12 días de Safari en Kenia: Jambo bwana ✏️ Blogs de Kenia12 días de inolvidable Safari en Kenia visitando los parques nacionales de Masai Mara, Lago Naivasha, Lago Nakuru, Samburu, Parque de Sweetwaters, del Monte Kenia al Monte Kilimanjaro, Amboseli y vuelta a casa desde Nairobi...Autor: Castellnou Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.9 (40 Votos) Índice del Diario: 12 días de Safari en Kenia: Jambo bwana
01: Preparativos de un Safari por Kenia
02: El Vuelo con Emirates, con visita a Dubai y la llegada a Nairobi
03: El parto de una gacela en un Masai Mara, lleno de búfalos, leones, guepardos...
04: 2º safari en el Mara: Hipos, Leones, Leopardos, hienas, jirafas, puesta de sol
05: Excursion a pie por el rio Mara y visita a los Masais
06: Gran dia en el M.Mara viendo cazar a los guepardos
07: Lago Naivasha: un dia de viaje y una hora de excursión para ver los flamencos
08: El lago Nakuru y sus Rinocerontes blancos, leones arborícolas y mas flamencos
09: Largo viaje a Samburu: Guepardos, Jirafas, el festín de los Leones y muchas aves
10: Safari en Samburu: Jirafas, Elefantes, Leones, Guepardos y muchísimos pájaros
11: Parque de Sweetwaters: cara a cara con el Rinoceronte Negro
12: De Monte Kenia al Kilimanjaro. Un viaje agotador de 12 horas.
13: Amboseli: Buscando la foto del elefante a los pies del Kilimanjaro
14: Nairobi y Conclusiones finales del Safari
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Etapas 4 a 6, total 14
Masai Mara 2 Dia 20 Al día siguiente, a las 6,15h unos de los masais, Wilson, me trajo un café con leche a la tienda, con sus galletitas. Y a continuación me fuí con Sareto, otro de los Masais a captar la salida de sol. Pero ya era tarde, ya había salido el sol. No por eso desaprovechamos la mañana y vimos a los hipos que todavía estaban pastando al lado del campamento, Este tenía recientes las huellas de la última bronca. Vistos de cerca, son feos con ganas. Los topis, siempre subidos a un montículo, hormiguero o lo que sea, con tal de ganar algo de altura. Aves, flores y los búfalos de la manada que cada noche entran al campamento. Estas llamativas flores, estaban empezando a salir por cualquier sitio. Estos búfalos pertenecen a la manada que vive cerca del CHEETAH, cada noche entran al campamento. Sus pisadas los delatan. Una preciosa avutarda, que es el ave voladora mas grande. Hacía muchos años que no las veía. Un secretario. Se alimenta de reptiles. Serpientes, fundamentalmente. Los secretarios siempre los he visto en pareja, pero lo suficientemente separados como para no poderlos meter en la misma foto. Nido de buitres. Nos encontramos también a Colin, uno de los tres perros masai del campamento, por la noche salen a buscarse la vida. Comen lo que cazan. Y a las 9 estábamos de vuelta para almorzar con el resto de la familia a orillas del Mara. Para el segundo día mi objetivo era ver algún cruce del rio. Aunque siempre está presente el objetivo de los 5 grandes. Faltaban leopardo y rino. Así que después de desayunar, provistos de un picnic para pasar el resto del día en el campo, nos fuimos a ver alguno de los puntos de cruce. Pero parece ser que no teníamos suerte. Las circunstancias no eran propicias. En uno de los puntos, teníamos delante nuestro, en la orilla de enfrente, una inmensa llanura donde se iban agrupando bastantes cebras con la clara intención de atravesar el rio. Alguna bajaba hasta la orilla a explorar, pero en vista del panorama, se daba media vuelta. Apostados en la orilla había 5 o 6 cocodrilos dispuestos a almorzar cebra. Y esto no ayuda. Pero no por eso deja de ser divertido. No paras de ver todo tipo de fauna, que no deja descansar la cámara de fotos. Martín pescador a la orilla del río. Me quedé con ganas de verlo pescar, pero no hay tiempo para todo. Pasamos por un bonito cañón donde se suele encontrar un leopardo, pero no hubo suerte. Enorme higuera seca, a la entrada del cañón del leopardo. Encontramos a este lagarto, que parece que sea culé. Al final paramos para comernos el picnic en una tranquila praderita en la orilla del rio. Acompañados de hipos. Ganso del Nilo. Por la tarde otra manada de elefantes nos entretuvo un buen rato. Cuando un gran elefante se planta delante y abre las orejas, mejor dejarle pasar antes de que se cabree del todo. Mas leones somnolientos. La bella durmiente. Y es que, esas comilonas dan mucho sueño. Una gran familia de hienas fue el siguiente entretenimiento. Para cerrar la tarde, prendimos la traca final. Volvimos a pasar a buscar al leopardo y encontramos una hembra, a la que ya seguían varios coches. Estaba cazando y la tarde agotaba las últimas luces. Primero acechó una hembra de impala, que escapó a tiempo. Luego a un macho con idéntico resultado. Pero la tarde cada vez era mas oscura. Y después de un rato de búsqueda, optó por un plan B. Se subió a una acacia donde tenía su despensa. Allí guardaba una gacela que había cazado con anterioridad y se dispuso a merendar, mientras se ponía el sol. En el suelo, una hiena esperaba la migajas del festín, enmarcada por el reflejo rojo del sol que se ponía. Entre la hembrita merendando en la acacia y la puesta de sol, nos dieron las fotos del día. Que espectáculo inolvidable. Días como este no tienen precio. Al final del viaje te das cuenta de que esto es lo que queda para el recuerdo. Para toda la vida ! [align=justify] Etapas 4 a 6, total 14
Masai Mara 3 Día 21 Al tercer día tenía el cafecito de la mañana a las 5,45, pero ese día la salida de sol no existió. Estaba nublado. Esto es todo lo que nos dejó el amanecer. Aprovechamos para hacer mas fotos. Vimos a a los hipos de vuelta al rio. Muchos ñus y cebras. Jirafa con hiena. Las hienas siempre están a la que salta. A ver que pueden aprovechar, cazar, robar... Al final un hueso sirve de desayuno. A falta de pan, buenas son tortas. Y la jirafa se despacha en un arbolito hecho a su medida. No lo podía creer. Es un autentico bonsai hecho por y para las jirafas. A base de continuos pinzados han conseguido que la acacia brote por todos los sitios. Una maravilla. Llevaba, desde que llegué al Mara, un poco mosca. Iba oyendo cantar a los abejarucos, pero no los localizaba a tiro de foto. Hasta que esta mañana encontré la colonia, en la orilla opuesta del rio. Abejarucos. Se da la circunstancia de que la pasada primavera me he pasado bastantes horas de espera, para conseguir fotos de abejarucos. Abejarucos en Barcelona. Estos bellísimos pájaros, llegan a nuestro pais en primavera, anidan, crían y entre finales de agosto y septiembre, vuelven a emigrar a Africa. Los que encontré son una variedad que no emigra. Viven permanentemente en Africa. Pero mas tarde encontraría los que tenemos aquí, además de otras variedades. Por ello, encontrarme los primeros abejarucos, me supuso una buena dosis de adrenalina. A las 9 que regresamos al campamento para almorzar con los demás. Desayuno a la orilla del rio. A los desayunos tuve que ponerles el freno, porque a esa hora yo me como lo que me pongan por delante. Huevos fritos con bacon, zumo, tostadas con mantequilla y mermelada, café con leche.. y lo que sea. Pero a los pocos días empiezo a ganar kilos y luego me cuesta un montón volver a mi peso habitual. Para esta mañana nos había reservado Jorge una excursión a pié por la orilla del rio con los masais. Lagartija a la orilla del rio. Afortunadamente los masais son un seguro de vida. Macho solitario. No son nada de fiar. Y ahora el making-of. Me pillaron in fraganti haciendo esta foto: Jorge, el reportero gráfico. Wilson, mi camarero de primera hora. Nos divertimos con las fotos, tiro con arco, probamos las lanzas masai, etc. Y después nos fuimos a ver una manyatta. Esto es una aldea masai. Las vacas masai son dignas de una película de G. Lucas Las casas son todas iguales, hechas con barro, paja y excremento de vaca. Son muy oscuras, ya que no tienen ventanas y están desprovistas de cualquier cosa innecesaria. La casa de la comadrona es diferente. Debe disponer de un estatus especial. El ganado lo guardan en una especie de corral circular hecho a base de ramas de acacia seca. Para que las espinas lo protejan de los depredadores. Una turistada obligada, que una vez allí hay que hacer. Al menos una vez. Nos enseñaron a hacer fuego, algo que consiguen en un par de minutos, si dispones de los elementos necesarios: Un palo muy seco de madera dura. Una tablita de madera blanda: cedro. Y un poco de hierba seca. Ellos son mas hábiles que yo. Y participamos de sus bailes durante un ratito Hay que procurar que no te escalden demasiado, que son unos especialistas en el tema. Nos pidieron por unas cuantas pulseritas y llaveritos de bolitas de plastico, no mas de una docena, la módica cantidad de 185 euros. Despúes de mucho regatear, les dejé muy claro que aquello no valía mas de 10 euros, aunque estaba dispuesto a hacer una generosa aportación a la comunidad de 40 euros mas. En total 50. Eso después de pagar la correspondiente tarifa por la visita la poblado, de 10 euros por cabeza… Se pasan un pelín. Por la tarde teníamos prevista una salida para ver el ultimo de los 5 grandes. Estaba lloviendo y había que hacer un largo recorrido, por lo que decidimos pasar de records y quedarnos solo con 4, paro descansando y charlando al calor de la chimenea. Un acierto. El rino puede esperar. Atardecer en el CHEETAH después de la lluvia. Por la noche, para matar el mono, hicimos una salida nocturna para ver si encontrábamos algo interensante. Fue divertido. Nos entretuvimos a hacer fotos iluminando con la linterna[align=justify] Etapas 4 a 6, total 14
Masai Mara 4
Día 22 Vuelta a madrugar. Aunque a mi me gusta madrugar, sobre todo si es para ver amaneceres como este… La salida de sol nos dejó bonitas fotos y después, muchos de los mismos animales que ya habíamos visto otros días. Cebra a contraluz. Ñu, con una luz especial. Que bonitos tonos dejan las primeras luces en las cebras. A medida que iba subiendo el sol, iba cambiando la luz y esto nos dejaba preciosos matices, con las gotitas de rocío en la hierba. Facóquero. Antílope de agua. A este otro, le falta medio cuerno, pero no le falta ni un ápice de dignidad ni elegancia. Enorme Eland. Y la jirafita de turno. Los hipos se concentran, a primera hora, en algún rincon con sol y con poca profundidad. Como no son grandes nadadores, les gusta hacer pié. El rio Mara. Grullas crestadas. un lujo para la vista. Después de una serie como esta, piensas que ya tienes la foto del día, pero el día es muy largo y lo mejor que se puede hacer es ir a almorzar. Enfrente de la terraza teníamos este enorme lagarto, que mas que esperando comida, parecía que estaba haciendo una pesada digestión. Después de almorzar, ya todos juntos, salimos en busca de un guepardo, al que localizamos un par de horas mas tarde. La culpa del retraso la tuvieron esta reunión de "pastores". Y ya se sabe lo que dice el refrán: Reunión de pastores, "cebra" muerta. Aparentemente parecía un pacífico grupo, pero nada mas lejos de la realidad. Había que imponer orden. Y aquí queda claro quien es el que manda. Mientras estos otros, parecen los "parias de la tierra" esperando que alguien les diga: "En pié famélica legión" Primero hay que quitar la camiseta del difunto para después empezar el banquete. Y si el jefe se despista, algún otro le roba la cartera a la cebra. Otros hacen una entrada de cuerpo entero, pero cuando les vea el jefe, se van a enterar. Ante la bronca que le espera, este se retira espantado. Pero a alguno le caerá el rapapolvo. En fin, no os aburro mas con los buitres, pero para que os hagáis una idea, hice mas de 600 fotos. Te puedes pasar el día entero con la diversión asegurada. A esta peña gacela la encontramos en un agujero, totalmente inmóvil. Su madre la controlaba de cerca. Y poco después apareció nuestro amigo el guepardo que andábamos buscando. Parecía muy tranquilo. A pesar de que era evidente que no tenía la tripa llena. Mas bien lo contrario Nos dejó bonitas fotos, como siempre, pero como no parecía muy activo, después de un rato lo dejamos y nos fuimos a comer. La comida la hacíamos normalmente en la orilla del rio, en una praderita tranquila. Allí nos montaba Sapimpi unas mesas y nos comíamos el picnic. Tambien extendía unas mantas masai, para que nos pudieramos tumbar un rato de siesta. Pero este día la cosa cambió un poco. Había en el rio un cocodrilo, a pocos metros de nosotros, que se sumergía y cada vez que sacaba la cabeza lo hacía un par de metros mas cerca de nosotros. Y todo esto a dos metros de la orilla. Cuando llegó ante nosotros, se plantó a mirarnos a unos cuatro metros de donde estábamos. Sapimpi decía que no había peligro, que no salen del agua, pero a mi no me hacía ninguna gracia. Total que comimos mas rápido que de costumbre y nos largamos. El árbol de los buitres. Después de comer volvimos a buscar al guepardo y ahora, ya si tenía una actitud claramente depredadora. Al cabo de un rato de búsqueda salió disparado detrás de una gacela y su cría, pero se le escaparon. Las carreras del guepardo son intensas pero cortas. Ya había varios coches siguiendo al animal, pero él iba a lo suyo, pasando entre los coches totalmente indiferente. Llegaron también Jorge y Mariola, para disfrutar de la fiesta que se avecinaba. Y a la vez, esto nos iba a permitir un fuego cruzado de fotos, en el que, la que no pillara uno, la iba a pillar el otro. Un rato después se arma un albotoro detrás nuestro. Las cebras y ñus empiezan a correr, cerrando un circulo cada vez mas estrecho y el guía, sin dudarlo dice: Leones. Fuimos para allá, unos 300 metros y encontramos una leona bebiendo agua de un charco. Esto añadía un componente nuevo a la escena. En ese momento no sabíamos si se iba a decidir por alguna cebra o ñu del circulo que se había formado o por alguna de las muchas gacelas. Pero se levantó perezosamente y comenzó a caminar en dirección al guepardo. Pero este ya había visto a la leona y estaba completamente pegado al suelo escondido detrás de unas hierbas. Yo diría que la leona solamente había captado el olor del guepardo, porque llevaba un paso errático. Pasó entre los coches. El de detrás es el nuestro. Cuando la leona estaba a pocos metros, el guepardo salío disparado y la leona detrás, pero en pocas zancadas puso tierra de por medio. Esto nos dejó escenas que, afortunadamente, las pudimos registrar, pero mejor que contarlo, cuelgo las fotos. La leona se dió cuenta pronto, que de no lo iba a pillar y se paró. De algo le tiene que servir al guepardo, el record de animal mas rápido de la tierra. La leona acabó marchándose cuando consideró que había expulsado al guepardo de su territorio. Nosotros dimos la vuelta a la loma intentando seguir al guepardo. Pero este, volvió tras el rastro de la gacela a la que había perseguido. Cuando volvimos ya la había encontrado y esta vez si, cazó a la cria a la que se comió delante nuestro. Pero aquí entró un tercero en discordia. Aparecieron una pareja de chacales. Uno mas tímido se quedó tumbado a cierta distancia, pero el otro nos dio una tarde memorable. Quería participar del banquete pero el guepardo no estaba por la labor. Así que tuvo que poner toda su astucia en juego. Iba por detrás y le mordía la cola al guepardo, tal cual. Y si el guepardo respondía por la derecha, el huía por la izquierda tratando de arrebatar algo de la gacela. Me costó averiguar que es lo que hacía, porque era muy rápido. Hasta que conseguí la foto y quedó todo claro. Acababa consiguiendo algún hueso. Pero para un coyote hambriento, esto puede ser una cena suculenta Fue divertidísimo, porque duró toda la tarde. Reímos, en todos los coches con ganas. y aún ahora, me río cuando veo las fotos. Cuando el guepardo ya tenía casi acabada la comida, levantó la cabeza y sin darnos tiempo a reaccionar, salió disparado a buscar otra gacela próxima, que nosotros no habíamos visto y a la que también le arrebató la cría. Primero la mató, lentamente, ante nosotros y luego se la comió. Entera. Y mientras, el chacal, a lo suyo. Siguió con el espectáculo. Hasta que consiguió cabrear al guepardo, de verdad. Llegó incluso, a soltar la presa e hizo correr a los chacales. A todo esto, la tarde estaba llegando a su fin y la puesta de sol prometía bonitas fotos. Salimos de allí con la sensación de haber vivido lo mejor del viaje. Como así fue. A la vuelta, Sapimpi pasó por un arroyo, donde sabía que había una pitón enorme. Entre cinco y seis metro, es lo que me dijo Jorge que medía. No en vano tenía una foto con ella, un día que se atrevió a meterse en el agua. Después de un rato de búsqueda apareció casi sumergida y completamente entregada a hacer la digestión de una gacela que se había merendado el día anterior. Nosotros no nos atrevimos a tocarla ni con un palo. La puesta de sol puso la guinda al un día perfecto. Con Mariola, viendo las fotos. Por la noche, después de la cena, los masais nos sorprendieron con un espectáculo de bailes tradicionales, incluidos los típicos saltos, en los que nos hicieron participar. Todo muy emotivo. Aquí saltamos todos, faltaria mas. pero unos mas que otros Día 23 Me levanto a la misma hora de cada día, pero en vez de salir, me quedo con la informática, fotos etc, además de tener que hacer maletas, que a las 9 nos vienen a buscar. Pero Mwasi, ya estaba allí desde el día anterior. Hacemos el último desayuno junto al Mara y nos dan otra ceremonia de despedida. Nos sorprende especialmente uno de los masais, al que creíamos un hombre mayor, que cada noche nos amenizaba las veladas con una suavísima melodía de guitarra, desde la penumbra. Pero resulta ser un masai joven que toca muy bien la guitarra y que además canta, pero que muy bien. Estoy seguro de que se podía ganar la vida cantando en Europa. La despedida fué larga. Besos y brazos de todos con todos. El cheff Mariola El CHEETAH ha dejado un recuerdo magnífico entre nosotros. Y mucho mas, a medida que pasan los días y hacemos comparaciones con lo que vino después. El sitio está en una ubicación privilegiada, en la misma orilla del Mara, fuera del parque, pero dentro de la zona de Conservación. Hay que decir que entre el parque y esta zona que lo rodea, no hay ninguna valla ni ninguna frontera. Solo una línea en el mapa. Y por ello los animales se mueven con total libertad. Están tanto aquí, como allí. En cuanto al campamento propiamente dicho, hay que decir que quizás no sea la mejor instalación hotelera ni gastronómica. Aunque no tenga ninguna estrella Michelín,se come bien y abundante, . A buen entendedor, con pocas palabras bastan. Y al entorno le pasa algo parecido. Hemos estado en sitios muy cuidados, muy bien ajardinados. Pero hay que dejar muy claro que aquí se viene a disfrutar de la naturaleza y en esto marcan diferencias. Se disfruta desde el primer minuto hasta el último. Al máximo. Aquí, los safaris no están sujetos a ningún corsé. Si acaso, solo a la eficacia, a que el cliente quede satisfecho. Y vaya si lo queda !! Estás todo el día fuera, buscando las mejores experiencias, las mejores fotos. Y las consigues, con seguridad. Lo que no quiere decir, en absoluto, que por ello, no respeten el medio ambiente. Por todo esto, lo demás, pasa a segundo plano. Solo estás en el campamento para desayunar, cenar y dormir, os pondré un ejemplo: Cuando le dije a Mariola que necesitaba cargar mas pilas para la cámara, se desvivió por cargarme las pilas y que las tuviera a punto. Si necesitas lavar la ropa, te la lavan gratis, con el agua del Mara, si pero gratis. En definitiva, un 10 para Jorge, Mariola y su CHEETAH Tented Camp [/align][size=18][/size][align=justify] Etapas 4 a 6, total 14
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