (Parking 1) . Sólo tardamos unos minutos en llegar al Centro de Visitantes, donde debes pagar 1000 ISK (unos 6,5€) por aparcar. Allí tienes aseos muy limpios y cuidados gratuitos, además de las consiguientes explicaciones sobre las fallas Europea y Americana y la tienda de Souvenirs (la primera que vimos, y también la mejor), con su cafetería.

Nos tomamos nuestro tiempo para visitar el ll lugar más emblemático de la historia del país. Fue allí donde en torno al 930 d.C. se fundó el Alþingi, el primer parlamento del mundo, fue allí también donde Islandia adoptó el cristianismo en el año 1000 y fue también en Thingvellir, o þingvellir como dicen en islandés, donde nació la República de Islandia el 17 de junio de 1944. Además, en cuanto a naturaleza se refiere, el Parque Nacional de Thingvellir es único en el mundo por sus paisajes, por la fauna y flora residente en el Lago Thingvallavatn y sobre todo, por su situación geográfica. El parque está lleno de fisuras, como Almannagjá o Silfra, producidas por la separación de las placas tectónicas de Norteamérica y Eurasia justo en este emplazamiento.
Durante el paseo también tuvimos la oportunidad de visitar la Thingvallakirkja, la primera iglesia de Islandia… o casi. Fue la primera iglesia erigida en territorio islandés, construida por iniciativa del rey noruego Olaf II el Santo. Este, tras la cristianización de país en el año 1000, envió a Islandia materiales e incluso una campana para ayudar a la construcción de la Thingvallakirkja. Sin embargo, la que podemos visitar hoy fue construida en el año 1859, ya que la anterior no resistió al paso del tiempo. Junto a ella se observa un bonito cementerio. Desde aquí pudimos apreciar bonitas vistas del lago y de todo la caminata que habíamos así, y también se veía a lo lejos la cascada cercana (Oxarafoss).
Durante el paseo también tuvimos la oportunidad de visitar la Thingvallakirkja, la primera iglesia de Islandia… o casi. Fue la primera iglesia erigida en territorio islandés, construida por iniciativa del rey noruego Olaf II el Santo. Este, tras la cristianización de país en el año 1000, envió a Islandia materiales e incluso una campana para ayudar a la construcción de la Thingvallakirkja. Sin embargo, la que podemos visitar hoy fue construida en el año 1859, ya que la anterior no resistió al paso del tiempo. Junto a ella se observa un bonito cementerio. Desde aquí pudimos apreciar bonitas vistas del lago y de todo la caminata que habíamos así, y también se veía a lo lejos la cascada cercana (Oxarafoss).

Existe un buen número de series y películas rodadas aquí y Juego de Tronos es una de las más destacadas. La serie de HBO, en su afán por encontrar los paisajes más espectaculares, decidió contar con el Parque Nacional de Thingvellir como escenario para su Juego de Tronos en su cuarta temporada. De esta manera, todos los fans de los Siete Reinos podrán reconocer en Thingvellir el sendero por el que Arya caminaba junto a El Perro, Sandor Clegane, durante su viaje hacia el Valle de Arryn.
Tras descansar un rato en el centro de visitantes tomando un café y haciendo algunas compras, volvimos al parking de la cascada de Öxarárfoss, una hermosa cascada a la que se llega por un bonito cañón y que no destaca por su altura o tamaño, aunque para nosotros fue la primera con cara y ojos. Aun así, su ubicación y el contraste de su cristalino salto de agua con las numerosas rocas negras de la base hacen de ella una de las visitas imprescindibles.
Tras descansar un rato en el centro de visitantes tomando un café y haciendo algunas compras, volvimos al parking de la cascada de Öxarárfoss, una hermosa cascada a la que se llega por un bonito cañón y que no destaca por su altura o tamaño, aunque para nosotros fue la primera con cara y ojos. Aun así, su ubicación y el contraste de su cristalino salto de agua con las numerosas rocas negras de la base hacen de ella una de las visitas imprescindibles.

Comenzaba a amenazar lluvia fuerte, así que abandonamos con algo de prisa el lugar para avanzar hacia la segunda gran parada del día. La lluvia se acrecentaba mientras buscamos algun lugar para comer. Finalmente decidimos parar en una los muchos aparcaderos con bonitas vistas que aparecían constantemente en el camino y preparar en el mismo coche la primer comida del viaje: una nutritiva ensalada de lentejas (se convertiría en nuestra comida principal de cabecera), y degustarla ante este bello paraje y mucha lluvia.
Después de comer, y ante una intensa lluvia nos dirigimos directamente hacia nuestro siguiente destino; Geysir. No tiene pérdida, te lo encuentras junto a la carretera según subes por la carretera 35. Se trata de una de las zonas con mayor actividad geotérmica de toda Islandia, conocida como Geysir por el géiser homónimo. Sin embargo, este gran géiser lleva tiempo inactivo a causa de desprendimientos internos en sus túneles y el lanzamiento de objetos y piedras por parte de algunos visitantes. De esta manera, el géiser más famoso actualmente en Geysir es el cercano Strokkur, a unos 400 metros de Geysir. Pese a que ni siquiera durante su plenitud llega a alcanzar la altura del otro, Strokkur es mucho más fiable ya que lanza chorros de vapor y agua a 90 grados cada seis o diez minutos, aproximadamente. Por norma general, el géiser Strokkur deleita a todos los visitantes con erupciones de hasta 30 metros de altura, mientras que Geysir llegó a hacerlo hasta 80 metros de altura.
De todas formas es increíble poder apreciar estos fenómenos de la naturaleza a tan poca distancia, un campo lleno de géyseres y fumarolas de agua caliente, con vapor saliendo por todas partes en medio de la lluvia es realmente extraordinario. Allí estuvimos un buen rato, en medio de la lluvia. Finalmente nos dirigimos al centro de visitantes a tomar otro café calentito y a visitar la tienda de souvenirs de rigor. La hora del café comenzó a ser sagrada para nosotros, un tiempo de descanso sin prisas y sin pasar frío. A pesar de elevado precio (unos 5-6 euros al cambio, este ratito se nos hizo imprescindible.
Después de comer, y ante una intensa lluvia nos dirigimos directamente hacia nuestro siguiente destino; Geysir. No tiene pérdida, te lo encuentras junto a la carretera según subes por la carretera 35. Se trata de una de las zonas con mayor actividad geotérmica de toda Islandia, conocida como Geysir por el géiser homónimo. Sin embargo, este gran géiser lleva tiempo inactivo a causa de desprendimientos internos en sus túneles y el lanzamiento de objetos y piedras por parte de algunos visitantes. De esta manera, el géiser más famoso actualmente en Geysir es el cercano Strokkur, a unos 400 metros de Geysir. Pese a que ni siquiera durante su plenitud llega a alcanzar la altura del otro, Strokkur es mucho más fiable ya que lanza chorros de vapor y agua a 90 grados cada seis o diez minutos, aproximadamente. Por norma general, el géiser Strokkur deleita a todos los visitantes con erupciones de hasta 30 metros de altura, mientras que Geysir llegó a hacerlo hasta 80 metros de altura.
De todas formas es increíble poder apreciar estos fenómenos de la naturaleza a tan poca distancia, un campo lleno de géyseres y fumarolas de agua caliente, con vapor saliendo por todas partes en medio de la lluvia es realmente extraordinario. Allí estuvimos un buen rato, en medio de la lluvia. Finalmente nos dirigimos al centro de visitantes a tomar otro café calentito y a visitar la tienda de souvenirs de rigor. La hora del café comenzó a ser sagrada para nosotros, un tiempo de descanso sin prisas y sin pasar frío. A pesar de elevado precio (unos 5-6 euros al cambio, este ratito se nos hizo imprescindible.

Ya entrada la tarde continuamos nuestro camino hacia la gran cascada del día, Gullfoss que destaca por la fuerza que derrochan sus saltos de agua y el impresionante paisaje que forman tanto en invierno como en verano. De hecho, Gullfoss significa “cascada de oro”, para lo cual existen diversas teorías. La primera de ellas afirma que el origen del nombre se debe a la luz dorada que reflejan sus aguas durante el atardecer. En ese sentido, otra hipótesis afirma que es conocida como “cascada dorada” por el arcoíris que se forma cuando la luz solar atraviesa las partículas de agua que quedan suspendidas en el aire en sus cascadas.
La historia de Gullfoss como atracción turística de Islandia comenzó en torno a 1875, ya que antes de entonces resultaba prácticamente imposible acceder a ella. Sin embargo, a finales del siglo XIX Sigrídur Tómasdóttir, junto con algunas de sus hermanas, se encargó de construir el primer sendero que permitía bajar hasta la cascada, haciendo así posible el disfrute de Gullfoss para todo el mundo. Tras la llegada de turistas a Gullfoss, la majestuosidad de su paisaje y la enorme furia de su caudal se hicieron muy populares en Islandia y alrededores. Tanto fue así, que un grupo de inversores extranjeros decidió construir en la década de los años 20 una presa hidroeléctrica en sus saltos de agua, para así poder aprovechar la fuerza de la naturaleza para generar energía y electricidad.
Sin embargo, los promotores se toparon con la negativa del propietario de las tierras y su familia, por lo que decidieron acudir al gobierno islandés que sí les permitió la construcción de la presa. Ante esta situación, la misma Sígridur Tómasdóttir (que era la hija del propietario) decidió caminar descalza desde Gullfoss hasta Reikiavik como forma de protesta, amenazando incluso con suicidarse en la catarata si el proyecto continuaba. Las medidas de protesta surtieron efecto y la presa no llegó nunca a construirse, por lo que Gullfoss se salvó y permaneció inalterada hasta 1979, año en el que se convirtió en una reserva natural y uno de los principales reclamos del Círculo Dorado. A nosotros nos dejó verdaderamente impresionados por su fuerza salvaje y su elevado caudal. En cuanto te acercas un poco quedas totalmente empapado así que debes ir preparado contra el agua para acceder a los diferentes miradores.
La historia de Gullfoss como atracción turística de Islandia comenzó en torno a 1875, ya que antes de entonces resultaba prácticamente imposible acceder a ella. Sin embargo, a finales del siglo XIX Sigrídur Tómasdóttir, junto con algunas de sus hermanas, se encargó de construir el primer sendero que permitía bajar hasta la cascada, haciendo así posible el disfrute de Gullfoss para todo el mundo. Tras la llegada de turistas a Gullfoss, la majestuosidad de su paisaje y la enorme furia de su caudal se hicieron muy populares en Islandia y alrededores. Tanto fue así, que un grupo de inversores extranjeros decidió construir en la década de los años 20 una presa hidroeléctrica en sus saltos de agua, para así poder aprovechar la fuerza de la naturaleza para generar energía y electricidad.
Sin embargo, los promotores se toparon con la negativa del propietario de las tierras y su familia, por lo que decidieron acudir al gobierno islandés que sí les permitió la construcción de la presa. Ante esta situación, la misma Sígridur Tómasdóttir (que era la hija del propietario) decidió caminar descalza desde Gullfoss hasta Reikiavik como forma de protesta, amenazando incluso con suicidarse en la catarata si el proyecto continuaba. Las medidas de protesta surtieron efecto y la presa no llegó nunca a construirse, por lo que Gullfoss se salvó y permaneció inalterada hasta 1979, año en el que se convirtió en una reserva natural y uno de los principales reclamos del Círculo Dorado. A nosotros nos dejó verdaderamente impresionados por su fuerza salvaje y su elevado caudal. En cuanto te acercas un poco quedas totalmente empapado así que debes ir preparado contra el agua para acceder a los diferentes miradores.

Abandonamos la cascada dirigiéndonos ya hacía nuestro alojamiento pero en el último momento tuvimos la ocurrencia de acudir a la “Laguna Secreta” que se encontraba a escasos quilómetros de nuestro destino, en Fludir. Este balneario natural presume de ser la primera piscina de Islandia, ya que fue construida en 1891 para aprovechar el manantial termal de Hverahólmir, en las inmediaciones del pequeño pueblo de Fludir. La Laguna Secreta islandesa o Secret Lagoon consta de una única piscina rodeada por un manantial en el que puede apreciarse la incesante actividad termal. Allí, como en Geysir, aparecen chorros de agua caliente y vapor cada pocos minutos. El interior de la piscina, de poco más de un metro de profundidad, alberga un millón de litros de agua que se encuentran a una temperatura entre los 36 y 41°C. Y la verdad es que fue el auténtico colofón para nuestro primer día completo en Islandia. Disfrutamos como niños y nos pudimos relajar totalmente tras un día intenso. Además nos atendió un joven español, con lo que no nos quedó ninguna duda sobre precios, servicios, etc.. El precio aproximado al cambio fue de 24 euros por persona, incluidas taquillas, duchas, champús, geles, acondicionadores para el cabello y hasta secadores para los bañadores. Al entrar dejas los zapatos en la entrada, entras en el vestuario y el peor momento es cuando tienes que salir a la intemperie a 4 grados…. Pero todo se alivia cuando entras en el agua. Otra experiencia de lo más recomendable.

Tras un par de horas de relax, nos dirigimos directamente a nuestro alojamiento, que se encontraba a menos de 5 minutos en coche de los Baños, el Skyggnir Bed and Breakfast es una acogedora Ghesthouse que se encuentra en una bonita zona rural. Tiene seis habitaciones con dos baños completos, una hermosa sala de estar y una gran cocina con todo lo necesario. El desayuno estaba incluido. Allí conocimos a una simpática familia sevillana con dos niños pequeños que estaban ya en la recta final de sus vacaciones y nos dieron buenos consejos y a una pareja de Madrid a la que nos iríamos encontrando durante todo el viaje, incluso coincidimos con ellos el siguiente día en el mismo alojamiento. Tanto la cena como el desayuno se nos hicieron muy amenos junto a estos nuevos compañeros de viaje. Por lo que respecta a la habitación, la nuestra era bastante pequeña, aunque las camas eran cómodas. No pudimos entrar todas las maletas , tuvimos que dejar alguna en el coche.