Shanghai. Adios, China. ✏️ Diarios de Viajes de ChinaPrograma : Visita del Jardín Yu, del Templo del Buda de Jade, Casco Antiguo, el Bund, Calle Nanking y crucero nocturno por el río Huangpu. Día 11 de mayo. Sábado. Programa realizado : Todo igual cambiando el crucero nocturno por uno diurno y...Diario: China milenaria⭐ Puntos: 5 (48 Votos) Etapas: 18 Localización: ChinaPrograma: Visita del Jardín Yu, del Templo del Buda de Jade, Casco Antiguo, el Bund, Calle Nanking y crucero nocturno por el río Huangpu. Día 11 de mayo. Sábado. Programa realizado: Todo igual cambiando el crucero nocturno por uno diurno y añadiendo una visita a la Concesión Francesa. Mientras preparaba este viaje llegué a la conclusión de que Shanghai era un lugar que tenía poco que ofrecerme puesto que a mí la arquitectura moderna no me entusiasma, así que le dediqué un único día en la creencia de que esta ciudad solo podía ofrecerme el Bund y rascacielos. Craso error del que me di cuenta en cuanto realizamos nuestra primera visita a la ciudad. Tengo que reconocer que en un día puedes ver lo más importante pero creo que dos días serían lo ideal para ver Shanghai y poder asistir a un espectáculo de acrobacia. Dicho esto paso a seguir con este diario. Lo primero es contaros un poquito de la historia de Shanghai porque esta ciudad es, en realidad, muy poco china y, más bien, bastante occidental. Un poco de historia Shanghai se encuentra situada en el delta del rio Yangtse y sus primeros habitantes fueron los refugiados que huían de la invasión mongola, allá por el siglo X, principalmente pescadores y gente humilde. Con el devenir de los años llegó a convertirse también en un centro importante de la industria del algodón. El despegue de Sanghai como centro comercial de gran importancia se produjo a partir de 1842, tras las Guerras del Opio y el Tratado de Nankín. Entre las clausulas de este tratado estaba la exigencia por parte de los británicos de que China se abriera al comercio internacional y la obligación por parte china de ofrecer “concesiones” a británicos, franceses y estadounidenses. Entre los puertos abiertos a este comercio internacional estaba el de Shanghai y este hecho supuso el inmediato y meteórico progreso de la ciudad. Lo que antes habían sido pequeños núcleos de población, mayoritariamente de pescadores, se convirtió en una gran ciudad de comerciantes y toda la riqueza que ello conlleva. A partir de este momento Shanghai despega y en 1932 es la quinta ciudad del mundo, con más de 70.000 extranjeros entre sus habitantes. Entre 1937 y 1945 estuvo bajo el domino japonés. Después del triunfo de la Revolución China, en 1949, la mayor parte de los extranjeros abandonaron la zona y trasladaron sus negocios a la vecina Hong Kong pero la ciudad supo sobreponerse y se convirtió en uno de los focos de progreso de China. Hoy nos levantamos descansados y bien dormidos, desayunamos estupendamente pues el bufet del hotel es bastante bueno y nos encontramos con nuestro guía a la hora convenida en la recepción del hotel. Y HOY NO LLUEVE Nuestro guía de Shanghai es un chino menudo, delgado y enjuto que se pliega en dos y hace reverencias cada vez que se dirige a mí “Señora Rosario” es el título que me corresponde (me llama Rosario, es el nombre que le dí, que Charuca se queda para los amigos). No tenemos ninguna queja de nuestro guía y sí alguna cosa que agradecerle, como ya os contaré, sólo que parece que está enormemente interesado en el asunto comercial: todo su afán es llevarnos a los mercadillos, mercados, tiendas y demás. No sé si porque lleva comisión o porque cree que los turistas tenemos un afán especial en ello , pero se equivoca, al menos nosotros no. Bueno, que me voy por la ramas. A lo que vamos, que es la visita de Shanghai y su barrio antiguo. Esta zona que vamos a visitar se encuentra situada al norte de Shanghai, cerca de la muralla y se expande alrededor de uno de los jardines más famosos de China: Jardín Yu Yuan. Este jardín fue mandado construir por un funcionario de la dinastía Ming para que sus ancianos padres pudieran contemplar uno de los afamados jardines que se levantaban en Beijing y que ellos, por su avanzada edad, no podrían nunca llegar a ver. Así que decidió construir uno a imagen y semejanza de los jardines de la corte y le dio por nombre YU, que significa salud y tranquilidad. Estamos hablando de mediados del siglo XVI. Con el tiempo la familia decayó y el jardín quedó en el olvido y el abandono hasta que a mediados del siglo XVIII lo adquirieron un grupo de comerciantes. Más tarde, a principios del siglo XX una parte del jardín fue convertido en bazar, que es la zona que aquí se conoce como barrio antiguo (al menos la que te llevan a conocer los de CITS). En 1957 se inició la rehabilitación del jardín y de la zona que lo rodea, también de la época Ming y se declaró al conjunto Monumento Nacional. Me da un poco de apuro volver a contaros algo sobre este jardín pues ya llevo tres etapas hablando sobre ellos pero es que fuimos a verlo y esto es un diario en el que cuento lo que vimos y, a lo mejor, alguien quiere saber como es este jardín. Como en todos los jardines primero se accede a la vivienda entrando primero por la sala de recibir Y esta vez nos encontramos con una habitación poco vista en los anteriores jardines, que es una habitación de trabajo, con su despacho y todo Y aquí os pongo esta foto de los faroles que alumbran las salas. En todas las otras viviendas también había este tipo de faroles, pero ha sido aquí en donde he tomado la foto Y ahora pasamos al jardín, la verdadera joya del lugar. Este es un jardín enorme, como pueda serlo el del Administrador Humilde, lleno de rincones, pagodas, pabellones, kioscos, etc. , así que os pongo el folleto con el mapa y la relación de edificios (en inglés) por si os interesa Lo más llamativo de este jardín es esta puerta con dos enormes dragones que la guardan y vigilan y cuyos cuerpos se extienden a los lados formando y formados, todo en uno, por la tapia. Naturalmente que no puede faltar una galería cubierta para poder pasear por el jardín al abrigo del sol Ni tampoco las carpas doradas, símbolo de larga vida. Ni el consabido teatro para representaciones de ópera En este jardín llaman la atención la gran variedad de puertas con formas extrañas que se pueden encontrar a lo largo de todo el recorrido Como esta puerta en particular que tiene la particularidad de mostrarnos en primer plano una puerta redonda, símbolo del cielo y más allá, otra cuadrada que representa a la tierra. Y el gran tesoro de este jardín son estas piedras de jade, macizas y enormes Por último no puedo resistirme a poneros estas fotos de unas figuras de bronce que adornan uno de los tejados, preciosas todas ellas Y como estamos en el Jardín Yuyuan, es lógico que nuestra siguiente visita sea al El barrio antiguo. Bazar Yuyuan Lo primero que me llama la atención en este barrio lo bien conservado, lo limpio, lo bien cuidado que está todo . Aquí no se ve la desidia y el abandono que he visto en otras zonas históricas de China. Todo está perfectamente pintado, las maderas bien conservadas, perfecto, vamos. Lo segundo es que aquí los tejados son como una caricatura de los tejados chinos. Si ya en otros sitios los tejados terminan en punta hacia arriba, aquí este efecto es absolutamente exagerado, como si alguien hubiera querido hacer adrede tejados chinos y se hubiera asegurado de que no había confusión posible. La plaza en la que estamos tiene un precioso lago con carpas como si fuese uno de esos jardines tradicionales, que lo es, al fin y al cabo en su día perteneció al jardín Yuyuan. Y junto a este lago un mercadillo de casetas de madera al que se dirige nuestro guía sin dudarlo y en el que yo me niego a entrar porque está lleno de gente, es un agobio absoluto y allí no hay nada que me interese: no pienso comprar nada. Así que le decimos que nos vamos de allí y nos dirigimos hacia sus calles que están, igualmente, llenas de comercios de todo tipo Y de restaurantes a pie de calle, unos tienen locales con mesas y sillas, otros solamente venden la comida, pero todos ellos ofrecen su mercancía expuesta al público. Museo del Té Y siguiendo nuestro camino el guía nos lleva a un museo del té, pero no nos lo dice hasta que llegamos al edificio y entra y se mete en un ascensor (todo ello con un aspecto cutre a tope) y preguntamos que a dónde nos lleva. Según él a ver una ceremonia del té, que está incluida en la visita. Yo me cabreo un poco, pero no estoy dispuesta a montar una, tengo ganas de ir al servicio y me parece bien el alto en el camino. No me arrepiento de haber ido: nos llevan a una sala privada y allí una señorita nos ofrece una degustación de diferentes tes: verde, rojo, negro, blanco, de crisantemo, de jazmín, etc. Para cada uno de ellos usa una tetera diferente y nos cuenta cómo se elabora cada uno y porqué se usa esa tetera y no otra y porqué la ceremonia también es diferente según el té que nos ofrece. Aquí nos enteramos de que hay tés fermentados y tés crudos, por así decir. El té verde es té sin fermentación mientras que el negro y el rojo están fermentados y por eso tienen el color que tienen. Según los diferentes tipos de fermentación se obtiene te negro o rojo. A este té se le pueden añadir flores para darle un sabor diferente, como el de jazmín o el de crisantemo que son los más conocidos en occidente. El que más me gusta de todos es el té rojo del que me había hablado muy bien mi acupuntor (es chino, de Guilin) y me había recomendado que comprase. Así que sigo su consejo y me compro un té de 4 años y me traigo un paquete a casa. Al final he venido cargada de té. El te rojo (Pu erh) es un producto poco consumido y, en la antigüedad, lo empleaban exclusivamente los nobles. Tiene la particularidad de que se fermenta en barricas de roble de donde toma su color rojo y puede estar fermentando desde 2 a 60 años y el color rojo se va intensificando con el tiempo por lo que puede llegar a ser un rojo tan oscuro que parece negro. Se venden en forma de bolas o pastillas duras y compactas de las que hay que partir un trocito para preparar el té. Una vez visitada esta zona tomamos el coche y nos vamos en dirección a nuestra siguiente visita y, como ya os he contado mi manía de pegarme a la ventanilla, ahora me doy cuenta de que no hemos visto todo lo que había que ver por aquí puesto que hay otra zona más escondida y tranquila, llena de tiendas para chinos que me hubiera gustado visitar por mi cuenta (por eso digo que otro día más no hubiera estado mal) y que debe ser la zona que data de la dinastía Ming, a juzgar por las casa. Calle Nanjing Nuestra siguiente parada es para ver la famosa calle Nanjing, la meca de las tiendas y las compras, vamos como la Gran Vía madrileña o, mejor, la calle Preciados. Estamos en el corazón del Shanjhai comercial, una calle bulliciosa, comercial, amplia y peatonal. Aquí me encuentro con una de las imágenes más curiosas de mi viaje: un perro con la cola rosa. Sí, sí, habéis leído bien. ROSA, ROSA. Un perrillo pequeño de color blanco al que su amo paseaba orgulloso, tanto que al ver que yo quería hacerle una foto, se paró y esperó a que la tomase con calma, pero al que había teñido la peluda y enrollada cola de color rosa. Bueno y poco más hicimos en esta calle. Pero no os preocupéis, que a la noche volveremos aquí y podréis verla iluminada, que gana mucho y es una gozada. Ya os contaré. Desde aquí nos fuimos a comer, no sé a dónde fuimos ni lo que comimos, no guardo el más mínimo recuerdo del lugar así que supongo que sería otro lugar como todos los demás que hemos visitado. El Templo del Buda de Jade. Después de comer fuimos a visitar este templo famoso por guardar en su interior una escultura de buda tallada en jade que representa la muerte de buda y que se encuentra recostado, pero no te dejan hacer fotos. Es un templo budista de finales del XIX por lo que se conserva bastante bien y el edificio es bonito, propio de la arquitectura tradicional china. En la sala de la Magnificencia se encuentran 3 grandes figuras de Buda y otras 20 esculturas menores que representan a los 20 guardianes del budismo. Esta sala es el centro de las actividades religiosas del templo. El templo tiene una tienda-exposición de artesanía china, con figuras de jade, de cloisonné, cerámica, madera tallada, etc., que se puede visitar y no te dan la vara. Paseo en barco por el río Hupong Aquí tuvimos nuestra pequeña discusión y protesta porque yo había reservado un crucero nocturno por el río y ellos me ofrecían un crucero diurno. Que parece igual pero no es lo mismo, entre otras cosas el precio es muy diferente. Me quejé y le hice saber que eso no era lo que creía haber contratado, aunque en mi voucher no decía nada de crucero nocturno, solo crucero. Así que estad atentos cuando contratéis algo y no deis nada por sobreentendido. Bueno, como estábamos aquí no íbamos a decir que no subíamos, así que embarcamos y subimos a cubierta como el resto del pasaje. Curiosamente éramos todos extranjeros y me llamó la atención que comentó nuestro guía que lo prefería así porque “los chinos, empujan, discuten y escupen”. Aquello estaba a tope, todo el mundo quería colocarse cerca de la barandilla para poder ver mejor y tomar buenas fotos pero yo, como siempre, me dirigí a la proa y me encuentro con una valla y un chino junto a ella. No tengo ni idea de chino pero en seguida me di cuenta del asunto: para acceder a la proa hay que pagar, pregunto y me dice en ingles que 10 yuanes, así que los pago sin dudar y pasamos a la proa en donde estábamos sólo 6 personas y teníamos asientos y todo y hasta la sombra que daba la cabina del timonel. Así que, aquí estamos, en primera fila dispuestos a disfrutar del paseo y sacar todas las fotos posibles. Aquí tengo qua hacer un inciso porque veréis que las fotos están todas como veladas, sin contraste y es que la contaminación era tal que no ha habido forma de sacar una foto realmente nítida. Ya veréis en las fotos nocturnas como se nota ese efecto. El paseo muy agradable aunque se notaba el calor y Lorenzo pegaba con ganas pero la brisa suavizaba el efecto y no se pasó un calor excesivo. Muy curioso todo el paseo con los enormes rascacielos del Pudong a un lado Y al otro los edificios modernistas del Bund Mientras estábamos realizando el paseo nuestro guía llamó a su jefe y le contó nuestras quejas, así que, al terminar nos contó que nos ofrecían un paseo por la Concesión Francesa que no estaba en nuestro voucher, como compensación por no haber realizado el crucero nocturno. Nos pareció bien, entre otras cosas porque ¿qué otra cosa podíamos hacer?. Así que aquí estamos en la Concesión Francesa Bueno, yo no la había reservado esta visita porque leí en la guía Planet que estaba bien, pero que no era imprescindible y tienen toda la razón. Es un barrio majo con edificaciones bajas de dos alturas y con gran arbolado, Pero es un lugar de reunión de la gente joven y con dinero, está todo lleno de bares, restaurantes, terrazas, todas carísimas y seguramente que es otro sitio en donde se podía emplear parte de ese segundo día, si uno está dispuesto a gastarse lo cuartos en una comida o en un simple café. Después de esta corta visita quedamos con el guía que nos llevaría de nuevo a la calle Nanjing en vez de al hotel y que nosotros regresaríamos por nuestra cuenta en taxi. Nos escribió en un papel el nombre del hotel y, para más seguridad, Jose llevaba en el bolsillo una tarjeta, así no habría problemas para regresar. Shanghai de noche Volvemos a recorrer la calle Nanjing, despacito, con tranquilidad, parándonos a ver las tiendas y las callejuelas, procurando no ser atropellados por el trenecito turístico que recorre la calle. En medio del paseo oigo música, no es el chunda chunda moderno de alguna tienda, sino un instrumento antiguo mezclado con una pandereta o algo parecido, así que hacia allá que me voy y nos encontramos con un grupo de mujeres que estaban bailando acompañadas por varios hombres que les acompañaban con sus instrumentos, así que nos quedamos un ratito a verlas bailar y oir la música. A todo esto os habréis fijado que no me he quejado nada, absolutamente nada de mi rodilla. No creáis que se ha curado es que soy muy buena y no he dicho ni mus, pero ahora se queja de malas maneras y no tengo más remedio que buscar un lugar donde descansar. Vamos mirando a lo largo de la calle, buscando una terraza que esté a la sombra y nos guste y damos con un establecimiento que se llama “café no sé cuantos”, pero así, café. Tiene una agradable terraza totalmente arbolada y, entre las sillas, hay una columpio para dos personas que me dice “ven, ven, y siéntate” y justo eso es lo que hago, que yo soy una chica muy bien mandada. Esperamos pacientemente a que venga el camarero pero el tiempo pasa y no viene nadie, tampoco nos agobiamos, no tenemos prisa. Por fin nos toca el turno y Jose pregunta si tienen VISA pero no, no tienen la VISA europea y, como sólo nos quedan los yuanes necesarios para el taxi de vuelta, decidimos irnos. En cuanto nos ven que nos vamos a ir aparece una china y nos dice que nada, que no nos preocupemos, que nos aceptan euros. Así que aquí estamos dispuestos a cenar tranquilamente. He puesto la foto de noche y de día, para que veáis la enorme diferencia entre ver esta calle en una hora u otra, nosotros estábamos en ese cafetín que se ve en la foto. Bueno, cenamos una pizza para los dos, yo tomé un zumo de mango recién hecho y Jose una cerveza y nos fuimos a seguir nuestro paseo por esta calle que de noche cambia totalmente de aspecto Y hay que adentrarse en las callejuelas que desembocan en la calle principal, es como cambiar a otro mundo totalmente diferente, aquí nos encontramos de nuevo con la China tradicional: callejones estrechos, tienduchas, tenderetes, etc. El Bund Y, por fin, llegamos al Bund, nuestro destino final, y su paseo marítimo. Bueno esto está de tope en tope, no cabe un alfiler, hay gente por todas partes, chinos y occidentales, todos con sus cámaras de fotos, algunos con la tablet y otros con el trípode a cuestas. Hace una noche deliciosa, una temperatura muy agradable que invita a pasear, lo malo es la contaminación que nos hace estornudar y nos irrita la garganta. De todas formas el Bund está precioso, todos los edificios iluminados con luces normales que contrastan con la estampa de enfrente, el Pudong Y también hacemos fotos del Pudong, con todas las luces de neón iluminando los rascacielos y los cruceros nocturnos llenos de luces de colores. Y ahora ya sólo nos queda volver al hotel,; esta vez no tenemos ningún problema para coger un taxi y llegamos a nuestro destino rápidamente y sólo nos cuenta 20 yuanes el trayecto. Y con esto se terminó este viaje, ahora hay que recoger todo, hacer las maletas, acostarse pronto para levantarse a las 5 de la mañana y regresar a Madrid. Buenas noches y gracias por leer este diario P.D. En Madrid me dijeron que lo de la rodilla podía ser una rotura de menisco, pero se quedó sólo en un esguince. Índice del Diario: China milenaria
01: Itinerario, vuelos y hoteles.
02: Vuelos
03: Primera impresión de China y Hotel Courtyard
04: Ciudad Prohibida, Ópera de Beijing y Una Olla Estúpida
05: La gran Muralla y un gran cabreo. Un marido perdido y encontrado
06: Muchas visitas, una rodilla chascada y un guía que se queda sin propina
07: Adios Beijing. Buenas noches Xi'Am
08: Los Guerreros de Terracota y un festín de Dim Sun
09: Un zoco árabe en el corazón de China
10: La Terrazas de Arroz de Longji en palanquín.
11: Crucero por el rio Li, un paisaje de ensueño
12: Yangshuo: un hotel encantador y un poquito de aventura
13: Guilin
14: Hangzhou, Un día pasado por agua.
15: Hangzhou-Suzhou
16: Suzhou, la ciudad de los jardines y un poco de rock en vivo
17: Tongli, una ciudad de canales
18: Shanghai. Adios, China.
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