El avión no salió con mucha puntualidad: entre el tiempo que se tardó en embarcar, los bloqueos que causaba alguna gente en el pasillo del avión y que por ser el día que era probablemente había muchos vuelos, por lo menos media hora de retraso.
Otro clásico es el equipaje de cabina y el modo en el que algunas personas interpretan la norma del tamaño máximo permitido para el equipaje de mano. Recuerdo como una señora embestía con su maleta el compartimento para que entrase. A más de uno le hubiese mandado la maleta a la bodega y le hubiese cobrado la multa.
En cuanto llegamos al aeropuerto de Dublín me fui derecho a comprar el billete de Aircoach (7 euros). La línea 700 hace una parada junto al hotel The Gresham, que está a un par de minutos del hotel Academy Plaza. El tiempo de viaje fue como de entre 30 y 45 minutos y lo que fui viendo durante ese recorrido me comenzó a gustar, con las casas de 2 plantas construidas en ladrillo con el característico color marrón.
Lo mejor del hotel es su ubicación, porque O'Connell Street y Parnell Street son calles bastante comerciales, con multitud de cafeterías, restaurantes y pubs. Algunos supermercados también hay por la zona. El hotel en sí es bastante grande y tiene un estilo impersonal. La habitación individual que me dieron era bastante pequeña y estaba en una primera planta con vistas a un patio. Tenía escritorio, TV sin canales internacionales, armario con tabla de planchar, conjunto para la preparación de té y café, wi-fi gratuito. El cuarto de baño era grande. El principal defectillo es que la ducha estaba al nivel del suelo, por lo que se podía encharcar un poco. Enfrente de la recepción hay un par de ordenadores, pero sólo se pueden usar un máximo de 10 minutos. Hay gimnasio, aunque en la fecha que estuve en el hotel se encontraba cerrado, creo que por remodelación o mantenimiento.
Como eran cerca de las 9 de la noche y hacía frío, fui a cenar bastante cerca, a Parnell Street. Esta calle es la de los restaurantes asiáticos (chinos fundamentalmente). Elegí el restaurante Pho Viet, en 162 Parnell Street. Por cierto, la primera vez que se fija uno en los números de las calles es un poco chocante, porque no están los pares en un lado y los impares en el otro, sino que parece que van consecutivos, es decir, a un lado están por ejemplo del 1 al 100 y al otro del 101 al 200, pero en orden inverso. Me costó un poco de trabajo encontrar el restaurante. El Pho Viet es de comida vietnamita y se pueden tomar diferentes tipos de rollitos y ensaladas, algún plato de curry, sopas de fideos, combinados con carne y gambas, fideos vermicelli, arroz, etc...
Yo pedí rollitos vietnamitas rellenos de carne (Cha Giò) y un bol de gambas, pollo marinado, cacahuetes, pepino, zanahoria,... (Bun Tom Gà). En este restaurante, como en muchos otros, te sirven un vaso o jarra de agua, al margen de que pidas otra bebida. La comida, sin ser excepcional, no estaba mal tampoco. La cuenta fue de 17 euros y el servicio rápido.
www.phoviet.ie
El desayuno en este hotel es de 7 a 10 los días de diario y de 7:30 a 11 los fines de semana. El buffet tiene una parte de platos calientes, que son fundamentalmente del desayuno irlandés: morcilla, salchichas, bacon, tomate, champiñones, patatas fritas, judías blancas con salsa, huevos revueltos. Todo muy ligero. Probé el tomate y los champiñones, que no me hicieron mucha gracia y las patatas fritas, que ya formaron parte de mi desayuno todas las mañanas. La parte fría consta de croissants, pan de molde, mantequilla y mermelada, cereales, leche, café y té, queso y embutidos, macedonia de frutas. La macedonia de frutas no me gustó demasiado y los embutidos tampoco, por lo que mi desayuno los 4 días resultó ser de lo más equilibrado: croissants (que estaban buenísimos), patatas fritas, pan de molde con mantequilla y mermelada, algo de queso. Alguna mañana vi a varios obreros zampándose a las 8 de la mañana un desayuno irlandés completo. ¡Qué valor!
Para mi primer día en Dublín había decidido comprar un billete en el autobús turístico.
citysightseeingdublin.ie/
Se puede comprar uno de 24 horas y por 3 euros más utilizarlo otras 24 horas sin que tenga que ser consecutivo. Como yo lo compré por Internet y extrañamente valía más barato el de 48 horas que el de 24, creo que perdí esa opción. En cualquier caso tampoco lo pregunté para cerciorarme. A mí me costó sobre unos 18 euros.
El billete se canjea en la oficina de Citysightseeing, que está en la misma O'Connell Street un poco más abajo del hotel The Gresham y antes de llegar al obelisco The Spire. En estos autobuses, algunos de ellos se supone que son multilingües, pero yo siempre coincidí con los guiados en inglés. Me resultó bastante complicado seguir las explicaciones.
Lo primero que comprobé durante los primeros minutos en el autobús turístico, es el centro de una ciudad patas arriba. Están realizando obras para conectar las 2 líneas de LUAS que hay en la ciudad y hay calles valladas y con zanjas. Desde el punto de vista fotográfico es un poco decepcionante.
La primera parada que hice fue en Merrion Square, para ver el parque que ocupa el centro de la plaza y los edificios georgianos que la rodean de 3 plantas y ladrillo marrón, que destacan por sus puertas de diferentes colores. Como era temprano, las puertas del parque más cercanas a la parada del autobús estaban cerradas, así que por no alejarme me quedé viendo las fachadas de los edificios del Museo de Historia Natural y del Gobierno. Entre los barrotes de la verja del parque pude observar el monumento del Memorial Nacional a los miembros del ejército caídos en la defensa de la nación.
Otro clásico es el equipaje de cabina y el modo en el que algunas personas interpretan la norma del tamaño máximo permitido para el equipaje de mano. Recuerdo como una señora embestía con su maleta el compartimento para que entrase. A más de uno le hubiese mandado la maleta a la bodega y le hubiese cobrado la multa.
En cuanto llegamos al aeropuerto de Dublín me fui derecho a comprar el billete de Aircoach (7 euros). La línea 700 hace una parada junto al hotel The Gresham, que está a un par de minutos del hotel Academy Plaza. El tiempo de viaje fue como de entre 30 y 45 minutos y lo que fui viendo durante ese recorrido me comenzó a gustar, con las casas de 2 plantas construidas en ladrillo con el característico color marrón.
Lo mejor del hotel es su ubicación, porque O'Connell Street y Parnell Street son calles bastante comerciales, con multitud de cafeterías, restaurantes y pubs. Algunos supermercados también hay por la zona. El hotel en sí es bastante grande y tiene un estilo impersonal. La habitación individual que me dieron era bastante pequeña y estaba en una primera planta con vistas a un patio. Tenía escritorio, TV sin canales internacionales, armario con tabla de planchar, conjunto para la preparación de té y café, wi-fi gratuito. El cuarto de baño era grande. El principal defectillo es que la ducha estaba al nivel del suelo, por lo que se podía encharcar un poco. Enfrente de la recepción hay un par de ordenadores, pero sólo se pueden usar un máximo de 10 minutos. Hay gimnasio, aunque en la fecha que estuve en el hotel se encontraba cerrado, creo que por remodelación o mantenimiento.
Como eran cerca de las 9 de la noche y hacía frío, fui a cenar bastante cerca, a Parnell Street. Esta calle es la de los restaurantes asiáticos (chinos fundamentalmente). Elegí el restaurante Pho Viet, en 162 Parnell Street. Por cierto, la primera vez que se fija uno en los números de las calles es un poco chocante, porque no están los pares en un lado y los impares en el otro, sino que parece que van consecutivos, es decir, a un lado están por ejemplo del 1 al 100 y al otro del 101 al 200, pero en orden inverso. Me costó un poco de trabajo encontrar el restaurante. El Pho Viet es de comida vietnamita y se pueden tomar diferentes tipos de rollitos y ensaladas, algún plato de curry, sopas de fideos, combinados con carne y gambas, fideos vermicelli, arroz, etc...
Yo pedí rollitos vietnamitas rellenos de carne (Cha Giò) y un bol de gambas, pollo marinado, cacahuetes, pepino, zanahoria,... (Bun Tom Gà). En este restaurante, como en muchos otros, te sirven un vaso o jarra de agua, al margen de que pidas otra bebida. La comida, sin ser excepcional, no estaba mal tampoco. La cuenta fue de 17 euros y el servicio rápido.
www.phoviet.ie
El desayuno en este hotel es de 7 a 10 los días de diario y de 7:30 a 11 los fines de semana. El buffet tiene una parte de platos calientes, que son fundamentalmente del desayuno irlandés: morcilla, salchichas, bacon, tomate, champiñones, patatas fritas, judías blancas con salsa, huevos revueltos. Todo muy ligero. Probé el tomate y los champiñones, que no me hicieron mucha gracia y las patatas fritas, que ya formaron parte de mi desayuno todas las mañanas. La parte fría consta de croissants, pan de molde, mantequilla y mermelada, cereales, leche, café y té, queso y embutidos, macedonia de frutas. La macedonia de frutas no me gustó demasiado y los embutidos tampoco, por lo que mi desayuno los 4 días resultó ser de lo más equilibrado: croissants (que estaban buenísimos), patatas fritas, pan de molde con mantequilla y mermelada, algo de queso. Alguna mañana vi a varios obreros zampándose a las 8 de la mañana un desayuno irlandés completo. ¡Qué valor!
Para mi primer día en Dublín había decidido comprar un billete en el autobús turístico.
citysightseeingdublin.ie/
Se puede comprar uno de 24 horas y por 3 euros más utilizarlo otras 24 horas sin que tenga que ser consecutivo. Como yo lo compré por Internet y extrañamente valía más barato el de 48 horas que el de 24, creo que perdí esa opción. En cualquier caso tampoco lo pregunté para cerciorarme. A mí me costó sobre unos 18 euros.
El billete se canjea en la oficina de Citysightseeing, que está en la misma O'Connell Street un poco más abajo del hotel The Gresham y antes de llegar al obelisco The Spire. En estos autobuses, algunos de ellos se supone que son multilingües, pero yo siempre coincidí con los guiados en inglés. Me resultó bastante complicado seguir las explicaciones.
Lo primero que comprobé durante los primeros minutos en el autobús turístico, es el centro de una ciudad patas arriba. Están realizando obras para conectar las 2 líneas de LUAS que hay en la ciudad y hay calles valladas y con zanjas. Desde el punto de vista fotográfico es un poco decepcionante.
La primera parada que hice fue en Merrion Square, para ver el parque que ocupa el centro de la plaza y los edificios georgianos que la rodean de 3 plantas y ladrillo marrón, que destacan por sus puertas de diferentes colores. Como era temprano, las puertas del parque más cercanas a la parada del autobús estaban cerradas, así que por no alejarme me quedé viendo las fachadas de los edificios del Museo de Historia Natural y del Gobierno. Entre los barrotes de la verja del parque pude observar el monumento del Memorial Nacional a los miembros del ejército caídos en la defensa de la nación.
Cerca de Fitzwilliam Square me hubiese gustado visitar una casa georgiana del siglo XVIII convertida en museo, en el número 29 de Fitzwilliam Lower St, pero está en rehabilitación hasta 2020.
La siguiente parada que hice fue en St Stephen's Green. Con el día tan soleado que hacía era apetecible pasear por este parque o simplemente sentarse a tomar el sol en uno de los bancos. El aspecto actual de St Stephen's Green es de finales del siglo XIX. Tiene zonas de arboleda, una fuente, jardines con flores, un lago y diversos caminos para pasear.
La siguiente parada que hice fue en St Stephen's Green. Con el día tan soleado que hacía era apetecible pasear por este parque o simplemente sentarse a tomar el sol en uno de los bancos. El aspecto actual de St Stephen's Green es de finales del siglo XIX. Tiene zonas de arboleda, una fuente, jardines con flores, un lago y diversos caminos para pasear.
De nuevo en el autobús continué hasta la catedral de St Patrick. Actualmente es la catedral nacional de la Iglesia Anglicana.
La entrada cuesta 6'5 euros. La mayor parte del edificio data de mediados del siglo XIII. Destaca por albergar numerosas placas, bustos y otros objetos como homenaje a diversos personajes famosos. Son interesantes el coro, el mausoleo del siglo XVII de la familia Boyle, el espacio de Jonathan Swift.
Tras salir de la catedral aproveché para realizar la ruta hasta el final y así ver aquéllos lugares de interés más alejados del centro de la ciudad, que probablemente no vería otra vez: Guiness Storehouse, Kilay lmainham Gaol (hice un intento de visitar la cárcel, pero era visita guiada y el turno libre no me venía bien), el cementerio de Glasnevin o el parque Phoenix, que es el más grande de Europa.
Completado el recorrido, tomé otro autobús para ir hasta el Trinity College, entrando por Nassau St. Había unos cuantos grupos organizados, así que me tocó esperar por lo menos media hora hasta que conseguí entrar. El billete para ver la biblioteca antigua y el libro de Kells cuesta unos 13 euros. El Trinity College fue fundado por la reina Isabel I a finales del siglo XVI y era una universidad protestante. Sólo a partir de la década de los 70 del pasado siglo empezó a admitir estudiantes católicos. La Long Room, sala de 65 m de longitud, del siglo XVIII, contiene más de 200000 manuscritos y hay bustos de mármol de intelectuales y el arpa más antigua del país. El libro de Kells es un manuscrito decorado y escrito en latín que incluye los libros de los 4 evangelios. Su datación es del siglo IX. Personalmente me pareció un poco cara la entrada para lo que se ve .
Había algún evento de boda en el Trinity College, por lo que no pude salir por la entrada principal de College Green y tuve que dar toda la vuelta. Fui a comer a The Bank on College Green, en 20-22 College Green St. Está en un edificio del siglo XIX. Vale la pena entrar aunque sea para ver la decoración. Para el estilo y ubicación del bar no me pareció que la comida fuese especialmente cara. Los entrantes, ensaladas y sandwiches cuestan entre 5 y 10 euros, mientras que los platos principales superan los 15 euros. Disponen de un buen surtido de cervezas, vinos y cocktails. Yo opté por un pescado del día (pescada con verduras) y una cerveza Galway Hooker Amber. En total fueron algo más de 20 euros (sólo la cerveza fueron casi 6 euros). Durante el rato que estuve en el bar había una pianista actuando.
www.bankoncollegegreen.com
A primera hora de la tarde Dame St estaba cortada por una manifestación para protestar contra los impuestos del agua.
Como el autobús turístico no iba a poder pasar por la calle, aproveché para acercarme hasta la iglesia de St Andrew en la calle Suffolk, al lado de la cual se encuentra el famoso grupo escultórico de Molly Malone.
Como el autobús turístico no iba a poder pasar por la calle, aproveché para acercarme hasta la iglesia de St Andrew en la calle Suffolk, al lado de la cual se encuentra el famoso grupo escultórico de Molly Malone.
Tiene una canción asociada que cuenta la historia de una mujer pescadera que iba recorriendo las calles de la zona portuaria de Dublín empujando un carro con berberechos y mejillones para vender y que murió un día de fiebres. De noche tenía otro oficio.
In Dublin's fair city,
Where the girls are so pretty,
I first set my eyes on sweet Molly Malone,
As she wheeled her wheel-barrow,
Through streets broad and narrow,
Crying, "Cockles and mussels, alive, alive, oh!"
"Alive, alive, oh,
Alive, alive, oh",
Crying "Cockles and mussels, alive, alive, oh".
She was a fishmonger,
But sure 'twas no wonder,
For so were her father and mother before,
And they each wheeled their barrow,
Through streets broad and narrow,
Crying, "Cockles and mussels, alive, alive, oh!"
(chorus)
She died of a fever,
And no one could save her,
And that was the end of sweet Molly Malone.
Now her ghost wheels her barrow,
Through streets broad and narrow,
Crying, "Cockles and mussels, alive, alive, oh!"
Where the girls are so pretty,
I first set my eyes on sweet Molly Malone,
As she wheeled her wheel-barrow,
Through streets broad and narrow,
Crying, "Cockles and mussels, alive, alive, oh!"
"Alive, alive, oh,
Alive, alive, oh",
Crying "Cockles and mussels, alive, alive, oh".
She was a fishmonger,
But sure 'twas no wonder,
For so were her father and mother before,
And they each wheeled their barrow,
Through streets broad and narrow,
Crying, "Cockles and mussels, alive, alive, oh!"
(chorus)
She died of a fever,
And no one could save her,
And that was the end of sweet Molly Malone.
Now her ghost wheels her barrow,
Through streets broad and narrow,
Crying, "Cockles and mussels, alive, alive, oh!"
Aproveché también para comprar una Leapcard en un supermercado. La leapcard es una tarjeta monedero que permite ahorrar dinero en los desplazamientos en transporte público.
www.leapcard.ie
En el DART y el LUAS hay que validar la tarjeta al entrar y salir, para que descuente la cantidad correcta de dinero. En el autobús, que fue donde yo la usé, se valida al entrar de una de las siguientes formas:
- Si el trayecto que se va a realizar es igual o superior a 13 zonas, entonces se valida en una máquina que hay junto a la puerta. Se descuenta de la tarjeta la cantidad máxima correspondiente al itinerario de la línea de autobús.
- Si el trayecto que se va a realizar es inferior a 13 zonas, entonces se le comunica al conductor y él la valida en una máquina que tiene en su cabina. Se descuenta de la tarjeta la cantidad de dinero correspondiente al número de zonas.
Para saber del número de zonas lo mejor es consultar en la página www.dublinbus.ie el recorrido correspondiente a cada línea de autobús. En cualquier caso, salvo que se vaya a hacer una excursión por los alrededores de Dublín, lo más probable es que sea el conductor el que valide la tarjeta.
Como seguía haciendo un día buenísimo, decidí volver a Merrion Square un rato. El parque tiene una gran zona central de pradera, que esa tarde estaba muy animada. También hay una zona de juegos con diversos columpios para niños.
www.leapcard.ie
En el DART y el LUAS hay que validar la tarjeta al entrar y salir, para que descuente la cantidad correcta de dinero. En el autobús, que fue donde yo la usé, se valida al entrar de una de las siguientes formas:
- Si el trayecto que se va a realizar es igual o superior a 13 zonas, entonces se valida en una máquina que hay junto a la puerta. Se descuenta de la tarjeta la cantidad máxima correspondiente al itinerario de la línea de autobús.
- Si el trayecto que se va a realizar es inferior a 13 zonas, entonces se le comunica al conductor y él la valida en una máquina que tiene en su cabina. Se descuenta de la tarjeta la cantidad de dinero correspondiente al número de zonas.
Para saber del número de zonas lo mejor es consultar en la página www.dublinbus.ie el recorrido correspondiente a cada línea de autobús. En cualquier caso, salvo que se vaya a hacer una excursión por los alrededores de Dublín, lo más probable es que sea el conductor el que valide la tarjeta.
Como seguía haciendo un día buenísimo, decidí volver a Merrion Square un rato. El parque tiene una gran zona central de pradera, que esa tarde estaba muy animada. También hay una zona de juegos con diversos columpios para niños.
De nuevo en el autobús turístico y como ya había terminado la manifestación, me pude bajar junto al Castillo de Dublín. Desde principios del siglo XIII hasta 1922, este castillo fue el lugar de residencia de los representantes irlandeses de la monarquía británica y centro de operaciones administrativas. El castillo sufrió un importante incendio a finales del siglo XVII, en 1684. Durante el resto del siglo se realizaron varias reconstrucciones que lo transformaron en un palacio de estilo Georgiano.
A la entrada, destacan los 2 torreones circulares que dan acceso al patio en torno al cual están las dependencias visitables del castillo. La entrada creo que me costó sobre 7 euros. Son destacables las siguientes salas y espacios:
- Pasillo: Inspirado en los salones del Antiguo Parlamento en College Green. Daba acceso a salas de recepción y a las dependencias del virrey.
- Galería de los retratos: Conocida así por los retratos de los virreyes irlandeses. Su función principal era la de comedor, en el que se celebraban cenas de estado
- Pasillo: Inspirado en los salones del Antiguo Parlamento en College Green. Daba acceso a salas de recepción y a las dependencias del virrey.
- Galería de los retratos: Conocida así por los retratos de los virreyes irlandeses. Su función principal era la de comedor, en el que se celebraban cenas de estado
- Salón principal: Era utilizado por las virreinas como sala de estar y para las recepciones de cortesanos.
- Sala gótica: Se encuentra en uno de los torreones originales del castillo y se reconstruyó en estilo gótico en la década de 1770 tras sufrir daños estructurales.
- Salón de San Patricio: Realizado a finales del siglo XVIII, era el salón de baile para la corte del virrey. Tiene uno de los techos pintados más importantes de Irlanda y en las paredes están los estandartes de lao Orden de San Patricio.
Saliendo del castillo hacia Dame St, me encontré el Ayuntamiento, imponente edificio con columnas corintias en la fachada oeste y con un pórtico en la entrada principal con columnas corintias, friso y un frontón. Fue construido durante el último tercio del siglo XVIII para albergar la sede de la Bolsa. El interior no impresiona menos, con un vestíbulo sobre el que hay una magnífica cúpula circular con decoración floral (o eso parece) y rosetones. Se supone que hay una exposición sobre la historia de la ciudad en el interior, pero como entré casi a la hora de cierre, sólo me dio tiempo a hacer un par de fotos rápidamente.
Justo enfrente del Ayuntamiento vislumbré la cafetería Queen of Tarts y decidí ir a hacer una inspección de calidad a las tartas . El local es coqueto y bastante pequeño, por lo que puede ser difícil conseguir una mesa a determinadas horas. No obstante, la opción "take away" es una posibilidad. Aparte de pasteles y tartas hay algunos platos sencillos para comer (quiche, sopas, ensaladas), que me imagino que irán cambiando cada día. Yo pedí una porción de tarta de zanahoria que estaba deliciosa y para acompañar un chocolate caliente. Ponen además una jarra de agua. La cuenta fue de algo más de 8 euros.
www.queenoftarts.ie/
A continuación iba a tomar el autobús turístico para regresar al hotel, pero después de esperar un buen rato, el autobús que llegó se averió y por no esperar más decidí irme a cenar.
Le eché el ojo a Katmandú Kitchen, en 18 Dame Street. Es un restaurante de comida india-nepalí.
Hay varias opciones: comer a la carta, menú de pre-teatro y menú de fin de semana, del que por ejemplo es posible tomar 2 platos por 20 euros. El horario depende del día de la semana. Yo opté por esta opción de 2 platos, puesto que salía bastante bien de precio comparativamente:
- Malai Tikka: Pechuga de pollo al horno marinada con yogur, cúrcuma y especias.
- Prawn Ledobedo: Curry de gambas con cebolla y salsa de tomate, acompañado de arroz pulau.
Para beber, un mango lasi, que no falla cada vez que voy a uno de estos restaurantes. Entre toda esta comida, la bebida y el pan con varias salsas que me pusieron de aperitivo, no me quedé con hambre. Todo estaba buenísimo y la cuenta sólo fue de 24 euros.
- Malai Tikka: Pechuga de pollo al horno marinada con yogur, cúrcuma y especias.
- Prawn Ledobedo: Curry de gambas con cebolla y salsa de tomate, acompañado de arroz pulau.
Para beber, un mango lasi, que no falla cada vez que voy a uno de estos restaurantes. Entre toda esta comida, la bebida y el pan con varias salsas que me pusieron de aperitivo, no me quedé con hambre. Todo estaba buenísimo y la cuenta sólo fue de 24 euros.
kathmandukitchen.ie/