Día 7: De paseo por el Malecón ✏️ Diarios de Viajes de Cuba

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4/11

Este día hacía un sol que daba gusto, así que fuimos a desayunar a un sitio recomendado y luego seguimos por el callejón de Hamel, donde ya nos estafaron (de buen royo, eso sí) 10€ para colaborar con unos niños a cambio de un CD de música.
Recordar esto: nadie se os acercará con buenas intenciones, quieren conseguir algo, ya sea estafando o intentando dar pena para que te sientas mal u obligado a colaborar con una causa que en la mayoría de ocasiones no es real.
Pero en fin, ya contábamos con ello... fui a pasear por el malecón, a ver los pescadores todos juntos que se sube allí a pescar y con la habana de fondo es una imagen preciosa…

En esto que nos pararon unos cubanos muy bien vestidos y perfumados como nunca habíamos visto, nos hicieron unas fotos y nos dijeron que si conocíamos la cooperativa de puros que había como un festival y había unos descuentos muy buenos, que era solamente ese día y no nos podíamos ir sin haber estado. Total que no sé como, nos dio por acompañarlos y nos llevaron mientras hablábamos amablemente, de repente giramos una esquina y entramos en la casa de un cubano, sin darme cuenta ya estaba sentado en el sofá con un cubano intentando venderme unos puros que según él eran la reostia y que la caja costaba 400CUC pero él me la dejaba en 100. Obviamente le dije que no llevaba ese dinero y que no me gustaba el tabaco, ni conocía a nadie que le gustara tanto para apreciarlo. Así que cogimos y nos fuimos, a pesar de las insistencias de nuestros amigos y el vendedor que llegó a rebajarlo a 60CUC.
De ahí ya decidimos no pararnos por nada ni nadie, en Trinidad había buena gente y quien te pedía iba de cara, pero en la Habana se las ingenian para hacerte sentir mal porque eres el rico o estafarte con los puros. Así que todo el que nos paraba le decía que éramos cubanos y ya está. Creo que no colaba a pesar de intentar imitar el acento, pero no nos paramos por nadie más y si nos venían con el cuento de la cooperativa ya les decíamos que íbamos servidos.

Fuimos paseando por el paseo del prado, nos tomamos algo en un bar andaluz. Cogimos un paseo en coche clásico con una explicación fabulosa de toda la Habana vieja, el museo de la crisis de los misiles, la parte de la fortaleza y los cañonazos que suenan cada noche y que marcaban el cierre de las puertas. Luego vimos el museo de la Revolución, que es muy interesante también para conocer toda la historia.

Finalmente nos volvimos caminando y pasamos por la heladería Copelia a probar los famosos helados, flipamos con la cola de cubanos que había para el helado, había como 4 colas que daban la vuelta a la manzana por cada lado. Suerte que los guiris no teníamos que hacer la cola, ya lo había estudiado y fuimos directos al centro de la plaza y además preguntamos que como era posible todo eso y según nos dijeron, los que hacían cola al final el helado que compraban era más malo que el que nos estábamos comiendo… estaba muy bueno, pero nada del otro mundo tampoco, así que nos sentimos mal de que esa gente estuviera esperando por un helado peor que el nuestro y que nosotros ni siquiera lo valoráramos como se merece...

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