Ya nos queda poco por ver.
Así que elegimos el Templo de los monos, y sus 440 escaleras.

Y sí, hay muchos monos,

y mucha gente haciendo infinidad de ritos religiosos.

Es un lugar muy curioso, con unas bellas vistas de toda la ciudad.

A la vuelta, sólo nos queda pasear de nuevo por la plaza, donde volvimos a ver a la Kumari, esta vez con mirada triste y desafiante desde su balcón.

y comprar. Rellenar las maletas como si fueran a reventar, y volver a casa.

Se acabó.... Nepal se despide con una tormenta de horas y horas con una lluvia infinita.
y con esto debería de poner fin al diario, porque pensábamos que no nos queda más aventuras, pero no... queda el gran final.