Día 25 de Agosto, continuamos la ruta hacia Hervey bay, nos quedaban por delante más de tres horas.
En Hervey Bay teníamos que coger el ferri a Fraser Island, como habíamos salido temprano llegamos a media mañana y visitamos la población de Hervey Bay, tampoco es que tenga mucho, a parte de un muelle de madera donde hay varios pescadores con caña y pelícanos que intentar pescar algún pez.
Tiene un pequeño puerto desde donde salen varios barcos para la observación de ballenas y la zona comercial.
Descartamos la observación de ballenas, pues ya lo hemos hecho en anteriores viajes, pero siempre puede ser interesante.
Paseamos por la orilla de la playa hasta llegar al pontón de madera, el cual recorrimos hasta su extremo y volvimos.
Comimos en un parque al lado del mar, con una magnificas vistas de la isla, acompañados de varios ibis que nos pedían comida.
Nuestro ferry salía a las 15:30, por lo que después de comer fuimos a las oficinas de la compañía y dejamos el coche en un aparcamiento cerrado del que disponen.
Nos recogieron con un microbús y nos llevaron al ferry, también se encargan de llevarte las maletas al hotel y nos las dejaron dentro de la habitación.
La travesía es muy relajante y de poca duración, unos 15/20 minutos, llegamos al hotel Kingfisher Bay Resort, un bonito hotel integrado en el paisaje y rodeado de naturaleza, lástima que se aprovecha muy poco, pues llegas al atardecer y al día siguiente como hay que hacer la visita de la isla te marchas muy temprano.
Salimos del hotel y regresamos al muelle para disfrutar de una preciosa puesta de sol.
Cenamos en el restaurante del embarcadero, que era más económico que el principal.
En Hervey Bay teníamos que coger el ferri a Fraser Island, como habíamos salido temprano llegamos a media mañana y visitamos la población de Hervey Bay, tampoco es que tenga mucho, a parte de un muelle de madera donde hay varios pescadores con caña y pelícanos que intentar pescar algún pez.
Tiene un pequeño puerto desde donde salen varios barcos para la observación de ballenas y la zona comercial.
Descartamos la observación de ballenas, pues ya lo hemos hecho en anteriores viajes, pero siempre puede ser interesante.
Paseamos por la orilla de la playa hasta llegar al pontón de madera, el cual recorrimos hasta su extremo y volvimos.
Comimos en un parque al lado del mar, con una magnificas vistas de la isla, acompañados de varios ibis que nos pedían comida.
Nuestro ferry salía a las 15:30, por lo que después de comer fuimos a las oficinas de la compañía y dejamos el coche en un aparcamiento cerrado del que disponen.
Nos recogieron con un microbús y nos llevaron al ferry, también se encargan de llevarte las maletas al hotel y nos las dejaron dentro de la habitación.
La travesía es muy relajante y de poca duración, unos 15/20 minutos, llegamos al hotel Kingfisher Bay Resort, un bonito hotel integrado en el paisaje y rodeado de naturaleza, lástima que se aprovecha muy poco, pues llegas al atardecer y al día siguiente como hay que hacer la visita de la isla te marchas muy temprano.
Salimos del hotel y regresamos al muelle para disfrutar de una preciosa puesta de sol.
Cenamos en el restaurante del embarcadero, que era más económico que el principal.