Hoy nos vamos en el tren bala a Kyoto. Ayer intentamos comprar el billete llamado Platt Kodama, que es un poco más barato aunque tarda más, pero estaban agotados así que al final cogimos un hikari.
Habíamos leído e interpretado que este tipo de billete se compra solamente el día anterior al viaje. Error, la mujer que nos atendió nos dijo que se puede comprar antes, así que aconsejamos a todos los que queráis ahorraros unos yenes no lo dejéis para el último día.
La primera hora del viaje fuimos expectantes tratando de ver el Monte Fuji pero no conseguimos verlo.
En dos horas y media estábamos en Kyoto, capital de la prefectura de Kansai, que conserva un rico patrimonio histórico y cultural.
Cogimos un metro a nuestro alojamiento, Urban Hotel Kyoto, situado bastante cerca del Fushimi Inari que pretendíamos visitar esa misma tarde.
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Fushmi Inari es un Santuario dedicado a la deidad Inari, dios del arroz y patrón de los comerciantes, ya que la sociedad tradicional japonesa asociaba tener una buena cosecha de arroz con tener prosperidad en los negocios.
Se compone por miles de torii colocados uno a continuación de otro formando un pasadizo, donados por comerciantes y con sus nombres grabados para que el dios Inari colme de prosperidad sus negocios.
El zorro o kitsune es una de las figuras que más se repite en este templo porque es el mensajero del Dios Inari. A menudo se representa con una llave en la boca, simbolizando el lugar donde se guarda el arroz (y por tanto la fortuna)
Se tarda más de una hora en llegar hasta arriba, con mucho que ver por el camino: pequeños altares, un lago y muy buenas vistas de la ciudad.
Habíamos leído que era interesante hacer la visita a Fushimi Inari por la tarde, para poder verlo cuando va anocheciendo pues tiene un atmósfera muy especial y así lo hicimos, aunque no calculamos muy bien y al llegar abajo era ya completamente de noche.