![]() ![]() Laponia, un cuento de Navidad ✏️ Blogs de Finlandia
Tras varios años sin publicar un diario, y después de muchos viajes por libre, esta vez nos hemos decido a escribir las experiencias de nuestro viaje por Laponia Filandesa (Hotel Jeris - Muonio) en el puente de la constitución, con la esperanza de que pueda ser de utilidad a futuros viajeros.Autor: Davidba Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.8 (20 Votos) Índice del Diario: Laponia, un cuento de Navidad
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Etapas 4 a 6, total 6
Al salir de la cabaña sentimos frio. Un frio diferente al de dias anteriores. No le dimos mayor importancia, ya que estabamos disfrutando de lo lindo: renos, huskies, spa, sauna en la cabaña, trienos para desplazarnos por el interior del complejo….y por si fuera poco, dos noches seguidas de auroras boreales. A quien le puede importar un “poco de frio”!?. Llegamos a la recepcion y me fije en el termometro de la entrada…no marcaba. Que curioso, pensé. Se habra estropeado. Pero la entrada en la recepcion desvelo una realidad bien distinta, con un cartel se nos anunciaba que estabamos por debajo de los 30 grados bajo cero, y ese era el limite del termometro de la entrada.
Tras el desayuno y entrar en calor jugueteando con los trineos fuimos conducidos en un trineo tirado por una moto a traves del lago helado, hasta llegar a una Kota, desde la que las familias iban a traves de un camino que solo los Elfos conocen hasta la cabaña secreta de Santa Claus. Cuando llego nuestro turno, y estrechamos emocionados la mano a Santa, este se sorprendio de que no le entregaramos ninguna carta con peticiones. Solo le pedimos salud, para nosotros, nuestras familias y nuestros amigos. De ahí, conversamos acerca de las auroras boreales, por las cuales Santa siente especial predileccion y se mostro interesado en ver las fotografias que habia realizado las dos noches anteriores. Tras un rato, nos despedimos de este entrañable personaje, y partimos rumbo al hotel, para prepararnos para la excursión de las motos de nieve. Para esta excursión, y en vista del frio que habia pasado el dia anterior con los huskies, compramos en el hotel calentadores de pies y manos (2,50 €). Asi, con 3 pares de calcetines y dos pares de guantes, ibamos a desafiar a la noche, al frio y a la velocidad atravesando un lado helado con nuestra moto de nieve. Salimos en grupo (unas 8 motos) con nuestro guia Gerard. Gerard, de origen frances creo recordar, era junto con Valvanera, el guia de las actividades, tanto de renos, huskies, actividades de nieve, visita a Santa…Un guia fantastico, simpatico, ameno y que se esforzaba en hablar con nosotros en español. Asi pues, despacito y en fila india atravesamos el lago en plena noche (serian las 18:30 de la tarde) con Gerard capitaneando la expedición. En un momento dado, “el convoy” se detuvo. Gerard mando apagar las motos, y mirar al cielo. Sobre nuestras cabezas, una aurora boreal de un verde fosforito intenso brillaba en el cielo, majestuosa, serpenteando hasta el infinito, hasta donde finalizaba el horizonte. Alli nos quedamos en silencio. No se podia decir nada. Tan solo observar uno de los fenómenos mas grandiosos que la naturaleza nos brinda. Continuamos. Yo que iba “ de paquete” en la moto, me levante la visera del casco y obviando la temperatura exterior, sin sentir frio alguno, disfrute en moto de un paseo inolvidable bajo la noche de Laponia, solamente iluminada por el verde de las luces del norte. Nos sentimos afortunados. Muy afortunados. Sin creer en la suerte que habiamos tenido al poder disfrutar 3 noches seguidas de tan peculiar fenomeno, tras llegar de la excursión, tomamos un sauna en la cabaña y nos fuimos al restaurante cercano al spa, en el lago, para disfrutar de la cena de despedida. En el transcurso de la misma (sabrosa crema de champiñones y espectacular salmon ahumado), un niño salio al mirador del comedor, y entro avisando de que salieramos, que habia una aurora boreal justo encima de nosotros…todo el mundo abandono su mesa, la mayoria aun no había podido ver la aurora boreal en el transcurso del viaje. Y en efecto, parecía como si la luz verde que horas antes habiamos visto sobre el lago en la excursión de nieve, tuviera vida propia y hubiera decidido seguirnos, acompañándonos en nuestras ultimas horas en Laponia para despedirse de todos nosotros. Fue una suerte que todos lo que alli estabamos pudieramos contemplar, a la vez, la aurora. Vista de las auroras boreales por tercera vez, desde el lago. Y como vino, se fue. Esa noche, después de cenar, salimos a tirarle mas fotos pero nos fue imposible dar con ella. La buscamos sin cesar: en el lago, en la carretera, sobre las cabañas…pero se habia ido, no habia ni rasto. Como si su aparicion ante todos quienes estabamos cenando hubiera sido su gran despedida, su truco final, porque, no me cabe la menor duda, algo de magia, de misticismo (y romanticismo), hay en las luces del norte. De madrugada, con escarcha sobre nuestra ropa y nuestros rostros, volvimos a la cabaña para pasar la ultima noche en Laponia. En la pelicula Big, Tom Hanks pide un deseo antes de acostarse. Quiso crecer, hacerse mayor. Nosotros nos acostamos con el deseo de un día más. Un dia más en el paraiso de hielo, del silencio, de la noche sin dia. Etapas 4 a 6, total 6
Ultimo dia. Sono el despertador y nos levantamos. Aun eramos niños. No hubo magia como en las peliculas. Era lunes y había que regresar a España.
El frio, el ritual de equiparse… todo ya daba igual. El desayuno, los ultimos paseos en trineos, las miradas al lago, al bosque, al horizonte, intentando grabar cada tronco, cada estrella, cada detalle en nuestras retinas. La zona del Spa y el lago Las fotos nunca son suficiente. Abajo, la iglesia de hielo, en la que el dia anterior se celebro una boda. Sacamos las maletas al porche, cerramos la puerta de la cabaña y fuimos a recepcion a reunirnos con el grupo. Alli, esperamos para coger el autobús que nos llevara al aeropuerto de Kittila. Aparecio Valvanera, nuestra guia. Dijo que tenia que comunicarnos algo. ¿Qué seria? Ni idea…a saber. Total…que mas da? “Nos quedamos”. La tarde - noche del día anterior y esa misma mañana, estabamos a - 40 ºC , y el avión de vuelta estaba literalmente congelado. No podiamos volar. Rostro a 40 grados bajo cero. Los niños estallaron de alegria. Los adultos con semblante serio pensaban en enlaces de tren o avion que se perderian, en trabajo…Nosotros, somos niños, siempre lo hemos sido y siempre (espero) lo seremos. Rompimos a reir, a aplaudir. Un milagro. Un deseo cumplido. O una casualidad del destino. Que mas da…un dia mas! bajamos bailando rumbo a nuestra cabaña, otra vez.Valvanera, representando a Catai, habia sido una excelente guia. Pero en ese momento demostro una profesionalidad y unas “tablas” fuera de lo comun. Consiguio alojamiento para todos nosotros dentro del mismo hotel y en todos o casi todos los casos en la misma cabaña / habitación, todo ello a cargo y cortesia de Catai. Y todo sobre la marcha e improvisando, con templanza, capeando el temporal de preguntas. Un 10 por nuestra guia y por Catai. Dimos gracias a los Dioses y disfrutamos de ese día más de prorroga. Lo pasamos como los indios sin importarnos el frio, que alcanzo como el dia anterior los – 40º C y aprovechamos cada minuto del día: trineo, paseos, saunas, risas. Etapas 4 a 6, total 6
Amanecimos el martes con unos 25 grados mas de temperatura que en los dias anteriores. “Solo” estabamos a unos – 15 ºC. Nos comunicaron que el avión despegaria, asi que nos despedimos, ahora si, del Hotel Jeris y pusimos rumbo al aeropuerto para iniciar la vuelta a España.
La salida estaba prevista a las 12 de la mañana. Minutos antes Valvanera reune a nuestro grupo: El sistema que mide la altitud del avión esta estropeado, han de traer una pieza de alemania con el consiguiente retraso. No salimos…pero que no cunda el panico, una vez más los diligentes guias de Catai estan en todo. La infraestructura del aeropuerto de Kittila son las justas, asi que para no tenernos alli esperando, nos llevan en autobus al pueblo de Levi, a unos 20 minutos, para que disfrutemos alli de una visita de la ciudad y comamos en un restaurante. Todo esto, repito, improvisando y “sobre la marcha”. Y nosotros encantados. Subimos al bus, fuimos a Levi, nos dio tiempo a dar una vuelta por el pueblo, ver sus tiendas, pistas de ski y comer en un restaurante tipo Buffet. Todo ello a cargo de Catai. Pista de Ski y puestos navideños en Levi. Tras esta inesperada excursión, regresamos al aeropuerto y finalmente el avión despego finalizando nuestras vacaciones. Valoración Hacia años que no realizabamos un viaje organizado, y esta experiencia con Catai ha sobrepasado todas las expectativas previas al mismo. Hotel en un enclave idilico, sus instalaciones, su personal, la planificacion tanto de las actividades previstas como la resolución de los imprevistos (climatologia y averia del avión) por parte de nuestra guia Valvanera, el disfrutar tres noches seguidas de las luces del norte...todo ello da como resultado uno de los viajes mas inolvidables que hemos realizado. Nuestra despedida del hotel Jeris no es un adios, es solamente un "hasta luego". Por que, por supuesto, volveremos a Laponia. Etapas 4 a 6, total 6
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