![]() ![]() 15 dias de ruta por Turquía ✏️ Blogs of Turkey
Viaje organizado en autobús por TurquíaAuthor: Ruth200es Input Date: ⭐ Points: 3 (1 Votes) Index for Blog: 15 dias de ruta por Turquía
01: Diario de Turquía. Día 1: Madrid-Estambul
02: Diario de Turquía. Día 2: Estambul-Edirne-Çanakkale
03: Diario de Turquía. Día 3: Troya-Pérgamo-Izmir
04: Diario de Turquía. Día 4: Izmir-Éfeso-Pamukkale
05: Diario de Turquía. Día 5: Pamukkale-Antalya
06: Diario de Turquía. Día 6: Isla de Kekova
07: Diario de Turquía. Día 7: Antalya-Konya-Capadocia
08: Diario de Turquía. Día 8: Capadocia
09: Diario de Turquía. Día 9: Capadocia-Ankara
10: Diario de Turquía. Día 10: Ankara-Bursa-Estambul
11: Diario de Turquía. Día 11:Estambul
12: Diario de Turquía. día 12: Estambul
13: Diario de Turquía. Día 13: Estambul
14: Diario de Turquía. Día 14: Islas Príncipe
15: Diario de Turquía. Día 15: Vuelta a casa
Journeys 10 to 12, Total 15
Hoy nos levantamos a las 4:45, nos vestimos y duchamos para a continuación bajar a desayunar con Iñaki. Yo tomé tomate, feta, pepino, huevo cocido, dos rollitos de hojaldre rellenos con queso, queso muy fuerte con sésamo tostado, zumo, etc. A mí me gustó el desayuno pero la gente protestó porque el café era de sobre, no había tostadora y poca oferta.
Nos despedimos de Juan y Juana, de Sevilla, porque iban a Estambul en avión (qué lujo, el resto en bus). Salimos a las 6:00 en dirección a Bursa. Después de 2’5 horas de viaje paramos para ir al baño y tomar algo. Iñaki y Pelayo pidieron un té y yo un Ayran. Tras otras 2’5 horas de viaje por fin llegamos a Bursa. Se veían muchas más mujeres con velo que en las otras ciudades que habíamos visitado. Tiene una población de casi tres millones de habitantes, siendo la cuarta ciudad más grande de Turquía. Se le llama la ciudad verde por los jardines que tiene pero también por la Mezquita Verde. Primero visitamos la Gran Mezquita, Ulu Cami, construida en el siglo XIV por Ali Neccar, según las instrucciones del sultán Beyazid I. Famosos calígrafos de la época hicieron 192 inscripciones que lucen en los muros. Ocupa alrededor de 5000 metros cuadrados en pleno centro de la ciudad. Como curiosidad presenta una fuente de mármol en el centro, bajo la cúpula mayor, de cristal, cuando normalmente se encuentran fuera; se utiliza para las abluciones. Además se representan los 99 nombre de Alá y presenta un majestuoso púlpito, que utiliza el imán, de nogal tallado. A demás se expone una de las cortinas que tapó la Kaaba de la Meca. Parece ser que las cambian a medida que se gastan y las viejas las van regalando a algún centro musulmán del mundo. A continuación vimos la Mezquita Verde, que es el monumento más representativo de la ciudad y se llama así por los azulejos que la decoran, provenientes de la ciudad de Iznik. Su color es tan especial que hoy en día no se consigue un color igual para sustituir los estropeados. Como era viernes, día de fiesta y rezo musulmán, había mucho revuelo alrededor de la Mezquita y mucha gente lavándose en las fuentes. Para entrar en la Mezquita Mustafá tuvo que pedir por favor que nos dejaran, pues ya empezaba el rezo, así que entramos, hicimos un par de fotos y salimos rápidamente. Era mucho más pequeña que la otra pero realmente bonita con los azulejos. Había columnas giratorias que avisan de si hay terremotos, pues ya hubo alguno en la ciudad de bastante magnitud. La cerámica de Iznik se ve por todo el país, fácil de reconocer por su color azul y sus bonitos motivos, a mí me encanta. Iznik es una ciudad situada al oeste de Anatolia, siendo capital de los imperios romano, bizantino, selúcida y otomano. Se reproduce generalmente vegetación de la zona: tulipanes, clavelinas, jacintos, etc. La variedad de colores fue aumentando: turquesa, rojo, verde, púrpura, etc., insólitos hasta aquel momento en Europa. A finales del siglo XV la ciudad se convirtió en el centro cerámico turco por excelencia, realizando servicios de mesa de lujo y azulejos para la ornamentación de mezquitas, palacios y mausoleos. A partir de 1570 se comercializó en Europa, marcando tendencias. Se dice que los azulejos de Iznik son imposibles de reproducir, pues tienen un alto contenido en cuarzo (80-85%), y por tanto son el producto cerámico más parecido a la porcelana. El alto contenido en cuarzo le da brillantez y transparencia. Como eran un buen aislante se usaron también como material arquitectónico, manteniendo los edificios frescos en verano y calientes en invierno. En el Mausoleo Verde (Yesil Turbe) se encuentra el Sultán Mehmet I, el segundo fundador del Estado Otomano tras la invasión de principios del siglo XV. La sala principal carece de columnas y está decorada con los exquisitos azulejos de Iznik en sus paredes, ventanas y techo. Allí están enterrados además los hijos del sultán. Es precioso. Tras las visitas entramos en una tienda muy grande y especial que había al lado del Mausoleo. Tenía incluso un patio jardín dentro de la tienda, varias plantas conectadas con una escalera enorme de caracol. Había de todo, pero muy caro: cerámica, sedas, alfombras, joyas, etc. Comimos en un restaurante que estaba enfrente del Mausoleo, llamado Hünkar, y el menú era: sopa de tomate de primero, ensalada de segundo y de tercero kebab Alejandro Magno (trozos de pita en salsa de tomate, encima láminas de ternera, acompañado de tomate natural al horno y salsa de yogur; en el momento el camarero te servía uno por uno un poco de mantequilla fundida sobre el kebab (exquisito). De postre flan. Los camareros eran muy atentos y simpáticos y a mí, por cantar la canción del Galatasaray (que me habían enseñado dos amigos turcos hace muchísimos años) me regalaron otro flan. El segundo flan se lo di a Iñaki porque yo estaba llena y él, como no le gusta el tomate y aquí lo añaden a todas las comidas, tenía aún hambre. Cogimos el autobús nuevamente, esta vez en dirección a Estambul. Como ya era nuestro destino definitivo y allí nos quedábamos a nuestro aire, sin guía y sin conductor, pues les dimos un sobre a cada uno con propina, en agradecimiento. Aunque el conductor al principio parecía muy majo pero luego le hurtó la toalla a Iñaki, y Mustafá era un guía pésimo con el que al principio tuvimos nuestros más y nuestros menos. Al final, tras la recolecta en el bus, hubo más dinero para el conductor que para Mustafá… En algún punto de la costa cogimos un ferry para cruzar al otro lado del mar del Mármara. Una vez en el otro lado tardamos más o menos una hora, nuevamente en autobús, en llegar al Puente del Bósforo y abandonar Asia para entrar en Europa. El puente estaba taponado por el gran tráfico así que tardamos bastante en atravesarlo, llegando a Estambul sobre las 16:45. El bus fue dejando poco a poco a la gente en sus respectivos hoteles y despidiéndonos de cada ellos: primero a Javi (Albacete) y Amparo (Valencia), a Isaac y Luis Ángel (Burgos), a Regla y Ricardo, a Begoña, Sandra, SIviia y su hermano Rafa, Eva y Seña Luisa, Pilar y Jose (Madrid), Pilar y Jose (Barcelona), Carlos y Juana (Málaga), Alicia y Enrique, Elena y Ángel y los últimos nosotros. Nosotros debíamos de volver al mismo hotel del primer día, el Orán, pero gracias que no quedaban habitaciones libres, pues era muy cutre. Nos cambiaron por tanto al Hotel Prince, que estaba mucho más nuevo y en mejor zona. Está muy céntrico, a dos minutos del puerto de Eminönü y a cuatro de Santa Sofía. Nos bajamos del bus justo delante de la Estación del Orient Express y nos despedimos del conductor. Mustafá nos acompañó al hotel, nos pidió cama de matrimonio para Pelayo y para mí, y nos arregló el check-in. Nos despedimos de él, lo que nos dio pena, pues al final le cogimos cariño… El Orient Express unía París con Constantinopla/Estambul, siendo inaugurado en 1833. Su ruta fue alterada varias veces por logística, política, guerras mundiales, etc. Era uno de los trenes más lujosos del mundo. Realizó su último viaje a finales de 2009. Se cita en numerosos libros y películas: Asesinato en el Expreso Oriente (Ágatha Christie), Hércules Poirot soluciona un crimen en el Simplon Orient Express (el que pasaba por Suiza), La vuelta al mundo en ochenta días, etc. Subimos al cuarto, nos duchamos y nos relajamos un poco. Más tarde salimos a dar una vuelta y a cenar algo. Entramos de casualidad en un sitio cerca del hotel en el que sólo había turcos y resulta que era un sitio recomendado por el New York Times y otros medios. Lo fundó un turco en Nueva York primero y como le fue bien abrió otro en Estambul. De comer pedimos lo siguiente: Iñaki sopa de lentejas y köfte (albóndigas) de ternera, Pela y yo un variado de entrantes (humus, mezcla de tomate pepino y pimiento picante, salsa de yogur, espinacas, ensalada, etc.) y de segundo un kebab de ternera con tomates al horno. Nos invitaron al té. Costó todo 72 liras. Tras la cena compramos backlava de camino al hotel, siendo el chaval muy simpático. Cogimos de pistacho, chocolate (no me gustó demasiado), avellana, etc. (15 liras). Soy una adicta a estos dulces, para mí los mejores del mundo. Nos dirigimos al hotel y al cuarto a dormir, pues el día ha sido largo y Pelayo no durmió nada en el bus. De Ankara a Bursa hay 394 kilómetros. De Bursa a Estambul hay sobre 130 km de carretera si contamos con que cogimos el ferry para atravesar el mar del Mármara, por lo tanto hacen más de 520km. Journeys 10 to 12, Total 15
Nos levantamos y bajamos a desayunar sobre las 9:30. Yo tomé mini croissants con sésamo, mini pastelitos rellenos de feta y aceitunas, tomate, pepino, feta, salchichas, huevo cocido, galletas, zumo, etc.
A las 10:30 salimos del hotel con rumbo a la oficina de información que había unas calles más abajo. Nos atendió un señor muy antipático que nos dio un mapa y poco más. Iñaki y Pelayo aprovecharon que enfrente había una oficina de cambio para coger liras. Compramos un jeton cada uno (3liras cada ficha) y entramos en el tranvía. No bajamos hasta la última parada, Kabatas (5 paradas). Teníamos la intención de visitar el barrio de Ortaköy, pues nos lo había recomendado Mustafá vivamente. Preguntamos a alguien que pasaba a cuánto estaba este barrio de la parada de tranvía a pie y nos dijeron que a 15 minutos así que decidimos ir caminando. Al final estaba a bastante más y nos pegamos una caminata de aúpa…Menos mal que por el camino vimos el Palacio Dolmabahçe y varios edificios de la Universidad. El Palacio Dolmabahçe está en la costa europea del Bósforo y fue el principal centro administrativo del Imperio otomano de 1853 a 1922. Se puede visitar el interior, pero desconozco el precio de las entradas. El barrio de Ortaköy es precioso, genuino, lleno de vida y además apenas hay extranjeros, fue una gran recomendación. Dimos un bonito paseo, intentando visitar el cementerio judío, que estaba en lo alto de una colina que tuvimos que subir a pie pero el guardia de la puerta no nos dejó entrar… Volvimos a bajar al barrio y buscamos un sitio para comer. Nos sentamos en un restaurante que hacía esquina en una calle peatonal muy animada puesto que Iñaki tenía antojo de brochetas y allí las había visto. Se llamaba Sisco y la verdad que fue todo un acierto. Estaba regentado por un señor y sus hijos, que eran los camareros. A nosotros nos atendió uno que se llamaba Ilhan que era simpatiquísimo, y además hablaba inglés muy bien. Iñaki tomó dos brochetas de pollo y nosotros una de pollo, una de ternera y una de Adana kebab. Todo venía acompañado de pan de pita, tomate a la brasa, pimientos, trigo y tzatziki. Además nos pusieron un aperitivo que consistía en una especie de puré de tomate, pimiento, paprika, etc. Todo estaba excelente. Bebimos además 3 jarras de cerveza (6 liras cada jarra) y de postre nos recomendó Köfeme, que estaba perfecto (es una especie de pasta en forma de pelos, rellena de queso, con nata y pistacho por encima, una auténtica delicia). Fue una agradable sorpresa la calidad de este sitio que pasaba totalmente desapercibido. Además tomaron 2 tés turcos y yo uno de manzana, que estaba buenísimo. En total pagamos 115 liras. Nos intercambiamos los mails con Ilhan, nos regalaron unos imanes con el nombre del restaurante y marchamos en dirección al puerto de Ortaköy. Allí queríamos coger un barco que nos dejase en el lado asiático pero un chico que trabajaba en la naviera nos dijo que esa línea ya no existía, que lo mejor era coger un taxi hasta Besiktas y allí el barco. Así lo hicimos (taxi: 5’25 liras y ferry 3 liras/persona). En 5 minutos llegamos en barco a Üskudar, ya en la parte asiática. Una vez allí paseamos al borde del mar, lleno de gente, pescadores, deportistas, etc. Nos sentamos en una de las famosas terrazas que hay justo enfrente de la Torre de Leandro, desde donde dicen que el atardecer es más hermoso, pues hay vistas del Bósforo y del Cuerno de oro. El cuerno de oro es un puerto natural que divide el lado europeo en dos: la ciudad vieja y la parte de Gálata. Se extiende cerca de 8 km desde el valle hasta la entrada sobre el Bósforo. Es muy seguro porque no hay mareas ni corrientes. Durante la época bizantina se impedía la entrada de las flotas enemigas en el cuerno de oro mediante cadenas gruesas que se tendían entre las dos orillas. El tráfico es muy fluido. No se sabe muy bien el origen de la denominación de oro. El cuerno de oro es atravesado actualmente por varios puentes: el Haliç (en turco quiere decir puente del cuerno de oro), el de Gálata (el moderno de metal que hay ahora sustituyó al antiguo), el puente de Atatürk, etc. Iñaki se sentó en una mesa, pues no le gustaban los pufs, y pidió un té de manzana, Pela un té turco y yo Ayran. Además Pelayo y yo pedimos una narguilé. Pagamos 22 liras por todo, una ganga. Al camarero que nos atendió, que tenía un dolor horrible de muelas, le dimos un paracetamol para que le pasase. Desde donde estábamos se veía la Torre de Leandro o torre de la doncella, construida encima de una zona rocosa en medio del mar, a 200m de la orilla. A lo largo de la historia la torre se usó como faro, semáforo, puesto de aduanas, casa de retiro para los oficiales de marina, etc. Ambos nombres provienen de una leyenda: Hero, una de las sacerdotisas de la diosa Afrodita, permanecía en la Torre para cuidarla. Leandro se enamoró de ella pero sus familias se oponían a la relación así que cada noche Leandro atravesaba a nado el Bósforo guiado por la antorcha que encendía Hero. Una noche de tormenta el fuego de apagó y Leandro murió. Cuando Hero se enteró de la noticia se tiró también al mar para ahogarse. Qué historia tan triste... Al poco nos levantamos y volvimos hacia el ferry, pues Iñaki quería ir para el hotel, por lo que no vimos el atardecer…Cogimos un ferry que atravesó el estrecho del Bósforo (que une el Mar de Mármara con el Mar Negro) y nos dejó en el puerto de Eminönü directamente. De ahí fuimos al Mercado de las especias, que es más pequeño de lo que imaginaba. Llegamos sobre las 18:15 y cerraba a las 19 así que nos dimos una pequeña vuelta para ver los tés, las especias, el queso que hacen dentro de la piel de un cordero, frutos secos (entre ellos los pistachos rosas), recuerdos, joyas, etc. Al rato Iñaki marchó para el hotel y nos quedamos Pelayo y yo solos. Acabamos de ver los puestos y nos fuimos a visitar la Mezquita de Solimán. El cementerio estaba cerrado ya por lo que no pudimos ver su Tumba ni la de su mujer Roxelana. Al intentar entrar a la mezquita nos cerraron la puerta, pues empezaba la hora del rezo. Se trata de una mezquita otomana, situada en la tercera colina de Estambul. Es la más grande de la ciudad, construida por Sinán según las órdenes del Sultán Solimán el Magnífico. Se comenzó en 1550 y se acabaron las obras sólo 7 años después. Sinán concibió esta mezquita en contraposición a la bizantina Santa Sofía. Sufrió daños por un incendio y un terremoto pero fue restaurada varias veces. Aquí está también enterrado el gran arquitecto Sinán. Estando en el patio haciendo fotos desde un bonito mirador que hay, nos encontramos con Enrique y Alicia así que nos fuimos con ellos a tomar algo justo enfrente de la mezquita. Pedimos dos tés turcos, uno de manzana y un té frío (6 liras). Tras un rato charlando empezó a hacer frío así que cada pareja marchó a su hotel. Al llegar fuimos a ver a Iñaki, que estaba con cagalera y peor del catarro así que no quiso venir a cenar, sólo que le llevásemos algo de comer y agua. Pelayo y yo buscamos algún sitio cerca del hotel, uno que ya habíamos visto al pasar otras veces en donde había muchos turcos siempre comiendo. Pedimos agua, un Adana kebab y un kebab de cordero. Para Iñaki una pizza de carne pero sin tomate (total: 45 liras). Sin embargo cuando trajeron la pizza a la mesa resulta que llevaba tomate así que se la devolvimos y nos hicieron una de queso. El camarero era un estúpido pero el cocinero era más atento. Nos marchamos evidentemente sin dejar propina. Le llevamos la cena a Iñaki a la habitación y nos fuimos para nuestro cuarto, en donde comimos baklava que había quedado del día anterior, qué rico. Journeys 10 to 12, Total 15
Nos levantamos a las 7:30, nos duchamos y bajamos a desayunar. Yo tomé lo mismo de siempre. A las 8:50 apareció el bus, pues habíamos contratado con la Agencia Potencial, a través de Mustafá, una excursión guiada: “Estambul clásico” (55 €), que incluía las visitas de Santa Sofía, Mezquita azul, las cisternas, comida y Palacio Topkapi por la tarde. Ya le habíamos pagado el viernes a Mustafá en el bus antes de despedirnos de él.
El guía que vino a buscarnos se llamaba Lemi y tenía una melena negra y larga que no dejaba de atusar. Llevaba un águila bicéfala de plata colgada del cuello; al parecer parte de su familia había llegado de Albania hacía más de 100 años así que eso era en honor a sus familiares. El bus recogió a 19 personas, entre ellas las chicas catalanas que habían venido con nosotros todo el viaje (Sandra, Begoña, Silvia y su hermano), que estaban en el Hotel Orán (aunque la primera noche que llegamos no había habitación así que tuvieron que dormir en un Youth Hostel). Primero visitamos la Mezquita Azul, en donde nos encontramos con los asturianos, Elena y Ángel, que iban con otro grupo guiado por Mustafá. Fue una alegría volver a verlo. La Mezquita Azul es muy bella, cuenta con nicho, púlpito, alfombra, parte alta trasera para las mujeres (para que los hombres no se despisten), con los nombres en las paredes de Alá, Mahoma, los 4 califas y los dos sobrinos de Mahoma (Hassam y Hassim), así como versos del Corán, realizados por el mejor calígrafo de la época, Seyyid Kasim Gubari. Tiene casi 300 ventanas repartidas en 5 niveles que dejan entrar la luz para ver bien los mosaicos de Iznik, son más de 20.000 azulejos fabricados a mano. Fue construida en 1609-1617 por el Sultán Ahmed I con dinero del Gobierno, pues no había ganado ninguna batalla con la que sufragarla, por lo que fue muy criticado. Además es la única de Turquía que cuenta con 6 minaretes. En ese momento, en todo el mundo, sólo la Mezquita de la Kaaba tenía 6 minaretes, por lo que el Sultán fue muy criticado. El Sultán mandó a su arquitecto (que era discípulo de Sinán) a la Meca para que le construyera un séptimo minarete y así zanjó el problema. Tras la visita dimos una vuelta por los alrededores de la Mezquita, en donde había un mercadillo, un corral con gallinas de patas larguísimas, vistas de los tejados de las casas del barrio que está debajo, etc. A continuación visitamos Santa Sofía/Hagia Sophia, que inicialmente fue una basílica ortodoxa, posteriormente se reconvirtió en Mezquita y actualmente es un museo (desde 1935 y bajo mandato de Atatürk), por ello no es necesario entrar con velo. Llevábamos un audio cada uno para poder oír bien al guía dado el gran número de gente que había. El edificio es impresionante a pesar del desgaste. El templo estaba dedicado a la Divina Sabiduría, haciendo referencia a la personificación de la sabiduría de Dios. Fue la catedral con mayor superficie del mundo durante casi mil años hasta que se completó la catedral de Sevilla en 1520. El diseño es obra del arquitecto y físico jonio Isidoro de Mileto y del matemático y arquitecto lidio Antemio de Tralles. Los turcos otomanos conquistaron Constantinopla en 1453 y su Sultán, Mehmed II, ordenó que el templo se convirtiera en mezquita. Se destrozaron varios mosaicos y otros objetos del templo, además se le añadieron detalles islámicos (mihrab, minbar y 4 minaretes). La construcción actual es ya la tercera iglesia que hubo en el lugar, comenzando su construcción en el siglo VI por orden del Emperador Justiniano I. Con el paso de los años se vio afectada por varios terremotos e incendios por lo que sufrió varias reconstrucciones, de hecho la cúpula ya no tiene forma de circunferencia perfecta, sino ligeramente ovalada. Algunos de sus mosaicos son muy famosos, como el de Cristo Pantocrator, y además poseía reliquias de gran valor, sin embargo fue saqueada por los cristianos latinos y se llevaron a otras iglesias de occidente una piedra de la tumba de Jesús, la leche de la Virgen María, la mortaja de Jesús, los huesos de varios santos, etc. Al salir paseamos por el Hipódromo romano, construido sobre el año 200 d.C., siendo el centro de actividades de la población. Allí se celebraban carreras de carros y circos durante más de mil años. De su ornamentación sólo quedan el obelisco egipcio, la columna serpentina y el obelisco amurallado. El obelisco egipcio mide 60 metros y fue construido por Tutmosis III alrededor del año 1500 a.C. para conmemorar una de sus victorias en Siria, traído por el Emperador Teodosio desde Alejandría. La columna serpentiforme estaba en el templo de Apolo en Delfos y fue traído por Constantino el Grande. Además está la fuente alemana, donación del káiser Guillermo II al Sultán, que se construyó pieza por pieza (eran casi 2000) durante 3 años. Estando en el hipódromo nos encontramos con los sevillanos, Juan y Juana así que estuvimos un rato de charla con ellos. Después visitamos la Cisterna de Yerebatán, que es la más grande de las 60 cisternas construidas en Estambul durante la época bizantina, con capacidad para 80.000 metros cúbicos de agua. Anteriormente se traía de fuentes que había fuera de las murallas de la ciudad pero al sufrir envenenamientos o cortes durante las batallas se vieron obligados a tener un abastecimiento intramuros. Se utilizó hasta el siglo XIV. Para su construcción se utilizaron columnas romanas de distintas épocas, entre ellas hay dos muy llamativas con sendas cabezas de Medusa, cuyo origen es desconocido. Se dice que Medusa está boca abajo para anular los poderes de su mirada petrificante. La Cisterna sale en la película de James Bon “Desde Rusia con amor”. La Cisterna es preciosa, con esa luz rojiza de fondo, y además hay un montón de peces. Comimos en un restaurante de varias plantas que estaba justo al lado del Hipódromo (Sultanahmet), siendo el menú un variado de primero (cous-cous, pimiento relleno de arroz con canela, feta, tomate, pepino, ensaladilla rusa, picadillo de tomate, etc.), de segundo rollito de hojaldre relleno de queso, de tercero kebab de cordero, Adana y unos trozos de pollo acompañado con arroz blanco y de postre baklava. Para beber agua, cerveza y café (20 liras las bebidas, que iban aparte). La última visita fue el Palacio de Topkapi, que es una maravilla. El guía nos explicó un poco sobre la historia y lo que albergaba el palacio y, dado que todos queríamos ver el Harén, nos acompañó hasta allí. Es lo más bonito de la visita, completamente decorado con azulejos azules de Iznik, galerías, patios, celdas para dormir, salones para verse con el Sultán, espejos, despensa para comida, etc. En el harén vivían el Sultán su familia y un conjunto de 500-800 mujeres de alto nivel cultural y que poseían múltiples habilidades. La Reina Madre era la responsable del harén. Además desde allí hay unas vistas espectaculares de la Torre Gálata. A continuación el guía se marchó y nos quedamos a nuestro aire hasta la hora de cierre, las 19h. Topkapi fue el centro administrativo del imperio otomano de 1465-1853, siendo uno de los tres imperios más importantes de la historia. Su construcción se debe al Sultán Mehmed II. Desde allí hay unas espectaculares vistas del Bósforo. En realidad se compone de numerosos edificios pequeños rodeados unidos por varios patios ajardinados. El recinto, a su vez, está rodeado por una muralla bizantina con una entrada principal, la Puerta Imperial. En su momento vivían 5000 personas en palacio entre soldados, directivos, sirvientes, etc. Se puede visitar la colección de armas (400 ejemplares desde el s.VII-XIX), los establos, las cocinas (con capacidad para dar de comer a 4000 personas), la colección de porcelanas (la tercera más importante del mundo), la biblioteca, el tesoro, colección de relojes y reliquias sagradas (como unos pelos de Mahoma, su pisada, el bastón de Moisés), colección de caligrafía, etc. El tesoro es uno de los más importantes del mundo, en el que se reúnen el Puñal Topkapi (hecho de oro, diamantes, esmeraldas y piedras preciosas, siendo el arma más cara del mundo), la sala de las perlas, el diamante cucharero (el tercero más grande del mundo, que perteneció a la madre de Napoleón), varios tronos, etc. Actualmente sólo está expuesto el 10% de la colección por falta de sitio y de personal. ç ras dos horas y media de visita abandonamos el palacio sobre las 18:30 y nos fuimos con el resto de españoles a cenar (éramos 7). Nos encontramos 2 restaurantes de kebabs juntos y se empezaron a pelear por nosotros así que negociamos y finalmente entramos en el que nos ofreció más por menos. El sitio se llamaba Öz Karadeniz y el jefe era un chico joven con americana que nos regaló 2 ensaladas, baklava de postre y té. Pelayo pidió, un Iskandar kebab (de ternera con yogur y salsa de tomate), Iñaki Adana kebab con pistachos y yo Ternera en salsa con tomate y pimiento. Pagamos 20 liras por persona, propina incluida. Nos despedimos de las chicas de justicia y su hermano y nos fuimos para el hotel a dormir, lo que fue un paseíto puesto que estaba muy cerca. Journeys 10 to 12, Total 15
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