Tazarine es un cruce de caminos entre Merzouga y Zagora o hacia Agdz. A unos kilómetros de la ciudad se esconde un atractivo singular: los gravados rupestres de Aït Ouazik. Unos gravados rupestres que representan tanto la cosmología del hombre prehistórico, como animales propios de la sabana y no de la actual fauna de esta zona.
Para llegar al pueblo de Aït Ouazik hay que dejar la nacional y conducir unos 15 km por una pista de tierra (no es necesario que sea vehículo 4x4, pero es mejor que sea un vehículo alto). La ruta por la que atraviesa la pista es en sí muy bonita y discurre por un río entre cañones. Nos cruzamos con un par de grupos turistas en bicicleta.
Aït Ouazik era un puesto de la ruta de las caravanas y se nota en los restos de varios edificios con forma de kasbah, pero por desgracia están semi-abandonados.
El camino al sitio esta señalado en varios sitios, pero nosotros lo llevábamos marcado en el gps. Varias veces dudamos de que si no tendremos que volver sin haberlo visto. Hasta que por fin llegamos a un chamizo, que es donde esta el guarda. No había ningún turista.
La visita la hicimos con el guarda del sitio arqueológico, un tipo muy amable que nos llevo trotando de piedra en piedra, mostrándonos la increíble colección de grabados de la zona, que se extiende por una larga cresta que enmarca un río.
Apenas hay señalización, así que sin el guarda es imposible no perderte muchas de las figuras más interesantes.
Nos hartamos de ver rocas con figuras esculpidas: rinocerontes, gacelas, pájaros e incluso un reloj solar.
La vuelta la hicimos por el mismo camino, pero más rápido pues ya conocíamos la pista.
Una excursión que sin lugar a dudas vale la pena y que tengo que agradecer a
@Jotaatar que me la recomendase encarecidamente.
La visita dura lo que diga el guarda, pero nosotros estuvimos como una hora trotando entre piedras con el. De propina le dimos 50 dh. No nos cobraron entrada.
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