¡La ventaja de ir a dormir pronto es que nos despertamos pronto!

Volvemos a dejar nuestras maletas en las taquillas exteriores, ya que recogeremos el equipaje a media tarde para dirigirnos a Osaka.
Tomamos un autobús que nos deja antes de las 8 de la mañana en la zona de los santuarios.
Los 4 principales (cada uno conteniendo varias edificaciones y elementos) son:




Hay una entrada combinada de Rinnoji y Taiyuin por 900¥
Empezamos por el templo Rinnoji, que era el que abría a las 8 de la mañana. Acaban de abrir y estamos prácticamente solos. Un gustazo.
Entramos en el salón principal (también llamado “hondo”), donde se encuentran tres figuras de budas dorados. Hay unos monjes rezando sus cánticos matutinos. Se puede recorrer el perímetro de la sala y contemplar otras estatuas y elementos decorativos super elaborados.
Es el primer templo en ser construido en Nikko, bueno, una versión de este de hace más de un milenio. El edificio actual es más reciente y fantásticamente renovado y mantenido.

Son muy sencillitos, sólo pone el nombre del edificio y ya está.
Si quieres algo bonito, hay que pagar por el sello de caligrafía a mano.
Pero al menos, aquí, te puedes llevar el sellito gratis.

Proseguimos la visita con el santuario Toshogu. Todavía no son las 9 de la mañana, su hora de apertura, y hay una larguísima cola en las taquillas.
Aquí se encuentra el mausoleo de Ieyasu, primer shogun de la dinastía Tokugawa, iniciando lo que los historiadores llaman el Período Edo (1603-1868).
Las múltiples construcciones que encontramos son de la ampliación que se hizo en el siglo XVII.
En esa época era habitual mezclar elementos budistas y sintoístas en el mismo recinto.
Destaca en la entrada una formidable pagoda roja de cinco pisos.
Una vez comprado el ticket y accedido al interior del recinto nos encontramos los almacenes, decorados profusamente, como todo el recinto.
De estos intrincados trabajos de madera, los protagonistas son los famosos tres monos que se tapan respectivamente los oídos, la boca y los ojos. ¡Pero hay varios monos más también super graciosos y expresivos!

Siguiendo el recorrido estamos frente a la fascinante puerta Yomeimon y ya me atrevo a decir que es el santuario más bonito que veremos.


Hay que reconocer que parte del encanto de los templos y santuarios de Nikko es el paisaje natural.

Pero seguimos con la puerta Yomeimon. Nos flipa la multitud de detalles de formas y colores.
Luego nos encontramos con un salón donde por grupos de visitantes, un monje-guía nos hace una explicación en japonés de algo


Al lugar más sagrado del santuario, el mausoleo de Ieyasu, se accede a través de una puerta que tiene un grabado de un encantador gatito durmiendo, y subiendo unas escalinatas al aire libre.
El mausoleo no es para nada impresionante, visto lo anterior, pero entendemos la importancia religiosa del lugar.
Hemos estado aquí dentro una hora y media.
Seguimos con el siguiente recinto, el santuario Futarasan.
Este es muchísimo más pequeño y en la entrada tiene una estructura de campanitas de cristal que suenan con el viento.
El tícket cuesta sólo 300 yenes y da acceso al jardín trasero donde hay varias estructuras, toriis (arcos sagrados) y elementos de agua. Se visita rápidamente.
Antes de tener que ir a tomar el tren nos da tiempo a acercarnos al último complejo, el Mausoleo Taiyuin.
Tenemos que visitarlo rápido, pero también nos encanta, pues la construcción principal es muy bonita. Está en la cima de una colinita rodeada de pinos que nos ofrecen una acogedora sombra, y hay pocos turistas y la temperatura es super agradable.
En general, nos ha encantado Nikko.

En un mundo ideal, hoy no sería el primer día de la semana Obon, una de las mayores festividades del país, y no habría tanto turismo,


Pero nuestro viaje no ha hecho más que empezar, ¡y Osaka nos espera!
Para desplazarnos hasta Osaka primero debemos pasar por Tokyo.
Hemos reservado (también desde casa con antelación

De ahí debemos tomar el metro para ir a la estación de Shinagawa donde tomaremos el shinkansen de la línea JR Central de las 16:07, también reservado por internet, por 92€ cada uno.
Tenemos más de 50 minutos desde que llegamos a la estación donde nos deja el Tobu hasta la estación del shinkansen, y Googlemaps dice que el trayecto debería ser media hora…
pero resulta que localizar la línea correcta de metro nos lleva más tiempo de lo que pensábamos…
Y nos pasa algo que NUNCA en nuestras docenas de viajes previos nos había pasado: ¡¡no hemos calculado suficiente tiempo!!













Para comprar el billete online nos hemos registrado en esta web y hemos guardado nuestro número de tarjeta de crédito. Llevamos anotado el usuario y la contraseña a parte por si acaso, pero se puede quedar la sesión “logada” para agilizar el cambio.
Simplemente entramos en la web desde el móvil, nuestra sesión ya está abierta, le damos al botón de “Cambiar la hora”.
Seleccionamos un tren que pasa media hora más tarde (los hay cada 5 o 10 minutos, así que siempre hay alguno que tiene plazas).
Nos envían un código de confirmación al móvil, lo insertamos y: ¡Cambio confirmado! ¡Así de simple!

Una vez en la estación JR (Japan Railways, la compañía de los trenes bala), intentamos sacar el ticket a través de las máquinas con esta función, pero por algún motivo no funciona.
Un empleado nos mira la reserva desde el móvil y nos hace pasar las Welcome Suicas por el lector de los tornos y así accedemos a los andenes. (No hemos entendido bien el sistema).
¡Y finalmente montamos a un shinkansen!

En menos de 1 hora y media ya hemos llegado a Osaka. Son las siete de la tarde.
El hotel elegido para las próximas tres noches está situado en el barrio de Namba, que es muy céntrico y está muy bien comunicado con lo que queremos visitar.
Estamos justo en uno de los extremos de la animadísima calle Dotonbori.
Es peatonal y está llena de restaurantes y puestos de comida callejera. Las figuras y símbolos de neón están por todas partes y quedamos en trance de tanto estímulo luminoso.

Nos pedimos unos takoyaki para llevar, que son unas bolas tipo buñuelos con un trocito de pulpo en su interior.
¿pero dónde nos los comemos?


En muchísimas ocasiones durante el viaje nos apetecerá sentarnos un ratito en la calle a descansar y no podremos. (Lamentablemente, también escasean las terrazas de bares, así que sentarse al aire libre a tomar algo no será una opción frecuente).

En esta ocasión, tenemos la suerte de encontrar un banco libre en la orilla del canal de Dotonbori.
Y Roger mágicamente aparece con dos cervezas que ha pillado en otro puesto y tenemos una cena improvisada fantástica viendo a la gente pasar y a las luces brillar.

El canal de Dotonbori es donde se encuentra el famoso neón del Glico Man, donde muchos se toman la foto con una postura similar.

Hoy es domingo por la noche y mañana es festivo porque es uno de los días fuertes del Obon, esta festividad nacional y todo el mundo ha salido a comer, beber o simplemente pasear por el centro de Osaka.
Otras fotos del día: