Jasper National Park (Alberta, Canadá) ✏️ Diarios de Viajes de Canada

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Aunque con algunas nubes, el día amaneció bastante despejado. En cuanto recogimos todas las cosas, bajamos al Deny’s a desayunar y pagamos en recepción todas nuestras deudas. En la calle había 13°C, una temperatura perfecta para conducir. Nuestro destino: el Parque Nacional de Jasper, en la provincia de Alberta.

!!Consejo: atentos al cambio horario, en Alberta es una hora más que en British Columbia!!

No he vuelto a comentaros el estado de mi pierna. A estas alturas de viaje, sigo con las curas que me tengo que hacer cada dos días y aún no puedo calzarme unas zapatillas con cordones. Así que antes de dejar Williams nos dedicamos a recorrer las farmacias para ver si encontrábamos las gasas y apósitos que nos habían dado en el hospital de Abbotsford para seguir cambiándolos según la prescripción médica. Y la verdad es que no hubo manera. Incluso fuimos al hospital general de Williams Lake para ver si allí lo podíamos conseguir, pero nada. Aunque la herida de la pierna iba mejorando, seguía teniendo el tobillo hinchado. Al final, en la farmacia del centro comercial Walmart, compramos unos apósitos que, sin ser iguales, se parecían bastante.

Entre “pitos y flautas” salimos de Williams Lake hacia las 11 de la mañana. En la siguiente foto, unas vistas de Williams Lake desde el Walmart.



Cogimos la Hwy 97 (la misma por la que habíamos venido) y recorrimos los 92 kms. que nos separaban de 100 Mile House. Allí nos desviamos por la Hwy 24 en dirección a Littleford (100 kms.).



Sin prisa, pero sin pausa, fuimos recorriendo kilómetros. En las dos siguientes fotos se pueden ver el Roches Lake y el río North Thompson que va paralelo a la Hwy 5 después de pasar Clearwater.




Después de hacer una parada para comer y llenar el depósito de gasolina (20,72l x $1,40= $29), seguimos por la Hwy 5 dirección a Tête Jaune Cache. Una vez allí giramos hacía el este en dirección a Jasper por la Yellowhead Hwy, pero antes de llegar a nuestro destino atravesamos el Mount Robson Provincial Park. El Mount Robson es el punto más alto de las Canadian Rockies con 3.954 m.

Seguramente debido a su altura no tuvimos suerte de verlo entero porque el cielo amenazaba lluvia y la niebla bordeaba y cubría por completo la cumbre.




No mucho antes de las 6 de la tarde atravesamos la frontera de la provincia de Alberta y entramos en el Parque Nacional de Jasper. A poco más de 3 kms. encontramos las cabinas de control de acceso al parque.

Como íbamos a estar 2 semanas entre Jasper, Yoho y Banff nos sacamos el pase anual ($136,40)



Cuando llegamos a la que sería nuestra casa durante los siguientes 5 días, nos percatamos de que no habíamos tenido en cuenta el cambio horario entre British Columbia y Alberta, así que llegamos un pelín tarde de la hora que le habíamos dicho a la dueña de la casa. Aceptó nuestras disculpas y no le dio mayor importancia. ¡¡Seguro que no éramos los primeros a los que les había pasado!!



En Ska House, Jasper

. Ubicación: Calle muy tranquila con apenas tráfico. A 10 minutos andando del centro del pueblo.

. Estado de la casa: Casa unifamiliar. Sótano reformado con dos habitaciones muy grandes. Muy bien cuidada.

. Servicios: wifi gratuito. No tenían parking, pero nos dijeron que aparcáramos en la calle junto a la casa. Había sitio de sobra.

. Precio: $85 (2 personas). Precio bastante razonable. SIN desayuno.

. Trato recibido: No tuvimos mucho trato con nuestros anfitriones, pero cuando contactamos por correo electrónico con ellos para hacer la reserva contestaron muy rápido y atendieron todas nuestras dudas y preguntas. Apenas les vimos dos veces en el tiempo que estuvimos alojados.

. Calificación: 8 sobre 10. Recomendable

Una vez instalados, dimos un paseo hasta el centro del pueblo. Hicimos unas comprillas y cenamos en el L&W Restaurant en el 701 de Patricia St. Unas pizzas muy bien hechas y refrescos, $28,30.






Nuestro primer día en Jasper comenzó muy pronto porque queríamos ir a fotografiar el amanecer a Patricia Lake. Al salir de casa aún era de noche y había 2°C en la calle.

Llegamos al lago sobre las 7 de la mañana y como era de esperar estábamos más solos que la una. Al llegar al lago ¡niebla!, que no era exactamente lo que esperábamos encontrar. Así que las vistas eran bastante reducidas, no viéndose ni siquiera Pyramid Mountain y eso que tiene casi 2.800 mts. Así todo, ya de estar allí, sacamos unas fotos que la niebla también daba a todo un ambiente muy chulo.




Regresamos al pueblo pasadas las ocho y nos fuimos a desayunar. Habíamos madrugado y nos quedaba todo el día por delante. Aprovechamos para localizar un supermercado y hacer compras para los siguientes días con idea de hacer algunas comidas y cenas en el B&B.

Cuando salíamos de Jasper hacia la primera excursión del día nos encontramos al borde de la carretera con ejemplar macho de Elk de un tamaño considerable.

Septiembre es el mes de la berrea y los machos están muy alborotados (cosas del celo y esas cosas, jejeje). Por eso recuerdan en todo momento que hay que tener mucho cuidado con ellos. Nos atrevemos a decir que había más señales de peligro sobre los ciervos que sobre los osos.



Una vez el ciervo se adentró en el bosque, nos dirigimos hacia nuestro destino: Mt. Edith Cavell. Después de dejar el coche en el parking, anduvimos un pequeño sendero apto para todos los públicos hasta el mirador donde se puede ver la cara norte del Mt. Edith Cavell y el Angel Glacier. En la base de la montaña se podía ver el pequeño lago formado por el agua del deshielo. Nos encontramos una señal de obras que prohibía bajar hasta el agua, así que las fotos las sacamos desde el mirador.






Un poco antes del mirador salía el sendero “Cavell Meadows Trail”. Con mi calzado poco adecuado, no tuvimos intención de hacerlo entero (son 7 km. Ida y vuelta), pero sí que lo recorrimos durante un rato.

Las vistas, espectaculares, no podemos decir otra cosa.




A media mañana aprovechamos para reponer fuerzas con unos frutos secos. En el camino de vuelta al parking nos encontramos con una ardilla que parecía tener ganas de jugar con nosotros. Siempre avisan que aunque parezcan inofensivas, no lo son (pueden transmitir la rabia), así que, a pesar de pasar un buen rato con ella, no nos acercamos demasiado pero la dejamos jugar con nuestros “cacharritos”… jejeje



Al volver a Jasper, aprovechamos para sacar unas fotos del paisaje de los alrededores del pueblo. La siguiente foto es del río Athabasca con el Mt. Merlin nevado al fondo.



Como por la mañana no habíamos tenido suerte y no habíamos llegado a ver el Pyramid Mountain, nos volvimos a acercar para ver cómo se veía de día. El tiempo había despejado completamente y Patricia Lake estaba totalmente en calma así que pudimos sacar unas bonitas fotos de reflejos.



Con una larga exposición (180 sg.) conseguimos el efecto de como si las nubes se movieran. Quedó chula ¿verdad?



Aprovechamos que hacía muy buena temperatura a esa hora, sobre los 16°C y el magnífico paisaje que teníamos delante para descanso y comer unos sándwiches. Será por el entorno en el que estábamos, pero la comida nos supo a gloria.

Entre una cosa y otra nos dieron las cuatro y media y todavía nos faltaba la excursión que teníamos planificada para la tarde, las Athabasca Falls, así que recogimos todo y nos pusimos en marcha. Por el camino paramos para hacer alguna que otra foto. La foto que viene a continuación la hicimos desde uno de los puentes de la Icefields Parkway que cruzan el río Athabasca. Al fondo todavía se podía ver Pyramid Mountain.



Las Athabasca Falls están a unos 30km. de Jasper y se tarda algo más de media hora si se va por la Icefields Parkway 93. Como llegamos pasadas las 5 de la tarde, apenas había gente, así que no nos tuvimos que “pegar” con nadie para sacar las fotos desde los mejores sitios.



Aparte de la gran cascada, también vimos una especie de cañón por donde discurría el agua que bajaba de la cascada. Una cosa que nos gusta mucho es sacar fotos de las formas de las rocas erosionadas por el agua. Hicimos también un pequeño sendero que había con paneles informativos e incluso vimos un petroglifo grabado en una roca.



Cuando la luz empezó a escasear, pusimos rumbo de vuelta a Jasper y llenamos el depósito del coche (42,38l x $1,28 = $54,25). Aprovechamos las compras que habíamos hecho por la mañana para cenar tranquilamente en nuestro sótano/apartamento.




Como el día anterior, cuando sonó el despertador todavía era de noche y en la calle había alrededor de 9°C. y queríamos volver a Patricia Lake para intentar de nuevo fotografiar el amanecer. Como no íbamos a volver por la casa para desayunar, nos llevamos unos termos de café caliente y algo para untar.

Cuando llegamos eran las 7 y cuarto y aún quedaban unos minutos para prepararnos. ¡No había niebla! ¡bien, bien, bien!. No estábamos solos, teníamos compañía en la orilla norte del lago donde se veía a un grupo bastante numeroso de orientales con sus cámaras y trípodes. Duró poco la calma porque siendo un grupo tan numeroso, estuvieron entretenidos y se les oía a pesar de la distancia.




Según se acercó el momento del amanecer, en el cielo se abrieron claros, pero no los suficientes parar conseguir iluminar Pyramid Mountain. ¡cagüento!. Así con todo, no dejamos pasar la ocasión. ¡Cada amanecer es diferente y todos tienen su encanto!



Con la sensación de no haber conseguido lo que habíamos ido a buscar, seguimos la carretera hasta llegar a Pyramid Lake. Los dos lagos están casi unidos, por lo que las vistas de Pyramid Mountain son casi idénticas. La zona de Pyramid Lake está mucho más concurrida que la de Patiricia Lake porque está al lado del hotel Pyramid Lake Resort y además se pueden alquilar canoas para navegar por el lago. Por suerte, todavía era temprano para los huéspedes y no había canoas en el agua que estropearan el reflejo perfecto.



Un kilómetro más adelante, siguiendo la carretera, encontramos un pequeño parking donde dejar el coche y pasar andando a la pequeña isla de Pyramid Island. La isla es accesible desde 1930 cuando se construyó el primer puente. En su interior hay pequeño sendero (apenas se tarda 20’ en recorrerlo) donde explican las características del ecosistema de la zona. En el punto conocido como Yellowhead Valley Viewpoint se tienen unas vistas espectaculares de la cordillera que separa la provincia de Alberta de Bristish Columbia. (Si pincháis encina de la panorámica, la podréis ver mucho más grande y con los nombres de las montañas).





Antes de ir al Valle de los cinco lagos (Valley of the Five Lakes) donde queríamos hacer una caminata, paramos en un supermercado de Jasper para hacer las compras del día. Como siempre, si veíamos algún paisaje que llamara nuestra atención, parábamos el coche en el arcén y sacábamos unas fotos.

En este caso, podéis ver el río Athabasca con Pyramid Mountain al fondo.




El parking del Valle de los cinco lagos está en la carretera Icefields Parkway (93) a apenas 10 kms. de Jasper, así que no tardamos nada en llegar. Al llegar, para esa hora, el parking estaba lleno e incluso ya había algún coche aparcado en el arcén de la carretera, así que hicimos lo mismo, intentando que el coche estuviera lo más fuera posible de la carretera y estorbase lo mínimo.



En cuanto cogimos unos frutos secos para el camino, nos pusimos en marcha. En principio el sendero no debía tener ninguna dificultad, pero como yo seguía con la herida en la pierna, nos los tomamos con calma. Nuestra intención era hacer el camino marcado como 9a que, sin ser el más largo, nos permitiría ver los 5 lagos.

Para no aburriros con demasiadas fotos, hemos elegido la foto que más nos gusta de cada lago. Están en orden descendente desde el quinto hasta el primero.







Al dejar atrás el cuarto lago nos encontramos la desviación para volver al inicio del sendero por el camino marcado como 9b o para seguir por el 9a y llegar hasta el final del primer lago. Como hacía bastante calor y mi pierna empezaba a protestar decidimos seguir sólo un poco hacía delante, pero luego nos dimos la vuelta. En el siguiente mapa se puede ver el recorrido que hicimos.



Nuestro siguiente destino: Jasper Skytram. Poco antes de las 3 de la tarde llegamos al parking del teleférico y vimos que había bastante gente en la cola. En septiembre el último viaje de bajada es a las 5 de la tarde, así que no queríamos esperar mucho más tiempo para subir. Nos dieron los tickets ($36,75 por persona) para las 3 y cuarto, así que aprovechamos los veinte minutos que nos quedaban para comer unos sándwiches.



Ya en la cola y mientras esperábamos a que nos tocara, hicimos unas fotos de la maquinaria del teleférico. También había un mapa del mundo donde la gente podía poner una chincheta con su lugar de procedencia. Nosotros somos el punto amarillo del norte, jejeje…




Como nos gusta sacar fotos a todo, al entrar en la cabina, nos pusimos en la parte de atrás para tener unas buenas vistas según íbamos subiendo. El viaje apenas duró 7 minutos y subimos hasta los 2.277 mts. de altitud, y como os podéis imaginar, las vistas son espléndidas.



Una de las vistas que más nos gustó fue la del propio Jasper rodeado de montañas y lagos de un color azul intenso. Aprovechamos también para sacar alguna foto en detalle.







Miraras para donde miraras, las vistas eran espectaculares. En las siguientes fotos se puede ver parte de la cordillera Maligne (con los montes Curator y Antler y el paso Shovel) y Pyramid Mountain con Patricia Lake y Pyramid Lake.




Aparte de poder disfrutar de unas vistas increíbles, la gente sube aquí para recorrer el kilómetro y medio que hay hasta la cima de The Wistlers por el sendero marcado como 5a. Nosotros lo empezamos pero como estaba bastante embarrado y mi pierna no estaba para muchos trotes, lo dejamos a la mitad.



Cuando se fue acercando la hora de bajar, nos acercamos hasta la terminal y aprovechamos para tomar un chocolate calentito, porque aunque el día estaba despejado y lucía el sol, a esas alturas la temperatura no era muy alta (5°C).

Una vez abajo, nos fuimos hasta el lago Edith (en la carretera que va hacia Maligne Lake) donde sabíamos que podía haber un bonito atardecer. Estuvimos dando unas vueltas por la zona hasta que encontramos una espacie de playa con unas buenas vistas de las montañas y además el agua del lago estaba en calma.






Cuando se puso el sol, recibimos la visita de una manada de ciervos con sus crías. A pesar de no parecer animales agresivos, sólo por el tamaño, imponen respeto. Hicimos unas fotos desde la distancia y les dejamos tranquilos.




Como teníamos comprada comida, volvimos a la casa para cenar y así descargar las fotos del día y preparar el itinerario para el día siguiente.



¡Cómo pasa el tiempo! Casi sin darnos cuenta habíamos llegado a la mitad de nuestro viaje. Los días que pasamos en Seattle parecían ya parte del pasado, como si fueran de otro viaje.

Ya os imaginaréis a estas alturas que cuando nos levantamos todavía era de noche, pero las estrellas del cielo y los 4°C de temperatura hacían presagiar que el día amanecería despejado.

Hoy era nuestra última oportunidad en Patricia Lake. En los dos anteriores madrugones no habíamos tenido demasiada suerte, pero ya lo dice el refrán, “a la tercera, ….”




Por fin tuvimos nuestra recompensa a los madrugones y disfrutamos de un bonito amanecer. Pasadas las 7 y media, el sol tiñó de naranja Pyramid Mountain y los picos de alrededor. A pesar del frío que hacía (la temperatura bajó hasta los 2°C) mereció mucho la pena.

De vuelta a Jasper, paramos en un pequeño bosque de abedules donde el sol entraba entre los troncos dejando una imagen bonita. También encontramos algún que otro símbolo tallado en los árboles. ¿Naturaleza u hombre? jejeje

Antes de salir hacia la primera excursión planificada, desayunamos en condiciones y paramos en el supermercado para hacer las compras del día.

De camino a Maligne Lake, pasamos por Medicine Lake. En otras épocas de año suponemos que tendrá más agua, pero como podéis ver en la foto, en septiembre estaba bajo mínimos, así que no nos entretuvimos mucho.



Antes de ir a Maligne Canyon, nos acercamos hasta Maligne Lake para reservar nuestras plazas en el barco que te lleva a Spirit Island.

Esta pequeña isla está escondida en un recoveco que hace el lago y no es accesible por tierra pero sí tenéis la opción de realizar el trayecto en canoa. Esta opción lleva prácticamente todo el día: la ida y la vuelta con el rato que estés tranquilamente en la isla. De hecho, mucha de la gente que llega en canoa es porque va a acampar y hacer noche (se necesita un permiso especial).

Nosotros, menos aventureros, reservamos plaza para el último viaje del día (en septiembre es a las 4 de la tarde). Nos costó $64 por persona. Para más información, pinchar aquí.

Así que de vuelta en Maligne Cayon hicimos parte del recorrido empezando por el puente nº 1 y nos quedamos a medias entre el 4º y 5º puente. Entre ida y vuelta fueron unos 3 kms. La verdad es que apenas sacamos fotos, porque entre que hizo un día de esos con el sol “picajoso” y que el cañón era bastante profundo, los contrastes entre sol y sombra eran terribles.



A mitad del recorrido aprovechamos la sombra de unos árboles para comer un “tentempié” que habíamos llevado. Cuando fueron más o menos la 1 y media, volvimos al parking y pusimos rumbo a Maligne Lake.

Como llegamos con tiempo, antes de coger el barco, comimos algo en el restaurante que hay junto a la oficina (donde se sacan los tickets).Tienen tienda de souvenirs así que también aprovechamos para comprar alguna cosa.



A la hora prevista embarcamos (el barco iba bastante lleno) y partimos hacia la Spirit Island. Para los que tengan miedo a marearse en el barco, tenemos que decir que al ser un lago, apenas hay movimiento. Además cada vez que nos cruzábamos con una canoa u otra embarcación, reducían la velocidad para minimizar el efecto del oleaje, cosa que agradecían sobre todo los de las canoas.

El viaje de ida duró algo más de media hora y una de las chicas de la tripulación nos fue dando detalles sobre el lago, su entorno y la famosa isla. Una de las cosas que aprendimos es que Maligne Lake es el lago natural más grande de las Rocosas canadienses.




Y al final del recorrido, aparece como por arte de magia Spirit Island. Como isla no tiene nada especial, vamos a ser sinceros, pero hay que reconocer que está en un entorno natural inigualable rodeada de montañas de más de 3.000 mts.




Nos dejaron bajar del barco para que pudiéramos hacer y hacernos fotos durante unos 15 minutos. La verdad es que no da tiempo para mucho . Pero sí quieres otra cosa, ya sabes lo que toca: canoa.

El viaje de vuelta fue mucho más rápido, aunque pudimos seguir disfrutando del paisaje porque seguimos yendo en la parte exterior del barco y a pesar de la velocidad y la brisa, se podía aguantar bien.



Cuando apenas quedaban unos minutos para llegar al embarcadero, alguien del barco gritó: “moose”. Al principio no entendimos lo que quería decir, pero la chica de la tripulación dijo por los altavoces del barco que había un moose atravesando el lago nadando. Le pidió a la chica que llevaba el timón que se acercara un poco y nos dejara sacar unas fotos.




Después de unos 10 minutos, disfrutando como enanos, nos comentaron que debían finalizar el viaje. Como os imaginaréis, en cuanto desembarcamos,todos salimos escopetados hacia donde estaba el moose para hacer alguna foto más.

En la siguiente foto se puede ver a qué distancia estaba el moose de la orilla que sólo se dedicaba a meter la cabeza debajo del agua y no llegamos a ver lo que estaba comiendo, pero suponemos que era algún tipo de alga que habría en el fondo.






Normalmente son los animales los parecen cansarse de los que les están observando, y acaban escondiéndose, pero en este caso no fue así. El moose estuvo un montón de rato, a lo suyo, haciendo inmersiones y comiendo, ajeno al grupo de personas que le estaban acribillando a fotografías.

Al final, decidimos era hora de volver al parking y regresamos a Jasper (o eso era nuestra intención).

A pocos kilómetros de Jasper, vimos coches parados en el arcén de la carretera y paramos. En la orilla del río Athabasca había una manada de ciervos con varias crías y un macho bastante grande que de vez en cuando lanzaba su grito de berrea para dejar claro que esa manada le pertenecía. Como estaba empezando a atardecer quedaron unas fotos bonitas, porque la luz pintaba de color oro la parte del río que aún recibía los rayos del sol.





Los ciervos al verse observados fueron moviéndose por la orilla del río, pero algunos miembros de la manada también cruzaron la carretera llegando a parar el tráfico.




Para acabar el día, paramos en Jasper a comprar la cena y alguna “cosilla” más y nos fuimos a la casa a cenar tranquilamente. Aunque no habíamos hecho grandes caminatas, los madrugones de los últimos días se estaban empezando a notar.



Menos mal que el día anterior nos retiramos pronto porque hoy volvíamos a madrugar, incluso más que los días anteriores ya que nuestro objetivo estaba un poco más lejos que Patricia Lake. Después de preparar unos termos de ‘hot chocolate’ cogimos el coche y nos pusimos en marcha en dirección a Leach Lake en la carretera 93A a unos 30 km. de Jasper. En la calle había 5°C y el cielo estaba estrellado.

Aun yendo tranquilos, llegamos con tiempo de sobra. Apenas habían pasado unos minutos de las 7 de la mañana cuando llegamos al lago y el amanecer aún se haría de rogar durante una media hora. El termómetro del coche en esos momentos marcaba sólo 1°C ¡¡qué frío!!



Al final el sol consiguió abrirse paso entre las montañas y empezó a iluminar los picos de Geraldine Peak y Fryatt Mountain (primera foto) y Mt. Edith Cavell (segunda foto).




Aprovechando que estábamos bastante cerca, recorrimos unos pocos kilómetros más y nos fuimos a ver las Sunwapta Falls. La verdad es que no estuvimos mucho tiempo porque seguía haciendo un “frío que pelaba” y encima se levantó un poco de brisa con lo que la sensación térmica era aún menor. A pesar de estar en septiembre, como se ve en la foto la cascada llevaba bastante agua.



Como era el último día entero que estábamos en Jasper, decidimos volver al pueblo y pegarnos un pequeño homenaje en forma de desayuno rico en el Smitty’s Family Restaurant. Con café incluido, $36 entre los dos.




Como Anna quería hacer unas comprillas que habíamos ido posponiendo, se quedó en el pueblo y yo me fui a echar un último vistazo a Patricia y Pyramid Lake. La foto corresponde a Pyramid Mountain reflejado en Pyramid Lake. Si pincháis encima de la foto podréis ver una panorámica más grande.



Al mediodía volvimos a juntarnos en Jasper y como no teníamos nada planificado hasta la tarde, pensamos que lo mejor era comprar comida y comer tranquilamente en la casa (incluso echamos una pequeña siesta, jejeje)

Salimos de nuevo a la calle sobre las cuatro y el sol seguía pegando de lo lindo. Había 28°C. El único plan que teníamos era recorrer la carretera Yellowhead (16 Km.) en dirección a Hinton, la zona conocida como Pocahontas. Como íbamos sin ningún tipo de prisa, fuimos parando donde veíamos cosas que nos llamaban la atención, como estos reflejos en el Edna Lake.




Siguiendo un poco más adelante nos encontramos con Talbot Lake, una lago mucho más grande que el anterior. Al fondo, Roche Miette, Capitol Mountain y Mt. O’Hagan.



Siguiendo nuestro camino por la carretera nos encontramos con un rebaño de cabras montesas. Aunque al principio estaban en el arcén, según nos íbamos acercando, una de ellas se puso a cruzar tranquilamente la carretera totalmente ajena al tráfico.



Antes de llegar a la desviación hacia Miette Hot Springs nos encontramos este bonito paisaje. El Mt. Kephala reflejado en el río Athabasca.



Para hacer un poco de tiempo hasta el atardecer, nos acercamos hasta Miette Hot Springs. La verdad es que no habíamos buscado mucha información al respecto y no sabíamos qué nos encontraríamos al llegar. Resultó ser un complejo de piscinas calientes al aire libre donde había bastante gente disfrutando. No teníamos bañador pero tampoco intención así que disfrutamos de unos chocolates calentitos en la cafetería y volvimos de nuevo por la carretera que nos había llevado hasta allí.

Confesamos que quizás nos hicimos la ilusión de que fueran algo parecido a las Mammoth Hot Springs de Yellowstone.

De vuelta a Jasper nos encontramos con un ejemplar joven de Elk que estuvo jugando con nosotros al escondite.



Y cuando quedaban pocos minutos para las 8, paramos en Talbot Lake para fotografiar el atardecer. Había algo de brisa así que los reflejos no pudieron ser del todo perfectos pero no obstante nos quedamos con un buen sabor de boca al ver las crestas de las montañas teñirse de rojo.





Cuando estábamos llegando a Jasper, tuvimos que reducir la velocidad de sopetón porque nos encontramos coches parados en la carretera. Al principio pensamos que había pasado algo, pero luego entre coches vimos los cuernos de un ejemplar macho bastante grande de Elk. Con bastante dificultad porque la cámara apenas podía enfocar por la falta de luz, sacamos unas fotos.





Antes de ir a la casa, paramos en una gasolinera a llenar el depósito (48l x $1,28 = $61,45) y aprovechamos para comprar la cena.



Hoy era nuestro último madrugón en el Parque Nacional de Jasper. Nos levantamos a las 5h45’ y como la noche anterior habíamos dejado preparadas más o menos las maletas, para las 6h30’ ya estábamos listos en el coche. En la calle, 6°C.

A las 10 de la mañana teníamos reservado una caminata con guía por el Glaciar Athabasca y luego seguiríamos hasta el Parque Nacional de Yoho donde pasaríamos los siguientes cuatro días.

Hasta el Columbia Icefield (donde está el glaciar Athabasca) hay poco más de 100 kms. desde Jasper (como una hora y media), así que pensamos que nos daba tiempo a sacar un último amanecer en este parque. El día anterior, muy cerca de Leach Lake, habíamos visto una especie de poza al lado de la carretera con unas vistas muy buenas, así que no queríamos dejamos pasar la oportunidad de acercarnos.

Cuando llegamos, la temperatura había bajado hasta 1°C, así que Anna prefirió esperarme en el coche mientras yo preparaba todas las cosas de fotografía.

Sobre las 7h20’, el reflejo del sol pintó de rojo las nubes que cubrían las montañas y disfrutamos de un amanecer increíble. Para muestra un par de fotos.






En una de estas que Anna se acercó al coche para coger ‘no sé qué’ y me dejó solo. Yo, como soy un fotógrafo muy intrépido (que conste que estoy bromeando!!! Jejeje) intenté acercarme un poco más a la orilla y así librar unas hierbas que me molestaban, pensando que lo tenía delante era arena, ¡Error y horror!. Era fango, con lo que en cuanto di el primer paso, mi pierna se hundió hasta la rodilla. Por suerte no perdí el equilibrio (menos mal porque tenía la cámara y el trípode encima). Anna me cuenta que sólo vio cómo levanté los brazos para evitar que la cámara tocara el suelo.

Volvía a tener “suerte” y todo se quedó en un susto!! Además no era mi pierna “mala”!!!!

De vuelta en el coche me tuve que cambiar de zapatillas y de pantalones. Los pobres estaban que daban pena.

A las 8h nos pusimos de nuevo en camino. Después de ver carteles en los que te avisan que no habrá gasolineras durante un buen tramo, te aseguras de que llevas el depósito lleno… jejeje!!



La Icefields Parkway (93) está considerada la carretera panorámica más bonita del mundo. Allá donde diriges la mirada te encuentras un glaciar haciendo justicia a su nombre.

Como, a pesar del percance durante la sesión de fotos al amanecer, íbamos con tiempo, fuimos disfrutando del paisaje que se iba descubriendo detrás de cada curva. En la siguiente foto el Mt. Kitchener con casi 3.500 mts de altura.


Y cuando estábamos a apenas 10 kms. del Columbia Icefields Center nos tuvimos que detener porque nos encontramos con caravana. Al principio no le dimos mayor importancia porque aún nos quedaba una hora.

Pero fue pasando el tiempo y nos dimos cuenta de que tampoco pasaban coches en sentido contrario. La gente aburrida de esperar se empezó a bajar de los coches. Justo delante nuestro iba una pareja que eran españoles. Nos bajamos nosotros también y empezamos a charlar con ellos.
Anna y ella se acercaron hasta el principio de la caravana para ver sí podían averiguar qué sucedia. Al volver, la cara de Anna lo decía todo.

¡Habíamos perdido la excursión! Y que conste que no nos importaba por el dinero, sino por la experiencia de poder caminar sobre un glaciar.

Parece ser que había obras en la carretera y habían hecho una explosión controlada y ahora tenían que retirar todas las piedras y tierra de la carretera. Como no podíamos hacer nada, pues lo asumimos y seguimos hablando con la pareja del viaje que estaban haciendo ellos y del nuestro.

Justo cuando pasaba un minuto de las diez de la mañana, vimos como los primeros coches de la caravana se ponían en marcha. La carretera parecía una estampida. Nos despedimos de nuestros amigos y nos dispusimos a salir escopetados. ¡Tan sólo estábamos a 8 kms! ¿Tendríamos alguna oportunidad?



Según nos íbamos acercando, nos dimos cuenta de que no éramos los únicos que iban hacía la zona donde habíamos quedado con el guía. Al llegar al parking, una persona nos hizo señales y nos dijo que nos estaban esperando ¡bien! ¡bien! ¡bien!

Según parece, al ver que faltábamos todos los que veníamos de Jasper, supusieron que había habido algún problema en el carretera y decidieron esperarnos unos minutos. Otra vez ¡bien! ¡bien! ¡bien!



La excursión más típica de este lugar es la que se hace con la empresa Brewster. Te llevan en un autobus con una ruedas gigantes hasta la base del glaciar y allí te dejan durante un rato para que puedas sacar fotos.

Nosotros sin embargo preferimos en esta ocasión, huir de lo más típico y reservamos una caminata de 3h30’ por el glaciar con la empresa Icewalks. No habíamos oído hablar de ella, pero la encontramos en internet cuando buscábamos información sobre los glaciares de la zona. La gente ponía buenos comentarios sobre la experiencia, así que nos animamos.

Tenemos que confesar que estuvimos a un tris de suspenderla a causa de mi pierna. Pero hoy sería la prueba de fuego y me puse unas zapatillas de cordones por primera vez desde el día en el que me hice la “avería” al finalizar el trail de Chain Lakes en USA.

El precio fue de $168 entre los dos y no exageramos cuando decimos que vale lo que cuesta. El trato de la guía, excepcional y la experiencia de caminar durante más de tres horas sobre el glaciar Athabasca, simplemente alucinante. Lo recomendamos al 100%.

La empresa se encarga de llevar ropa de abrigo adecuada para las personas que no tengan. En nuestro caso no fue necesario, pero alguna persona tuvo que tomar prestado una chaqueta cortavientos y gorro. Lo que si nos dieron a todos fue unos crampones para ponernos encima de las zapatillas de trekking.

Una vez nos explicaron unas pocas normas que teníamos que seguir durante la excursión nos pusimos en marcha hasta la zona donde empieza el hielo (la zona pública). A partir de ese punto está prohibido el paso a personas que no vayan acompañas de guías autorizados. Allí fue donde nos pusimos los crampones.



Durante el tiempo que duró la excursión, la guía nos fue explicando diferentes aspectos relacionados con la creación de los glaciares, su retroceso a cuenta del cambio climático, etc…

También intentó que participáramos haciéndonos preguntas (algunas con trampa) para que la excursión resultara lo más amena posible. ¡Lo consiguió con creces!




Del paisaje que nos encontramos, sólo podemos decir una cosa: ¡alucinante! Un campo enorme de hielo con un montón de metro de grosor. Y la parte que se puede ver es una pequeñísima parte de todo el glaciar. ¡Desde el aire tiene que ser la alucinante!




A mitad del recorrido paramos para hacer un descansillo y la guía nos invitó a unas chocolatinas. Aprovechamos para sacarnos unas fotos y también pudimos recoger agua que bajaba del deshielo.



Casi al final de la excursión paramos al lado de una grieta gigante que había en el hielo. Para que nos diéramos cuenta de la profundidad que podía llegar a tener, nos fuimos acercando (la guía nos sujetaba) y tiramos una piedra para ver si la oíamos golpear el fondo. Por supuesto, la respuesta es NO, jejejeje!!




Sobre las 13h30’ volvimos al punto de partida de la excursión con la sensación en el cuerpo de haber acertado plenamente al haber elegido esta actividad. Además mi pierna (si… la de la famosa ampolla) había respondido bien.

Recogimos el coche del parking y nos fuimos a comer al restaurante que hay dentro Columbia Icefields Discovery Center. Unas hamburguesas con patatas, refrescos y postre por $42,21.

Mientras sacábamos unas últimas fotos del lugar podimos observar una nube que no se suele ver muy a menudo (por lo menos por donde nosotros vivimos). Creemos que se les llama nubes lenticulares.





Sobre las tres de la tarde proseguimos nuestro camino hacia el Parque Nacional de Yoho disfrutando de la belleza de la carretera Icefields Parkway (93) parando de vez en cuando, aquí y allá.




Poco antes de llegar a Lake Louise, cogimos el desvío hacia la Trans Canadian Hwy (1). Volvíamos a estar en British Columbia. Pero a pesar de estar en estar en British Columbia, el Parque Nacional de Yoho mantiene la hora de Alberta.

Cuando llegamos a un sitio nuevo lo primero que nos gusta hacer es presentarnos donde vamos a dormir (por eso de confirmar la reserva), así que antes de hacer nuestra última actividad del día, nos acercamos hasta el Great Divide Lodge y nos registramos.

Great Divide Lodge, Field (Yoho National Park)

. Ubicación: En la TransCanadian Hwy (1). Carretera con mucho tráfico, pero como nos tocó una habitación que daba hacia la montaña, no tuvimos problema. Perfecto para explorar el Parque Nacional de Yoho y la zona de Lake Loiuse (15 kms.)

. Estado del hotel: Típico hotel de carretera. Bien cuidado y con buen servicio. Sin lujos pero correcto.

. Servicios: Parking, Wifi y desayuno continental gratuitos.

. Precio: $109 (2 personas).

. Trato recibido: Durante el desayuno del primer día conocimos a Angela. Una chica de Pamplona que trabajaba en el hotel con la que entablamos una pequeña amistad (aún hoy nos mandamos algún que otro Whatsapp). La verdad que nos echó una mano en todo lo que necesitamos. ¡chapeau!

. Calificación: 7 sobre 10. Recomendable




En cuanto estuvimos registrados y sin ni siquiera bajar las maletas del coche, nos fuimos hacia las Takakkaw Falls al final de la carretera Yoho Valley. Ésta es la típica carretera de montaña con bonitas vistas, pero hay que tener en cuenta que está cerrada de octubre a junio.

Desde el parking hay un sendero de apenas medio kilómetro que te lleva hasta la base de la cascada. El agua de la cascada proviene del glaciar Daly y tiene una caída de unos 254 mts. (una de las más grandes de Canadá). El nombre de Takakkaw significa “es magnífico” en el idioma de los Cree, grupo de nativos que aún vive en Quebec, Ontario, Manitoba, Saskatchewan y Alberta. Los meses de primavera es cuando más agua tiene a causa del deshielo, pero como podéis ver en las fotos, incluso a mediados de septiembre todavía caía bastante agua que da alimento al río Yoho.


Cuando regresábamos al hotel paramos un momento para sacar una foto a esta curiosa señal que avisa a las caravanas de más de 7 mts. que para poder tomar las curvas van a tener que hacer maniobra.



Como no teníamos nada para comer, cenamos en el bar del hotel. Unas hamburguesas que, a decir verdad, estaban muy buenas, unos entrantes, refrescos y postre, $42,21.



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