.
El día amaneció en Wando totalmente nublado y con niebla baja. Igual, igual que muchos días en el norte de España. La temperatura, 14°C. Como cerca del hotel había un GS25, aprovechamos para comprar el desayuno que comimos mientras dimos un mini-paseo por el puerto.


El destino final de la etapa de hoy, era Busan, la segunda ciudad más importante de Corea del Sur, después de Seúl, pero antes queríamos visitar un par de sitios, así que, en cuanto estuvimos listos, cogimos el coche y le dijimos a “maripuri” que nos llevara a nuestro primer destino del día, el museo y los campos de té, en Boseong.

Cuando llegamos a Boseong, sobre las 10h, prácticamente no había nadie. Los comercios estaban cerrados y lo único que vimos fue una ladera (podeís ver la foto más abajo) donde se podía ver los setos de la planta de té. No os lo vamos a negar, nos defraudaron bastante ya que estaban bastante “ralos”.


Antes de continuar, vamos a hacer un inciso para enseñaros una cosa que vimos aquí, pero que luego hemos visto en muchos más sitios. En los baños de mujeres, tienen instalado un sistema de alarma, para que si tienen algún problema, puedan alertar a la policía rápidamente. También lo pueden utilizar los niñ@s pequeños.


Volviendo al tema del té, vimos que había una especie de punto de información y fuimos a preguntar. La persona que nos atendió, nos dijo que esta zona, por decirlo de alguna manera, era la zona pública y gratuita y que para ver los campos “más famosos” teníamos que seguir la carretera un poco más y que para entrar, había que pagar.
Como habíamos venido hasta aquí para ver los campos de té, nos montamos en el coche y seguimos las indicaciones que nos habían dado y en nada, llegamos a otro aparcamiento (gratuito) donde vimos que ya estaba todo un poco más organizado para las visitas.
La historia del té en Corea viene de muy lejos, remontándose a la era Silla (57 a. C. y 935 d.C). Aunque su cultivo fue inicialmente era exclusivo de templos budistas y la corte real, durante la dinastía Goryeo, en la época Joseon las plantas de té comenzaron a crecer de forma silvestre en las regiones de Gyeongsang-do y Jeolla-do.
Las condiciones ideales para un té de calidad imperial son muy exigentes: suelos aireados y bien drenados, un clima fresco con marcadas diferencias térmicas diarias, alta humedad y más de 1.500 mm de lluvia al año. La provincia de Boseong, en la costa sur de Corea del Sur, cumple con todos estos requisitos.
Como habíamos venido hasta aquí para ver los campos de té, nos montamos en el coche y seguimos las indicaciones que nos habían dado y en nada, llegamos a otro aparcamiento (gratuito) donde vimos que ya estaba todo un poco más organizado para las visitas.
La historia del té en Corea viene de muy lejos, remontándose a la era Silla (57 a. C. y 935 d.C). Aunque su cultivo fue inicialmente era exclusivo de templos budistas y la corte real, durante la dinastía Goryeo, en la época Joseon las plantas de té comenzaron a crecer de forma silvestre en las regiones de Gyeongsang-do y Jeolla-do.
Las condiciones ideales para un té de calidad imperial son muy exigentes: suelos aireados y bien drenados, un clima fresco con marcadas diferencias térmicas diarias, alta humedad y más de 1.500 mm de lluvia al año. La provincia de Boseong, en la costa sur de Corea del Sur, cumple con todos estos requisitos.


Los campos de Té Daehan, fueron fundados en 1939, en un extenso terreno que fue devastado durante la Guerra de Corea. Chang Young-seop, compró las tierras y fundó Daehan Daeop Co., Ltd.. No solo revivió el cultivo del té, sino que transformó el lugar en un verdadero santuario botánico, plantando millones de árboles ornamentales —cedros, camelias, bambúes, cerezos, magnolias y más— con el propósito de crear una barrera natural contra el viento y promover la biodiversidad.
Actualmente, el jardín alberga más de 5,8 millones de plantas de té distribuidas en un aprox. 1,65 millones de m2). Es una de las pocas fincas del país reconocidas como granja turística, desde 1994, y se ha convertido en un ecosistema vivo: ardillas coreanas, sapos, ciervos, jabalíes, aves silvestres y una rica variedad de insectos comparten espacio con una flora abundante y diversa.
Lo primero que pudimos ver una vez dentro del recinto, fue un pequeño bosque de bambú que, salvando las distancias, nos recordó al de Arashiyama, en Japón, aunque aquí apenas había un par de pasarelas de madera de unos pocos metros, donde poder obervar y sacar alguna foto. Os dejamos unas fotos para que os hagáis una idea de lo que se puede ver. La verdad es que, como aperitivo de lo que nos esperaba, no estuvo nada mal.
Actualmente, el jardín alberga más de 5,8 millones de plantas de té distribuidas en un aprox. 1,65 millones de m2). Es una de las pocas fincas del país reconocidas como granja turística, desde 1994, y se ha convertido en un ecosistema vivo: ardillas coreanas, sapos, ciervos, jabalíes, aves silvestres y una rica variedad de insectos comparten espacio con una flora abundante y diversa.
Lo primero que pudimos ver una vez dentro del recinto, fue un pequeño bosque de bambú que, salvando las distancias, nos recordó al de Arashiyama, en Japón, aunque aquí apenas había un par de pasarelas de madera de unos pocos metros, donde poder obervar y sacar alguna foto. Os dejamos unas fotos para que os hagáis una idea de lo que se puede ver. La verdad es que, como aperitivo de lo que nos esperaba, no estuvo nada mal.


Aunque no hay obligación de hacer el recorrido en un sentido o en otro, nosotros seguimos los puntos marcados en el mapa que nos dieron al comprar las entradas y lo hicimos en sentido contrario a las agujas del reloj.
Uno de sus símbolos más icónicos es la avenida de cedros plantados como cortavientos, tan imponente como poética, que ha sido declarada “la calle más hermosa de Corea”. La imagen de las hileras de té ondeando como olas verdes hacen que sea un lugar turístico para locales y extranjeros.
Uno de sus símbolos más icónicos es la avenida de cedros plantados como cortavientos, tan imponente como poética, que ha sido declarada “la calle más hermosa de Corea”. La imagen de las hileras de té ondeando como olas verdes hacen que sea un lugar turístico para locales y extranjeros.

Desde 2005, el cultivo de té verde en Daehan ha sido oficialmente reconocido como orgánico, adoptando técnicas agrícolas sostenibles que protegen tanto la tierra como el sabor. El resultado es un té de altísima calidad, producido en una extensión de plantaciones que parece una alfombra esmeralda desplegada a lo largo de las laderas.
En cuanto el sendero empezó a ponerse un poco cuesta arriba y cogimos un poco de perspectiva, el paisaje que se abrió ante nosotros fue totalmente increíble. Y como una imagen (en este caso dos), valen más que mil palabras, aquí os dejamos una muestra.
En cuanto el sendero empezó a ponerse un poco cuesta arriba y cogimos un poco de perspectiva, el paisaje que se abrió ante nosotros fue totalmente increíble. Y como una imagen (en este caso dos), valen más que mil palabras, aquí os dejamos una muestra.


Aunque se puede acortar el recorrido, más o menos por la mitad de la ladera, nosotros hicimos el recorrido entero y creo que acertamos porque a la bajada encontramos rincones muy interesantes (fotográficamente hablando).
Cuando llegamos al punto más alto del recorrido y nos asomamos al mirador, lo que vimos, fue… nada absolutamente. Y es que la niebla, que en la zona baja hacía que las fotos tuvieran un aire enigmático, hizo que desde arriba, todo de viera blanco. En este caso nos importó mucho porque las fotos “buenas” ya las teníamos.
Cuando llegamos al punto más alto del recorrido y nos asomamos al mirador, lo que vimos, fue… nada absolutamente. Y es que la niebla, que en la zona baja hacía que las fotos tuvieran un aire enigmático, hizo que desde arriba, todo de viera blanco. En este caso nos importó mucho porque las fotos “buenas” ya las teníamos.

Cuando empezamos a bajar (siguiendo el recorrido), nos encontramos con un pasillo de árboles, que dejaban colarse a partes iguales rayos de sol y niebla, creando un ambiente mágico.


Aunque en el mapa aparecía una cascada, como nos habíamos entretenido más de la cuenta y todavía queríamos ver un par de sitios más, antes de salir hacia Busan, decidimos saltárnosla y acabar el recorrido en el pequeño pabellón recubierto de musgo.

Para acabar la visita, parada obligatoria en la tienda. También aprovechamos para degustar unos ricos helados de té verde 8.000 krw (5,23 €).


Nuestra siguiente actividad del día era visitar el templo de Songgwangsa, uno de los más famosos de Corea del Sur y que se encuentra en Suncheon (provincia de Jeolla del Sur) dentro de los límites del Jogyesan Provincial Park.


La historia del templo Songgwangsa está profundamente ligada a la evolución del budismo en Corea y a la tradición Seon (Zen), una escuela que pone énfasis en la meditación directa y la experiencia vivencial.
Songgwangsa fue fundado en el siglo XII (año 1190) durante la dinastía Goryeo por el gran maestro Jinul (conocido también como Bojo Guksa). Jinul fue una figura revolucionaria en el budismo coreano, ya que buscó reformarlo desde dentro unificando el estudio doctrinal y la práctica meditativa. De hecho, estableció en Songgwangsa la comunidad monástica ideal que él mismo soñaba: una hermandad de monjes comprometidos tanto con el conocimiento como con la introspección.
Songgwangsa fue fundado en el siglo XII (año 1190) durante la dinastía Goryeo por el gran maestro Jinul (conocido también como Bojo Guksa). Jinul fue una figura revolucionaria en el budismo coreano, ya que buscó reformarlo desde dentro unificando el estudio doctrinal y la práctica meditativa. De hecho, estableció en Songgwangsa la comunidad monástica ideal que él mismo soñaba: una hermandad de monjes comprometidos tanto con el conocimiento como con la introspección.


A lo largo de los años, Songgwangsa se ha consolidado como el templo del Sangha (la comunidad de practicantes), y ha formado a numerosos maestros budistas que han sido líderes espirituales en todo el país.
Durante siglos, el templo ha sufrido numerosos incendios y reconstrucciones, sobre todo durante las invasiones japonesas del siglo XVI y la Guerra de Corea. Sin embargo, siempre ha sido restaurado con devoción, conservando su esencia espiritual y arquitectónica.
Songgwangsa es uno de los tres templos más importantes de Corea, junto con Haeinsa (representa las enseñanzas, Dharma) y Tongdosa (representa a Buda). Lo que hace único a Songgwangsa es su énfasis en la vida monástica activa, el estudio continuo y la disciplina contemplativa. A lo largo de los siglos, más de 16 patriarcas del budismo coreano han salido de sus pasillos.
Durante siglos, el templo ha sufrido numerosos incendios y reconstrucciones, sobre todo durante las invasiones japonesas del siglo XVI y la Guerra de Corea. Sin embargo, siempre ha sido restaurado con devoción, conservando su esencia espiritual y arquitectónica.
Songgwangsa es uno de los tres templos más importantes de Corea, junto con Haeinsa (representa las enseñanzas, Dharma) y Tongdosa (representa a Buda). Lo que hace único a Songgwangsa es su énfasis en la vida monástica activa, el estudio continuo y la disciplina contemplativa. A lo largo de los siglos, más de 16 patriarcas del budismo coreano han salido de sus pasillos.


La imagen más icónica del templo Songgwangsa es la que os enseñamos a continuación donde se pueden ver varios “pabellones” regados por un riachuelo que corre a lo largo del recinto del templo.

Tenemos que reconocer que tuvimos mucha suerte en esta visita y es que había muy poquita gente y, además, el cielo nublado colaboró para que pudiéramos sacar unas buenas fotos. Esperamos que os gusten.


También tuvimos la suerte de poder fotografiar por dentro uno de los pabellones donde había tres Budas sentados, flanqueados por otros cuatro de pie. Todos ellos, de un precioso color dorado. Simplemente, impresionante.

Cuando acabamos la visita, sobre las 14h30, pasamos por una de las tiendas que vimos de camino al aparcamiento y compramos un par de camisetas con la foto más famosa del templo. Nos costaron 30.000 krw (19,62€). Aquí tuvimos una anécdota muy graciosa con la “señora” de la tienda y es que, cuando le dijimos las tallas que queríamos, nos dijo que eran muy pequeñas. Aunque le insistimos, ella insistió más y consiguió que compraramos las tallas que ella decía. Incluso hizo un gesto hacia mi tripa como queriendo decir que, en la talla que había elegido, no iba a entrar. Ahhh y todo esto por gestos, porque la señora de inglés… como que no, jejeje. Menos mal que le hicimos caso, porque cuando estrenamos las camisetas, nos quedaban perfectas.
Entre “pitos y flautas” casí nos dieron las 15h y no habíamos comida, así pusimos rumbo a nuestro siguiente destino y en cuanto vimos una tienda de conveniencia, paramos y compramos algo de comer. Menú de “vamos tarde y dame lo que quede”. Fueron unos sándwiches, un par de refrescos y café. Todo por 11.200 krw (7,32 €).
A las 16h, llegamos a nuestra siguiente parada. Seonamsa es un templo situado en la falda del monte Chogye. Existen dos versiones sobre su fundación: una atribuye el origen al gran monje Adohwasang durante el periodo de Baekje, y la otra al monje Doseonguksa en la época de la Silla Unificada. Según los vestigios actuales, se considera más probable que fuera fundado en la época de la Silla Unificada.
Entre “pitos y flautas” casí nos dieron las 15h y no habíamos comida, así pusimos rumbo a nuestro siguiente destino y en cuanto vimos una tienda de conveniencia, paramos y compramos algo de comer. Menú de “vamos tarde y dame lo que quede”. Fueron unos sándwiches, un par de refrescos y café. Todo por 11.200 krw (7,32 €).
A las 16h, llegamos a nuestra siguiente parada. Seonamsa es un templo situado en la falda del monte Chogye. Existen dos versiones sobre su fundación: una atribuye el origen al gran monje Adohwasang durante el periodo de Baekje, y la otra al monje Doseonguksa en la época de la Silla Unificada. Según los vestigios actuales, se considera más probable que fuera fundado en la época de la Silla Unificada.


Durante la dinastía Goryeo, el gran maestro budista Daegakguksa Eeucheon amplió considerablemente las instalaciones del templo. Llegó a contar con 13 edificios que albergaban estatuas de Buda, 12 templos, 26 salas y 19 ermitas. Sin embargo, en el año 1597, durante la invasión japonesa conocida como Jeongyujaeran, el templo fue saqueado y varios de sus edificios fueron incendiados. ¡Vivan las guerras!


Tras la liberación de Corea en 1945, el templo volvió a sufrir daños por eventos históricos como la rebelión de Yosun en 1948 y la Guerra de Corea en 1950. También perdió algunos edificios por conflictos internos entre monjes célibes y monjes casados. A pesar de ello, hoy en día la mayoría de sus estructuras han sido restauradas.

Al igual que en Songgwangsa, apenas había gente mientras duró la visita, por lo que también disfrutamos mucho recorriendo el complejo del templo, fotografiando los rincones más interesantes. El cielo pasó de estar nublado, a estar “nublado oscuro” y la verdad es que parecía que, en cualquier momento, se podía poner a llover.
Afortunadamente, y gracias a Hwanung, pudimos disfrutar de la visita sin mojarnos.
Afortunadamente, y gracias a Hwanung, pudimos disfrutar de la visita sin mojarnos.


Cuando volvíamos al coche, vimos este curioso “limpiador de calzado”. La traducción vendría a decir algo como: “Dispositivo para quitar el polvo de los pies/zapatos Este dispositivo ha sido instalado para mejorar la comodidad de los visitantes. Por favor, use el aire comprimido con cuidado y colóquelo de nuevo en su sitio”.

Al final, acabamos la visita pasadas las 17h15 y teníamos todavía casi 3 horas de viaje hasta Busan. En nuestra planificación teníamos prevista también la visita al templo de Ssanggyesa, pero al final, lo descartamos, por que aunque no lo hemos comentado todavía, mientras hemos estado en Corea del sur, el país ha sufrido una sequía muy severa y esto ha hecho que, en algunas partes, se hayan proliferado incendios, alguno de los cuales, estaba demasiado cerca del templo, así que preferimos ser responsables y no acercarnos.
Después de comprar la merienda, 8.000 krw (5,23 €), cogimos la Namhae ExpressWay 10 y nos pusimos en camino hacia Busan. A la altura de Gusan-ri, empezó a llover (a ratos con bastante fuerza) y la temperatura, que había estado rozando los 20 °C durante todo el día, bajó hasta los 17 °C.
Aunque a nadie le gusta la lluvia cuando está de vacaciones, la verdad es que nosotros nos alegramos para ver si así, se conseguían controlar los incendios que estaban recorriendo el país.
Después de comprar la merienda, 8.000 krw (5,23 €), cogimos la Namhae ExpressWay 10 y nos pusimos en camino hacia Busan. A la altura de Gusan-ri, empezó a llover (a ratos con bastante fuerza) y la temperatura, que había estado rozando los 20 °C durante todo el día, bajó hasta los 17 °C.
Aunque a nadie le gusta la lluvia cuando está de vacaciones, la verdad es que nosotros nos alegramos para ver si así, se conseguían controlar los incendios que estaban recorriendo el país.

Cuando llegamos a Busan, eran las 20h15 y había parado de llover. Gracias a “maripuri” no tuvimos problemas para encontrar el hotel. Al hacer el check-in, la persona que nos atendió, nos dijo que el parking estaba completo, pero que no había problema por dejar el coche aparcado junto al hotel.



Aunque sólo fuera por estirar un poco las piernas tras el viaje (no me gusta nada conducir lloviendo y menos, de noche), salimos a dar un paseo y de paso, cenar, si encontrábamos algún sitio que nos gustara.
Y qué experiencia más coreana, que cenar en la calle, debajo de un toldo. Comimos unas giozas y unas brochetas de pastel de pescado. Como no podía ser de otra manera, la comida estuvo muy rica. ¿Y si os decimos que lo que veis en las fotos, nos costó menos de 4 € (6.000 krw)?
Y qué experiencia más coreana, que cenar en la calle, debajo de un toldo. Comimos unas giozas y unas brochetas de pastel de pescado. Como no podía ser de otra manera, la comida estuvo muy rica. ¿Y si os decimos que lo que veis en las fotos, nos costó menos de 4 € (6.000 krw)?


En comparación, el postre y los cafés que comparamos en la tienda de conveniencia, nos salieron más caros. 8.000 krw (5,75 €).
Sobre las 22h volvimos al hotel y al poner la tv, no paraban de los incendios que estaban asolando algunas partes del país. Uno de los incendios más importantes estaba en la zona de Andong (donde íbamos a pasar una noche y donde teníamos planificado visitar Hahoe, una aldea tradicional coreana de la dinastía Joseon, que fue declarada Patrimonio de la Humanidad en 2010.
Como aún quedaban algunos días para llegar allí, decidimos estar un poco atentos a las noticias para ver la evolución del incendio de esa zona.
Sobre las 22h volvimos al hotel y al poner la tv, no paraban de los incendios que estaban asolando algunas partes del país. Uno de los incendios más importantes estaba en la zona de Andong (donde íbamos a pasar una noche y donde teníamos planificado visitar Hahoe, una aldea tradicional coreana de la dinastía Joseon, que fue declarada Patrimonio de la Humanidad en 2010.
Como aún quedaban algunos días para llegar allí, decidimos estar un poco atentos a las noticias para ver la evolución del incendio de esa zona.

*** final del día 7 ***
.