A la mañana siguiente era el turno de hacer una de las excursiones más esperadas en Irlanda: la de los acantilados de Moher .
Pero primero el desayuno. En este hotel no es irlandés, así que tanto mejor. En el buffet había croissants y otros dulces, fruta en almíbar, cereales, queso y algún embutido, leche y café, pan de molde, mantequilla y mermelada, zumo de naranja. No estaba mal.
A las 9:45 estaba en recepción esperando que fueran a buscarme para la excursión. Nos recogieron en un microbús y nos llevaron hasta la estación de autobuses, donde nos ubicaron en diferentes autocares según la excursión que fuésemos a hacer. Por supuesto sería en inglés.
La primera parada fue en las afueras del pueblo pescador de Kinvara, para ver el pintoresco y fotogénico castillo de Dunguaire. Este castillo fue construido durante el siglo VII por el rey Guaire de Connaught, cuya corte era famosa por los juglares. La mayor parte de las estructura del castillo que se observa en la actualidad es, sin embargo, del siglo XVI. Cerca del castillo hay unas características casas con el tejado de paja. La parada fue de apenas 10-15 minutos, así que dio para poco más que acercarse un poco hasta el castillo.
Pero primero el desayuno. En este hotel no es irlandés, así que tanto mejor. En el buffet había croissants y otros dulces, fruta en almíbar, cereales, queso y algún embutido, leche y café, pan de molde, mantequilla y mermelada, zumo de naranja. No estaba mal.
A las 9:45 estaba en recepción esperando que fueran a buscarme para la excursión. Nos recogieron en un microbús y nos llevaron hasta la estación de autobuses, donde nos ubicaron en diferentes autocares según la excursión que fuésemos a hacer. Por supuesto sería en inglés.
La primera parada fue en las afueras del pueblo pescador de Kinvara, para ver el pintoresco y fotogénico castillo de Dunguaire. Este castillo fue construido durante el siglo VII por el rey Guaire de Connaught, cuya corte era famosa por los juglares. La mayor parte de las estructura del castillo que se observa en la actualidad es, sin embargo, del siglo XVI. Cerca del castillo hay unas características casas con el tejado de paja. La parada fue de apenas 10-15 minutos, así que dio para poco más que acercarse un poco hasta el castillo.
Poco a poco nos fuimos aproximando al Burren, un paisaje de tipo páramo bastante rocoso (Burren procede del término gaélico "boireann", cuyo significado es precisamente "terreno rocoso") con escasa vegetación, formada por unos matorrales de escaso tamaño. Es una meseta caliza en la que las glaciaciones y la erosión producida por el agua y el viento han producido unas grietas en el terreno. Al penetrar el agua, se han formado cuevas en el subsuelo. Se nota que debe ser una región de condiciones meteorológicas bastante adversas. El día estaba entre nublado y neblinoso, por lo que la visibilidad era más bien mala y el frío intenso. Durante un tramo no bajamos del autocar, así que sólo pude hacer unas pocas fotos a través del cristal que me salieron algo borrosas. Tampoco hubiese encontrado el autocar donde estacionar unos minutos, por lo estrecha que era la carretera. La tumba Glenisheen Wedge, fechada entre 2300-2000 a.c (Edad del Bronce) la vimos de paso.
Sí paramos en cambio durante unos 20 minutos en las proximidades del dolmen de Poulnabrone, del período 2500-2000 a.c.
La siguiente parada fue en el pueblo de Kilfenora, diócesis católica en la que curiosamente el obispo es el Papa. La principal y única visita que se realiza, es la de la ruinosa catedral del siglo XII, en la que destacan las cruces celtas que hay expuestas en una de las salas.
Continuamos nuestro camino descendiendo hasta la zona costera. En Doolin, pueblo en las proximidades del acceso a los acantilados de Moher, hicimos la pausa de una hora aproximadamente para comer. Como no llevaba nada, entré en Gus O'Connor's Pub, que está en la carretera principal (Fisher St para más señas). Estaba bastante concurrido, pero conseguí una mesa. Al mediodía es bastante rápido. Te acercas a la barra, pides el plato que quieres (de la carta que dejen en la mesa) y dices el número de la mesa. Yo pedí un plato de salmón asado con puré de patatas y verduras al vapor. En 10 minutos ya lo tenía. Se notaba que a las verduras le faltaba cocción, pero en general estaba pasable. 14 euros fue la cuenta y en 15-20 minutos estaba fuera del bar. Es el típico sitio para ir cuando se lleva prisa, no para tener una experiencia gastronómica, al menos durante el mediodía. Según la guía de viajes que llevaba, Doolin es famoso por su música tradicional y los aficionados a la música de la zona se reúne parece ser que en este pub.
www.gusoconnorspubdoolin.net
En los minutos que nos quedaba antes de continuar con la excursión, entré en una tienda de souvenirs (O'Briens Crafts & Knitwe) que había al lado del pub para curiosear un poco. Al final cayó una gorra de cuadros hecha en pura lana de Donegal, por 36 euros. Bien bonita.
Había comenzado a lloviznar un poco y había nubes bajas. Según íbamos subiendo por la carretera hacia Moher, el panorama no mejoraba y cada vez había más niebla. De hecho, la sensación al llegar al centro de visitantes fue de "plof", chasco, decepción .
El nombre de Moher viene del fuerte ruinoso "Mothar", destruido al principio de las batallas contra Napoleón a principios de 1800. En gaélico significa "ruinas de un fuerte". La longitud de los acantilados es de 8 km y en su punto más alto alcanzan los 214 m de altitud.
Me dirigí hacia el mirador principal y afortunadamente durante unos minutos subió la niebla, por lo que pude ver el lado sur de los acantilados con un nivel de visibilidad suficiente y por el lado norte la torre O'Brien . Luego se volvió a cubrir de niebla. Una pena.
Había comenzado a lloviznar un poco y había nubes bajas. Según íbamos subiendo por la carretera hacia Moher, el panorama no mejoraba y cada vez había más niebla. De hecho, la sensación al llegar al centro de visitantes fue de "plof", chasco, decepción .
El nombre de Moher viene del fuerte ruinoso "Mothar", destruido al principio de las batallas contra Napoleón a principios de 1800. En gaélico significa "ruinas de un fuerte". La longitud de los acantilados es de 8 km y en su punto más alto alcanzan los 214 m de altitud.
Me dirigí hacia el mirador principal y afortunadamente durante unos minutos subió la niebla, por lo que pude ver el lado sur de los acantilados con un nivel de visibilidad suficiente y por el lado norte la torre O'Brien . Luego se volvió a cubrir de niebla. Una pena.
Como andar más por los senderos no me iba a proporcionar nuevas panorámicas, dado el mal tiempo, me volví al centro de visitantes para tomar algo en la cafetería hasta la hora de salida.
En el trayecto de regreso a Galway fuimos recorriendo la parte costera del Burren e hicimos una parada de unos minutos en una zona rocosa con bastantes grietas junto a la costa.
Por último, antes de entrar en Galway volvimos a pasar por Kinvara, viendo el castillo de Dunguaire en esta ocasión con marea alta.
Una vez en Galway me fui a comer al barrio Latino. En la esquina de Abbeygate St con Shop St está el castillo de Lynch, del siglo XVI.
A continuación, en una calle lateral, está la colegiata de San Nicolás. Fundada en el siglo XIV, se trata del edificio medieval más importante de la ciudad. En los siglos XV y XVI fue ampliada. Posteriormente, en el siglo XVII, sufrió muchos daños causados por las tropas de Oliver Cromwell.
La entrada al barrio Latino está en Quay St. Fácilmente identificable, porque las fachadas de casas y pubs tienen gran colorido. También hay muchos banderines colgados en la calle.
De toda la oferta que hay en Quay St, elegí para cenar "The Quays", en 11 Quay St, un pub de decoración típica con zona de restaurante, actuaciones musicales en directo y barra. En el restaurante es posible comer a la carta, menú de almuerzo y menús de 2 ó 3 platos por 20 y 24 euros respectivamente. Elegí el menú de 3 platos y me puse a reventar:
- Chowder de marisco
- Especial de pollo del día, consistente en un curry de pollo. Una versión a la irlandesa, con su acompañamiento de patatas fritas y el pan de gambas chino.
- Tarta de queso con fresa: El broche perfecto al menú. Estaba increiblemente buena .
- Chowder de marisco
- Especial de pollo del día, consistente en un curry de pollo. Una versión a la irlandesa, con su acompañamiento de patatas fritas y el pan de gambas chino.
- Tarta de queso con fresa: El broche perfecto al menú. Estaba increiblemente buena .
El menú me salió a cuenta, porque si hubiese pedido los mismos platos a la carta me hubiese costado todo 30 euros.
En relación al servicio, fue aceptablemente rápido, dado que el restaurante estaba lleno.
Al terminar de cenar, me quedé todavía un rato junto a la barra viendo el grupo que estaba actuando en directo. Estaba tan entretenida y animada la música, que me hubiese quedado hasta el final, pero sólo aguanté unos 45 minutos de pie. Me prometí volver otro día.
En relación al servicio, fue aceptablemente rápido, dado que el restaurante estaba lleno.
Al terminar de cenar, me quedé todavía un rato junto a la barra viendo el grupo que estaba actuando en directo. Estaba tan entretenida y animada la música, que me hubiese quedado hasta el final, pero sólo aguanté unos 45 minutos de pie. Me prometí volver otro día.
www.louisfitzgerald.com/quaysgalway
En la calle, de camino al hotel, me encontré con la actuación de un grupo de música y me quedé a oír un par de canciones o tres, antes de retirarme definitivamente a mi habitación.