Hoy hemos dedicado el día entero al Parque Natural de Tērvete (Tērvetes Dabas Parks), un espacio maravilloso de más de 1.200 hectáreas, donde la naturaleza y los cuentos se funden en un escenario de pino centenario, esculturas de madera y caminos que invitan a perderse. Hay que pagar entrada, pero el pago del parking te lo puedes ahorrar (truquillo): en la parte delantera del parque hay un parking de pago de 10€ por vehículo, pero en frente del parque, pasando la carretera, hay una zona de aparcamiento muy amplia gratuita, tienes un puente que cruza la carretera que une la zona de parking gratuita, con la entrada al parque
Desde primera hora nos adentramos en el famoso Bosque de los Cuentos, donde más de 100 esculturas talladas en madera daban vida a personajes populares de los relatos de la escritora letona Anna Brigadere: Sprīdītis (Pulgarcito), el Rey del Bosque, el gigante Lutausis, la pequeña Annele y multitud de enanitos que parecían moverse entre los árboles, todo ambientado con animales tallados en madera, bolets gigantes y animales tallados casi reales.







También exploramos el Bosque de los Enanitos (Dwarfs’ Forest), con una mini ciudad totalmente construida en madera, llena de casitas, puentes, una plaza y un lago en miniatura. Las niñas estaban fascinadas.


Participamos en una búsqueda del tesoro que nos llevó hasta la casa de una bruja simpática, que nos regaló piedras mágicas para las niñas. Un momento divertido y mágico que nos ha quedado gravado y que días después, todavía colea.


El parque cuenta con un área de juegos de madera gigantes donde los niños pueden trepar, deslizarse, saltar… un espacio muy grande, ideal para liberar energía y sorprenderse, un alto en el camino con sombras y lavabos. Hay que plantearse la visita con tranquilidad, sin prisas, paciencia, dedicarle el día y llegar concienciado que hay que caminar, caminar mucho.
Comimos en el mismo parque, en la zona de taquillas hay un restaurante que sirven comida típica letona, exquisita y un pecio muy aceptable para ser un parque.
En la zona de los Pinos Antiguos (Old Pine Park) caminamos entre árboles que superan los 40 metros de altura y casi 300 años de antigüedad, hay algunos árboles talados, en los que puedes jugar con las niñas a contar los anillos y saber la edad del árbol. Esa parte del bosque nos regaló momentos de silencio absoluto y frescor natural, mientras escuchábamos el río y oíamos a los pájaros.
En resumen, un acierto visitar el parque, económicamente no supone un gasto desproporcionado (en otros sitios de Europa, valdría un riñón y comer parte del otro) y pasar un dia de trekking por la naturaleza, vale la pena.
Para terminar el día, regresamos al camping, a nuestra cabaña en el bosque. Mientras cenábamos, apareció un erizo curioso cerca del porche. Fue la despedida natural perfecta antes de la última noche en Tērvete.



