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Para las 7h ya estábamos despiertos. La temperatura en la calle era de 10 °C (algo más fresco de lo que veníamos teniendo) y amenazaba lluvia, aunque según los pronósticos, si llovía, lo haría en poca cantidad. En cuantos estuvimos preparados, bajamos a desayunar al comedor. Hoy se cumplía la primera semana del viaje. ¡Cómo pasa el tiempo!


Nuestra primera parada del día era el templo Seokbulsa, uno de los “rincones secretos” que tiene la ciudad de Busan y no porque no sea conocido, sino porque no es sencillo de llegar en transporte público y eso hace que no lo visite mucha gente. En coche tampoco es fácil, pero ahora os contamos los detalles.
Seokbulsa (석불사), significa literalmente “Templo del Buda de Piedra”, y see encuentra al pie del acantilado Byeongpungam, enclavado entre las montañas Geumjeongsan y Baegyangsan, como si fuera un enorme biombo natural (de ahí su otro nombre: Templo Byeongpungsa), ya que byeongpung en coreano significa “biombo”.
Fue construido hacia 1930 por el monje budista Jo Il-hyeon. Durante su tiempo como abad, encargó la talla de una serie de imágenes budistas directamente sobre la roca.
Como os decíamos, llegar hasta Seokbulsa no es fácil. Habíamos leído que el tramo final era muy empinado y el aparcamiento, bastante pequeño. Así todo, nuestra intención era llegar lo más cerca posible en coche. Una vez pasamos el primer parking, nos dimos cuenta de que no iba a ser tan sencillo ya que la carretera, de repente, empezó a ponerse difícil. Curvas muy cerradas y mucha… pero que mucha cuesta.
Seokbulsa (석불사), significa literalmente “Templo del Buda de Piedra”, y see encuentra al pie del acantilado Byeongpungam, enclavado entre las montañas Geumjeongsan y Baegyangsan, como si fuera un enorme biombo natural (de ahí su otro nombre: Templo Byeongpungsa), ya que byeongpung en coreano significa “biombo”.
Fue construido hacia 1930 por el monje budista Jo Il-hyeon. Durante su tiempo como abad, encargó la talla de una serie de imágenes budistas directamente sobre la roca.
Como os decíamos, llegar hasta Seokbulsa no es fácil. Habíamos leído que el tramo final era muy empinado y el aparcamiento, bastante pequeño. Así todo, nuestra intención era llegar lo más cerca posible en coche. Una vez pasamos el primer parking, nos dimos cuenta de que no iba a ser tan sencillo ya que la carretera, de repente, empezó a ponerse difícil. Curvas muy cerradas y mucha… pero que mucha cuesta.

En una de estas curvas, redujimos tanto la velocidad que, al reanudar la marcha, el coche empezó a patinar (el suelo estaba un poco mojado todavía por el rocío mañanero). Tras un par de intentos sin éxito, decidimos que no merecía la pena arriesgarse y volvimos al parking que habíamos visto más abajo.
Dejamos el coche en el parking, respiramos hondo y nos pusimos en marcha. ¿Es para tanto? Pues hombre, son 800 mt de cuesta arriba constante, aunque sin prisa, se puede hacer tranquilamente. La foto que ponemos a continuación es del parking donde queríamos haber llegado.
Dejamos el coche en el parking, respiramos hondo y nos pusimos en marcha. ¿Es para tanto? Pues hombre, son 800 mt de cuesta arriba constante, aunque sin prisa, se puede hacer tranquilamente. La foto que ponemos a continuación es del parking donde queríamos haber llegado.

A las 10h llegamos a la entrada del templo y ya, desde lejos, supimos que lo que nos esperaba dentro, nos iba a gustar mucho y que había valido la pena el esfuerzo de subir hasta aquí andando.



En la parte frontal del acantilado se alza tallada una imagen de pie del Bodhisattva Avalokitesvara de Once Rostros, con la figura sedente del Buda Maitreya justo encima. A la derecha se hallan las imágenes de Bhaisajyaguru (el Buda de la Medicina) y de los Cuatro Reyes Guardianes; a la izquierda, aparecen de nuevo los Reyes Guardianes y el Buda Vairocana. En total, hay 29 imágenes budistas talladas en la roca natural que rodea el templo.
Según se puede leer en el cartel explicativo, “estas esculturas no solo muestran una gran maestría artística, sino que también son expresión de una profunda devoción al budismo”. Por ello, Seokbulsa es considerado un templo excepcional en Corea, ya que alberga la mayor cantidad de esculturas de este tipo en todo el país.
Según se puede leer en el cartel explicativo, “estas esculturas no solo muestran una gran maestría artística, sino que también son expresión de una profunda devoción al budismo”. Por ello, Seokbulsa es considerado un templo excepcional en Corea, ya que alberga la mayor cantidad de esculturas de este tipo en todo el país.

Aunque tenemos la foto sin nadie, en esta ocasión creemos que las chicas rezando, le dan un toque especial a la foto. Cuando acabaron sus rezos, empezaron a sacarse fotos entre ellas y como sabemos que a la gente le gusta salir en las fotos y no siempre tienen una instantánea de todo el grupo junto, nos ofrecimos a sacarles una foto con el templo de fondo. Las chicas aceptaron muy agradecidas.


Como apenas había gente (creo que no nos cruzamos ni con diez personas), disfrutamos de lo lindo de todos los rincones del templo. Simplemente, espectacular.
A las 10h45 dimos por finalizada la visita y camino abajo, regresamos al parking donde teníamos el coche. Aunque el “gimnasio” de la foto cuando subimos estaba vacío, al bajar, estaba a tope. No sé si lo hemos comentado antes, pero nos parece una muy buena idea, que haya tantos sitios donde la gente, la mayoría mayor, pueda ejercitarse.
A las 10h45 dimos por finalizada la visita y camino abajo, regresamos al parking donde teníamos el coche. Aunque el “gimnasio” de la foto cuando subimos estaba vacío, al bajar, estaba a tope. No sé si lo hemos comentado antes, pero nos parece una muy buena idea, que haya tantos sitios donde la gente, la mayoría mayor, pueda ejercitarse.

Aunque antes no lo hemos dicho, en el parking donde dejamos el coche había una pequeña tienda y una máquina de café. Mientras una sacaba los cafés, yo entablé una especie de conversación (la mayoría con gestos) con algunos lugareños. En el parking también había unas fuentes donde, por lo que pudimos ver, la gente iba a buscar agua.
Antes de marchar, nos asomamos a una especie de mirador que había en la carretera, donde pudimos disfrutar de unas espectaculares vistas de Busan.
Antes de marchar, nos asomamos a una especie de mirador que había en la carretera, donde pudimos disfrutar de unas espectaculares vistas de Busan.


Cuando vinimos por la mañana, vimos al principio de la carretera que sube al templo que había un GS25, así que a la bajada, paramos y compramos el almuerzo. Unos cafés y unas galletas por 9.400 krw (6,15 €). Ya en ruta hacia nuestro siguiente destino, Anna se dedicó a documentar lo que nos íbamos encontrando por el camino.

La anécdota “graciosa” del día es que hubo un momento que parecía que nos habíamos perdido dentro de los túneles de colores. El tema es que, como eran túneles largos, la señal del GPS se perdía y hacía que las indicaciones no fueran muy precisas. Tuvimos que hacer hasta tres intentos hasta que conseguimos salir por la salida correcta, jejeje


El templo de Beomeosa fue fundado por el gran maestro Uisang (625–702 d.C.) en el año 678, durante el reinado del rey Munmu del reino de Silla, como uno de los diez templos Hwaeom de Corea. Su creación respondió al propósito de encarnar los ideales de esta tradición budista, centrada en llevar una vida de felicidad y generosidad.
Algunos de los grandes maestros budistas estudiaron y practicaron aquí. El maestro Dongsan fue una figura clave en el Movimiento de Purificación Budista (1954–1962), impulsando la modernización del budismo coreano.
Algunos de los grandes maestros budistas estudiaron y practicaron aquí. El maestro Dongsan fue una figura clave en el Movimiento de Purificación Budista (1954–1962), impulsando la modernización del budismo coreano.


Según la información que se puede en su página web, Beomeosa es un templo basado en la meditación Seon (Zen), un espacio para calmar la mente y explorar el verdadero ser interior. A través de la práctica meditativa, se disuelven los pensamientos innecesarios, permitiendo que cada persona se conecte con su fuente interior y, así, reconozca su auténtica naturaleza búdica.
El templo alberga valiosos bienes culturales budistas y ha sido hogar de eminentes monjes. Tres de sus elementos han sido designados como Tesoros Nacionales: la Puerta de una Sola Columna, la Pagoda de Tres Pisos y el Salón Principal de Buda, este último construido en 1614 por el venerable Myojeon durante la dinastía Joseon.
El templo alberga valiosos bienes culturales budistas y ha sido hogar de eminentes monjes. Tres de sus elementos han sido designados como Tesoros Nacionales: la Puerta de una Sola Columna, la Pagoda de Tres Pisos y el Salón Principal de Buda, este último construido en 1614 por el venerable Myojeon durante la dinastía Joseon.


Como no había mucha gente (igual porque era entre semana), pudimos disfrutar de una visita muy tranquila. A continuación, os dejamos un resumen de lo que vimos. La tercera foto “mola mucho” porque pillamos a un monje, con su túnica color arcilla brillante, paseando por el templo.



La visita la acabamos sobre las 14h15 y nuestra idea era volver al hotel para dejar el coche, ya que no lo íbamos a necesitar por la tarde. De camino, vimos un restaurante que nos gustó y paramos a comer. Por dentro, estaba muy bien ambientado.
Aunque en las fotos igual no se aprecia bien, las raciones eran bastante grandes. Una tortilla de vegetales (Buchimgae) y una especie de risotto con verduras. Junto con la bebida, nos costó 35.000 krw (22,85 €).
Aunque en las fotos igual no se aprecia bien, las raciones eran bastante grandes. Una tortilla de vegetales (Buchimgae) y una especie de risotto con verduras. Junto con la bebida, nos costó 35.000 krw (22,85 €).



Tras dejar el coche en el hotel, y aprovechando que no estaba muy lejos, fuimos dando un paseo hasta el parque Yongdusan donde se encuentra la torre de Busan. Cuando os dijimos al principio del diario que las “reinas de la carretera” son las furgonetas, era por algo. Sirven para todo. Tan pronto te montan un mitin, como un puesto callejero de fruta, jejeje.


De camino al parque, entramos en un pequeño templo que nos llamó la atención por tener un Buda tumbado que se veía desde el exterior.
El templo Daegaksa fue fundado en 1877 como una sucursal del templo japonés Dongbonwonsa, en el contexto de la apertura del puerto de Busan tras el Tratado de 1876 entre Corea y Japón. Durante la ocupación japonesa, sirvió como centro de actividades culturales y religiosas japonesas. Tras la independencia de Corea en 1945, el templo fue transferido al gobierno coreano y más tarde renombrado como Daegaksa. Durante la Guerra de Corea, se convirtió en refugio para desplazados y sede de importantes instituciones budistas. También fue un punto clave durante el Movimiento Democrático de junio de 1987.
El templo Daegaksa fue fundado en 1877 como una sucursal del templo japonés Dongbonwonsa, en el contexto de la apertura del puerto de Busan tras el Tratado de 1876 entre Corea y Japón. Durante la ocupación japonesa, sirvió como centro de actividades culturales y religiosas japonesas. Tras la independencia de Corea en 1945, el templo fue transferido al gobierno coreano y más tarde renombrado como Daegaksa. Durante la Guerra de Corea, se convirtió en refugio para desplazados y sede de importantes instituciones budistas. También fue un punto clave durante el Movimiento Democrático de junio de 1987.


Con intención de ver el atardecer, subimos a la torre de Busan sobre las 17h30. La entrada para los dos, nos costó 24.000 krw (15,75 €). La torre fue inaugurada en 1973, aunque se restauró completamente en 2021 y mide 120 mt. Se supone que la parte alta, está en la pagoda Dabotap del templo Bulguksa, un ícono del arte budista coreano.
A diferencia de muchas torres similares, no tiene funciones de transmisión; se utiliza exclusivamente como atracción turística, con mirador panorámico, cafetería y tiendas de recuerdos.
A diferencia de muchas torres similares, no tiene funciones de transmisión; se utiliza exclusivamente como atracción turística, con mirador panorámico, cafetería y tiendas de recuerdos.


Aunque no pudimos disfrutar del atardecer (estaba demasiado nublado), las vistas de la ciudad desde lo alto de la torre, hicieron que mereciera la pena haber subido. Una de las cristaleras apuntaba hacia Jagalchi, la zona donde estábamos alojados.



Antes de que se fuera la luz, acabamos la visita e hicimos unas últimas fotos en la zona de la estatua del almirante Yi Sun-sin, uno de los héroes más venerados de la historia coreana. Fue un estratega naval legendario que defendió a Corea contra las invasiones japonesas en el siglo XVI, especialmente conocido por sus victorias con los famosos barcos tortuga.

De vuelta al hotel, pasamos por la calle donde se celebra el famoso Festival de cine de Busan y como había puestos de comida callejera, aprovechamos para cenar unos pinchos de patata frita y unas brochetas de pollo, 12.000 krw (7,84 €).
Cerca ya del hotel, vimos una tienda de discos y Anna no se pudo resistir a entrar y ver si tenían el disco de un cantante que le gusta mucho, Do Kyung-soo. Yo le llamo “el palomitas”. Sólo tenéis que ver este vídeo para saber por qué.
Cerca ya del hotel, vimos una tienda de discos y Anna no se pudo resistir a entrar y ver si tenían el disco de un cantante que le gusta mucho, Do Kyung-soo. Yo le llamo “el palomitas”. Sólo tenéis que ver este vídeo para saber por qué.
Por cierto, en la tienda sí que tenían el disco, así que se vino con nosotros para España, 18.300 krw (12 €).


Y como Anna hizo una última parada antes de llegar al hotel en una tienda de cosméticos, yo la esperé fuera (típico de los chicos) y me dediqué a sacar fotos a lo que me llamó la atención. En este caso, unas estelas de coches en movimiento y una furgoneta convertida en un puesto de pollos asados.

Al llegar al hotel, el móvil decía que había una temperatura de 9°C aunque la sensación térmica era de tan sólo 3°C, pero por lo menos, no había llovido en todo el día.
Mientras veíamos la televisión antes de acostarnos, vimos que, en los programas de noticias, no dejaban de hablar de los incendios. Uno de los fuegos más importantes seguía siendo el que estaba arrasando la zona de Andong y pudimos entender que por seguridad, habían cerrado el acceso a la famosa aldea y que estaban sacando todo lo valioso por miedo a que el fuego lo quemara.
Nada más acabar el informativo, decidimos cancelar la noche que teníamos reservada en Andong y añadimos una noche adicional en Gyeongju. Por suerte, el hotel que teníamos reservado, estaba disponible.
Mientras veíamos la televisión antes de acostarnos, vimos que, en los programas de noticias, no dejaban de hablar de los incendios. Uno de los fuegos más importantes seguía siendo el que estaba arrasando la zona de Andong y pudimos entender que por seguridad, habían cerrado el acceso a la famosa aldea y que estaban sacando todo lo valioso por miedo a que el fuego lo quemara.
Nada más acabar el informativo, decidimos cancelar la noche que teníamos reservada en Andong y añadimos una noche adicional en Gyeongju. Por suerte, el hotel que teníamos reservado, estaba disponible.
*** final del día 8 ***
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