Pintando un sueño en las Cícladas del sur ✏️ Blogs de Grecia

PREPARATIVOS

Este año los preparativos del viaje a Grecia han sido muy atípicos. Lo que comenzó como todos los años, con una compra de vuelos en el mes de enero y a continuación la búsqueda de una ruta y elección de islas, quedó paralizado en el mes de marzo con la pandemia del COVID-19. A partir de aquél momento me olvidé por completo de la idea de realizar este viaje.

Pero en el mes de junio, con la recuperación de la situación en España, las noticias sobre el leve impacto de la pandemia en Grecia y el anuncio de la apertura de fronteras a partir del mes de julio, me replanteé el viaje. A pesar de todo, el miedo y la incertidumbre de lo que pudiera pasar, estaban presentes, por lo que tomar la decisión fue difícil y me llevó varios días de reflexión.

A día de hoy puedo decir que la decisión tomada fue totalmente acertada pues el viaje a Grecia 2020 ha sido uno de los más bonitos hasta la fecha. Seguramente haya influido la situación de la que veníamos, que unido a las maravillas de mi destino preferido, han hecho de éste un viaje espectacular y lleno de emociones.

VUELOS

Los vuelos iniciales partían de Bilbao, nueva línea sacada por Aegean Airlines para el verano 2020, con dos frecuencias semanales Bilbao-Atenas y la posibilidad de conexionar con algunas islas, en función de los horarios. En mi caso, me encajaban fenomenalmente bien los precios y horarios de la conexión con Santorini, y esa fue mi elección:

Bilbao-Atenas-Santorini
Santorini-Atenas-Bilbao

176 euros/persona.

Sería la quinta vez que volara a Santorini, pero la idea era utilizar esta isla para una visita rápida y como punto de entrada y salida a otras.

Tras la pandemia, mi vuelo fue cancelado al eliminar Aegean los vuelos desde Bilbao. Me ofrecían la opción de cambiar el aeropuerto de salida y llegada por Madrid, y así lo hice, cambiar las fechas para adecuarlo a mi itinerario y las conexiones en ferry.

ISLAS Y FERRYS

Con todos los cambios, la ruta quedó establecida de manera exprés a finales del mes de junio para viajar en el mes de julio, de la siguiente manera:

Santorini - Anafi - Ios - Folegandros - Sikinos - Santorini

Se trataba de una ruta muy cómoda a nivel de conexiones en ferry, en la que además solo había una isla desconocida para mí: Anafi. El resto, aunque conocidas, habían sido visitadas hacía unos cuantos años, y muchas, mi hija no las recordaba. Ello unido a la situación extraordinaria en la que nos encontrábamos y la seguridad que me daba un viaje cómodo, me hizo establecer así el itinerario, repartiendo los días de la siguiente manera:

Santorini: 1 noche
Anafi: 3 noches
Ios: 3 noches
Folegandros: 3 noches
Sikinos: 2 noches
Santorini: 2 noches

Los traslados entre islas son cómodos, cortos y baratos al tratarse siempre de ferrys lentos. Además mi hija paga la mitad en todos los casos, quedando los precios totales así:

Santorini - Anafi: Anek Lines. 1 hora 30 minutos. 10 euros
Anafi - Ios: Blue Star ferries. 3 horas 40 minutos. 20 euros
Ios - Folegandros: Zante ferries. 1 hora 15 minutos. 9 euros
Folegandros - Sikinos: Zante ferries. 40 minutos. 7 euros.
Sikinos - Santorini: Zante ferries. 2 horas. 11 euros.

Las fechas:5 al 19 de julio. Dos semanas completas recorriendo las Cícladas del sur, soñando entre azules y blancos.

HOTELES
La elección de hoteles es una parte muy bonita de los viajes a Grecia. Es un placer recrearme entre casitas blancas decoradas al detalle, con vistas encantadoras acompañadas en muchos casos de estupendos desayunos, al igual que lo es contactar con sus dueños para organizar la estancia. Algunos los tenía reservados desde el comienzo de los preparativos en los meses de enero-febrero. Otros, sin embargo, fueron fruto del nuevo plan y elegidos con dos semanas de antelación, pero con la situación de pandemia no tuve ningún problema en hacer reservas con poca antelación. Al contrario, me pusieron muchas facilidades y pude elegir excelentes hoteles y a buenos precios.

Santorini. Oia. Caldera Premium Villas. 88 euros/1 noche solo alojamiento
Fue un sueño poder alojarnos una noche en Oia y disfrutar de un hotel con piscina y vistas a la caldera, en el que gracias a la poca ocupación por las circunstancias, nos dejaron permanecer hasta la tarde-noche del día siguiente. Maravilloso.


Anafi. Lagkada beach. Golden Beach Anafi. 285 euros/3 noches con desayuno
En esta apartada y poco visitada isla, la oferta hotelera es mínima y solo encontré un hotel con piscina que además, dista mucho en estilo del resto de hoteles de la isla. Pero su enclave y piscina junto al mar me conquistaron y no dudé en elegirlo. Un acierto total.



Ios. Chora. Avanti hotel. 240 euros/ 3 noches con desayuno
Fue difícil elegir entre tantas opciones, pero enseguida tuve claro que quería elegir Chora como asentamiento base, y un hotel familiar en el que evitar el ambiente nocturno que caracteriza a la isla de Ios. Nos encantó el lugar y la atención tan familiar recibida.



Folegandros. Chora. Kallisti hotel. 255 euros/3 noches solo alojamiento con opción a desayuno.
Observé una subida de precios en esta isla tras mi estancia en 2013. Sin embargo, este nuevo hotel situado en un sitio estratégico en las puertas de la encantadora Chora, llamó mi atención y fue otro gran acierto.



Sikinos. Ostria Studios. 110 euros/ 2 noches. Apartamento equipado sin desayuno.
Cuando conocí la isla de Sikinos en 2016, tuve claro que si volvía, repetiría este hotel situado literalmente sobre el mar. Está muy solicitado, pero la circunstancia había provocado algunas cancelaciones y tuvimos la suerte de poder volver. De hecho, el poder alojarnos aquí fue uno de los motivos de incluir Sikinos en la ruta, pues de otra manera, no hubiese sido lo mismo.


Santorini. Fira. Deluxe Rest Boutique hotel. 140 euros/ 2 noches sin desayuno.
Fira era el pueblo elegido, por su comodidad para coger el vuelo el último día de madrugada. Aquí la oferta hotelera es enorme, pero los precios se disparan en cuanto te acercas a la caldera y más si el mes de julio ya está avanzado. Por ello quise buscar algo sencillo y cual fue mi sorpresa al encontrar este hotel que se encontraba en pleno proceso de apertura. La comodidad de un espacio por estrenar cumplió nuestras expectativas y estuvimos realmente a gusto en este hotel boutique en pleno centro de Fira.

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Día 1. Madrid-Atenas-Santorini con mascarilla, test aleatorios y gyros a la luz de la luna.

Nuestro vuelo Madrid-Atenas con Aegean Airlines sale puntual a las 12:35. Esta vez la comida en el avión es más limitada debido a las circunstancias del Covid: bocadillo de jamón y queso,una chocolatina y botellín de agua. Llegamos al aeropuerto de Atenas a las 17:00 aproximadamente, con nuestro código QR preparado pues antes del vuelo hemos tenido que registrar nuestro viaje en la página web del gobierno griego, aportando información sobre nuestra estancia en el país. El documento PLF (Passenger Locator Form) tiene un código QR que debemos pasar por una máquina y a continuación indican a cada pasajero si debe someterse al test del Covid. No es nuestro caso, por lo que continuamos y buscamos la puerta de embarque de nuestro siguiente vuelo con destino a Santorini. Tenemos una escala de algo más de dos horas que se nos pasan sin darnos cuenta. El vuelo a Santorini sale puntual a las 19:45, nos sirven otra chocolatina y un botellín de agua, y a las 20:30 estamos aterrizando en Santorini a la vez que vemos la puesta de sol por la ventanilla del avión. Empezamos a emocionarnos pues no nos podemos creer estar allí.

Al llegar nos espera nuestro transfer reservado con “Notos travel”, quien se encarga de llevarnos a Oia. Con esta agencia hemos reservado los dos trayectos (Aeropuerto-Oia y Oia-Puerto) por un total de 60 euros, pues no vamos a alquilar coche para una estancia tan corta en Santorini. El transfer nos deja en la estación de autobuses de Oia, donde nos está esperando el encargado del hotel “Caldera Premium Villas”, quien nos lleva andando con las maletas al hotel. El acceso a los hoteles de la caldera de Santorini es complicado por calles estrechas y peatonales, pero el trayecto desde la estación es muy cortito. Lo más largo es la bajada por las escaleritas, pues el hotel está en pleno borde de la caldera y es esto lo que hace de éste un lugar especial. Nuestra habitación es una cueva preciosa dentro del volcán. ¡¡Nos encanta!! Dejamos las maletas y vamos a buscar un supermercado para comprar el desayuno para mañana y cenar algo. El hotel está realmente bien situado en pleno centro de Oia y, tras caminar 5 minutos encontramos el supermarket donde hacemos la compra y junto a él, el restaurante griego “Pitogyros”, donde decidimos comprar nuestra cena para tomar en la terraza de nuestra habitación-cueva.

Pitogyros: gyros de pollo y gyros de ensalada griega. 8 euros. No es barato para ser gyros pero estamos en Oia y están realmente ricos.

Nos los tomamos en la terraza de arriba, junto a la recepción del hotel, mientras escuchamos el sonido del mar y vemos la isla de Santorini iluminada y acompañada de una luna llena preciosa. Ha sido un día intenso de aeropuertos y estamos cansadas, así que nos vamos a dormir.


Día 2. El pueblo más bonito de Santorini para comenzar el viaje más bonito del año.

Me despierto deseando abrir la ventana de nuestra cueva. Yo ya sé lo que nos vamos a encontrar pues es la quinta vez que visito esta isla. Para mi hija es la cuarta vez pero las veces anteriores era muy pequeña, por lo que no se acuerda de los detalles de esta isla y se queda realmente sorprendida al asomarse. No es para menos. Despertar en un hotel en la caldera de Santorini es emocionante. No nos podemos resistir a pasear por el hotel en pijama y descalzas; después de explorar el terreno, regresamos a la terraza a preparar nuestro desayuno. Se respira una paz increíble. Seguimos emocionadas. Tras desayunar nos ponemos los bañadores y nos ubicamos en un rincón del hotel que nos ha encantado. Estamos tan bien que pasamos la mañana entre tumbona y piscina, prácticamente solas. Una maravilla.


Hacia mediodía nos acercamos a la recepción para preguntar hasta qué hora nos dejan la habitación y preguntar por un sitio para comer. Mi idea inicial era bajar a la bahía de Armeni, a la que se llega por un caminito que continúa bajando desde el hotel, pero la chica del hotel nos dice que es un paseíto de 15 minutos y considera que hace mucho calor para bajar. Por ello decidimos acercarnos al pueblo y nos sentamos a comer en uno de los restaurantes que llevo apuntados en mi guía, lo que sin duda es un acierto, por la excelente comida y las vistas desde su terraza en lo alto.

Café Flora: bolitas de tomate y calabacín; queso feta al horno con tomate y pimientos, servido con tostadas; agua. 19 euros.


Se percibe una paz total en Oia. Recordaba este pueblo lleno de personas, procedentes en gran parte de los cruceros. Con las circunstancias actuales no hay cruceros y además, hay poca gente que se ha lanzado a viajar en estas fechas, lo que explica la tranquilidad que se respira entre sus tranquilas calles blancas e impolutas.

Regresamos al hotel a descansar y darnos una ducha, pues nos han pedido dejar la habitación libre a las 18:00. Esto ha sido todo un detalle por parte del hotel pues nuestro ferry sale por la noche. Además nos permiten dejar las maletas en recepción hasta nuestra partida, por lo que nos resulta comodísimo.

Son las 6 de la tarde cuando salimos a pasear por Oia y aún hace calor. Vamos con calma, recorriendo cada callejuela que encontramos en dirección al viejo castillo desde el que queremos ver la puesta de sol. Cada rincón es una sorpresa. ¡Qué bonito es Oia! ¡Y qué gusto da pasear con tanta calma y tan poquita gente! Tras llegar al final de pueblo regresamos a kastro pues se acerca el esperado momento de la puesta de sol. Precioso momento.


Regresamos por la calle principal junto a la caldera, viendo al fondo Imerovigli y Firostefani, pueblos que visitaremos al finalizar nuestro viaje. A la vez buscamos un sitio para cenar y finalmente decidimos quedarnos en una taverna tradicional cerca de nuestro hotel.

Skala: pastel de espinacas y queso feta; dolmadakia, agua. 18 euros.


Hemos cenado muy bien y continuamos nuestro paseo, disfrutando de los últimos momentos en este bello pueblito. A las 23:00 bajamos al hotel a por nuestras maletas, pues a esa hora cierran la recepción y ya no está el chico que nos ayuda a subirlas. De alli nos dirigimos a la estación de autobús, donde hemos quedado con el transfer que nos llevará al puerto a las 00:00. Vamos con tiempo, pues el ferry no sale hasta las 3:00, pero así podemos coger los tickets de ferry que tenemos ya reservados y pagados, para nuestro trayecto Santorini - Anafi. Esperamos en la terraza del bar que hay en el puerto y a las 2:15 llega el ferry, donde podemos montarnos, aunque no sale hasta las 3:00. Esta noche es un poco rara e incómoda, pero no había otra manera de hacerlo; los horarios de los ferrys a Anafi son todos nocturnos. Además hay poca frecuencia y nos ha costado cuadrar el número de noches. Todo estos datos apuntan a que la isla será tranquila. Mañana lo comprobaremos.

En el ferry nos dormimos y a las 4:30, sin darnos cuenta, ya estamos en Anafi. Al salir nos está esperando el transfer de nuestro hotel, y en 15-20 minutos llegamos y nos ubicamos en nuestra habitación. De nuevo el hotel va a ser una sorpresa pues es de noche y además hoy estamos dormidas. Solo percibimos una habitación muy amplia y una cama con luces en la parte inferior, donde nos acostamos. Mañana veremos todo con la luz del día.

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Día 3. Anafi. Un hotel alucinante en una isla auténtica.

Despertar en el hotel Golden Beach Anafi es un sueño. La habitación es enorme y tiene una bañera junto a la ventana, desde la que se ve el mar. Al salir a la terraza vemos la playa de Lagkada, a la que se puede acceder bajando unas cuantas escaleras desde el hotel. Nuestra habitación es la más básica y por un momento pienso que nos han dado una de nivel superior pues me parece una pasada; pero está todo bien, debe ser así. Nos preparamos y subimos a la zona comunitaria del hotel, buscando el lugar donde se toma el desayuno. En ese momento vemos la piscina y nos parece realmente impresionante. Es una piscina infinita al mar, con hamacas dentro de ella. También hay hamacas fuera de la piscina, una barra de bar y mesitas bajas, todo preciosamente decorado. El chico que prepara los desayunos nos ofrece sentarnos en una mesa y nos explica todo lo que hay. Le vamos pidiendo y nos va sacando un suculento desayuno casero: frappé, leche, zumo, yogur, pastas, tostadas con mantequilla, mermelada, miel y aceite, sandwiches de jamón y queso y una tortilla con verduritas. Está todo muy rico, pero tomado allí, con esas vistas y escuchando el sonido del mar, nos sabe aún mejor.


Enseguida llega Roula, quien nos atiende de maravilla y nos da recomendaciones para el día. El chico de la agencia de alquiler de coche, “Manos”, nos ha dejado nuestro coche, un Suzuki Jimmy, así que ya estamos preparadas para emprender la marcha. En Anafi las playas son largas y arenosas, y apenas hay playas organizadas. No obstante en las playas más cercanas al puerto como Agios Nikolaos, Kleisidi y Kautsouni, puede haber algo de gente, por lo que decidimos ir a la playa de Roukonas a la que se accede siguiendo un caminito tras dejar el coche. Nos cuesta encontrarla pues en principio aparcamos en un lugar donde pone “Exo Roukonas” y un lugareño nos dice que vamos bien, que es allí. Tras una caminata encontramos una zona de piedras junto al mar y sin acceso al baño, por lo que regresamos al coche y continuamos hasta el desvío adecuado, un poco más adelante, junto a una pequeña iglesia. Esta vez si, aparcamos junto a una taverna y caminando enseguida llegamos a Roukonas, una playa larga, con algunos árboles que ofrecen sombra, arena fina y agua cristalina. Nos colocamos al final, junto a las rocas y pasamos una mañana estupenda. ¡Qué ganas teníamos de estrenar las aguas cristalinas del Egeo! Además de nosotras hay tres familias por alli, que ni se sienten en una playa tan larga. Para comer nos hemos llevado los sandwiches y la tortilla que nos ha sobrado del desayuno. Ello nos permite aprovechar el tiempo de playa y nos quedamos hasta las 5 de la tarde. Regresamos al hotel donde nos espera la maravillosa piscina infinita. Es una verdadera pasada y toda para nosotras. Parece que no hay nadie más alojado en el hotel y es increíble la paz que se respira.


Nos preparamos para ir a Chora, el único pueblo de Anafi, que se encuentra a 10 minutos en coche desde el hotel. La isla es montañosa y Chora se encuentra construido en las laderas de la montaña, con vistas al mar Egeo. Aparcamos junto a la iglesia de Agios Spyridon, una capilla muy curiosa situada fuera del pueblo, que rompe con el estilo típico de las Cícladas.

Después vamos a callejear por el pueblo y buscamos los restaurantes para cenar que nos ha recomendado Roula. Decidimos quedarnos en To Steki y es un total acierto. Elegimos las especialidades del día y cenamos superbien.

To Steki: verduras al grill, calamar relleno de feta, refresco, copa de vino y postre de la casa de regalo (galleta con chocolate). 20 euros. Una maravilla pues además son platos abundantes y muy caseros.

Cenando se nos hace de noche y regresamos al hotel, muy contentas.


Día 4. Explorando Anafi. Playa de Anargyri y preciosa Chora.

Otro despertar de ensueño nos acompaña en Anafi, con vistas al mar desde la habitación. Hoy hace algo de viento y pensamos que es buen día para desayunar en la única mesita que hay junto a la piscina; un rincón encantador. El desayuno va más rápido pues ayer apuntamos lo que queríamos en una lista que nos ofreció Roula. Vamos a la playa de Agiai Anargyri, dejando el coche un poco más adelante que ayer y bajando unas escaleritas. La iglesia marca el camino hacia la playa y no hay confusión. Solo cuesta un poco la última bajada junto a las rocas, pero merece muchísimo la pena. La playa es preciosa, y la iglesia sobre ella nos hace sentir en la más pura Grecia. Cuando llegamos hay un grupo de 4 mujeres dándose un baño y pasado un rato se van y nos quedamos solas.


Para comer es suficiente con un tentempie de lo que hemos cogido en el desayuno del hotel y así podemos disfrutar de la playa sin interrupción hasta las 4 de la tarde, que regresamos al hotel con muchísimas ganas de disfrutar de la piscina infinita. De nuevo pasamos la tarde solas allí y seguidamente, como vamos bien de tiempo, nos bañamos en la bañera de la habitación, viendo el mar. Me parece que estoy soñando.


Hoy vamos con más tiempo a Chora. Hemos quedado con Manos para pagar lo que nos queda del coche de alquiler. Además tenemos que echar gasolina, y la gasolinera solo abre de 6 a 7 de la tarde. Después nos vamos a pasear por Chora y recorrer cada rinconcito. Hay muchas iglesias y callecitas estrechas, siendo un ambiente super auténtico, como a nosotras nos gusta.


Para cenar elegimos Liotrivi, un restaurante donde el pescado fresco está asegurado, pues se pueden ver las bandejas en una cámara situada en la calle, con lo que ha pescado el patriarca de la familia ese día. El servicio es realmente amable, lo que también invita a quedarnos allí.

Liotrivi: albondigas de tres sabores (tomate, calabacín y garbanzos -falafel-), bandeja de pescados variados, refresco, vino y postre casero de regalo que está riquísimo (sésamo con miel). 16 euros. Increible precio por todo lo que hemos cenado y tan rico.


Regresamos al hotel aunque solo vamos a dormir unas horas pues nuestro ferry sale de nuevo a media noche. Han sido solo dos días en Anafi pero muy aprovechados y consideramos que suficientes. Podíamos haber estado un día más y así haber conocido alguna playa más, pero a nivel de pueblos solo está Chora, por lo que la isla se queda más limitada. Además hay que contar con las limitaciones de los ferrys, por lo que estamos muy contentas de haber podido conocer esta cíclada algo apartada del resto pero que ofrece bellas playas y un ambiente muy auténtico.

Dormimos solo 4 horas pues a las 2:30 suena el despertador y nos dirigimos al puerto con nuestro coche de alquiler, donde esperamos al ferry que llega a las 4:00. El ferry va hasta el Pireo, siendo la primera parada Santorini y la segunda la nuestra, Ios, isla a la que llega puntual a las 7:40. En el ferry hemos dormido otras 3 horitas, por lo que llegamos bastante descansadas y con ganas de explorar nuevos rincones de esta isla que ya conocemos.

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