Por la mañana, nos recogieron después del desayuno para cruzar a la otra orilla del Kinabatangan y tomar la carretera hacia las Gomantong Caves (de todo el grupo solo seguíamos 4, una pareja irlandesa y nosotros). Las Gomantong no son aptas para olfatos delicados. Bueno, yo creo que no son aptas para nadie, pero me lo pasé bien!!
El olor no se puede soportar y se notaba ya de lejos, antes de entrar en la cueva. Pero lo peor fue descubrir los miles de escarabajos que cubren paredes, barandillas (sí, las barandillas a las que tienes que sujetarte para no caer encima de las montañas de guano) y suelo, que no es más que una montaña inmensa de guano, claro.
Ecs!!
Más ecs!!
Resulta poco menos que increible que en este entorno se recoja una de las exquisiteces de la cocina china, los famosos nidos de pájaros. Enganchados en la pared, solo se puede llegar hasta ellos con unas curiosas y complejas escaleras de bambú, que se podían ver en diferentes puntos de la cueva.
Justo antes de salir de la parte más oscura de la cueva, el guía nos pidió silencio absoluto y que nos moviésemos muy despacio. Tanto la pareja irlandesa que nos acompañaba como nosotros nos quedamos inmóbiles. ¿El motivo? Una larga serpiente que avanzaba lentamente por la barandilla (entre escarabajos y cucarachas, que lindo...). A la irlandesa le hizo todavía menos gracia que a nosotros, que ya es decir, pero su marido se lo pasó en grande filmando.
Al final no fué nada, pero hubiera sido todo un detalle que el guía nos hubiera aclarado desde el principio que no era venenosa.
No sllevaron a comer a Lahad Datu, donde nos despedimos de los irlandeses. Ya solo quedábamos nosotros para seguir viaje hacia el Danum Valley.
El olor no se puede soportar y se notaba ya de lejos, antes de entrar en la cueva. Pero lo peor fue descubrir los miles de escarabajos que cubren paredes, barandillas (sí, las barandillas a las que tienes que sujetarte para no caer encima de las montañas de guano) y suelo, que no es más que una montaña inmensa de guano, claro.
Ecs!!
Más ecs!!
Resulta poco menos que increible que en este entorno se recoja una de las exquisiteces de la cocina china, los famosos nidos de pájaros. Enganchados en la pared, solo se puede llegar hasta ellos con unas curiosas y complejas escaleras de bambú, que se podían ver en diferentes puntos de la cueva.
Justo antes de salir de la parte más oscura de la cueva, el guía nos pidió silencio absoluto y que nos moviésemos muy despacio. Tanto la pareja irlandesa que nos acompañaba como nosotros nos quedamos inmóbiles. ¿El motivo? Una larga serpiente que avanzaba lentamente por la barandilla (entre escarabajos y cucarachas, que lindo...). A la irlandesa le hizo todavía menos gracia que a nosotros, que ya es decir, pero su marido se lo pasó en grande filmando.
Al final no fué nada, pero hubiera sido todo un detalle que el guía nos hubiera aclarado desde el principio que no era venenosa.
No sllevaron a comer a Lahad Datu, donde nos despedimos de los irlandeses. Ya solo quedábamos nosotros para seguir viaje hacia el Danum Valley.