![]() ![]() Road Trip, 15 días por la Costa Oeste de Estados Unidos ✏️ Blogs de USA
Triángulo San Francisco-Los Angeles-Las Vegas, visitando la Ruta 66, Gran Cañón, Monument Valley, Antelope Canyon, Horseshoe Bend, Death Valley, Mammoth Lakes y Yosemite.Autor: Espailocal Fecha creación: ⭐ Puntos: 4 (4 Votos) Índice del Diario: Road Trip, 15 días por la Costa Oeste de Estados Unidos
01: Día 1, Llegada a San Francisco, dormir en Redwood City
02: Día 2, Silicon Valley, Costa de California, Big Sur, Carmel y Santa Bárbara
03: Día 3, Malibú, Santa Mónica, Los Angeles, primer día.
04: Día 4, Los Angeles, Downtown y barrios étnicos.
05: Día 5, Ruta 66, Kingman, Seligman, Williams
06: Día 6, Gran Cañón del Colorado, Kayenta
07: Día 7, Monument Valley, Horseshoe Bend, Page
08: Día 8, Antelope Canyon, Las Vegas
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Etapas 10 a 12, total 16
Abandonamos Las Vegas y repostamos en lo que podemos, el viaje será largo y no nos podemos aventurar a tener que repostar en el medio del parque ya que apenas hay gasolineras y además son caras. Es pronto, nos hemos levantado a las 7, más o menos la “hora standard” en la que nos levantamos la mayoría de los días. Tomamos dirección hacia Death Valley, tenemos 211 kms. por delante.
Death Valley o el “Valle de la Muerte” es uno más de los parques nacionales y se trata de una gran cuenca ubicada al sureste del estado de California. Es parte del desierto de Mojave y también de Sonora, se trata de la parte más baja, caliente y seca de Norteamérica. Badwater es la zona más baja -86 metros bajo el nivel del mar- Es el lugar más caliente y seco del mundo con una temperatura récord de 58,1 grados en el año 2006. Hacia ese infierno nos dirigíamos, sólo los coyotes andaban por allí. La aridez del terreno se va haciendo perceptible, el desierto poco a poco se nos va manifestando a medida que vamos circulando, el calor va subiendo. La entrada al Parque nos cuesta 20$ que es lo que cobran por vehículo, el pago se efectúa en una máquina libremente, mejor no arriesgarse a ser multado por no pagar la debida tasa. Nuestra primera visita será Dantes View, punto situado a 1669 metros de altitud y desde donde tendremos una excelente vista del conjunto del parque. Llevamos la carretera 190 y cogemos el desvío hacia Dantes View, será una carretera de 29 kms. que deberemos volver a tomar para seguir nuestro recorrido. Unas cuantas millas más y nos encontramos en Zabriskie Point, Allí aparcamos y subimos una pequeña cuesta para ver las vistas desde el mirador a las formaciones montañosas multicolor (destacando sobremanera el amarillo). Allí cerca, Twenty Mule Team Canyon que lo pasamos en coche y al final llegamos al área de Furnace Creek. En esta zona se encuentra el centro de visitantes, varios lugares de acampada, un restaurante, una tienda, el Museo de Borax y un surtidor de gasolina bastante caro, sin olvidarnos de una zona privada con campo de golf. En esta zona, todos los puntos de interés están en Badwater Road excepto Zabriskie Point, en State Line Road. Dejamos Furnace Creek y tomamos el desvío hacia Badwater, al poco de recorrerlo nos encontramos con el desvío a la carretera Artist Palette que la dejamos para la vuelta y continuamos hasta Devil’s Golf o mar de sal. Aparcamos y nos recreamos -se recrean, yo apenas salgo del coche, vaya pájara- con la visita al mar de sal que se ofrece ante nuestra vista, tal cual parece nieve lo que vemos pero es sal que rezuma de la tierra de esos terrenos bajo el nivel del mar con una altísima salinidad. La temperatura sigue siendo extrema a pesar del viento que sopla y que quema la piel. Montamos en el coche y volvemos a la carretera que nos ha traído hasta aquí para volver a Furnace Creek y dar por acabada nuestra visita a los puntos de interés del parque, aunque aún nos quedará alguna experiencia digna de recordar de este magnífico viaje. En el GPS ya teníamos marcado nuestro próximo destino, Mammoth Lakes, allí dormiríamos. Aún en el parque y cruzando un gran valle en el que al fondo ya vislumbrábamos la cadena montañosa que se nos avecinaba -Sierra Nevada- empezamos a ver lo que en un principio nos pareció un conjunto de nubes tormentosas. Pero no, en realidad a los pocos minutos nos vimos inmersos de una auténtica tormenta de arena, tal cual como si estuviéramos atravesando alguna carretera de Dubai en pleno vendaval arenoso. Impresiona estar allí dentro con ese grado de bajísima visibilidad y encogimiento del corazón por la sensación de poco control de la conducción. Conducir entre la espesa niebla también causa respeto pero las tormentas de arena son ‘nivel Pro’ ¡Bravo por nuestro conductor! que mantuvo el temple como un campeón. Seguimos por la 190, la carretera es larga, recta y el desierto parece no acabarse nunca.Desde que hemos reemprendido la ruta hacia Mammoth Lakes tenemos 317 kms. Se acerca la hora de comer, ahora si, ya notamos el cambio de paisaje, atrás dejamos la extrema aridez, cierto verdor va tomando terreno, la temperatura se va moderando y Sierra Nevada a nuestra izquierda se muestra imponente con pinceladas blancas en su parte superior, las últimas nieves adornan esas montañas. Se hace extraño sentir aún en nuestros cuerpos ese calor exagerado y ver al mismo tiempo nieve, una sensación realmente paranóica. Ahora valoro la visita al Valle de La Muerte pero mientras estuve allí no hacía nada más que preguntarme qué narices veía allí la gente de interesante. el lugar es excepcional, desde luego, pero si se os ocurre ir, id preparados, combustible, agua, comida y paciencia para aguantar esas altas temperaturas. También es verdad que era paso obligado para nuestros próximos destinos: Mammoth Lakes y el Parque Nacional de Yosemite. No dejamos la 190 y nos desviamos hacia la 136, la que seguimos hasta Lone Pine, población en la que se encuentra Eastern Sierra Interagency Visitor, un centro de información y visitantes. Allí te informan de lo que necesitas para moverte por ese área de Sierra Nevada, mapas, consejos y también hay una tienda con artículos relacionados. En este lugar hicimos la parada para comer, hallamos un área de picnic y también lavabos en condiciones. Acabado el consumo del bien merecido tentempié proseguimos nuestro camino hasta el Hotel Sierra Lodge al que llegamos sobre las 7 de la tarde, buena hora para descargar las maletas, asearnos y buscar un lugar para cenar. Después de dar una pequeña vuelta por el pueblo, entramos en John’s Pizza Works una pizzería que justo teníamos casi enfrente del hotel. Unas pizzas y algunos sandwiches fueron nuestra cena, y como no, cervecita. Magnífico el ambiente, buena comida y muy amable el chico que nos atendió en español que salió expresamente de la cocina para tomarnos nota ya que cuando llegamos notaron que no hablábamos inglés con fluidez. Aprovecho para comentar que en general en todo el viaje no tuvimos muchos problemas con el idioma, la mayoría del grupo no hablaba inglés, sólo uno se atrevía a destrozarlo intentando balbucear cuatro frases. Prácticamente en todos los destinos encontramos alguien que hablaba español aunque es casi imprescindible tener algunas nociones, más que nada por aquellas situaciones de trámite -recepción en hoteles, aeropuertos, transportes- que pueden causarnos algún dolor de cabeza por mala comunicación. Intentar soltar cuatro frases, gesticular y echarle morro funciona bastante bien. Vuelta al hotel y a descansar, mañana Tioga Pass y Yosemite, ya teníamos muchas ganas de estar al pie del Capitan. Etapas 10 a 12, total 16
Después de un desayuno “en familia” en el salón, espacio habilitado por la mañana al tal efecto, recogemos maletas por enésima vez y nos dirigimos a un establecimiento próximo de bebidas para repostar hielo, agua, algunos refrescos y cervezas, por cierto, mágnífica la reserva de cervezas que allí tenía aquel individuo, todas ellas bien ordenadas y fresquitas en aquella cámara frigorífica con puertas de vidrio. Un tipo amable, le hizo gracia el que viniéramos de Barcelona. En aquel país, en lo que manifiestas que vienes de Barcelona reaccionan con grata sorpresa, los Juegos Olímpicos y el Barça han hecho una gran labor, y todo hay que decirlo, Barcelona es fantástica y eso lo saben hasta los nativos navajos americanos. “Roda el món i torna al Born”
Hoy recorreremos 393 kms. hasta llegar a Oakhurst, sede de nuestro próximo hotel. El día es claro y la temperatura fresca, como tiene que ser en esa zona montañosa que ya estábamos subiendo. Ya vemos aquella señal que tanto esperábamos, “Paso de Tioga abierto” Ciertamente nos había estado preocupando la posibilidad de que estuviera cerrado, no es habitual a estas alturas -primera quincena de junio- pero algunos años excepcionalmente así ha sido y eso nos hubiera obligado a tomar otra ruta alternativa obviando ese camino. Nosotros ya íbamos bien informados y sabíamos que Tioga estaba abierto por esta web en la que también se informa de Mariposa Grove y Glacier Point. Tuvimos la mala suerte de informarnos que Mariposa Grove estaba cerrado por restauración, por lo tanto hacemos el siguiente recorrido: ![]() La carretera está en buen estado y es lo suficientemente ancha, apenas encontramos tráfico. Otra de las paradas interesantes es Tioga Lake, un bonito lago con una zona de acampada Hacemos entrada en el parque, pagamos 30$ por el pase semanal por vehículo que es la tasa mínima que se puede pagar. Se van sucediendo los riachuelos y laderas parcialmente nevadas, amenizando así nuestro camino de entrada hasta llegar a otro punto de especial interés: Tuolumne Meadows, unas majestuosas praderas con centro de acampada también, un rincón de lo más relajante. El siguiente punto de parada es Tenaya Lake, otro bonito lago para echar unas cuantas fotos más. Nuestro siguiente destino y parada obligada para disfrutar de una hermosa panorámica es Olmsted Point que ofrece una vista hacia el sudoeste donde se puede divisar en la lejanía la parte norte de Half Dome y mirando hacia el este también se ve el lago Tenaya. Nuestro objetivo ahora es llegar a Yosemite Valley donde encontraremos El Capitan y las cascadas principales, también allí se concentran todos los servicios principales. La carretera nos da la entrada al Valle y la perspectiva del mismo se va haciendo realmente espectacular, hay un punto del cual aqui se muestra alguna imagen en que la vemos gran parte del valle en todo su esplendor. No recuerdo exactamente el nombre de ese pequeño mirador, no había mucho espacio para estacionar pero la tentación era mucha para dejar pasar el tomar esas magníficas fotos. Ahora la carretera es de sentido único, con dos carriles, eso si. Hay una de ida y otra de vuelta, la conducción es cómoda, todo está bien señalizado y la vía es excelente. Adentrados ya de lleno en el valle empezamos a ver la silueta de El Capitan, estacionamos y allí cerca se abre una zona de pradera arbolada en la cual podemos tomar unas bonitas fotos del rey por excelencia de los reclamos del parque. Seguimos y llegamos a la zona de las cascadas centrales, Upper y Lower Yosemite Falls. No es complicado llegar. Aparcamos y allí ya en ese lugar empezamos a encontrar todo tipo de servicios. Caminamos unos 10 minutos y ya estamos al pie de las cascadas. En junio, cuando fuimos aún había bastante agua aunque fue un poco agobiante hacer fotos por la cantidad de gente que había. Dentro del valle de Yosemite hay una serie de autobuses gratuitos que unen distintos puntos. Por el camino vemos fluir el agua, su sonido nos acompañaba. Nuestra visita fue muy corta, más bien testimonial. Existen cantidad de caminos y rutas para hacer, Yosemite es un destino estrella para los amantes del senderismo. El parque está lleno de secuoyas, árboles de la especie de las coníferas que en este parque alcanzan hasta más de 100 metros de altura y los hay de más de 2000 años de antigüedad, aunque para ver los más longevos había que ir a Mariposa Grove que como he comentado estaba cerrado a causa de un proceso de restauración. Tendremos que esperar a poder verlos en Muir Woods, cuando lleguemos a San Francisco. Se acerca la hora de comer, nos dirigimos al final del recorrido, al centro de visitantes y acabamos comiendo algún bocadillo. Nuestra visita está prácticamente acabada. Este parque no se lo acabaría uno ni en una semana, ya sabíamos que llevábamos el tiempo justo para ver lo imprescindible y corto tiempo. El GPS ya lleva la dirección de nuestro hotel en Oakhurst. La ruta de vuelta nos regala con un paisaje de despedida antes de abandonar definitivamente Yosemite, sin duda, un lugar excepcional. Llegada al Oakhurst Lodge motel al más puro estilo road-trip. Tiempo para dejar las maletas, ir a comprar alguna cosa para cenar a un súper cercano y reunirnos todos para comentar el recorrido y visita del día siguiente. Etapas 10 a 12, total 16
Después de desayunar cargamos nuestra nevera de hielo, agua y refrescos y nos disponemos a recorrer los 312 kilómetros que nos quedan hasta San Francisco, serán ya los últimos de este viaje. Hacemos entrada por el Puente de la Bahía en el que pagamos peaje en efectivo. Esta construcción es la plataforma de acero más larga del mundo y cuenta con 5 carriles para el tráfico en cada sentido. Impresiona conducir tanto rato encima del mar, más de 7 kilómetros. aproximadamente hacia la mitad del puente notamos que subimos, nos aproximamos a la isla de Yerba Buena en la que está anclada la parte central del puente que volvemos a bajar al dejarla. Parece que sea una premonición de los pronunciados cambios de nivel que encontraremos en muchas de las calles de la ciudad.
Hoy tenemos previsto visitar por la mañana Muir Woods, un parque cercano a la ciudad en el que podremos encontrar secuoyas y después visitar Sausalito, famosa población por sus construcciones de madera adentradas en el mar a modo de palafitos. Cuál fue nuestra frustración al llegar a las puertas de Muir Woods y no poder entrar, no sólo eso. Además tuvimos que pasar de largo desesperados al ver que los arcenes de la estrecha carretera estaban atestados de coches sin poder encontrar un solo rincón para aparcar. ¡Adiós a la posibilidad de ver los secuoyas gigantes! una pena. Además, el recorrido fue penoso, poco antes de llegar al parque, el GPS nos perdió por una urbanización de la cual pensábamos que no salíamos de tan estrechas y empinadas que eran las callejuelas para acabar, después de pasada la entrada del parque en una estrecha carretera envueltos de multitud de ciclistas domingueros que osadamente retaban a los coches que circulábamos. No había más solución, nos dirigimos a Sausalito sin más, la llegada en domingo a San Francisco no nos favoreció para nada. Sausalito está a 6 kilómetros de San Francisco. Es una bonita población, sus casas flotantes le otorgan un atractivo inconfundible. En tiempos fue destino de artistas y bohemios que se instalaron en esas construcciones de madera en la Bahía. Acabada nuestra sesión fotográfica en esta curiosa locaclidad, montamos de nuevo en el coche y buscamos alguna área de picnic para comer, lo cual hacemos en los alrededores de una escuela. Com siempre, hemos tardado poco en encontrar un rincón adecuado para tomar nuestros refrigerios. Son las tres de la tarde y nos disponemos a hacer entrada en San Francisco por la “puerta grande” el Golden Gate Bridge o también conocido por el “puente de la niebla” ya que son muchos los días en los que está tapado total o parcialmente por una capa de niebla. El clima de la ciudad, húmedo y frío propicia este fenómeno. No es casualidad el color rojo de su pintura, básicamente se debe a que esa tonalidad lo hace más visible. También es conocido como “puente de los suicidas” ya que las estadísticas dicen que cada 21 días se suicida alguien tirándose al mar desde ese puente. Ya sé que estoy estropeando la imagen idílica e idealizada que puede tener mucha gente de ese icono global, pero las referencias y señales que encontramos en nuestra visita me llamaron mucho la atención. En la zona central la baranda se convierte en un alto enrejado que evita la tentación de los que sienten poca estima por su vida. Además desde hace algún tiempo las autoridades han instalado teléfonos de emergencia -se ofrece un soporte psicológico- para aquellos que están considerando quitarse la vida. En el 2013 las autoridades de esta ciudad decidieron la colocación de una malla metálica a ambos lados del puente para evitar ese gran número de suicidios, debería estar instalada en el 2018. Después de esta “crónica negra” que espero no estropee la descripción de nuestra gratificante visita al puente proseguimos con la parte más lúdica y hedonista de nuestro fantástico viaje. Cuando se cruza el puente en coche no hay que detenerse para hacer el pago del peaje, éste se calcula electrónicamente según la modalidad de pago. Aquí os dejo una web donde explican cómo funciona el sistema: www.losviajeros.com/Tips.php?p=2043 A nosotros nos vino el cargo a posteriori en la tarjeta de crédito que estaba asociada al pago del alquiler del coche, no tuvimos que hacer nada. De esta manera sale algo más caro pero no es mucha la diferencia y no tuvimos que molestarnos en hacer ningún trámite por internet. Una vez pasado el puente, buscamos aparcamiento y nos disponemos a cruzarlo. Tenemos suerte, el día es claro, algo no muy habitual, aunque la brisa que corre es bastante fresca. El clima en San Francisco es más bien frío, tan solo que se lenvantara un poco de aire ya había que ponerse ropa de abrigo aunque estuviésemos a mitad del mes de junio. Los 2700 metros de longitud nos llevan más de dos horas, lo atravesamos de ida y de vuelta y además nos entretuvimos bastante tomando fotos. Es una imagen majestuosa la de esa imponente silueta roja en contrastando con el azul celeste. El puente tiene tres carriles por cada sentido y uno auxiliar a cada lado, para peatones y para bicicletas. Son las seis de la tarde y el GPS nos guía a nuestro alojamiento. Llegamos sin muchos problemas, es un albergue o “hostel” que dicen ellos, el San Francisco City Center Hostel. El hostel está situado en una zona bastante céntrica, sólo hay 20 minutos hasta Union Square. Tenemos reservadas habitacones privadas con baño. Los hoteles en San Francisco son bastante caros, este establecimiento fue una buena opción, las habitaciones no eran muy grandes pero limpias y aceptablemente confortables. Como ya sabíamos por los comentarios de TripAdvisor, por el lugar merodeaban indigentes, es habitual y así lo pudimos comprobar cuando llegamos. con lo que no contábamos fue con la bofetada olfativa que nos dió en lo que bajamos del coche. Sentimos un acentuado olor a orines que era extensivo a gran parte de la zona céntrica de la ciudad. En los días sucesivos nos pudimos percatar de la gran cantidad de indigentes que había por toda la urbe, 30.000, he leído por ahí que andan por aquellas calles y que desbordan los servicios sociales y centros de beneficiencia. En un primer momento nos impactó para luego habituarnos sin dejarnos de llamar la atención. Nuestro hostel es el clásico edificio con su escalera de incendios en la fachada que tanto se ve también en muchos edificios de Nueva York. Nada más entrar nos llama la atención su decoración vintage y desenfadada y también los huéspedes, una o dos generaciones más jóvenes que nosotros. Aquí las normas de convivencia cambian ligeramente, los espacios comunes, el funcionamiento y gestión de los desayunos y comidas; un pequeño reto para nosotros que no dejó de tener su toque divertido y estimulante. Tiempo para dejar las maletas, bajar a guardar el coche en un párking, asearnos y buscar sitio para cenar. El coche lo dejamos en un párking próximo una calle más arriba y pagamos 30$ por día ya que no lo tocamos para nada, ,nos movimos en transporte público, ahora nos preguntamos cómo nos hubiera salido el entregar el coche nada más llegar a la ciudad. Son algo más de las ocho, aseados y perfumaditos, salimos en dirección a Union Square. Cantamos “como almejas” atravesando aquellas calles bien nutridas de indigentes haciéndose la cena en barbacoas improvisadas, satisfaciendo sus necesidades tanto fisiológicas como adictivas y que en su mayoría ignoran nuestra presencia a pesar de no poder disimular en nuestras caras signos de sorpresa y perplejidad. Buscamos un diner recomendado, Lori’s Diner, allí disfrutamos de una típica cena americana estilo años 50, sandwiches, tortillas, patatas fritas, salsas de todo tipo, coca-cola y, aquí si, cervecita. Un paseo por la zona de Union Square sirve para acabar de bajar la comida y ver algo del centro de la ciudad, famoso tranvía o cable-car incluido que tiene su final en ese lugar. Vuelta al hostel y mañana será otro día. Etapas 10 a 12, total 16
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