.
Ya no nos quedan muchos madrugones. ¡El tiempo vuela! Cuando te lo estás pasando bien. Después de desayunar tranquilamente en la habitación, salimos a la calle. Un cielo totalmente despejado nos dio los buenos días, aunque la temperatura era un poco baja (incluso para unos de Bilbao), tan sólo 4 °C.
Para hoy teníamos programado subir a la Torre de Seúl o Torre Namsa, pero antes Anna hizo una pequeña sesión de compras y yo me dediqué a pasear fotografiando todo lo que me pareció interesante. ¿Os habéis fijado la “pedazo” sombrilla que había junto a los semáforos para cuando hace mucho calor?
Para hoy teníamos programado subir a la Torre de Seúl o Torre Namsa, pero antes Anna hizo una pequeña sesión de compras y yo me dediqué a pasear fotografiando todo lo que me pareció interesante. ¿Os habéis fijado la “pedazo” sombrilla que había junto a los semáforos para cuando hace mucho calor?
El paseo me llevó hasta la escultura llamada “Shell” o “Conch”, una obra de arte urbano que parece una espiral gigante de caracol, con bandas rojas y azules que se retuercen hacia arriba. Fue diseñada por Coosje van Bruggen y Claes Oldenburg, unos artistas famosos por convertir objetos cotidianos, en arte monumental.
A las 10h30 cogimos el metro hacia Myeongdong, línea 4 del suburbano y desde allí fuimos andando hasta un pequeño ascensor que sube hasta donde se coge el “cablecar” que lleva a la torre. Desgraciadamente, el ascensor estaba en mantenimiento y tuvimos qua subir el primer tramo de escaleras andando (como si no hiciésemos suficiente ejercicio a lo largo del día).
El cablecar nos costó (para los dos), 30.000 krw (19,70€), y aunque se puede se puede subir andando, no teníamos tiempo ni fuerzas para hacer el trayecto andando, jejeje. El viaje apenas duró 3 minutos y el desnivel que se salva es de unos 140 mt.
Lo primero que nos llamó la atención según llegamos a la explanada de la torre, fueron los muros con los “candados del amor”. Si es que hay hasta máquinas de vending para comprarlos. Eso si… los de las máquinas, una vez cerrados, ya no se pueden abrir.
No nos atrevemos a decir una cifra, pero había miles y por lo que hemos sabido después, hacen mantenimiento de los muros, quitando los candados más viejos y que se van oxidando. ¿Quién dijo que el amor era para siempre?
Lo primero que nos llamó la atención según llegamos a la explanada de la torre, fueron los muros con los “candados del amor”. Si es que hay hasta máquinas de vending para comprarlos. Eso si… los de las máquinas, una vez cerrados, ya no se pueden abrir.
No nos atrevemos a decir una cifra, pero había miles y por lo que hemos sabido después, hacen mantenimiento de los muros, quitando los candados más viejos y que se van oxidando. ¿Quién dijo que el amor era para siempre?
Antes de subir a la torre, y aprovechando que en la explanada de la torre había varios restaurantes y puestos de comida, hicimos una parada técnica y almorzamos unas salchichas rebozadas y unos refrescos que nos costaron 11.200 krw (7,35 €).
La construcción de la torre comenzó en 1969 y se completó en 1971, aunque no se abrió al público hasta 19802. Fue la primera torre de radio de ondas generales en Corea del Sur, diseñada para mejorar las telecomunicaciones en Seúl.
Tiene algo más de 236 mt desde la base, y está situada en el [url=https://es.wikipedia.org/wiki/Namsan_(Se%C3%BAl)]monte Namsan[/url], que eleva su altura total de casi 480 mt sobre el nivel del mar. Las vistas 360° de la ciudad son impresionantes, pero quizás la imagen más icónica es la del cauce del rio Han, los puentes y la Lotte Tower al fondo.
Tiene algo más de 236 mt desde la base, y está situada en el [url=https://es.wikipedia.org/wiki/Namsan_(Se%C3%BAl)]monte Namsan[/url], que eleva su altura total de casi 480 mt sobre el nivel del mar. Las vistas 360° de la ciudad son impresionantes, pero quizás la imagen más icónica es la del cauce del rio Han, los puentes y la Lotte Tower al fondo.
El diseño corrió a cargo del arquitecto Jang Jong-ryul, y combina elementos de modernidad y tradición coreana. Originalmente era conocida como Torre de Seúl o Torre Namsan, pero ahora el nombre oficial es N Seoul Tower tras la fusión con CJ Corporation.
Aunque sus inicios, era una torre de comunicaciones, hoy es un símbolo romántico y cultural de Seúl. Muchas parejas vienen hasta aquí para… ya sabéis, declararse y todas esas cosas.
Aunque sus inicios, era una torre de comunicaciones, hoy es un símbolo romántico y cultural de Seúl. Muchas parejas vienen hasta aquí para… ya sabéis, declararse y todas esas cosas.
Dos cosas que nos resultaron curiosas es que, a lo lejos, se podía ver La Casa Azul, residencia del presidente de Corea del Sur. No nos imaginamos que habrá pasado en sus pasillos durante los días que estuvimos en Seúl, debido a la destitución del presidente.
Otra cosa menos sería y que nos hizo mucha gracia es que, en uno de los ventanales, había dibujado un corazón y estaba hecho con la expresión “te quiero” en muchoooooos idiomas, entre ellos, español y euskera (maite zaitut).
Otra cosa menos sería y que nos hizo mucha gracia es que, en uno de los ventanales, había dibujado un corazón y estaba hecho con la expresión “te quiero” en muchoooooos idiomas, entre ellos, español y euskera (maite zaitut).
En la actualidad, además de ser una atracción turística, sigue funcionando como torre de telecomunicaciones, transmitiendo señales para canales como KBS, MBC y SBS.
Como casi eran las 14h cuando bajamos a la base del cablecar, en cuanto vimos un restaurante, no lo dudamos y paramos para comer. Un plato de tonkatsu y arroz con curri, por 17.500 krw (11,50 €).
Cuando salimos del restaurante y nos dirigíamos a nuestra siguiente actividad, nos dimos que no habíamos hecho el check-in de los vuelos de vuelta, así que paramos un momento en plena calle y desde el móvil, lo pudimos hacer sin problema. Al contrario que en los vuelos de ida, no tuvimos suerte y no nos asignaron asientos de ventanilla, aunque al ser vuelos de noche, tampoco nos importó en exceso y así, podríamos levantarnos todas las veces que quisiéramos, sin tener que molestar a nadie.
Pasadas las 15h30, llegamos al National Folk Museum of Korea, ubicado en el interior del palacio Gyeongbokgunguseo. Se creó en 1945 inicialmente como el Museo Nacional de Etnología, y fue impulsado por gobierno estadounidense tras la liberación de Corea. Apenas un año después, en 1946, abrió sus puertas y marcó el inicio de su misión de preservar la cultura popular coreana.
Pasadas las 15h30, llegamos al National Folk Museum of Korea, ubicado en el interior del palacio Gyeongbokgunguseo. Se creó en 1945 inicialmente como el Museo Nacional de Etnología, y fue impulsado por gobierno estadounidense tras la liberación de Corea. Apenas un año después, en 1946, abrió sus puertas y marcó el inicio de su misión de preservar la cultura popular coreana.
En plena postguerra, el museo se fusionó con el Museo Nacional en 1950, trasladando sus colecciones al monte Namsan. Más adelante, en 1966, se inauguró el Pabellón Folclórico de Corea en el palacio Gyeongbokgung, un gesto simbólico que llevó las tradiciones del pueblo al espacio que había sido reservado históricamente para la realeza. Tras varios cambios de sede y de administración, en 1979 pasó oficialmente a estar bajo la dirección del Museo Nacional de Corea.
El museo cuenta con tres salas permanentes de exposición y una zona al aire libre que incluye, desde las típicas casas humildes, en tiempos de Joseon, hasta un edificio de una escuela, una tienda de ultramarinos y una reproducción de una calle completa con todos sus negocios (bar, tienda de reparación de electrodomésticos y hasta una barbería), ya en el siglo XX.
Como nos entretuvimos bastante en la zona del museo al aire libre, cuando llegamos a la zona de las exposiciones permanentes eran ya las 17h15 y la verdad es que lo tuvimos que ver un poco a la carrera y es que poco antes de las 18h, los vigilantes de seguridad nos “invitaron amablemente” a abandonar el edificio. Os dejamos unas fotos con el resumen de las cosas que pudimos ver. Una de las zonas que más nos gustó, fue la de los trajes típicos. La verdad es que eran muy bonitos y con unos colores muy llamativos.
Nada más salir del museo, nos encontramos con la Puerta Sungnyemun, también conocida como Namdaemun Gate. Es una de las ocho Puertas de la Muralla de Seúl que protegía la ciudad durante la dinastía Joseon y es, nada menos, que Tesoro Nacional nº 1 de Corea del Sur.
Fue construida en 1398, durante el reinado del rey Taejo y su nombre significa “Puerta de la Benevolencia Iluminada”. El hecho de que ahora esté rodeada de rascacielos, coches y tiendas, hace que tenga un contraste espectacular entre lo antiguo y lo contemporáneo. Fue dañada por un incendio en 2008, pero completamente restaurada y reabierta al público en 2013.
Fue construida en 1398, durante el reinado del rey Taejo y su nombre significa “Puerta de la Benevolencia Iluminada”. El hecho de que ahora esté rodeada de rascacielos, coches y tiendas, hace que tenga un contraste espectacular entre lo antiguo y lo contemporáneo. Fue dañada por un incendio en 2008, pero completamente restaurada y reabierta al público en 2013.
Mientras Anna hacía unas compras, yo volví a la zona donde se coge el cablecar para subir a la torre para ver si podía sacar alguna foto con la torre iluminada. Aunque no conseguí gran cosa, me pareció curioso ver cómo además de la torre, estaban iluminadas las cabinas.
Una vez nos volvimos a juntar, fuimos a la zona de Myeongdong, donde encontramos un ambiente increíble, con mucha gente paseando entre los puestos callejeros.
Además de unas salchichas rebozadas (una auténtica bomba), probamos el auténtico tteokbokki coreano y es que no nos podíamos ir de Corea del Sur, sin probarlo. En casa, hace un tiempo que lo compramos en una tienda de productos asiáticos que hay en Bilbao, pero el tema del picante es otra cosa.
Aunque una chica que estaba comiéndolo allí mismo, nos dijo que no picaba demasiado, tenemos que reconocer que no pudimos comer más que tres o cuatro piezas. El picor del kimchi para nosotros es soportable, pero el tteokbokki lo tuvimos que dejar. La cena nos salió por 26.000 krw (15,02 €).
Aunque una chica que estaba comiéndolo allí mismo, nos dijo que no picaba demasiado, tenemos que reconocer que no pudimos comer más que tres o cuatro piezas. El picor del kimchi para nosotros es soportable, pero el tteokbokki lo tuvimos que dejar. La cena nos salió por 26.000 krw (15,02 €).
De vuelta al hotel todavía hubo tiempo para hacer alguna comprilla más y también el desayuno para el día siguiente, 14.400 krw (9,18 €). Entre una cosa y otra, llegamos al hotel a las 22h45. En la calle hacía 13 °C y el cielo estaba completamente despejado.
*** final del día 18 ***
.