Nuestra siguiente estancia por unos días sería Nafplio o Náuplia, así que recogimos el coche y pusimos rumbo hacia la Argólida, cuna de los orígenes de la historia del hombre.
La primera parada que hicimos fue en Corinto. La visita al canal no tiene mucha pérdida, se encuentra en un puente de la autovía, y suele estar lleno de gente. Es un canal estrecho, pero verlo es espectacular. Su construcción finalizó en el año 1893 y tiene más de 6 km de largo, 24’6 metros de ancho y 8 metros de profundidad. Debido a sus dimensiones sólo pasan barcos pequeños, aunque en el ratito que estuvimos (como unos diez minutos), vimos pasar 3.
En el puente hay una empresa de puenting por si los más atrevidos se animan y aprovechan la visita. Nosotros lo dejamos para otra ocasión
Tras ver el canal, visitamos las excavaciones de la antigua ciudad de Corinto.
Tomando una desviación a la izquierda, dejamos la autopista para entrar en la Argólida. Siguiendo las indicaciones del GPS llegamos con alguna dificultad, al siguiente punto de nuestra visita: Micenas.
Esta ciudad fue un gran centro político y artístico, cuyo rey fue el famoso Agamenón, quien encabezó la guerra contra Troya. Desde el siglo II se encuentra en ruinas. Es uno de los muchos monumentos que tiene el país que son Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.
La Acrópolis de Micenas se encuentra rodeada de murallas defensivas y es donde residía el rey y su familia. El acceso principal a la Ciudadela Micénica es a través de la Puerta de los Leones. Se estima que la puerta data de 1250 a.C.
En el interior de la ciudad se encuentran ruinas de las que sólo se intuye, con ayuda del mapa, lo que pudo ser en su día. A pesar de eso, imaginar lo importante que fue en su día la ciudad, los personajes que la habitaron, y el tiempo que ha pasado desde entonces, hacía que nos sintiésemos muy pequeñitos.
No se puede dejar de visitar el subterráneo de la Acrópolis, y el tesoro de Atreo, una tumba de la segunda mitad del siglo XIV a.C. Se fantaseó durante mucho tiempo con los tesoros que supuestamente contenía en su interior, a pesar de que jamás se encontró dicho tesoro.
Concluida nuestra visita a Micenas, seguimos hacia Nafplio...