![]() ![]() Día 12, Sausalito, San Francisco-1 ✏️ Diarios de Viajes de USA
Después de desayunar cargamos nuestra nevera de hielo, agua y refrescos y nos disponemos a recorrer los 312 kilómetros que nos quedan hasta San Francisco, serán ya los últimos de este viaje. Hacemos entrada por el Puente de la Bahía en el que...![]() Diario: Road Trip, 15 días por la Costa Oeste de Estados Unidos⭐ Puntos: 4 (4 Votos) Etapas: 16 Localización:![]() Después de desayunar cargamos nuestra nevera de hielo, agua y refrescos y nos disponemos a recorrer los 312 kilómetros que nos quedan hasta San Francisco, serán ya los últimos de este viaje. Hacemos entrada por el Puente de la Bahía en el que pagamos peaje en efectivo. Esta construcción es la plataforma de acero más larga del mundo y cuenta con 5 carriles para el tráfico en cada sentido. Impresiona conducir tanto rato encima del mar, más de 7 kilómetros. aproximadamente hacia la mitad del puente notamos que subimos, nos aproximamos a la isla de Yerba Buena en la que está anclada la parte central del puente que volvemos a bajar al dejarla. Parece que sea una premonición de los pronunciados cambios de nivel que encontraremos en muchas de las calles de la ciudad. Hoy tenemos previsto visitar por la mañana Muir Woods, un parque cercano a la ciudad en el que podremos encontrar secuoyas y después visitar Sausalito, famosa población por sus construcciones de madera adentradas en el mar a modo de palafitos. Cuál fue nuestra frustración al llegar a las puertas de Muir Woods y no poder entrar, no sólo eso. Además tuvimos que pasar de largo desesperados al ver que los arcenes de la estrecha carretera estaban atestados de coches sin poder encontrar un solo rincón para aparcar. ¡Adiós a la posibilidad de ver los secuoyas gigantes! una pena. Además, el recorrido fue penoso, poco antes de llegar al parque, el GPS nos perdió por una urbanización de la cual pensábamos que no salíamos de tan estrechas y empinadas que eran las callejuelas para acabar, después de pasada la entrada del parque en una estrecha carretera envueltos de multitud de ciclistas domingueros que osadamente retaban a los coches que circulábamos. No había más solución, nos dirigimos a Sausalito sin más, la llegada en domingo a San Francisco no nos favoreció para nada. Sausalito está a 6 kilómetros de San Francisco. Es una bonita población, sus casas flotantes le otorgan un atractivo inconfundible. En tiempos fue destino de artistas y bohemios que se instalaron en esas construcciones de madera en la Bahía. Acabada nuestra sesión fotográfica en esta curiosa locaclidad, montamos de nuevo en el coche y buscamos alguna área de picnic para comer, lo cual hacemos en los alrededores de una escuela. Com siempre, hemos tardado poco en encontrar un rincón adecuado para tomar nuestros refrigerios. Son las tres de la tarde y nos disponemos a hacer entrada en San Francisco por la “puerta grande” el Golden Gate Bridge o también conocido por el “puente de la niebla” ya que son muchos los días en los que está tapado total o parcialmente por una capa de niebla. El clima de la ciudad, húmedo y frío propicia este fenómeno. No es casualidad el color rojo de su pintura, básicamente se debe a que esa tonalidad lo hace más visible. También es conocido como “puente de los suicidas” ya que las estadísticas dicen que cada 21 días se suicida alguien tirándose al mar desde ese puente. Ya sé que estoy estropeando la imagen idílica e idealizada que puede tener mucha gente de ese icono global, pero las referencias y señales que encontramos en nuestra visita me llamaron mucho la atención. En la zona central la baranda se convierte en un alto enrejado que evita la tentación de los que sienten poca estima por su vida. Además desde hace algún tiempo las autoridades han instalado teléfonos de emergencia -se ofrece un soporte psicológico- para aquellos que están considerando quitarse la vida. En el 2013 las autoridades de esta ciudad decidieron la colocación de una malla metálica a ambos lados del puente para evitar ese gran número de suicidios, debería estar instalada en el 2018. Después de esta “crónica negra” que espero no estropee la descripción de nuestra gratificante visita al puente proseguimos con la parte más lúdica y hedonista de nuestro fantástico viaje. Cuando se cruza el puente en coche no hay que detenerse para hacer el pago del peaje, éste se calcula electrónicamente según la modalidad de pago. Aquí os dejo una web donde explican cómo funciona el sistema: www.losviajeros.com/Tips.php?p=2043 A nosotros nos vino el cargo a posteriori en la tarjeta de crédito que estaba asociada al pago del alquiler del coche, no tuvimos que hacer nada. De esta manera sale algo más caro pero no es mucha la diferencia y no tuvimos que molestarnos en hacer ningún trámite por internet. Una vez pasado el puente, buscamos aparcamiento y nos disponemos a cruzarlo. Tenemos suerte, el día es claro, algo no muy habitual, aunque la brisa que corre es bastante fresca. El clima en San Francisco es más bien frío, tan solo que se lenvantara un poco de aire ya había que ponerse ropa de abrigo aunque estuviésemos a mitad del mes de junio. Los 2700 metros de longitud nos llevan más de dos horas, lo atravesamos de ida y de vuelta y además nos entretuvimos bastante tomando fotos. Es una imagen majestuosa la de esa imponente silueta roja en contrastando con el azul celeste. El puente tiene tres carriles por cada sentido y uno auxiliar a cada lado, para peatones y para bicicletas. Son las seis de la tarde y el GPS nos guía a nuestro alojamiento. Llegamos sin muchos problemas, es un albergue o “hostel” que dicen ellos, el San Francisco City Center Hostel. El hostel está situado en una zona bastante céntrica, sólo hay 20 minutos hasta Union Square. Tenemos reservadas habitacones privadas con baño. Los hoteles en San Francisco son bastante caros, este establecimiento fue una buena opción, las habitaciones no eran muy grandes pero limpias y aceptablemente confortables. Como ya sabíamos por los comentarios de TripAdvisor, por el lugar merodeaban indigentes, es habitual y así lo pudimos comprobar cuando llegamos. con lo que no contábamos fue con la bofetada olfativa que nos dió en lo que bajamos del coche. Sentimos un acentuado olor a orines que era extensivo a gran parte de la zona céntrica de la ciudad. En los días sucesivos nos pudimos percatar de la gran cantidad de indigentes que había por toda la urbe, 30.000, he leído por ahí que andan por aquellas calles y que desbordan los servicios sociales y centros de beneficiencia. En un primer momento nos impactó para luego habituarnos sin dejarnos de llamar la atención. Nuestro hostel es el clásico edificio con su escalera de incendios en la fachada que tanto se ve también en muchos edificios de Nueva York. Nada más entrar nos llama la atención su decoración vintage y desenfadada y también los huéspedes, una o dos generaciones más jóvenes que nosotros. Aquí las normas de convivencia cambian ligeramente, los espacios comunes, el funcionamiento y gestión de los desayunos y comidas; un pequeño reto para nosotros que no dejó de tener su toque divertido y estimulante. Tiempo para dejar las maletas, bajar a guardar el coche en un párking, asearnos y buscar sitio para cenar. El coche lo dejamos en un párking próximo una calle más arriba y pagamos 30$ por día ya que no lo tocamos para nada, ,nos movimos en transporte público, ahora nos preguntamos cómo nos hubiera salido el entregar el coche nada más llegar a la ciudad. Son algo más de las ocho, aseados y perfumaditos, salimos en dirección a Union Square. Cantamos “como almejas” atravesando aquellas calles bien nutridas de indigentes haciéndose la cena en barbacoas improvisadas, satisfaciendo sus necesidades tanto fisiológicas como adictivas y que en su mayoría ignoran nuestra presencia a pesar de no poder disimular en nuestras caras signos de sorpresa y perplejidad. Buscamos un diner recomendado, Lori’s Diner, allí disfrutamos de una típica cena americana estilo años 50, sandwiches, tortillas, patatas fritas, salsas de todo tipo, coca-cola y, aquí si, cervecita. Un paseo por la zona de Union Square sirve para acabar de bajar la comida y ver algo del centro de la ciudad, famoso tranvía o cable-car incluido que tiene su final en ese lugar. Vuelta al hostel y mañana será otro día. Índice del Diario: Road Trip, 15 días por la Costa Oeste de Estados Unidos
01: Día 1, Llegada a San Francisco, dormir en Redwood City
02: Día 2, Silicon Valley, Costa de California, Big Sur, Carmel y Santa Bárbara
03: Día 3, Malibú, Santa Mónica, Los Angeles, primer día.
04: Día 4, Los Angeles, Downtown y barrios étnicos.
05: Día 5, Ruta 66, Kingman, Seligman, Williams
06: Día 6, Gran Cañón del Colorado, Kayenta
07: Día 7, Monument Valley, Horseshoe Bend, Page
08: Día 8, Antelope Canyon, Las Vegas
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