Tres días solo dedicados a visitar castillos pueden parecer mucho, pero es que nos encantan. Y es que Escocia tiene para largo con la gran cantidad de castillos que hay. Es una pena que aquí en España, que no tiene nada que envidiarle a Escocia en sus castillos, no se promuevan más para su visita y muchos estén prácticamente abandonados.

Un estupendo, y añorado, cielo azul nos acompañaría casi todo el día.
Nuestra primera visita fue el Drum Castle, situado entre Aberdeen y Banchory, cerca del pueblo de Drumoak.
Continuando con el estilo castillo casa de campo o mansión, está formado por una de las torres más antiguas del país, del siglo XIII, a la que se le fueron añadiendo algunos edificios a lo largo de los años.
El experior es muy bonito, rodeado de jardines y bosque. En su interior se visitan las estancias típicas que veníamos viendo en todos los castillos no derruidos, salones, habitaciones con el mobiliario antiguo, etc.



La siguiente parada fue en Stonehaven para visitar el Dunnottar Castle, que está en las afueras del pueblo, un poco más al sur. Está situado sobre un promontorio de roca que sobresale en el mar, dando al lugar un aire muy especial; aun estando en ruinas es un castillo espectactacular.



Al entrar en el castillo, el intenso olor a humedad y el musgo de las paredes dejan claro por qué quedan pocos edificios un pie, y es que imagino que la conservación debe ser difícil. Hay estructuras de torres y estancias de distintos siglos, desde el XIII al XVI, habiendo sido parte importante de la historia de Escocia.






Pero de lo más impresionante son las vistas del castillo desde los alrededores, así que dedicamos un buen rato a pasear por los acantilados y disfrutar del mar y el lugar.



A cosa de un kilómetro del castillo, situado en la carretera que va desde el pueblo a este, encontramos un monumento dedicado a los muertos de la localidad que cayeron en la Primera y Segunda Guerra Mundial. Desde aquí hay bonitas vistas del castillo, los acantilados, los campos de cosecha y el pueblo.



Dirigiéndonos al sur por la A90 y después tomando la carretera B966 que sale de Keithocken, llegamos al pueblo de Edzell, donde encontramos el Edzell Castle.
Las ruinas que aun quedan en pie datan del siglo XVI, construidas con una llamativa piedra de color rojo, que le da un toque especial al edificio.



Junto al edificio nos encontramos un bonito jardín de estilo renacentista rodeado por un muro que, probablemente, sea lo mejor conservado del castillo. Fue el primer jardín de Escocia que se hizo en este estilo, extendiendo la moda de los jardines franceses por todo el país.
En el muro que rodea el jardín encontramos varios paneles de piedra tallada con distinta simbología: las siete artes liberales, las siete virtudes cardinales y las siete deidades planetarias.



Volviendo a la carretera principal y algo más al sur, cerca del pueblo de Forfar, está el Glamis Castle.
Este bonito castillo es famoso sobretodo por ser el lugar donde creció la reina madre, pero también por lo llamativo de sus torres y sus jardines.
Para vistarlo hay que hacerlo mediante visita guiada y había mucha gente esperando para entrar, por lo que supusimos que valía realmente la pena la espera y el precio de la entrada, que es bastante cara.


Visitamos varias estancias y salones, más bien pocos, casi todos relacionados con la reina madre y por supuesto casi todo lo que nos contaron sorbe la historia del lugar estaba relacionado con ella. Ya sabemos que en Inglaterra y Escocia la familia real es muy querida, de hecho había algunos ingleses emocionadísimos con la visita y las historias que nos contaban, pero a nosotros como que no nos importaban mucho. Yo hubiera preferido visitar algo más del castillo y menos historietas de juventud de esta señora, por lo que al final la visita no nos mereció mucho la pena.



Acabado el horario de visitas no nos quedaba mucho que hacer aquel día, así que nos dirigimos a Dundee para ver un poco la ciudad.
Es la cuarta ciudad más grande de Escocia, aunque nosotros visitamos solo la zona centro y el parte del puerto, que no eran muy grandes.




Una de las cosas más interesantes para visitar es el RSS Discovery, el barco que utilizó Robert Scott en su primer viaje a la Antártida. Ëste se hizo famoso sobretodo por ser el segundo en alcanzar el Polo Sur, ya que el noruego Amundsen se le adelantó algunas semanas, y murió junto a su equipo en el camino de vuelta (seguro que alguno se acuerda de la canción que le dedicó Mecano).



También hay una estatua dedicada a Desesperate Dan, un personaje de comic bastante famoso en el país, pero la verdad que no teníamos ni idea de quién era.

Dimos un paseo por la ciudad y decidimos irnos a buscar alojamiento para esa noche hasta Perth, que no quedaba lejos, para así visitar la ciudad ya al día siguiente.
Después de mirar varios sitios nos decidimos por un B&B frente al parque Inch. No consigo recordad si el sitio era el Marshall House o el Kinnaird Guest House. Pero bueno, el sitio estaba bien y nos gustó.
Dejamos nuestras cosas y nos fuimos a dar una vuelta por el pueblo, aunque ya de noche, y cenamos algo en la calle principal, South Street. Había bastantes restaurantes y bares por la zona, pero algunos cerrados, supongo que por ser día de diario y no haber demasiados turistas. Cenamos en uno cualquier en el que, a pesar de ser un poco caro, se comía bastante bien.