Este día lo dedicamos principalmente a ver los Highland Games que se celebraban en Strathpeffer, un pueblecillo cercano a Inverness. Estos no nos los podíamos perder, pues es una de las costumbres más famosas que tienen en Escocia.
Se celebran en buena parte de los pueblos del país desde hace unos 300 años. Consisten principalmente en varias actividades deportivas clásicas, como carreras o lanzamiento de peso, y otras típicas de allí, como el lanzamiento de troncos o piedras. También hay un concurso de baile tradicional y de gaitas y tambores, además suele haber mercadillo con comida casera.
Para saber donde se celebran se pueden ver por internet las fechas y es recomendable intentar hacer coincidir la ruta con algún pueblo donde se celebren.

Pero antes, lo primero del día fue discutir con la señora de nuestro B&B, por algo tan tonto como que la ducha no funcionaba. Ella quería que utilizáramos la ducha del baño común a lo que nos negamos, pues habíamos pagado un poco más para tener baño propio, por lo que nos empeñamos en que nos la arreglaran mientras desayunábamos.
En el desayuno nos dimos cuenta de que casi todos los que estaban allí hospedados se estaban quejando del mal estado de las habitaciones, pero sobretodo por el desayuno, ya que la comida no era muy buena ni estaba bien cocinada. La gracia fue ver como todo el mundo se peleaba con el salero, que estaba todo repegado. La señora estuvo un rato intentando que aquello echara algo de sal, pero no hubo manera y por fin, de mala gana, sacó otro salero, que no es que estuviera en unas condiciones mucho mejores, pero al menos echaba algo de sal.
Visto lo visto, antes de salir para Strathpeffer nos pasamos a preguntar por otros B&B, a ver si teníamos suerte y podíamos cambiar a otro mejor. En todos nos volvieron a decir que seguían ocupados, así que nos dimos por vencidos y no nos quedó otra que pasar una noche más en el que estábamos, pero si que conseguimos reservar otro sitio para la tercera y última noche que pasamos allí, algo es algo.
Por si alguien va a parar allí, el sitio se llama Bosta B&B y obviamente no lo recomiendo para nada.
Ya en Strathpeffer buscamos el lugar donde se hacían los juegos, que eran el los jardines de un antiguo castillo. Había que pagar entrada por las personas y también si querías aparcar el coche dentro del recinto, no recuerdo el precio, pero eran unas pocas libras nada más.

En principio el sitio no estaba muy animado, pues estaba lloviendo y el suelo estaba todo embarrado, pero poco a poco aquello se fue llenando un poco más de gente del pueblo y de turistas. La gente que participaba llevaba los típicos kilts, incluso los que competían en las pruebas físcas lo hacían con sus faldas. Por cierto, las mujeres también llevaban un traje típico, hasta entonces solo habíamos visto el de hombre, con falda también de cuadros pero más coloridos, como más adaptado a las chicas y con calcetines a juego.


Estuvimos viendo el concurso de baile y las pruebas físicas durante un buen rato, pues el concurso de gaitas se realizaba durante todo el tiempo en distintas partes del recinto. También había por allí una banda tocando y la verdad que con tanta gaita a la vez teníamos ya la cabeza un poco loca. Lo más curioso es como tiran troncos y pesos, así un poco a lo bruto.


Para comer y beber había varios puestos de perritos y hamburguesas, no había mucho más donde elegir. También había algunos puestos donde vendían algunas artesanías, puestos de feria y cacharritos para los niños.

Después de pasar allí toda la mañana empezábamos a estar un poco aburridos, además con la cosa de la lluvia aquello no terminaba de animarse del todo. Así que después de comer decidimos coger el coche e irnos a ver algo.
Sin ningún motivo en especial se nos ocurrió ir hasta Ullapool, un pueblo situado en la costa oeste, como a una hora de Strathpeffer, pensando que el paisaje sería muy parecido al que habíamos visto viniendo desde Kyle of Lochalsh y que nos gustó tanto. El paisaje si que era muy parecido pero la zona, sin dejar de ser bonita, nos resultó más fea y no nos gusto tanto.


Visitamos el pueblo, que no tiene mucho, lo más interesante es la zona del puerto, desde donde hay algunas vistas bonitas, pero poco más. Tomamos algo por allí y decidimos volver a Inverness.


Por el camino de vuelta nos encontramos con un lugar llamado Corrieshalloch Gorge, una garganta formada por el río Droma donde pudimos ver una gran cascada, de unos 46 metros de alto. La cascada se ve desde un puente colgante que cruza el río y también se puede hacer una ruta corta de más o menos un kilómetro a través de la garganta.



Después de esto era ya de noche y volvimos a Inverness para cenar algo por allí. Cenamos en un restaurante italiano cerca del puente. No era barato pero la comida estaba muy buena y el tiramisú.. riquísimo.