Bueno, día intenso y apretadito. Si no sois fans del Señor de los Anillos (a partir de ahora LOTR) podéis saltaros un buen trozo de lo que explico.
Llegamos al I-site de Matamata (con forma de casa hobbit) y resulta que perdimos el primero de los autocares del día. Faltaba un mes para el estreno de la segunda parte de El Hobbit y el I-site estaba en obras de ampliación. Compramos nuestras entradas (60 kiwi dólares cada una, no veas) y aprovechamos para almorzar y sacar unas fotos al pueblo y a las estatuas de LOTR que hay por ahí cerca.
Llegamos al I-site de Matamata (con forma de casa hobbit) y resulta que perdimos el primero de los autocares del día. Faltaba un mes para el estreno de la segunda parte de El Hobbit y el I-site estaba en obras de ampliación. Compramos nuestras entradas (60 kiwi dólares cada una, no veas) y aprovechamos para almorzar y sacar unas fotos al pueblo y a las estatuas de LOTR que hay por ahí cerca.

El I-site de Matamata, el más grande que hemos visto en NZ, y estaba en ampliación
El autocar hizo un viaje de 20 minutos hasta las tierras del afortunado granjero que tiene montado Hobbiton en su terreno. Allí hay un restaurante/tienda de merchandising con baños grandes y una enorme explanada para aparcar, empiezo a pensar que por allí pasa mucha gente cada día, menos mal que es lunes, en fin de semana debe estar a reventar.
La guía hablaba un inglés bastante menos kiwi que la mayoría, se la entendía bastante bien. Nos explicó que el dueño de las tierras hizo desmontar todo el pueblo después de grabar LOTR pero tanta gente pasaba a preguntar y quería ver las 4 tablas que dejaron los decoradores que cuando Peter Jackson volvió para proponerle grabar “El Hobbit” el granjero accedió de nuevo pero ya propuso dejarlo todo montado y empezar a cobrar entradas a la gente.
Tonto no era el tío, hice un cálculo rápido y si en un lunes cualquiera sale un autocar de 30 personas cada hora (desde Matamata, porque hay otro pueblo desde donde también hay servicio de autocar, más los que van en coche por su cuenta) y todos ellos han pagado 60 dólares… De 10 de la mañana a 8 de la tarde… Son 300 personas… 18.000 $ al día… Un LUNES!!! Cuantas ovejas tenía que esquilar antes ese hombre para ganar eso?
La guía hablaba un inglés bastante menos kiwi que la mayoría, se la entendía bastante bien. Nos explicó que el dueño de las tierras hizo desmontar todo el pueblo después de grabar LOTR pero tanta gente pasaba a preguntar y quería ver las 4 tablas que dejaron los decoradores que cuando Peter Jackson volvió para proponerle grabar “El Hobbit” el granjero accedió de nuevo pero ya propuso dejarlo todo montado y empezar a cobrar entradas a la gente.
Tonto no era el tío, hice un cálculo rápido y si en un lunes cualquiera sale un autocar de 30 personas cada hora (desde Matamata, porque hay otro pueblo desde donde también hay servicio de autocar, más los que van en coche por su cuenta) y todos ellos han pagado 60 dólares… De 10 de la mañana a 8 de la tarde… Son 300 personas… 18.000 $ al día… Un LUNES!!! Cuantas ovejas tenía que esquilar antes ese hombre para ganar eso?

Bienvenidos a nuestro nidito hobbit de amor... (ojalá)
Bueno, números aparte… Es espectacular. Un segundo autocar nos llevó del centro de visitas al pueblo en sí. Atravesando campos de hierba donde pastan ovejas y alguna vaca solitaria. La guía nos llevó por la ruta que en la película sigue Gandalf para entrar en el pueblo. Y allí empieza el show.
Las casas hobbits con sus entradas ajardinadas son espectaculares en sus detalles y en la profusión de plantas, flores y verdor (recordad que estábamos en su primavera). Hay mínimo 40 casas aunque todas menos 5 o 6 son solo decorado (no hay nada tras las puertas) y las otras son simples almacenes de 1x2 metros donde los jardineros guardan sus herramientas.
Y jardineros hay… vi al menos a 10 o 12, recortando setos, quitando malas hierbas o pintando cercas y puertas. Todos con su sombrerito de paja o tela (hacia mucho sol), parecían casi casi habitantes hobbits del pueblo.
Las casas hobbits con sus entradas ajardinadas son espectaculares en sus detalles y en la profusión de plantas, flores y verdor (recordad que estábamos en su primavera). Hay mínimo 40 casas aunque todas menos 5 o 6 son solo decorado (no hay nada tras las puertas) y las otras son simples almacenes de 1x2 metros donde los jardineros guardan sus herramientas.
Y jardineros hay… vi al menos a 10 o 12, recortando setos, quitando malas hierbas o pintando cercas y puertas. Todos con su sombrerito de paja o tela (hacia mucho sol), parecían casi casi habitantes hobbits del pueblo.

Vistas desde la puerta de Bolsón Cerrado
El camino pasa por unos huertos con hortalizas enormes (las hormonan y vitaminizan para que crezcan más) y sube por la colina hasta la casa de Bilbo. Allí se encuentra el único árbol artificial del pueblo, formado por una estructura de metal recubierta de corcho o porexpan, pintada y con hojas artificiales enviadas de todas las partes del mundo. Al pasar por debajo vimos un operario que estaba pintándolo, de lejos da el pego pero de cerca sí se nota que es falso. La casa en cambio está muy bien hecha, bonitas ventanas, muchas plantas y flores, el buzón…
La guía nos cuenta que la escena en que Gandalf y Bilbo se sientan en el banco del jardín a ver la puesta de sol está rodada al amanecer porque el banco da al este, no a poniente. Curiosidades…
La vista es esplendida, eso sí. Se veía todo el valle, con el lago, el molino, el Dragón Verde (se ve enorme, lo esperaba más pequeño), el árbol bajo el que se celebra la fiesta (más enorme aun) y en el horizonte campos verdes con algunas ovejas.
La guía nos cuenta que la escena en que Gandalf y Bilbo se sientan en el banco del jardín a ver la puesta de sol está rodada al amanecer porque el banco da al este, no a poniente. Curiosidades…
La vista es esplendida, eso sí. Se veía todo el valle, con el lago, el molino, el Dragón Verde (se ve enorme, lo esperaba más pequeño), el árbol bajo el que se celebra la fiesta (más enorme aun) y en el horizonte campos verdes con algunas ovejas.

Molino de agua, lástima no poder entrar, por fuera es chulísimo
El camino empieza a bajar y acabamos en la explanada de la fiesta, bajo ese ¿roble? gigantesco y con el lago a pocos metros por debajo de nosotros. Se veían otros grupos de visitantes pero estaban alejados y no llegamos a mezclarnos en ningún momento del recorrido. Está muy bien montado para que no haya aglomeraciones, cosa que se agradece cuando se hacen fotos sin que decenas de otros visitantes te estropeen el paisaje.
Después rodeamos el lago (se llena solo cuando llueve y hasta el momento nunca ha dejado de tener agua) por un camino que atraviesa un pequeño bosque y acabamos en el molino y el Dragón Verde, las únicas construcciones “clásicas” del pueblo. Hay muchos detalles originales, como el tablón de anuncios que se encuentra cerca de la taberna donde en papel antiguo y bonita caligrafía hay clavadas notas del tipo: “se vende carretilla poco usada”, “se necesitan voluntarios para los preparativos de la fiesta de la cosecha” y otros curiosos anuncios.
Después rodeamos el lago (se llena solo cuando llueve y hasta el momento nunca ha dejado de tener agua) por un camino que atraviesa un pequeño bosque y acabamos en el molino y el Dragón Verde, las únicas construcciones “clásicas” del pueblo. Hay muchos detalles originales, como el tablón de anuncios que se encuentra cerca de la taberna donde en papel antiguo y bonita caligrafía hay clavadas notas del tipo: “se vende carretilla poco usada”, “se necesitan voluntarios para los preparativos de la fiesta de la cosecha” y otros curiosos anuncios.

Cómodos sillones, sidra fresquita y chimenea encendida. Se puede pedir mas?
Y finalmente la taberna, donde te ofrecen un vaso de cerveza o de sidra (buenísimas y refrescantes las 2 opciones) y donde se puede seguir bebiendo o comer algo (pagando). Hay que decir que la comida tenía muy buena pinta, pasteles, sándwiches y otros refrigerios.
El local es muy acogedor, con retratos de hobbits de renombre o visitantes de la Comarca hechos a carboncillo y colgados como cuadros. También pinturas de paisajes o de pájaros adornan algunos rincones. Estructura de madera, con vigas enormes, puertas y ventanas redondas, 2 barras, 2 chimeneas, un salón enorme con mesas y pequeños salones más íntimos en la otra ala… MUY bien ambientado. Hay un bonito dragón tallado en relieve y pintado de verde sobre un panel encima de la barra principal que le da el nombre al local.
El local es muy acogedor, con retratos de hobbits de renombre o visitantes de la Comarca hechos a carboncillo y colgados como cuadros. También pinturas de paisajes o de pájaros adornan algunos rincones. Estructura de madera, con vigas enormes, puertas y ventanas redondas, 2 barras, 2 chimeneas, un salón enorme con mesas y pequeños salones más íntimos en la otra ala… MUY bien ambientado. Hay un bonito dragón tallado en relieve y pintado de verde sobre un panel encima de la barra principal que le da el nombre al local.

Dragon Verdee
Hay unas 40 o 50 personas bebiendo, hablando y admirando el local dentro del mismo, algunos sentados entorno a mesas de robusta madera, otros de pie observándolo todo. Muchos haciendo fotos, pero en ningún momento nos sentimos agobiados de la gente, es amplio y todo el mundo es muy educado. Fuera del edificio también hay mesas situadas bajo unos árboles, con gente bebiendo y hasta tocando música con una guitarra.
En la parte de atrás, siguiendo un caminito a través del césped se llega a una carpa con suelo de tarima de madera y postes que sujetan una lona de tela blanca, todo lleno de mesas. Un sitio acogedor donde comer si la taberna se llena, calculo que cabrán unas 150 personas sentadas.
De allí ya fuimos otra vez al autocar, de regreso al centro de visitas. Veinte minutos en la tienda / bar mientras esperábamos el autocar que nos devolvería a Matamata. En total casi 4 horas de ruta por el hogar de los hobbits, un muy buen recuerdo.
En la parte de atrás, siguiendo un caminito a través del césped se llega a una carpa con suelo de tarima de madera y postes que sujetan una lona de tela blanca, todo lleno de mesas. Un sitio acogedor donde comer si la taberna se llena, calculo que cabrán unas 150 personas sentadas.
De allí ya fuimos otra vez al autocar, de regreso al centro de visitas. Veinte minutos en la tienda / bar mientras esperábamos el autocar que nos devolvería a Matamata. En total casi 4 horas de ruta por el hogar de los hobbits, un muy buen recuerdo.

Agujeros hobbit junto al lago
Al llegar a Matamata salimos en dirección a las cuevas de luciérnagas de Waitomo sin comer ni nada, por si acaso no llegábamos a tiempo antes de que las cerraran. Después de casi hora y media de coche llegamos a punto de hacer el penúltimo tour del día por las cuevas.
Hacia bastante calor pero pillamos las chaquetas del coche porque según decía el panfleto de las cuevas dentro hace fresquito. Una guía descendiente del primer descubridor de las cuevas nos hizo la ruta. Primero por unas salas grandes llenas de estalactitas y alguna estalagmita, la acústica era muy buena y según nos contó la guía a veces se hacen conciertos en una de las salas (para poca gente). Ella cantó una canción tradicional y una de las visitantes se añadió al coro.
Hacia bastante calor pero pillamos las chaquetas del coche porque según decía el panfleto de las cuevas dentro hace fresquito. Una guía descendiente del primer descubridor de las cuevas nos hizo la ruta. Primero por unas salas grandes llenas de estalactitas y alguna estalagmita, la acústica era muy buena y según nos contó la guía a veces se hacen conciertos en una de las salas (para poca gente). Ella cantó una canción tradicional y una de las visitantes se añadió al coro.

Imagen sacada del CD de la visita
Después bajamos un poco más por la cueva y allí la oscuridad era casi total. Pegados al techo hay unas luces verde pálido, que corresponde cada una a una larva. La guía nos cuenta que las larvas tejen un pequeño filamento pegajoso y empiezan a producir luz para atraer a insectos hacia el filamento, a más hambre tienen más brillan.
El resultado es brutal, todo el techo se ve iluminado con pequeñas luces verdes que se asemejan a estrellas en una noche despejada, hay centenares de miles de larvas fosforitas.
El recorrido sigue pero esta vez hay que subirse a una barca y la guía la hace moverse agarrando una cuerda y estirando, es un trayecto de unos 100 metros por un rio subterráneo de aguas tranquilas y poco a poco se vislumbra la salida del túnel hasta que al final aparecemos en la selva, bajo el centro de visitas donde compramos las entradas.
El resultado es brutal, todo el techo se ve iluminado con pequeñas luces verdes que se asemejan a estrellas en una noche despejada, hay centenares de miles de larvas fosforitas.
El recorrido sigue pero esta vez hay que subirse a una barca y la guía la hace moverse agarrando una cuerda y estirando, es un trayecto de unos 100 metros por un rio subterráneo de aguas tranquilas y poco a poco se vislumbra la salida del túnel hasta que al final aparecemos en la selva, bajo el centro de visitas donde compramos las entradas.

Imagen sacada de internet, muestra perfectamente lo que se puede ver desde la barca
Con los descuentos de las revistas que ya he comentado antes nos ahorramos unos dólares en la visita, no recuerdo que fuese muy cara. He leído por ahí que hay gente a quien no le gustó la cueva por el precio que pagaron pero yo la encontré bastante impresionante sobre todo por lo extraño de esas criaturas fosforescentes, vale la pena echarles un vistazo a pesar de lo corto del recorrido. Pasearse en barca bajo tierra mientras miras embobado el techo fosforescente no es algo que se pueda hacer en muchas partes. Nueva Zelanda volvió a dejarme sin habla.
Al salir enfilamos hacia Auckland y a medio camino paramos en un Kentucky a comer/merendar. Allí tuvimos los mayores problemas de comunicación que recuerdo en la islas, mayormente porque la empleada era muy lerda y desagradable. Llegamos a Auckland casi con la puesta del sol, agotados. Y ese día nos acostamos pronto, solo faltaban 2 días en NZ y los queríamos aprovechar al máximo.
Al salir enfilamos hacia Auckland y a medio camino paramos en un Kentucky a comer/merendar. Allí tuvimos los mayores problemas de comunicación que recuerdo en la islas, mayormente porque la empleada era muy lerda y desagradable. Llegamos a Auckland casi con la puesta del sol, agotados. Y ese día nos acostamos pronto, solo faltaban 2 días en NZ y los queríamos aprovechar al máximo.