Selva Negra y Alsacia en menos de 9 días ✏️ Blogs de Alemania

Amanecía otro día espléndido. Aproveché que el hotel tenía piscina para nadar un poco, nada más despertar, aunque la piscina era minúscula.
Nos dirigimos de inmediato al centro, a la plaza de la catedral, comprando la Strasbourg Pass (14,90€p.p.), que permite el acceso a un museo, descuento en el segundo, reloj astronómico, subida a la torre de la catedral, viaje en barco, en el trenecito,... Como teníamos intención de hacer el paseo en barco y entrar en el Museo de l'Oeuvre, ya nos compensaba, así que ni lo pensamos.

Precisamente en el Musée de l'Oeuvre comenzamos la mañana: exposiciones de arte de la Edad Media y el Renacimiento de Estrasburgo y Alsacia, pero sólo por ver el interior de esas casas que tanto se van a repertir ya merece la pena, ya que el museo engloba varias casas unidas, todas medievales, con sus galerías, entramados,...

*** Imagen borrada de Tinypic ***

De allí fuimos a coger el recorrido en barco, asegurándonos que hiciera el recorrido "largo", que llega hasta las instituciones europeas. Tras un café, y con un sol de justicia, allí nos subimos, maravillados con todo lo que íbamos viendo. Especial mención merece la Petite France y el sistema de esclusas, que si bien ya lo habíamos visto en otros sitios, no deja de ser curioso

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El recorrido dura una hora y cuarto, viendo también los edificios europeos, que en mi opinión basta con verlos con el barquito, no merece la pena darse el paseo hasta allí y es mejor centrarse en la parte más antigua de Estrasburgo.

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El paseo es muy agradable, y con una audioguía te van contando por donde se va pasando, algo de historia, alguna anécdota,...

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Después del barco fuimos caminando por la ribera del río hasta la Petite France, donde comimos en el Au Pont de St. Martin, en la galería del primer piso, con unas bonitas vistas al canal. Menú del día, con ensalada, hojaldre de queso Munster, pollo al Riesling y carne al grill con Spätzel (una especie de gnoccis que al principio te hacen dudar si es patata, tortilla francesa,... y que están algo sosos, pero con salsa están muy buenos), tarta y creme brullée (46,70€ los dos).

Vuelta a la Catedral, visita pausada,

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incluyendo el reloj astronómico, que pese a que entraba con la Strasbourg Card hoy era gratis por ser domingo, si bien no había excesivas aglomeraciones viéndolo

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Esperamos hasta que sonó, con el movimiento de figuras y demás, y nos dirigimos a la subida a la torre, 336 escalones hasta el pináculo, con unas estupendas vistas de la ciudad:

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La subida es durilla, pero con calma se hace sin problema:

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Nada más bajar fuimos a coger el tren turístico. Estaba incluido en la tarjeta, si bien hacía un calor horrible y resulta algo pesado porque va muy lento, de hecho nos medio dormimos los dos, y a ratos costaba mantener la verticalidad, aún yendo sentados... ;s).

Volvimos a la plaza de la catedral y decidimos sentarnos en una terraza a tomar una copa de helado. Estuvimos más de media hora contemplando a la gente que pasaba por allí, a un músico callejero,...

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Fuimos hasta el Museo de Alsacia, que nos había recomendado el chico del Musée de l'Ouvre, pero llegamos justo cuando iban a cerrar, a las 18h, así que para otra vez...

Seguimos paseando hasta llegar al barrio alemán, con edificios enormes, aunque no tengan el encanto de las casas medievales,...

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Tras un buen rato por allí, y ante el calor que hacía, decidimos ir al hotel y refrescarnos un poco, aprovechando para darme el último baño en la mini-piscina. Fui curioso que al llegar, la chica de recepción, que era de Granada, nos dijo que el día anterior se había equivocado en la factura y nos había cobrado de más, devolviéndonos 8 euros. No nos habíamos dado ni cuenta, así que chapeau por ella, .

Volvimos al centro, entrando en un pub para ver la final del Eurobasket, que finalmente perdería el Madrid. Unos chavalillos que iban claramente a favor del Maccabi empezaron a hacer el tonto cuando intuyeron que éramos españoles, pero no hicimos ni caso y no pasó de ahí. Con la decepción del baloncesto seguimos paseando hasta la hora de la cena, en Le Corde à Ligne.Es increíble el cambio del sábado por la noche, abarrotado, a cuando llegamos nosotros, que estábamos 4 gatos. Cenamos una hamburguesa y una ensalada de queso azul y pera, nueces,... por 30,10€. Y al hotel, que había que descansar, porque mañana tocaba conocer los pueblecitos de la Alsacia.

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Tras desayunar en la habitación, cogimos el coche rumbo al castillo de Haut-Koenisburg. Llegamos muy pronto, y creía que seríamos los primeros, pero ya había unos cuantos más madrugadores que nosotros. El castillo se encuentra en lo alto de una montaña, con una subida pronunciada y con bastantes curvas, en un emplazamiento muy bonito. La entrada nos costó 14€ a los dos. He de decir que si bien mi novia pagó entrada normal, yo enseñe un carnet de la UNED del año pasado y casi ni lo miraban. En el resto del viaje nos pasó lo mismo, simplemente con decir que se es estudiante aplican el descuento, si lo hay, no como en otros sitios que lo comprueban a conciencia. 8€ la entrada normal y 6€ la reducida.

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El castillo está completamente reconstruido, y en una exposición dentro del mismo cuentan todo el proceso. La visita transcurre paseando por varias dependencias, y a la entrada te dan un panfleto, disponible en español, que brevemente te va guiando. La visita me parece muy muy recomendable.

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De allí fuimos hasta Ribeauvillé, dejando el coche en el parking que está justo antes de la entrada. Pasamos por turismo para coger un mapita y recorrimos el pueblo, que es prácticamente una calle, pero de casas medievales muy bien cuidadas.

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Muy cerca está Riquewihr, muy parecido al anterior,

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Terminamos comiendo allí en una creperia de la calle principal, contemplando el incesante flujo de turistas.

Rumbo a Colmar, entre viñedos. Aparcamos en un centro comercial, el Monoprix, y nada más salir nos topamos con la oficina de turismo, donde cogimos un mapita y empezamos a hacer el recorrido recomendado:

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Colmar es una ciudad preciosa, pequeñita y que conserva ese aire medieval, aunque también muy comercial y con mucha vida.

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Llegamos hasta la Petit Venise,

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donde cogimos un paseo en barquita (6€p.p., una media hora). Otra pareja y nosotros, con un chico muy majo que hacía de guía, con explicaciones en francés sobre la ciudad, el significado del color de las casas, los símbolos en puertas y ventanas,... Muy recomendable, sobre todo si hace calor, ya que el paseo por los canales es relajante y refrescante, y te encuentras imágenes como esta:

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Continuamos paseando por Colmar, comprando en un supermercado dos botellas de vino de Alsacia para llevar a España, una de Riesling y otra de Gewurztraminer (esta última ya catada, muy buena... ).

Recogimos el coche y nos dirigimos a Friburgo. Llegamos al hotel, el B&B Friburg (crítica más abajo). Descansamos un ratillo y nos cambiamos para ir a cenar.

Aparcamos cerca de Karlsplatz y fuimos bajando por Joseph-Strasse

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hasta llegar a un restaurante que nos había recomendado una amiga, el Martins Brau, justo al lado de la Martinstor (una de las torres de la ciudad). Está genial, hacen su propia cerveza y el local es enorme.

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Cenamos dos schnitzel con salsa de setas, y un plato de spätzle, dos cervezas y dos capuccinos, todo por 31,30€.

A la vuelta al hotel, sorpresa! Fogonazo de un radar cuando íbamos a 40 en zona de 50... pero como eran más de las 22h, la velocidad máxima bajaba a 30. 25€ de multa...

Mi opinión del B&B Freiburg-Süed en Tripadvisor:
Hotel a 4km del centro de Friburgo, muy bueno si se dispone de coche, ya que cuenta con parking gratuito. Se encuentra en un polígono industrial, si bien por la noche es muy tranquilo, y apenas hay ruidos. Cuenta con máquinas de venta de bebidas y snacks.
Las habitaciones no son muy grandes, pero muy funcionales y decoradas con un estilo moderno. La limpieza es también muy buena.

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Amanecía otro día soleado. Tras el check-out aparcamos en el Schlossberg Parking. Más que nada porque nuestra intención era subir a la montaña, si bien no queda tan cerca del funicular como pensaba. Nada más salir del aparcamiento tomamos tranquilamente un café y un croissant, ya que no habíamos desayunado en el hotel.

Rápida visita, como no, la plaza de la Catedral, donde destaca la Historisches Kaufhaus, almacén histórico

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Y la propia catedral

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Cruzamos el Stadtgarten hasta coger el Schlossbergbahn, funicular que sube hasta el monte de Friburgo,

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con buenas vistas sobre la ciudad

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y un montón de rutas que van bordeando la montaña. Paseo y bajamos para conocer la ciudad. Seguimos paseando por sus calles, siguiendo el recorrido turístico, Martinstor incluída

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Finalmente volvimos a la plaza de la catedral y aprovechando el mercado nos cogimos un currywurst y un Munsterwurst en uno de los puestos y volvimos a por el coche.

El próximo destino era el lago Titisee, pero de camino vimos las indicaciones del Ravennaslucht, del que no había leído demasiado, pero me llamaba la atención, así que paramos, y fue un acierto. Tras dejar el coche en el parking, repleto de cafeterías, tiendas de recuerdos,...

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iniciamos la ruta propiamente dicha, que va pasando por el bosque, con cascadas,...

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Muy recomendable. Si bien la ruta es bastante larga, nosotros nos dimos la vuelta antes de la hora.

De allí seguimos hasta llegar al lago Titisee, muy comercial, pero donde alquilamos una barquita de pedales, (10€ la hora), que resultó muy divertido

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Compramos un helado y lo fuimos comiendo hasta llegar el coche, con dirección Donaueschingen, para ver el "nacimiento" del Rhin. Podríamos haber visto esto:

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pero realmente estaba todo en obras, y la foto que sacamos fue esta otra

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Compramos algo de fruta y bebida en un supermercado y un libro sobre la Selva Negra. Curiosamente, aquí les falló el datáfono con las tarjetas que les dimos, aunque nos dio toda la impresión de que lo que querían era evitarse la comisión por pago con tarjeta.

Llegada al hotel, el Landgasthof Kranz, en Hüfingen, donde decidimos cenar, ya que en el pueblo tampoco hay mucho más, pero fue una buenísima elección, pues fue una de las mejores cenas del viaje

Crítica en tripadvisor del Landgasthof Kranz:
Excelente hotel, de trato agradable y familiar en el corazón de la Selva Negra.
Habitación enorme, con un salón de unos 15 metros y habitación de otros 15, dos tvs,...
Buena limpieza.
El restaurante merece una mención aparte, carta variada, muy buena calidad y mucha gente de la zona, a precios contenidos.
En resumen, muy recomendable.

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