![]() ![]() Un viaje al desierto. De Ouarzazate a las dunas de Erg Chibbi y algo más.. ✏️ Blogs de Marruecos
Relato de un viaje de 5 días, viajando por libre, en un "todo terreno", en compañía de un guía.Autor: Xmsg Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.5 (4 Votos) Índice del Diario: Un viaje al desierto. De Ouarzazate a las dunas de Erg Chibbi y algo más..
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Etapas 4 a 6, total 8
Volvimos a la carretera principal que retomamos en Boumalne Dadès. A la salida del pueblo paramos en una zona donde un intenso color verde contrastaba con los tonos ocres del entorno. Son una serie de pequeñas parcelas distribuidas por familias, con turnos de aguar para riego, en los que se cultivan, sobre todo, cereales y frutales. En Tineghir nos detuvimos para comprar ce rveza y vino en la única tienda en la que se podía hacer en muchos kilómetros a la redonda. Es un pintoresco lugar del Marruecos profundo, que recordaba a la España de los años 60, con un montón de comercios de todo tipo, entre los que abundaban los talleres, droguerías y ferreterías. También había, como en todos los pueblos en que estuvimos, muchos locutorios de teléfono y varios “ciber”, muy baratos. Aquí intentamos comprar una nevera portátil, pero no había, así que nos apañamos un cacharro de alumninio, de hacer el cuscús que, lleno de hielo, nos permitió tomarnos unas cervezas fresquísimas en los próximos días. De nuevo abandonamos la carretera principal para dirigirnos a las Gargantas del Todhra. Al salir del pueblo, de nuevo entre un montón de adolescentes que salían de un instituto, adelantamos un autobús repleto de personas que se apiñaban, sentados o de pie, dentro, o tumbados en la baca, con muchos kilómetros por delante, según nos contó Mustafá. La carretera va ascendiendo y las montañas aparecen cada vez más próximas hasta que de repente parecen engullir los coches y te encuentras en un desfiladero entre unas enormes paredes de piedra de más de 300 metros de altura. Nos bajamos del coche para recorrer el desfiladero a pie, por la pequeña carretera que discurre al lado de un río con una fuerte corriente. Algunos niños intentaban vendernos figuritas de animales hechas con hojas de alguna planta. El sistema de venta es muy curioso, si dices que no quieres, te colocan la figura sobre el pecho que se engancha en la ropa y si la coges para devolvérsela ellos dicen que no la quieren, que les des alguna moneda.. Al final del desfiladero hay 2 o 3 restaurantes y comimos en uno de ellos, el Hotel Restaurant Les Roches. Aunque es bastante grande, preparado para acoger grandes grupos de turistas, el comedor resulta acogedor, con una decoración de estilo árabe, y la comida está buena (12 €).
De nuevo en la carretera de Erfoud, en dirección a Tinejedad, circulamos por una zona llana, con muchas rectas, y con impresionantes montañas a lo lejos, a ambos lados. En nuestro camino encontramos alguna jaima de beduinos, reconocibles por su color blanco, nos hace saber Mustafá, y, poco antes de Jorf, un pastor que cuida un rebaño de dromedarios llama nuestra atención y nos paramos un ratito para disfrutar del lugar mientras Mustafá y Hassan charlan con él. ![]() Ya en Rissani, nos dirigimos a casa de un amigo de Mustafá que se dedica a trabajar los fósiles. Campo a través, por una enorme llanura, llegamos al lugar donde trabaja y en la misma puerta pudimos ver algunas rocas en el suelo, en estado natural, con un montón de fósiles incrustados. Cerca de allí estaba su casa, pero no él, así que nos sentamos un rato en el agradable porche disfrutando del paisaje y del atardecer, además de unas cervezas fresquísimas de nuestra particular nevera portátil. Siguiendo campo a través, unos cuantos kilómetros después llegamos al albergue de Ali el Cojo, en Hassi Labied, un personaje muy conocido en la zona, familia de nuestro guía. Es un hotel sencillo, pero dotado de todo tipo de comodidades básicas. Las habitaciones, con una decoración mínima, son bastante amplias y confortables. Se disponen en una construcción de planta baja, alrededor de una piscina. El personal es amable y siempre dispuesto a ayudar. El hotel es lugar de parada de casi todos los españoles que pasan por la zona, con lo que ello tiene de bueno y de malo. Allí se concentran gran cantidad de 4x4 y moteros. Al anochecer, junto al fuego, suenan los tambores en manos del personal del hotel y de los visitantes que se animen. Antes de cenar, Mustafá nos pide que le acompañemos a casa de su tía y allí, con ella y varios hijos y sobrinos que veían la tele tomamos un té y charlamos un rato. Una de las chicas se ofreció a hacernos un tatuaje con genna, a lo que accedimos gustosos. Durante la cena, con platos muy abundantes, estábamos solos en un gran comedor. La verdad es que el hecho de iniciar nuestro viaje unos días antes del inicio de la Semana Santa nos permitió disfrutar en todas partes de una tranquilidad que se vería rota pocos días después con la llegada masiva de mucho turismo, españoles en gran parte. Etapas 4 a 6, total 8
Después de un buen desayuno al aire libre disfrutando de unas maravillosas vistas de las dunas, que cambiaban de color a medida que los rayos de sol las alcanzaban desde distintos ángulos, con Hassan al volante, nos subimos con Mustafá y un sobrinillo de Ali en la baca del todo terreno y comenzó nuestro viaje hacia las dunas. La pista apenas se distingue, todo son grandes espacios abiertos bordeados por las impresionantes dunas de arena a nuestra derecha. Pasamos por el lago Jasmine y después nos detuvimos en un oasis, para pasear entre las palmeras al borde de un pequeño riachuelo, junto al que se levantaban algunas de las pocas construcciones que encontramos durante toda la mañana. Desde algunas jaimas salían niños a saludarnos a nuestro paso, siempre con una sonrisa. Fueron unas horas en las que la sensación de libertad era total, en que por un rato podías sentirte fuera del mundo, solos en medio de nada, solo tierra y arena, formando un precioso paisaje..
Nos dirigimos luego al mercado de Rissani. Imposible no retroceder en el tiempo muchos, muchos años. Verduras, frutas, especies y todo tipo de alimentos. Más allá cabras, ovejas, vacas (muy pequeñas) y muchísimos burros en la plaza de los burros, un animal muy utilizado aquí. El pueblo es un sinfín de pequeños comercios, también aquí muchos talleres y ferreterías. Y mucha gente en la calle. ![]() A última hora de la tarde llegamos al albergue para enseguida, en compañía de Hassan, iniciar nuestro recorrido en dromedario hacia las dunas de Erg Chebbi, donde pasaríamos la noche. El paseo es inolvidable. De nuevo solos, poco a poco nos íbamos adentrando entre las dunas hasta sólo ver arena a nuestro alrededor, con tonos mostaza a lo lejos, ocre más cerca de nosotros y unos tonos grises si volvías la vista atrás. Los rayos de sol desaparecían y reaparecían en función de nuestras bajadas y subidas por la arena, contribuyendo al espectáculo de colores. El silencio es absoluto. Las sombras alargadas de los dromedarios son nuestros únicos acompañantes. ![]() Etapas 4 a 6, total 8
A las 6 de la mañana, después de dormir estupendamente, Hassan daba palmas de jaima en jaima para poner en pie a todo el mundo. Poco después saldría el sol y nadie quería perderse el espectáculo. Un poco de agua en la cara y comenzamos la ascensión por la duna hasta el punto más alto, algo más de 250 metros. Desde arriba se disfruta de un precioso espectáculo mientras el sol se asoma poco a poco por detrás de las montañas que tenemos al fondo. Las dunas se prolongan más y más y una vez arriba no apetece bajar sino seguir por las crestas pasando de una a otra, pero Hassan nos espera para regresar así que una carrera duna abajo, da la sensación de calzar las botas de 7 leguas, y en unos segundos estamos en la jaima. Desde allí vemos a un japonés que se desliza sobre unos esquís por la arena..
Después de desayunar, iniciamos el camino de regreso. Hassan es un simpatiquísimo y muy amable chico que se esfuerza por charlar con nosotros a pesar de que, además de árabe y bereber, apenas habla unas palabras de español y un poco de francés. Caminar descalzo por la arena es una delicia.. En el albergue nos facilitan una habitación para ducharnos, pues en las jaimas no hay ningún tipo de servicio, y al rato iniciamos de nuevo camino en nuestro todo terreno. En primer lugar nos dirigimos a Khamlia, el pueblo de los negros, así llamado porque sus habitantes son originarios de Mali y de piel negra. La mayoría se dedica a la agricultura, pero tienen gran afición por la música. Tocan grandes tambores y cantan mientras bailan una danza en la que dan saltos y mueven todo el cuerpo excepto la cabeza, vestidos totalmente de blanco, Algunos actúan en algunas casas habilitadas para tal fin cuando llega algún grupo de turistas. Es curioso y resulta atractivo, aunque se antoja demasiado turístico. Dejamos atrás el pueblecito de Merzouga y después de Rissani, en dirección a Alnif, hacemos una parada para saludar a unos amigos Hassan y Mustafá. Forman parte de un grupo de guardas que protegen un pájaro de especial interés por encargo del gobierno de Arabia Saudí, para que grupos de saudís puedan venir a cazarlo en determinada época del año. Comemos en Alnif, un pintoresco pueblo donde todo gira en torno a los fósiles, del que ya hablamos más arriba. El restaurante, justo al lado de la tienda de Mohand Ihmadi tiene una agradable terraza, además de amplios comedores, uno de ellos de estilo árabe con cierto toque naif. El dueño del restaurante es un maestro y a petición nuestra se ofrece a acompañarnos al liceo del pueblo para que podamos visitarlo (somos profesores...). Allí nos recibe el director que nos acompaña a un aula en la que se imparte clase de Matemáticas en ese momento en un grupo de un nivel similar al 1º Bachillerato. El profesor nos permite compartir la clase por unos minutos con ellos e incluso tengo la oportunidad de resolver un ejercicio en la pizarra para los alumnos, participativos y con una actitud muy correcta en todo momento. Aunque el mobiliario de esta clase era bastante viejo y las paredes estaban un tanto desconchadas, en general el centro tenía buen aspecto. Nos llamó la atención que en muchos de los pueblos por los que pasamos los colegios y liceos tenían un aspecto muy bueno y aparentaban unas buenas instalaciones. En muchas ocasiones parecía ser el mejor edificio del pueblo. Después el director nos ofrece zumo y galletas en su despacho y allí mantenemos un cambio de impresiones sobre el estado de la educación en España y Marruecos. Él nos hace saber que uno de los principales problemas con que se enfrentan es el absentismo y el elevado número de abandonos que se producen cada curso, en especial, en las zonas turísticas, donde muchos niños abandonan las aulas para ofrecerse como guías a los turistas o vender cualquier tipo de objeto, Fue una bonita experiencia, Poco después de Tazzarine, pasamos por una zona de cultivo de henna y nos paramos para observarla. Unos cuantos chiquillos, muy amables y simpáticos se acercaron a charlar un ratito con nosotros. También la dueña de la finca estaba por allí y nos permitió arrancar una planta que nos hemos traído con intención de plantarla una vez en casa. En Tansikft enlazamos con la carretera de Ouarzazate a M´hamid y desde allí nos dirigimos a Zagora, ya siempre por el precioso valle del Draa. Son muchos kilómetros bordeando el río Draa al lado de miles y miles de palmeras y zonas de cultivo que forman una lengua verde que destaca entre los tonos marrones, rojizos y ocres de la tierra y las montañas de alrededor. Llegamos, ya de noche a Zagora, que se veía muy animada en su cache principal, con muchas tiendas y mucha gente en la calle. Nos alojamos en el riad Lamane (120 € en M.P. 2 pax). ![]() Etapas 4 a 6, total 8
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