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Cogemos nuestro tren de San Pietro a Roma Ostiense y allí el metro hasta Porta Mammolo (una hora en total) porque ahí es donde se compran los billetes del servicio de autobús Cotral que llevan a Tivoli (había leído que deja mejor y más económico que ir en tren).
También había leído que desde donde deja el autobús a la Villa Adriana había 300 metros, pero nada más bajar un enorme cartel anuncia la Villa a 1200 metros.
Llegamos tras el paseo a las 11:15 y hacemos el recorrido con una audioguía. Así podemos saber de las termas grandes y pequeñas,
El Canopo es una plaza porticada que en la columnata combinaba columnas con esculturas, y en el centro había una enorme piscina. Adriano era un amante del mundo griego y del mundo egipcio y aquí queda reflejado. Se sabe que había copias de las más famosas esculturas griegas de época clásica (quedan copias de las cariátides del Erecteion) y una escultura de un cocodrilo para recordar a Egipto. Canopo es como se llamaba a una ciudad cercana a Alejandría en Egipto donde había un templo dedicado a Serapis y en ella se celebraban ceremonias religiosas que terminaban en orgías, a Adriano le gustaron mucho y por eso se llama así este espacio.
También es destacado el llamado Teatro marítimo, cercano a las Bibliotecas y a la sala de recepciones. De planta circular, había un espacio lleno de agua con una isla en el centro donde había una casa solo para el Emperador con todas las comodidades de la época.
A la salida esperamos el autobús de la puerta de la Villa que nos acerque a Tívoli, que tarda 40 minutos y una vez en la plaza comemos en una bocacalle. Hoy cayeron unos fetuchini ai funghi porcini (con boletus).
A la vuelta de la esquina nos encontramos casi sin darnos cuenta con la Villa d´Este. Aquí los docentes y los niños tenemos gratuidad de entrada, estupendo. Esta villa fue propiedad del cardenal Hipolito II d´ Este, pero pasamos de ver el edificio y nos centramos en recorrer los preciosos jardines y fuentes. Un acierto hacer caso de las recomendaciones de los foros de Los Viajeros pues desconocíamos su existencia, y del acierto dan muestra estas imágenes.
En la plaza de la Villa se encuentra la Iglesia de Santa María la Mayor de Tívoli.
Como es pronto, dando un paseo por la ciudad nos vamos a buscar la Villa Gregoriana, que por lo visto tiene como punto fuerte una cascada. Pagamos 17 euros entre los 4 porque no hay reducción. Se trata de un recorrido natural al borde de un barranco con muchos escalones para llegar a varias cascadas. Tras llegar a la primera por la ruta directa decido no forzar más mis rodillas y nos volvemos.
La ruta llegaría hasta el otro lado a los templos, a los que vamos una vez fuera rodeando el recinto. Se trata de dos templos romanos, uno de planta circular y otro rectangular del que se conservan los escalones de acceso y los muros de la cella.
Como no sabíamos donde íbamos y no puedo hacer estos excesos de escaleras para mi fue un error pagar esta entrada, pero para aquel viajero que tenga ganas de un oasis de naturaleza en mitad de la ciudad sería una bonita parada.
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