04 de septiembre de 2025. Poligano a Mare y Capitolo (Monopoli) y Marina Franca

La idea para el día era pasar el día visitando parte de la costa de la región. El primer destino y el que teníamos claro que queríamos conocer era la localidad de Poligano a Mare. Para ello recorrimos los casi 40km que nos separaban desde nuestro alojamiento, primero por la SS172 y después por la SP113, hasta llegar a la estación de tren de la localidad. Allí pudimos dejar el coche gratuitamente. No es un parking como tal; sino más bien una explanada de tierra con numerosos baches, pero gratuito.
Polignano a Mare (Polignano hasta 1863) es un municipio de la provincia de Bari. Su parte más antigua se alza sobre un espolón rocoso con vistas al mar Adriático. De notable interés natural son los acantilados con vistas al mar, las innumerables cuevas marinas, el Scoglio dell'Eremita (hábitat de la gaviota de Audouin). De importancia histórica son el centro histórico, el asentamiento neolítico en el barrio de San Bárbara y los restos de la dominación romana. Entre estos últimos destaca el puente de la Vía Traiana, aún accesible, que cruza el famoso Lama Monachile, uno de los lugares emblemáticos de la ciudad.La ciudad tiene una historia muy antigua: se han encontrado rastros de presencia humana que datan del Neolítico, última etapa de la Edad de Piedra. Las investigaciones arqueológicas han revelado la existencia de un poblado en la Edad de Bronce que, gracias a su ubicación y a sus puertos naturales, se convirtió en un importante puerto. En el II milenio a. C., la llegada de los yapigios impulsó a los aldeanos a trasladarse a la zona del actual centro histórico. Comerciantes corintios y áticos también documentaron su presencia en estas zonas, especialmente en la Edad de Hierro, cuando la región de Terra di Bari adoptó el nombre de Peucetia. A principios del siglo III a. C., la zona de Polignano se convirtió en un importante punto estratégico para el poder de Tarento. El obispo, monseñor Mattia Santoro, en 1785 descubrió una enorme tumba intacta que contenía, además del esqueleto del guerrero, restos de una armadura, un candelabro, un casco de bronce y más de 64 jarrones y objetos antiguos. Las piezas más preciadas fueron donadas por el obispo Santoro al rey Fernando IV de Nápoles y I de las Dos Sicilias (Infante de España, rey de Nápoles y Sicilia, rey de las Dos Sicilias) quien las depositó en el Museo Real de Capodimonte. Entre las más notables, los cuatro Grandes Jarrones de figuras rojas, que datan del siglo IV a. C. Había uno, llamado el Gran Vaso de Capodimonte, más hermoso y grande que los demás en el que en su cuello se encuentra una Niké alada en un carro tirado por cuatro hermosos caballos blancos, precedida por Hécate, quien alza dos antorchas para guiarlos en la oscuridad (se encuentra actualmente en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York). Polignano fue una importante estación romana en la ruta que conectaba Roma con Brindisi. En el siglo VI, estuvo bajo la jurisdicción del Imperio bizantino, del cual adoptó la religión ortodoxa. Con la llegada de los normandos, que gobernaron hasta 1194. En el siglo XVI, tras el asedio de Monopoli, Polignano cayó bajo dominio veneciano durante veinte años. El Palacio Ducal, donde residía el gobernador veneciano, aún se alza en el centro histórico. En 1530, Polignano fue cedida por Venecia a Carlos V, emperador de España. Durante el dominio español, las actividades comerciales florecieron. Se construyeron fortificaciones alrededor de la ciudad, comenzando por la costa.


Escaleras con poesía y Pucceria con el clásico bocadillo de pulpo
Como en el resto de los pueblos de esta encantadora región, lo mejor recorrer su centro histórico:un entramado de callejuelas llenas de poesía, tiendas de artesanía, restaurantes, plazas e Iglesias.

Nosotros entramos al centro histórico por via San Benedetto y desde ahí aparecimos en la Piazza Vittorio Emanuele II, una de las más concurridas de la ciudad, donde se encuentra la Iglesia de Santa Maria Assunta in Cielo, la Catedral, que en su interior conserva un belén de piedra de lo más peculiar. La iglesia fue consagrada a Santa María Assunta en 1295 y se levanta sobre los restos de un antiguo templo. En la misma plaza se encuentra el Palacio del Reloj, un edificio de origen medieval decorado con un enorme reloj. La torre del Palazzo dell'Orologio albergó un reloj de sol, ahora sustituido por una auténtica rareza: un reloj público de cuerda del siglo XIX. Sobre él, el hastial alberga, en una hornacina, la estatua de San Vito, patrón de los habitantes de Polignano. Sobre él se alza una espadaña. Las habitaciones de la planta baja se utilizaban antiguamente para almacenar provisiones y aceite, mientras que la parte trasera se usaba como prisión, como lo demuestra la puerta, aún visible en Via Tanese, la antigua Via Giudea que conducía al gueto judío. La fachada presenta ornamentos escultóricos de estilo rococó en las ventanas, lo que contradice el origen medieval del palacio. El escudo de armas de la ciudad se encuentra entre las dos ventanas del primer piso.
Desde aquí tomamos la V. Innocente Tanese y después la via Porto para llegar admirador o Belvedere su Lama Monachile desde la gente agolpada hace fotos de la famosa cala de Poligano a Mare. En una de las esquinas del mirador hay un restaurante bar que nos quedamos con las ganas de probar.


Desde esa plaza salimos del centro histórico por el Arco Marchesale (Porta Grande) pasando antes por la Piazza F Miani Perotti y girando a la derecha por via Mulini para ver la Chiesa del Purgatorio. Iglesia de estilo barroco construida en 1768 sobre la preexistente Iglesia de San Martino de 1528. Fue erigida por los habitantes que sobrevivieron a la peste. El cementerio donde se enterraba a los más desfavorecidos se encontraba junto a la iglesia. La iglesia actual fue financiada por la Cofradía de Nobles. La fachada de la iglesia actual es convexa y está dividida en dos niveles por un entablamento. En el nivel inferior, el portal está coronado por un tímpano arquitrabe tallado con calaveras, relojes de arena y tibias cruzadas: todo ello evoca el culto a los muertos, una práctica cristiana que conciencia sobre la transitoriedad de la vida y prepara para una aceptación pacífica de la muerte. El interior presenta una sola nave en forma de cruz latina invertida, formada por las dos capillas laterales iniciales. El suelo de mayólica, con un águila, acentúa la policromía omnipresente.
El Arco Marchesale, también conocido como Porta Grande o Arco della Porta, era antiguamente la única entrada al centro histórico de Polignano a Mare. Construido en 1530 como parte de las murallas defensivas, hoy sirve como una evocadora puerta que separa la parte moderna de la ciudad de la antigua, dando acceso al Puente Borbón y a la cala de Lama Monachile.


Foto desde el puente romano y de la cala
Lama Monachile, también conocida como Cala Porto, es la emblemática playa del pueblo. Su nombre deriva de su ubicación dentro de una "lama", un fiordo en el acantilado, en el lecho de un antiguo río, ahora seco y de la antigua presencia de la foca monje ("monachile"). Enclavada entre dos acantilados rocosos, con aguas cristalinas y guijarros blancos y grandes. Para bajar a la playa no hay que cruzar el puente; sino buscar las escaleras que hay, mirando el puente, a la izquierda. Cuando desciendes puedes ver delante tuyo el puente borbónico, el que cruza la cala, y a tus espaldas el puente Romano. Necesariamente se atraviesa este puente romano, ya que las escaleras que he mencionado antes conducen a él y desde allí se desciende a la playa. Se trata de un antiguo y bello puente romano de un solo vano, que data del siglo II d.C.

Nosotros descendimos con la intención de bañarnos, pero el mar estaba bastante embravecido y no había casi sitio para colarse sin molestar a la gente; por lo que nos acercamos un poco para contemplar la cala y nos volvimos y, ahora, sí cruzamos el puente hasta dar con el Monumento a Domenico Modugno en el Lungomare Domenico Modugno.


Domenico Modugno (Polignano a Mare, 9 de enero de 1928-Lampedusa, Sicilia, 6 de agosto de 1994) fue un cantautor, guitarrista, actor y político italiano. Representó en varias ocasiones a Italia en el Festival de la Canción de Eurovisión. Fue también diputado y dirigente del Partido Radical italiano. En los años cincuenta, se hizo muy popular. Se convirtió en uno de los protagonistas de la música melódica internacional cuando, con «Nel blu dipinto di blu» (más conocida como «Volare»), triunfó en el Festival de San Remo de 1958. "Nel blu dipinto di blu» alcanzó el número uno en el Hot 100 de la revista estadounidense Billboard, y la misma publicación lo reconocería después como el mejor sencillo de 1958. Gracias a «Volare», Modugno se convirtió en el primer ganador del premio Grammy por grabación del año y canción del año en 1959.

En Poligano a Mare, además de la Lama Monachile, hay otras "playas" en las que pegarse un baño, como la Cala Paguro o la Cala Paura que se encuentran al noroeste desde el monumento al famoso cantante italiano. La primera de esas otras playas se trata de una piscina natural o piscina naturale donde el baño es más fácil aunque llegar a ella tiene su dificultad.
Después de un rato en esa "piscina" volvimos hasta el coche y pusimos dirección a Capitolo. Capitolo, comúnmente conocido como Il Capitolo, es una localidad del municipio de Monopoli, ubicada en el distrito de Losciale de la província de Bari. Allí fuimos a la Calette di Torre Cintola, un lugar curioso que nos permitió un baño en unas aguas transparentes, frías y en un ambiente especial.


Enclavadas entre Apulia y Salento, las Calette di Torre Cintola son playas encantadoras que, en realidad, surgieron con un propósito completamente diferente. Antes de convertirse en las piscinas naturales, la zona estaba formada por una serie de torres conectadas al castillo central que protegía a Monopoli de los ataques enemigos. La Segunda Guerra Mundial provocó su destrucción, dejando solo unas pocas ruinas. Estas estructuras se transformaron en piscinas donde la arquitectura se funde con el mar para crear un paisaje único.

La idea de crear un complejo sistema defensivo surgió alrededor del año 1500 para abordar una deficiencia evidente de la ciudad. Gracias a la ayuda de los venecianos, la primera construcción se completó en 1529, año en que la zona se demostró inexpugnable ante el asedio de los ejércitos españoles. El proyecto fue continuado en los años siguientes por Carlos V para contrarrestar las ambiciones expansionistas del Imperio Otomano. El soberano decidió entonces construir un nuevo castillo e imponentes torres a lo largo de la costa. Las cinco estructuras se completaron entre 1569 y 1573, dispuestas alrededor de la fortaleza central para facilitar las comunicaciones y difundir con mayor rapidez cualquier noticia de la presencia enemiga. Torre Cintola fue posteriormente destruida por la artillería británica durante la Segunda Guerra Mundial, cuando se utilizaba como base de entrenamiento. Hoy en día, se presenta como un conjunto de ruinas alrededor de las cuales se han formado charcas de agua salada cristalina.
Desde ahí recorrimos los casi 35km de distancia hasta "nuestro trullo" y, una vez, pasados por la ducha, salimos a la localidad a la que pertenece nuestro alojamiento que no habíamos todavía visitado: Martina Franca.

A Martina Franca se llega en unos 15' en coche por la SS172. En esta ocasión no encontramos sitio para aparcar gratuitamente, así que, en una de las calles que rodean el centro histórico metimos el coche. Martina Franca (Martįnǝ en el dialecto local) es un municipio italiano de la provincia de Taranto, en Apulia, en la frontera entre las provincias de Taranto y Brindisi, así como con la ciudad metropolitana de Bari. El término Martina deriva de la devoción de sus habitantes a San Martín de Tours desde el año 1000. De hecho, el asentamiento original de la ciudad surgió en el monte San Martino, mientras que el adjetivo Franca fue añadido por Felipe I de Anjou en 1310 al reconocer a la ciudad diversos privilegios, como franquicias y propiedad estatal perpetua. Con el paso de los siglos, al perder la propiedad estatal perpetua, el adjetivo Franca desapareció. Solo tras la unificación de Italia, en 1861, la ciudad pasó a llamarse Martina Franca.


Accedemos al centro histórico desde la Piazza XX Settembre para atravesar la Porta Santo Stefano. La Porta di Santo Stefano (conocida como Arco di Sant'Antonio) es un monumental arco barroco que marca la entrada al centro histórico. Construida en el siglo XIV como parte de las murallas medievales, fue renovada y modificada en 1764, eliminando sus elementos defensivos y añadiendo elementos decorativos barrocos. En la cima se encuentra una estatua de San Martín a caballo que recuerda la milagrosa intervención de san Martín en 1529 quien, según la leyenda, ayudó a defender la ciudad de los mercenarios de la corona francesa.

Atravesada la puerta se llega a la Piazza Roma, una de las plazas principales de Martina Franca brinda acceso al corazón del casco histórico, caracterizado por sus edificios históricos y balcones floridos. A la derecha vimos el Palazzo Ducale. Majestuoso sobre la Piazza Roma, alberga el ayuntamiento y el Museo Pianelle, dedicado a los aspectos naturalistas de la reserva natural del municipio. Encargado por el octavo duque de Marina Franca, Petracone V Caracciolo, fue tan grandioso que nunca se completó. El proyecto fue aprobado nada menos que por Bernini, pero solo se construyó el ala este. Presenta una planta en forma de U abierta al campo y una alta fachada barroca con vistas a la plaza, caracterizada por un largo balcón de hierro forjado y un portal adornado con máscaras apotropaicas. Una imponente escalera situada a la derecha de la entrada conduce al apartamento noble, con habitaciones decoradas entre 1771 y 1776 con escenas bíblicas, mitológicas y arcádicas de Domenico Carella, uno de los pintores locales más reconocidos de mediados del siglo XVIII.
Seguimos por via Giuseppe Verdi (la calle del lado norte del Palazzo es la via Vicenzo Bellini. Olé, por el nomenclator de la ciudad) recorriendo el centro histórico cuando se convierte en via Vittorio Emanuele y llegando a la Basílica Colegiata di San Martino después de pasar por varios palacios barrocos de la ciudad.


Basilica Collegiata di San Martino
Designada por la UNESCO como monumento a la cultura de la paz, la Basílica de San Martino aparece de forma un tanto inesperada en la plaza con su fachada rococó adornada con florituras. También en la fachada se encuentra el espléndido altorrelieve de San Martín y el Mendigo, en el que el santo intenta cortar parte de su manto y compartirlo con el mendigo. En el interior, destacan las dos estatuas del siglo XVIII que flanquean el altar mayor: la imponente estatua del Cristo de la Columna, esculpida en un bloque de madera, y la de la Abundancia y la Caridad. A la izquierda del presbiterio, la vasta capilla del Santísimo Sacramento es un triunfo de incrustaciones de mármol.

Unos metros más adelante llegamos a la Piazza Maria Immacolata. El lugar donde se percibe con mayor intensidad el estilo barroco de Martina Franca es en la semicircular Piazza di Maria Immacolata, de la que emerge la basílica por el lado abierto. Bajo el pórtico neoclásico se alzaban puestos de mercado. De día, se puede disfrutar del brillo de la piedra blanca, mientras que de noche, se llena de terrazas y bares donde tomar algo. Ubicada en pleno centro histórico, la plaza se encuentra enclavada en un hermoso anfiteatro natural y es una de las principales atracciones de la ciudad. Con vistas al Monte Alta, es un lugar popular para descansar mientras se explora la ciudad. Su diseño simétrico combina los estilos barroco y barroco-rococó e incluye numerosos detalles arquitectónicos interesantes, como las dos torres de la iglesia y la Fuente del León.


Después nos perdimos por calles con palacios barrocos y desiertas que nos devolvieron a la Piazza Roma para salir por la piazza XX Settembre hasta la Parrocchia Sant'Antonio da Padova, que no pudimos visitar; pero que es un lugar perfecto para iniciar o finalizar la visita. La iglesia, originalmente dedicada a San Esteban, fue construida por los Frailes Observantes a finales del siglo XV y la autorización papal para su dedicación a San Antonio de Padua llegó a finales del siglo XIX. Cuenta con tres naves, dos filas de columnas de piedra con arcos apuntados y capiteles de estilo gótico tardío decorados con hojas de acanto y cabezas de león. La fachada fue rehecha en estilo neoclásico en 1835. El claustro de la iglesia conserva frescos del siglo XVIII que representan escenas de la vida de San Francisco de Asís, los santos patronos de la ciudad (San Martín y Santa Comasia) y San Antonio de Padua.
Recogemos el coche y volvemos a "nuestro trullo" por última noche.