Bueno, día de ruta en coche. El GPS sigue funcionando de maravilla y nos guía fuera de la ciudad por una autopista… de TRES carriles!!!! Hasta vemos un atasco de la gente que intenta entrar en la ciudad a primera hora, que diferencia con la isla sur.
La primera parada fue en una iglesia maorí que quedaba cerca de la carretera que pillamos al salir de la autopista, cerca de la playa. Por fuera parecía una iglesia tradicional, de madera, pintada de blanco. Por dentro estaba pintada con símbolos maoríes y tenía un atril tallado en madera bastante chulo. Por lo demás… una iglesia vulgar y corriente, menos mal que estaba en nuestra ruta y no nos desviamos mucho para llegar.
La primera parada fue en una iglesia maorí que quedaba cerca de la carretera que pillamos al salir de la autopista, cerca de la playa. Por fuera parecía una iglesia tradicional, de madera, pintada de blanco. Por dentro estaba pintada con símbolos maoríes y tenía un atril tallado en madera bastante chulo. Por lo demás… una iglesia vulgar y corriente, menos mal que estaba en nuestra ruta y no nos desviamos mucho para llegar.

Maldita zanahoria... Costó encontrarla pero al final nos hicimos amigos.

Lo más curioso era el cementerio anexo a la iglesia, muchas tumbas de maoríes y por lo que pudimos ver muy pocos de ellos llegaban a los 50 años, que mal rollito…
Muchos kilómetros mas tarde pasamos por un pueblo que se hizo famoso en el pasado por tener gran variedad de cultivos de zanahorias. En la guía dice que hay una estatua gigante de una zanahoria en un parque. Dice exactamente: imposible no verla. Pues nosotros no la vimos, recorrimos el diminuto pueblo 2 o 3 veces y no vimos la dichosa zanahoria.
Decidimos comer y de paso preguntar por ella, pero era tarde ya y todas las cocinas estaban cerradas, tuvimos que sobrevivir con las galletas con chocolate. Y la zanahoria gigante… en el I-site nos terminaron indicando donde estaba, y si, es enorme y está en mitad de un parque muy bonito.
Muchos kilómetros mas tarde pasamos por un pueblo que se hizo famoso en el pasado por tener gran variedad de cultivos de zanahorias. En la guía dice que hay una estatua gigante de una zanahoria en un parque. Dice exactamente: imposible no verla. Pues nosotros no la vimos, recorrimos el diminuto pueblo 2 o 3 veces y no vimos la dichosa zanahoria.
Decidimos comer y de paso preguntar por ella, pero era tarde ya y todas las cocinas estaban cerradas, tuvimos que sobrevivir con las galletas con chocolate. Y la zanahoria gigante… en el I-site nos terminaron indicando donde estaba, y si, es enorme y está en mitad de un parque muy bonito.

Chateau Tongariro, hotel con historia y con encanto...
A primera hora de la tarde llegamos al hotel, el Chateau Tongariro. Es un bonito hotel emblemático situado a los pies de un volcán, dispone de campo de golf de 9 hoyos y unas vistas espectaculares al “Monte del Destino”. Es enorme, grandes salas comunes con ventanales, billares, un piano, chimeneas… Con una decoración al estilo años 20, la habitación era amplia y acogedora. El dato curioso fue que al entrar te dan un plano de evacuación por si el volcán entra en erupción. Me pareció exagerado hasta que a la vuelta a España estuve investigando y vi fotos y noticias de 2 años atrás y aluciné con las columnas de humo y ceniza que cubrieron esa zona en la última erupción del volcán, quizá sí estaba justificada la prevención…
Dejamos las maletas y nos fuimos a las estaciones de esquí (cerradas) del monte Ruapehu, desde donde teníamos una vista esplendida de todo el valle y del “Monte del Destino” (el volcán Ngauruhoe), la verdad es que parece que estemos en Mordor. Mucho pedrusco y tierra con pocos arbustos y ningún árbol. Aún quedaba algo de nieve en las cumbres.
Dejamos las maletas y nos fuimos a las estaciones de esquí (cerradas) del monte Ruapehu, desde donde teníamos una vista esplendida de todo el valle y del “Monte del Destino” (el volcán Ngauruhoe), la verdad es que parece que estemos en Mordor. Mucho pedrusco y tierra con pocos arbustos y ningún árbol. Aún quedaba algo de nieve en las cumbres.

Ngauruhoe, Monte del Destino, Orodruin... Llamadlo como queráis, es chulísimo
El restaurante del hotel tenia buena pinta pero era bastante caro así que cenamos sopas del súper en nuestra habitación. El ambiente en el hotel por la noche me recuerda a las cenas de la alta sociedad a principios del siglo XX, un pianista tocando, gente jugando a las cartas y hablando mientras degustan bebidas caras en el gran salón, que nivelazo…