![]() ![]() PINCELADAS DE SUDÁFRICA ✏️ Blogs de Sudáfrica
No se puede hacer un diagnóstico de un país tan enorme porque hayas estado 10 días en él, pues en ese tiempo sólo se puedes sacar conclusiones precipitadas y hasta puede que poco atinadas.
Nuestro objetivo de este viaje era ver animales en el Parque Kruger y poder ver cara a cara al tiburón blanco. Sin embargo, me resultó más sorprendente “la fauna humana”, y lo que más me enamoró fueron los pingüinos africanos y su botánica tan peculiar.Autor: Lapena Fecha creación: ⭐ Puntos: 4 (8 Votos) Índice del Diario: PINCELADAS DE SUDÁFRICA
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Etapas 7 a 9, total 14
Madrugamos por si se cumplía aquello de: “a quien madruga, Dios le ayuda”, porque los animales salen mejor al amanecer y al atardecer y, fundamentalmente, porque iba a ser nuestro último día en el parque, pero incluso los cocodrilos del día anterior habían desaparecido del puente que lleva su nombre. En esa vuelta matutina vimos un grupo de unas 20 avestruces, no habíamos encontrado aún ninguna, es más nos habíamos cuestionado si las habría o no,
No os podéis ni imaginar lo que más vimos ese día ¿???, pues para variar … ¡ELEFANTES! *** Imagen borrada de Tinypic *** Habíamos proyectado un trayecto que en los mapas parecía tener posibilidades por ser un lugar con agua y vegetación, y cual fue nuestra sorpresa, que era dirección prohibida, por estar concedido a una reserva privada. ¡Qué fiasco! A la hora de la comida elegimos Afsaal Trader Rest, resultó una comida muy bien preparada y rodeada de varias distracciones. Cuando estábamos esperando que nos trajesen la comanda, un elefante se acercó demasiado a la zona, y como los humanos somos muy osados, una señora se le acercó demasiado con el objeto de plasmar la imagen en su cámara, supongo. La valentía de ambos “Quijotes” quedó en entredicho cuando el elefante desplegó sus enormes orejas, la mujer corrió despavorida hacia un lado y el elefante hizo lo propio en sentido contrario, arrasando todo cuanto había por delante, parecía una apisonadora. Otro divertimento eran los monos, que como de costumbre intentaban apiñar cualquier manjar. Creo que como no se salieron con la suya, a un señor que no les permitió coger sus carnes de la barbacoa le robaron su gorro y porque no pudieron arrasar con más, aunque empeño no les faltó. Fue un rato muy ameno, pues las carcajadas que pasamos hicieron hasta que entablásemos tertulia con una pareja de holandeses, la mar de simpáticos. *** Imagen borrada de Tinypic *** Cuando el peligro de los monos y del elefante había pasado, me acerqué a los monos que jugueteaban de árbol en árbol, de tal forma que cuando estuve cerca de ellos, armaron tal revuelo, que me pareció que se habían vuelto “majaretas” del todo, pero no era mi presencia lo que les causó locura, era una serpiente enorme, que no he sabido, ni querido clasificar, porque salí igual de despavorida que el elefante, que la señora valiente y que los monos. La tarde la pasamos buscando unos leones, siguiendo indicaciones, pero no fuimos capaces. No obstante, lo que casi tuvimos, sin buscarlo, ni desearlo, fue un encontronazo con dos rinocerontes que nos salieron de repente a la calzada en una hondonada con gravilla, otra vez mis pelos como escarpias, afortunadamente, pudimos retroceder y avisar a conductores que venían de frente. Tardamos un ratito en recuperarnos del encuentro. He ahí la importancia de ir como máximo a 40 Kilómetros por el parque. *** Imagen borrada de Tinypic *** Por la noche, ya en Berg-en-Dal, (en africano), y que en español significa (montaña y valle), ahora sabéis porque he titulado así la etapa, ji, ji, ji, me veo un poco pedante. Como ésta era la última noche en el parque, decidimos contratar un safari nocturno, (de los que habíamos mirado en los campamentos de los días anteriores, en Berg-en-Dal era más caro), pero nos dijimos: NO NOS VAMOS A QUEDAR SIN ÉL. *** Imagen borrada de Tinypic *** A las 20 horas arrancamos con una familia de israelitas y nuestra conductora Dolfine, (no es sorna, que hasta ella hizo bromas por llamarse Delfina), y como imaginábamos, ver lo que se dice ver, vimos ojos, ojos, y ojos, algunas comadrejas, impalas y jirafas, y …ruiditos. Como curiosidad aprendimos que las jirafas hacen turnos de vigilancia para dormir, y que duermen simulando que son árboles con el cuello erguido, para escabullirse de los depredadores, He de decir que productiva la experiencia no fue, pero nos reímos mucho porque como todos queríamos ver, y en especial, el adolescente que iba en el coche, nos pasamos las dos horas escuchando: “come back, come back, Il is something”. Más que un safari resultó ser una eficaz sesión de risoterapía:, las linternas, las mantas para el frío, la tensión y la emoción, que te hacia temblar y reír a la vez, y la benjamina del equipo de expedición, (una niña de unos 10 años), que decidió arroparse con la mantita y se durmió, todo ello, resultó una situación de los mas cómica que te puedes imaginar. Etapas 7 a 9, total 14
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Una vez hecho “el atillo” para partir del Kruger, revisamos todo por la casita para no dejarnos nada, entregamos las llaves en recepción, nos hicimos una foto con las esculturas de los fundadores del parque, repostamos para el viaje tan largo que nos esperaba y nos marchamos. Íbamos charlando, intentando ver algún animal de última hora y cambiando impresiones de los días pasados. Menos mal que no habíamos dejado el Parque del todo, porque de repente, pensamos y comentamos: - “Parece que pesaba poco la maleta grande cuando la hemos cargado en el coche”. - ¿Hemos mirado en el armario? - Creo que nos hemos dejado la ropa. - Efectivamente, ¡vaya par de dos!, nos habíamos olvidado de la mayor parte de la ropa. Regresamos y como estaban limpiando, pudimos entrar a recogerla. Como resumen del parque habíamos recorrido 822 kilómetros, conseguimos ver a los Big Five, pero pesaban demasiados kilómetros, sentía que habíamos estando buscando una aguja en un pajar, la recompensa más notoria era el haber visto el leopardo, pero realmente, añoramos nuestras vivencias en los parques de Kenia con su colorido, su vistosidad, sus manadas de ñues, o de cualquier otra especie, las familias de facóqueros, …. *** Imagen borrada de Tinypic *** *** Imagen borrada de Tinypic *** *** Imagen borrada de Tinypic *** *** Imagen borrada de Tinypic *** *** Imagen borrada de Tinypic *** Si decidiéramos volver o/y si alguien nos pidiera consejo para ver animales en estado salvaje, sin dudar un momento, les diríamos que fueran a Kenia o Tanzania, cogiendo un guía masai, al menos en el Masai Maraa y en Serengueti, es cierto, que asumes más riesgos, vas más incómodo, las carreteras tienen demasiados agujeros, pero es mucho más auténtico. Volvimos a Johannesburgo para entregar el coche y coger un vuelo a Cape Town, cuando devolvimos el Ford y apuntamos los kilómetros que habíamos recorrido 1.820. En el tiempo que nos tocó estar en el aeropuerto nos encontramos con una pareja de jovencitos españoles, con quienes pudimos intercambiar impresiones, que siempre son de agradecer y comimos algo por allí. En el avión nos sentamos a lado de un señor, de unos 70 años, que leía un periódico y hacía gestos de desagrado. Entable conversación con él, pensando que lo que la noticia era de manifestaciones en Estados Unidos, por la discriminación racial por parte de la policía. Pero no, resultaron ser reyertas entre manifestantes y policía, que estaban ocurriendo en la capital de Sudáfrica, en Pretoria. Manifestaciones por una educación gratuita y para todos, que se estaban saldando con sangre y montones de heridos. Pensé que el señor estaba indignado por los heridos, pero de nuevo me equivocaba, estaba indignado porque la educación, (según él), ha de ser para quienes puedan pagársela y que ojalá no hubiera existido Mandela, que había sido un criminal y que tendrían que haberlo ejecutado. Esta vez si que sentí escalofríos y enmudecimiento pensado que los tiempos del Aparheid seguían vivitos y coleando. El señor en cuestión era ingeniero y tenía una granja de animales salvajes, y organizaba cacerías y tenía negocios con Barcelona, Salamanca y Madrid, pero me sentí tan mal que no quise seguir hablando con él, que le vamos a hacer, según me hago mayor me hago más intolerante con ciertos modos de pensar. En Cape Town cogimos un coche pequeñito y nos dirigimos hasta Gansbaai, (Bahía de los gansos), y más concretamente, a kleinbaai (pequeña bahía), cuando llegamos a White Shark Guest House, lugar que habíamos reservado para pasar dos noches, puesto que está ubicado a escasos 400 metros del embarcadero donde salen las excursiones para ver tiburones blancos, nos encontramos con una nota dentro de un sobre pegada a la puerta con nuestro nombre, en la cual decía: “he tenido que salir, si llegan y no estoy llamadme al teléfono….” Eso, pero en inglés. El problema es que habíamos estado presumiendo de que “mira que bien, que no nos ha pasado nada, y que si nos hubiese pasado no teníamos tarjeta de teléfono….). Así que siendo ya de noche nos veíamos de patitas en la calle, otra vez nos sonrió la suerte, cuando íbamos a llamar desde el móvil español, aparcó un coche y era…René, la dueña de la casa. Nos saludamos y empezamos a organizar el día siguiente: VER TIBURONES BLANCOS, POSIBLEMENTE BALLENAS, POSIBLEMENTE DELFINES,… Lo de los tiburones, por si alguien no lo conoce, consiste en montarte en un barco, salir a plena mar, enfundarte en un neopreno, introducirte en una jaula cerrada y arrojarte al mar, como carnaza para tiburones, con una cámara de fotos y así conseguir ver a los tiburones cara a cara. A lo que René nos informa de que se han suspendido todas las salidas porque como ya habréis podido observar hace un viento y un frío del demonio. Os informo que soy bastante gallina y que no sabía si me atrevería con la temeraria aventura, así que mientras mi compañero se disgustaba, yo por mis adentros resoplaba y decía: “menudo peso me he quitado de encima, dormiré tranquila”.Antes de dormir y “whatsappeando” con la familia, me entero que ese mismo día, un fotógrafo que había bajado en una jaula, esta se había abierto y había entrado el tiburón, pero que afortunadamente había salido ileso, eso sí que había sido en Méjico, lo cual me daba muchísima más tranquilidad. *** Imagen borrada de Tinypic *** Etapas 7 a 9, total 14
Estuvimos genial en la nueva “accommodation”, con grandes y diáfanos espacios. En el baño había una esplendida bañera y en el rincón opuesto una ducha. En la habitación una regleta con numerosos enchufes adaptados y cama muy amplia y cómoda. Sólo encontré dos fallos: uno fue el olor a ambientador y velas aromáticas, (me llevo fatal con los ambientadores); y el otro, que las perchas de los armarios están tan altas que solo llegas si mides aproximadamente 1,80.
[ IMG]i64.tinypic.com/2iqzwvd.jpg[/IMG] Por la mañana nos esperaba un agradable desayuno con la compañía de una veintena de alemanes, (todos ellos de Frankfurt), fue entonces cuando caí en la cuenta: “¡caspitas!, ya sé para quiénes están pensados los armarios,… para alemanes”. Tras nutrirnos y charlar afablemente con un matrimonio de los presentes, mas que nada entablaron conversación porque se extrañaron que dos únicos españolitos nos hubiésemos introducido como especie “en peligro de extinción” de aquel hábitat. René nos dedicó más de mil atenciones y consejos sobre qué hacer todo el día, ya pensábamos que necesitaríamos un maletín de ejecutivo para tanto folleto, hasta nos puso un interesante vídeo de cómo y dónde podíamos conseguir que mantas, tan grandes como humanos, podían acercarse a comer de nuestras manos. Con lo de mantas me refiero a animales, lo digo por si alguno se me despista y se va por las de ropa de cama o por lo de ser un "manta". *** Imagen borrada de Tinypic *** Otras informaciones fueron: dónde ver: pingüinos, flamencos, ballenas, delfines, avestruces,… Un librito-catálogo con todas las bodegas de vinos que se podían visitar, mapas con todas las rutas para hacer andando por los acantilados, dónde ver a los cultivadores de ostras y perlas, dónde se encontraba la fábrica dónde comprar y ver cómo elaboran velas decoradas artesanales, (esto, que ya había tenido suficiente con todas las que había por allí, lo descarté, aunque he de reconocer que son auténticas obras de arte),dónde comer pescado, dónde tomar el mejor café o té con las mejores vistas,… Lo primero que hicimos fue darnos un paseo, acercarnos al lugar del que parten los barcos para avistamientos de tiburones, creo que por aquello, de ver para creer, y efectivamente, el oleaje era tan bravo que no iban a salir a la mar, ¡qué ilusos!, no sólo por la esperanza de que saliesen los barcos, también por lo de ir andando, no había ni aceras, todo el mundo va en coche. *** Imagen borrada de Tinypic *** Volvimos a por el vehículo y visitamos un hospital de pingüinos, en realidad era una Fundación de Volkswagen, para recuperar a pingüinos y otras aves heridas, daban mucha pena. Acto seguido visitamos el faro de Danger Point, en el cual hay una placa conmemorativa con el nombre de todos los desaparecidos en el mar y una fabulosa flora y fauna (serpientes y arañas, principalmente), nos dimos un ventoso paseo por él, e intercambiamos el hacernos unas fotos con las dos únicas personas que nos encontramos, que para variar nuevamente eran alemanes de Frankfurt. *** Imagen borrada de Tinypic *** danger Estuvimos en la Black Pearl donde suelen verse muchas ballenas e incluso tiburones pero solamente vimos, mejor dicho vi, dos delfines tan lejos que no se sabía si eran delfines o súper-olas. *** Imagen borrada de Tinypic *** Nos hicimos un recorrido por toda la zona y nos llegamos hasta Struisbaai (bahía de avestruces), que era el lugar donde se suelen encontrar y echar de comer a las mantas. Cuando fuimos a bajar del coche, del viento tan fuerte que hacía no podíamos ni sujetar la puerta del coche, con lo que aprendimos que para aparcar a partir de ese momento quedaba prohibido el sistema de batería. Y como era de esperar no vimos ninguna porque con el frío que hacía cualquiera se arremangaba hasta las rodillas y se metía con comida en aquellas aguas tan frías, bueno al menos alguna granja de avestruces si que vimos. Como esto queda pegando al Cape Agulhas (Cabo de Agujas), que es de recomendable visita por ser el punto más meridional del continente africano y por tanto donde se unen el Océano Índico y el Océano Atlántico, a pesar del airote, había cola de visitantes para inmortalizar el lugar. Para comer nos quedamos en el mismo cabo a probar el pescadito de la zona, había poca variedad, pero era económico y estaba rico, todo un lujo para estar en el mismo cabo de Agulhas. *** Imagen borrada de Tinypic *** Intentamos encontrar un jardín modesto y familiar con un bosquecito y que tiene las autóctonas flores de Sudáfrica, por recomendación de René, llamado Platbos, no lo encontramos, pero me lo pasé muy divertido cuando entré en una comisaría de policía en el pueblo de Gansbaai para preguntar por él, no sólo no sabían, que casi movilizaron a toda la plantilla para poder darnos la información, si no hicieron 10 llamadas telefónicas no hicieron ninguna, hasta mi pareja que se había quedado fuera esperándome en el coche, tuvo que entrar pensando que me habían detenido, se deshicieron en amabilidad, y no consiguieron la ubicación, pero nos dijeron de otro llamado Grootbos. Finalmente, y como se hace de noche temprano, nos fuimos a pasar la tarde a Hermanus, allí pasamos un rato distendido con un hombrico rodeado de público de todas las edades, y que estaba dando de comer a unos animales como el de la foto. *** Imagen borrada de Tinypic *** El día pasó muy entretenido aunque muy frío por el vendaval. Etapas 7 a 9, total 14
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