Día 12: martes 26 de agosto.
Tras un tranquilo desayuno y una breve espera, el autocar nos recoge a la hora esperada y nos traslada al Castillo de Predjama en escasos minutos. Después de disfrutar de los exterioriores del Castillo decidimos entrar, llevamos las entradas compradas (recomendable) aunque no hay colas ni demasiada gente. El precio es de 21 Euros, 16,50 para jóvenes. Se pueden comprar estas entradas junto a las de las cercanas Cuevas de Predjama, pero nosotros no las visitamos por falta de tiempo.

El Castillo de Predjama está construido en lo alto de un acantilado vertical de más de 120 metros de altura, lo que convierte a este castillo medieval en una impresionante obra de ingeniería que combina la belleza natural del entorno con la imponencia de su estructura. Su origen se remonta al S. XIII, aunque la mayoría de estructuras actuales datan del S. XVI. Una de sus características más fascinantes es su red de cuevas y pasajes subterráneos que se extienden a lo largo de varios kilómetros y le proporcionaban un acceso secreto y estratégico durante los asedios.

Nosotros visitamos el Castillo por libre, después de descargar la audio guía gratuita que se puede encontrar en internet, y que te va explicando la historia del castillo, sus estancias y los diferentes objetos que vas encontrando. Pudimos visitar sus habitaciones y salones que reflejan la vida medieval, las murallas y torres con sus vistas panorámicas, las mazmorras y pasadizos subterráneos y las exposiciones y objetos que nos permitieron conocer un poco la historia del lugar. Es una visita que se puede realizar perfectamente en un par de horas, tras la que regresamos a la caravana. No tuvimos la necesidad de coger la lanzadera, nos acercaron al área un simpático matrimonio francés que conocimos en el castillo.
En aproximadamente media hora (35 Kilómetros) nos plantamos en el parking de las cuevas de Skocjan que cuenta con algunas plazas para autocaravanas y campers. Llegamos sobre las 2 y teníamos hora a las cuatro, con lo que pudimos comer tranquilamente y recorrer los escasos metros que nos separaban del punto de encuentro para la excursión. Las cuevas se encuentran al suroeste del país, cerca de la frontera con Italia. La visita a las grutas es guiada, no existe la opción de ir por libre, y la última hora para la visita era la nuestra (16:00h). Nos dirigimos hacia la entrada de la cueva unas 100 personas, aunque nos dividirán en 4 grupos, cada uno con un guía. Durante el recorrido se van haciendo paradas donde el guía explica, en inglés, lo que nos vamos encontrando.

El recorrido impresiona por la magnitud de sus galerías. Las cuevas son un fenómeno natural único moldeado por el Río Reka, que en esta zona se torna subterráneo debido a la erosión y la disolución de la roca caliza y no vuelve a surgir hasta 35 Km más adelante junto a la costa del Mar Adriático. A lo largo de este recorrido bajo tierra el río crea túneles de varios kilómetros de longitud, enormes gargantas de 100 metros de altura o salas con alturas de casi 150 metros por encima del cauce del río. Un auténtico paraíso subterráneo.
Durante la visita recorrimos bajo tierra unos 2,5 Km aproximadamente, y se deben subir o bajar unos 400 escalones, lo que se realiza con relativa facilidad. Enseguida se llega a la sala derrumbada, que cuenta con diversos bloques de piedra en el suelo y altos techos con estalactitas. Se prosigue por un laberinto que acaba en una sala llamada Velika Davona, con estalagmitas de hasta 15 metros llamadas Gigantes. Poco a poco se va oyendo el río, y llegas a un lugar que parece sacado de una película de Indiana Jones: la garganta subterránea del río Reka, que finaliza en un puente que se cruza a 47 metros de altura sobre el río subterráneo (recordad que estamos muchos metros bajo tierra). La salida de la cueva da a la escarpara Velika Dolina, una visita que impresiona de verdad.

El recorrido lleva unos 90 minutos, aunque hay que considerar que una vez se sale de la cueva hay tres posibles caminos de regreso a través de Velika Dolina: El verde (fácil, que finaliza en un ascensor que te sube hasta el centro de visitantes), el naranja (subida rápida pero con unos 400 escalones) y el rojo que es el más largo (2,5 km más) pero también el más recomendado por los guías si tienes tiempo debido a la belleza del recorrido. Nosotros optamos por el verde, ya que se nos echaba el tiempo encima y estábamos bastante cansados.

