Peninsula de Snaefellsnes ✏️ Travel Journeys of Iceland

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En nuestro segundo día en Islandia recorreríamos más de 200 km a lo largo de la península de Snaefellsnes, la ruta que os marco en el mapa es de 182km, pero dimos alguna vuelta de más, por eso el incremento de kilometraje. Nos dejamos un par de puntos que queríamos ver y no pudimos terminar la ruta a pie que pretendíamos hacer, pero cambiar de planes se convertiría en algo habitual durante el viaje, la naturaleza manda!

Nos levantamos a las 7 de la mañana superdescansados, el día anterior nos habíamos acostado prontito. Desayunamos como en casa ya que habíamos llevado la cafetera italiana, y además mi hermana me había traído el día antes de salir unas galletas del pueblo de mi padre, de las de toda la vida que aguantan crujientes un mes sin conservantes ni colorantes, que ricas!!!

Pusimos en marcha la furgo porque el wifi funciona solamente mientras estaba encendida, y miramos la previsión del tiempo y las carreteras, no se presentaba mal la cosa, pensamos, un poco de viento sólo. Así arrancamos rumbo a Ytri Tunga Beach.

La razón para ir allí era ver focas, me pasaría horas observándolas, claro que también lo hago con mis gatos en casa...
Nos dimos un paseíto por toda la playa y no vimos nada, hacía un viento bastante desagradable así que desistimos pronto y ya a punto de irnos las vimos, estaban muy lejos, pero lo conseguimos!


Si pincháis sobre la foto se agranda y podréis verlas, son dos focas blancas sobre las rocas.

La siguiente parada era la iglesia de Budhir que data de 1703, aunque se destruyó y reconstruyó en 1848, de sus primeros tiempos conserva la campana de 1762 y un retablo de 1750. El gps nos mandó por un camino por el que nos tuvimos que dar la vuelta, esto es lo más cerca que llegamos:


Afortunadamente siguiendo la carretera vimos un cartel que señalaba Budhir, nos metimos y esta vez sí, llegamos sin problemas.
La rodea un murito hecho de bloques de lava. No pudimos pasar dentro pero la vimos a través de las ventanas.


Aprovechamos para tomar otro café en el parking de la iglesia, un cuervo nos observaba cada vez más cerca, la verdad es que al principio impresionan porque son muy grandes y se acercan mucho pero nos acabaríamos acostumbrando a ellos.

Seguimos hasta Arnastapi desde donde pretendíamos hacer la ruta a pié hasta Hellnar, pero el viento era insoportable, así que hicimos un par de fotos a la estatua de Bárðar, que es, según las sagas, un troll protector de la región y nos metimos en la furgo a toda prisa.


Con las prisas por resguardarnos del viento se me olvidó que habría habido que buscar la Gatklettur, que es una formación rocosa muy chula que parece un arco, ¡que rabia me dio cuando me dí cuenta!

Llegamos a Hellnar, aparcamos de cara al viento como nos habían repetido hasta la saciedad en la oficina de alquiler, y nos hicimos la comida frente a la cueva de Badstofa, que era bastante espectacular con el viento y el oleaje.


En el parking hay algunos carteles informativos acerca de las aves que buscan refugio aqui.

Una vez que hubimos repuesto fuerzas intentamos la caminata hasta Arnastapi que sale del mismo parking, es de 1 hora o así, pero no llegamos ni a la mitad, la primera parte era de bajada y se estaba más o menos resguardado, pero después el viento de nuevo nos impidió continuar, así que nos dimos media vuelta. Lástima, lo poco que vimos fue muy chulo, además habría llegado hasta Gatklettur

También hicimos una breve parada en la iglesia de Hellnar, que tiene un pequeño cementerio junto a ella.



Seguimos hasta Londrangar, aqui hay un parking donde te señala las diferente rutas por las que optar, elegimos la mas corta, ¿os imagináis por qué? Efectivamente, nuestro compañero el viento no nos dejaba opción, estas fueron las vistas a las que llegamos sin apenas caminar.


Pusimos rumbo a la playa de Djúpalónssandur, como telón de fondo teníamos el volcán de las cenizas, Snæfellsjökull, al rodear la península lo rodeas a él también, hay grandes caminatas para hacer en el volcán, todo eso es lo que me pierdo al no poder viajar a Islandia en verano, tendré que dejar lo de ir al centro de la tierra para otra ocasión... (En el libro viaje al centro de la tierra, Julio Verne dice que se entra por el crater de éste volcán)

En el parking hay unos baños a los que estaba deseando llegar, pero estaban cerrados en invierno... No os voy a contar como lo solucioné.
El camino a la playa es empinado pero muy cortito, claro que la nieve lo dificulta todo, pero conseguimos llegar abajo sin resbalarnos. Por el camino os encontraréis esta ventana natural desde la que se ve el volcán y el Lago Svörtulón, había que hacer mucho el cabra para tomar esa foto y lo dejé correr sancando esta para el recuerdo.


Cuando ya casi estábamos llegando a la playa vimos las 4 piedras de 23, 51, 100 y 154kg respectivamente, con las que se dice que los pescadores miden su fuerza, el que no puede levantar la segunda no es apto para la vida en el mar. Mi novio lo intentó sin éxito.

La playa en sí es muy bonita, de arena negra claro, al estar junto al volcán. Los restos que veréis desperdigados por la playa corresponden al barco pesquero Epine que naufragó el 13 de marzo de 1948.


Continuamos hasta desviarnos por otra península, la de Ondverdanes, la carretera se estrechó bastante pero hasta nuestra primera parada se llegaba bien,Skarðsvík Beach, la playa de arena dorada donde se encontraron restos de enterramientos vikingos. Sin duda es un buen lugar para que descansen los huesos.


La idea era seguir hasta los 2 faros que hay en la pequeña península pero el sentido común nos hizo desistir, no era camino para ir sin 4x4.

Nuestro próximo objetivo era la montaña de Kirkjufell, por el camino cruzamos algunos pueblos donde pudimos repostar, cerca de Hellisandur veréis una antena de comunicaciones de 412m de altura que fue construida por el ejército estadounidense durante la guerra fría.
Según nos acercábamos a la montaña la carretera se volvía más y más panorámica ya que te metes en la zona de los fiordos, llegamos al mirador desde donde las vistas de Kirkjufell son magníficas.


Se nos había hecho un poquito tarde y decidimos no continuar hasta Stykkishólmsbær, allí pensábamos ir al faro a ver el atardecer, pero cómo teníamos aún algo de luz decidimos alargar un poco la ruta volviendo a Landbrotalaug por la carretera 55 en lugar de la 56, y tras consultar el estado de las carreteras cometí el error de creer que blanco era ausencia de color y por lo tanto de peligro, asi que nos vimos en mitad de una carretera solitaria cada vez más y más blanca. Tanto que acabamos dando la vuelta, al "reconsultar" www.road.is y darme cuenta de la equivocación. Pero gracias al dichoso error nos llevamos en la retina imágenes como esta:


LLegámos a Landbrotatlaug que ya era de noche, servimos como guías a un par de todoterrenos camperizados de franceses que estaban igual de perdidos que nosotros la noche anterior, y nos hicimos para cenar unos spaghetti aglio, olio e peperoncino subiditos de peperoncino que nos hicieron entrar en calor rapidito.

Luego nos fuimos a la poza, esta vez con zapatos, entre otras cosas porque a mi sólo me quedaba una chancla, por suerte los franceses estaban en la grande así que nos metimos en la pequeña otra vez, llevamos la go pro pero estaba demasiado oscuro, os pongo una foto que he sacado de internet.


Esta vez los duendes se cobraron con nuestro jabón natural, lo habíamos comprado para no contaminar los espacios naturales, así que los próximos baños serían solo con agua. Es increíble como puedo desaparecer en un metro el jabón buscamos hasta que dimos por hecho que se habría disuelto en el agua.
La salida del el agua hasta llegar a la furgo fue mortal, el viento helado nos arrancaba el albornoz-toalla y pasamos un frío del carajo, así que nos secamos y nos metimos rapidito en la cama para entrar en calor, pusimos una peli en el ordenador pero al rato detectamos demasiado movimiento fuera por parte de nuestros vecinos franceses, me asomé cual vecina cotilla y sí, mis sospechas eran ciertas: AURORA BOREAL!!!

Salimos en pijama a disfrutar del espectáculo, unos minutos después, volvimos a por todo el equipo, chaquetas, guantes, ect... Y finalmente tiramos del coñac de emergencia, truco que me enseñaron unos chilenos en el camino inca, si hay riesgo de pasar frío lleva alcohol del fuerte. Y sí, nos calentó cuerpo y alma.
No quiero ser aguafiestas pero me decepcionó un poco la aurora, supongo que me esperaba esas fotos locas del National geographic llenas de color, y lo que vi eran como unas nubecillas verdes que se movían muy rápido, aunque he de decir que no podía despegar la vista de ellas. Pero no os desaniméis, mas tarde me daría cuenta que hay unas más intensas que otras y llegué a flipar muuuuucho.

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