Tenemos que madrugar para llegar al aeropuerto que es donde vamos a alquilar un coche, alquilamos uno de clase A pequeñito, barato y fácil de aparcar.
El trayecto desde el aeropuerto de Florencia a Siena es de 1:30 más o menos. Aparcamos en un parking cerca del centro y vamos paseando hacia el centro histórico. Primero pasamos por delante del Duomo y hacemos la foto tradicional.

Tenemos visita programada a la catedral pero un poco más tarde, por ello nos dirigimos a la Plaza del Campo. Allí hay una nueva sesión de fotos de una plaza espectacular inclinada en cuesta con fondo en el Palacio Comunal, con una estructura de fortaleza medieval muy parecida a la Signoria de Florencia.

En medio de la plaza hay una fuente, la Fuente Gaia, su autor fue Jacopo della Quercia, escultor italiano renacentista del Quattrocento que la construyó entre 1409 y 1419. La fuente está concebida como un gran pilón rectangular delimitado en tres de sus partes por un murete de mármol. Cada uno de los lados está adornado hacia el interior con alto relieve de esculturas insertas en arcos de medio punto a modo de hornacinas. Las esculturas que rodean la fuente presentan temas de la creación de Adán y Eva, expulsión del Paraíso, la Virgen y las Virtudes y temas de la historia-mitología de Roma como la representación de Acca Laurentia (esposa de Fáustulo) con Rómulo y Remo y Rea Silvia.

A las 12:00 tenemos visita en la catedral y allí nos dirigimos. La Catedral de Siena es el mejor ejemplo del gótico toscano. El arquitecto fue Giovanni Pisano en el s. XIII, tiene planta de cruz latina con tres naves. Lo más característico de la catedral es su decoración a base de mármoles blancos y verdes. El interior parece un museo, y entre las obras destaca la obra maestra que adorna la catedral, el famoso púlpito, realizado por los escultores Nicola Pisano y su hijo Giovanni. Distribuidas por la catedral se admiran otras muchas obras de arte, de autores como Donatello (san Juan Bautista) Con todo, quizá las obras más sobresalientes sean dos esculturas, un san Pedro y un san Pablo, obras juveniles de Miguel Ángel, que forman parte del llamado Altar Piccolomini, encargado por miembros de esta poderosa familia.
Al salir de la catedral nos dirigimos de vuelta a la Plaza a visitar el Palacio Comunal de Siena. En el interior conserva obras de arte de la época dorada del arte sienés, entre las que está el célebre fresco de la Alegoría del Buen y del Mal Gobierno de Ambrogio Lorenzetti, y sobre todo la Majestad de Simone Martini (1312-1315), en la Capilla del Mapamundi o Sala del Consejo.
Es hora de comer y buscamos un restaurante en las cercanías de la plaza. El Caffe del Corso, comida rica y abundante y la situación es buena, cerca de la Plaza del Ayuntamiento. Problemas: comes en un comedor en un segundo sin ascensor y no tienen cobro por tarjeta y no te lo dicen hasta que pides la cuenta.
Desde allí decidimos visitar la Basílica de San Lorenzo en un paseo de 10 minutos a través de las estrechas calles de Siena hasta que llegamos a un jardín que está delante de la Basílica. Rodeamos la basílica hacia el ábside por el exterior y apreciamos una vista preciosa de Siena y su Catedral. La Basílica comenzó a construirse en el s. XIII, la fachada es lisa y sin decoraciones. En el interior hay una nave enorme que sin apenas decoración queda un poco desangelada.

Terminamos la visita y nos dirigimos al coche porque hemos planeado visitar más ciudades. Nos dirigimos a Monteriggioni a unos 20 minutos desde Siena. Aparcamos en un parking gratuito a los pies de la muralla y caminamos hasta la muralla. Se puede visitar la muralla tras pagar una entrada. Hay dos tramos en los extremos de la villa que recorrimos en poco tiempo. Dentro del pueblo hay un museo de armas medieval y te puedes probar una coraza y coger una espada, pero la visita no da más que para media hora y nos ponemos otra vez en marcha.

Nos dirigimos ahora a San Gimignano, el viaje fue de 25 minutos, y logramos aparcar en el parking al lado de la Puerta de San Juan.

Ascendemos por la calle San Giovanni, calle llena de restaurantes, heladerías y tiendas de regalos hasta la Plaza de la Cisterna, en medio de ella hay un pozo, que es el principal reclamo fotográfico de la ciudad.

San Gimignano es conocida por sus torres. En la Edad Media todas las grandes familias construían una torre en sus palacios como símbolo de poder frente a otras familias, y en caso de conflicto entre ellas cumplía la función de torre defensiva. En San Gimignano se conservan 14.

En la Plaza está la Gelateria Dondoli, según la guía de viajes la mejor heladería de la Toscana, y allí nos vamos para comprobarlo. Están ricos pero no para decir que son los mejores de la Toscana, aunque tienen precios que lo parecen.
Desde la plaza nos dirigimos al Parco della Roca, un tramo de la muralla de la ciudad que se puede visitar gratuitamente y que después de subir algún tramo empinado de escaleras te permite ver unas buenas vistas panorámicas de la ciudad y del campo circundante. Vuelta esta vez a la Plaza del Duomo a realizar una nueva sesión de fotos y visitar su interior. Pero están en misa y apenas podemos admirar los frescos que decoran sus paredes.
Al salir de la catedral seguimos paseando hacía el norte por la Vía San Mateo buscando un baño público, y cuando lo encontramos nos damos la vuelta y volvemos al coche.
Queríamos visitar Volterra pero ya se está poniendo el sol, tengo la autopista hacia el este, pero google maps me dirige en otra dirección. Decido hacerle caso y cometo el error más grande de las vacaciones porque me llevó por carreteras locales y vecinales en un viaje que debiendo haber sido de 45 minutos se convirtió en dos horas. Menos mal que cogí el apartamento con parking y puedo relajarme dejando allí el coche tras una muy bien aprovechada jornada.