![]() ![]() Mis escapadas por España ✏️ Blogs of Spain
En este diario trataré de describir algunas de las escapadas por España que he hecho y que espero seguir haciendo.Author: Miguelang031075 Input Date: ⭐ Points: 4.9 (75 Votes) Index for Blog: Mis escapadas por España
01: Acantilados y oficios perdidos en el occidente asturiano
02: Hayedos, brañas y prehistoria en Asturias
03: Tesoros naturales y artísticos de Asturias
04: Multiaventura en el Reino de los Mallos
05: Las Cinco Villas de Aragón
06: Peripecias en los Picos de Europa
07: Paisajes y pueblos del Maestrazgo
08: Montañas y pueblos de Cantabria
09: Castillos y paisajes invernales de Soria
10: Fragas, ríos y acantilados de La Coruña
11: El valle de Benasque
12: Teruel y Albarracín
13: En torno a la vía de la Plata
14: Ponga, senderismo en la Asturias más desconocida
15: Cáceres medieval: recuperando el tiempo perdido
16: El pasado romano de Mérida
17: Cádiz: de los pueblos blancos al Atlántico
18: San Sebastián y los pueblos marineros
19: Lanzarote, la isla de César Manrique
20: Rías Bajas y Sur de Pontevedra
21: Escapada a Málaga, Ronda y Antequera
22: El Geoparque de las Villuercas
23: Tenerife, visita por el norte de la isla
24: Badajoz y la ruta de los templarios
25: Costa oriental de Cantabria y ría de Bilbao
26: Románico del norte de Palencia y reserva natural Bison Bonasus
27: Valladolid y la ruta de los castillos
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Journeys 16 to 18, Total 27
Después del viaje de fin de semana a Cáceres, del que volví con muy buenas sensaciones, me entró el ansia de hacer más escapadas y en particular a Extremadura, por lo que decidí visitar en breve una de las ciudades que más tiempo tenía pendiente: Mérida. Nuevamente realicé la reserva del hotel por Booking, eligiendo para este viaje el hotel de 2* Rambla Emerita, por un precio de 107 euros durante dos noches. El hotel se ajustaba perfectamente a mis necesidades, ya que por una parte se encuentra a 5 minutos escasos de la estación de tren, transporte por el que iba a hacer el viaje desde Madrid, y por otra está a 200 metros como máximo de monumentos como el Teatro, Anfiteatro y MNAR (Museo Nacional de Arte Romano) y 50 m de la Iglesia de Santa Eulalia. También averigüé la existencia de una parada de autobús muy próxima.
Un viernes por la tarde de Mayo salimos de Madrid hacia Mérida, en un tren más cutre que en el que habíamos ido a Cáceres, e igual de lento, ya que el viaje duró cerca de 4 horas y media. Al llegar, en pocos minutos nos plantamos en el hotel, ubicado en la calle de la Rambla Mártir de Santa Eulalia, donde nos recibió un intenso olor a ambientador (como de haber echado 3 botes enteros) y una decoración un poco hortera (una estatua de tipo romano me dejó muerto). En este hotel se paga la habitación por adelantado. Se trata de un establecimiento pequeño, puesto que sólo tiene 3 plantas y 18 habitaciones. Nosotros tuvimos la suerte de que nos asignaron una habitación bastante amplia, exterior con vistas a un pequeño parque situado en la calle principal del hotel. La habitación en sí era muy sencilla y bastante limpia, suficiente para pasar un rato. Otro detalle: hay WIFI, pero no es gratuito. Como ya era bastante tarde salimos rápidamente a la búsqueda de un bar donde cenar algo. Al no tener aún un mapa de la ciudad, lo que encontramos más socorrido fue el bar Tapas Rom, al principio de la calle José Ramón Mélida (calle que se dirige hacia el Teatro, Anfiteatro y MNAR), con bastante surtido de tapas y raciones a buen precio, aunque nos pareció algo cutre (uno que es un poco especial y eso de que le pongan el convoy del aceite, vinagre y sal unido con cinta adhesiva para que no se caiga a cachos…). Después de salir del bar fuimos a dar una vueltecilla por la Rambla Mártir Santa Eulalia, en dirección a la Plaza Mayor, pero como hacía fresco y no había ambiente alguno, nos volvimos al hotel. Al día siguiente comenzamos con la espalda un poco dolorida. El único inconveniente que le vimos a la habitación, y que no es poco, es que las piedras son más blandas que el colchón sobre el que dormimos. En lo referente al desayuno, no es tipo buffet, sino que tan sólo incluye zumo de naranja, café y tostada, por un precio algo superior a los 4 euros. Por supuesto también se pueden tomar algunas cosas por separado, sólo que en este caso no te lo cargan a la cuenta de la habitación y lo tienes que pagar en el momento. Tras el desayuno nos dirigimos a la oficina de turismo, para informarnos sobre las entradas combinadas a los diferentes monumentos de la ciudad, ya que no me fiaba de poder adquirirlas en cualquier monumento y me diera entonces el viaje tontamente (aunque en el foro creo que ya había leído que sí que era posible). Por cierto, aunque la oficina de turismo está junto a la entrada del recinto del Teatro y Anfiteatro, en los paneles informativos de la ciudad sigue indicando que está por la Rambla de la Mártir Santa Eulalia, y es que parece que el traslado se hizo hace no mucho. Sobre la entrada combinada, el precio actual es de 12 euros con libro guía (merece mucho la pena porque hay monumentos en los que no hay ningún tipo de información) o 10 euros sin libro. La entrada individual al recinto del Teatro y Anfiteatro cuesta 8 euros y al resto de monumentos 4 euros, por lo que es muy recomendable la entrada combinada si se tiene la intención de visitar algo más que estos dos monumentos. Finalmente adquirimos la entrada en la ventanilla de las Casas del Anfiteatro, por aquello de evitarnos las colas que pudiera haber en otros monumentos (aunque no hubiera habido problemas en cualquiera). Las Casas del Anfiteatro es un ejemplo de monumento en el que no hay ningún tipo de información. Gracias al libro guía nos pudimos recrear una hora en el recinto, si no, hubiéramos salido de allí bien rápido. Es una visita bastante completa, ya que se puede ver un pequeño tramo de la muralla romana, del acueducto de San Lázaro y por supuesto las dos casas del siglo I con las habitaciones situadas en torno al peristilo (patio), en las que destacan algunas por los mosaicos conservados en buen estado. Nos resultó llamativa la habitación del mosaico del Otoño, en la que se escenifica la pisa de la uva, o por ejemplo la habitación de los Peces, en la que se escenifican animales de la fauna marina, los pasillos con motivos geométricos. Lo que me dio pena es que se pudiera andar por encima de los mosaicos, que no me parece precisamente una buena medida de conservación del patrimonio. Próximo a las casas encontramos el Mausoleo, del siglo III, en el que se habían encontrado hasta ocho enterramientos. ![]() ![]() De camino al Teatro y al Anfiteatro no paraban de “asaltarnos” con hojas de menú de los diferentes restaurantes cercanos a estos monumentos. Por supuesto, pasaríamos de todos ellos, ya que cualquier restaurante que se precie no necesita ir haciendo publicidad agresiva para que acuda la gente. Pasado el punto de control, el itinerario recomendado es ver primero el Anfiteatro y luego el Teatro. Impresiona bastante ir caminando por la calzada de acceso al Anfiteatro y ver de pronto la enorme extensión de la arena, donde se celebraban los espectáculos de gladiadores y de luchas entre personas y animales, y de las gradas. En el centro de la arena hay una gran fosa con forma de cruz, bajo la cual colocaban normalmente las jaulas de los animales. De lo que vimos, la parte inferior de las gradas estaba bastante bien conservada, obra de rehabilitación de por medio. Después de darle la vuelta nos dirigimos hacia el Teatro, al que entramos por las gradas superiores. El estado de conservación de gradas y escenario, decorado con varios grupos de columnas y estatuas de divinidades (réplicas, cuyos originales se encuentran en el MNAR), me pareció fabuloso. El Teatro fue construido alrededor del 16 a.c. para una capacidad de 6000 espectadores. El tipo de obras que se representaban respondían a los intereses propagandísticos del imperio y por lo tanto estaban alejadas de los intereses del público, que se decantaba más por los espectáculos del Anfiteatro y el Circo. Con la implantación del cristianismo como religión oficial, que consideraba inmoral las representaciones teatrales, el edificio se fue dejando de utilizar hasta su abandono total. Detrás del teatro paramos en una zona ajardinada en la que había un pórtico con columnas, peristilo, que en la época correspondía a una zona de esparcimiento.
![]() ![]() ![]() Como ya era sobre la 1 del mediodía, nos fuimos rápidamente a visitar el área funeraria de los Columbarios antes de que cerraran, pasando por una zona de Mérida bastante feúcha. Cuando ya estaba un poco mosqueado porque no encontraba la entrada al yacimiento, nos informaron de que habían cerrado una de las dos entradas y nos indicaron por donde seguir y así andando, andando, llegamos a la Plaza de Toros, que es donde estaba la entrada de la Casa del Mitreo y que coincidía con la de los Columbarios. La distancia recorrida no es que fuera enorme (no más de 200 metros), pero con muletas unos pocos metros son demasiado. En fin, eso me pasa por no haber repasado los diarios de viaje antes de ir a Mérida. En el control nos recomendaron ver primero el área funeraria de los Columbarios, por ser la parte más lejana, así que pasando por un camino de cipreses nos volvimos a alejar. La zona funeraria, es como un descampado en el que aparecen esparcidas unas lápidas por aquí y allá, aunque lo más destacable son los Columbarios de la familia de los Voconios y los Julios, pequeños edificios a cielo abierto en los que se guardaban las urnas cinerarias, con los restos en su interior, para todos los miembros de la familia, a modo de mausoleo o panteón. Junto a estos edificios vimos una serie de paneles explicativos sobre las costumbres y ritos funerarios de los romanos.
![]() ![]() Volviendo hacia la entrada paramos ya en la Casa del Mitreo. Fue construida en el siglo I ó II como casa señorial en la parte extramuros de la ciudad. Esta casa debía de ser bastante importante, ya que las numerosas habitaciones se organizaban en torno a tres patios porticados. De lo que vimos destacaban algunas salas con mosaicos y pinturas, como la sala de recepción con el Mosaico Cosmológico, la habitación de las pinturas con sus pinturas murales en color rojo separadas con franjas con candelabros, las habitaciones abiertas al patio con mosaicos de motivos geométricos. También me llamó la atención la habitación subterránea. Me imagino que sería típico de las casas romanas situadas en lugares calurosos, porque ya vi habitaciones de este tipo en el yacimiento arqueológico de Bulla Reggia, en Túnez.
![]() ![]() Saliendo del recinto cogimos el autobús para volver al hotel, porque habría tenido que volver a rastras para caminar el casi km que había. En fin de semana, al menos hay 2 autobuses que pasan por varios de los monumentos de interés de la ciudad, como el Mitreo, la Alcazaba o la Iglesia de Santa Eulalia (en cuyas cercanías está el hotel Rambla Emerita): las líneas 2 y 3. Por si a alguien le interesa, tienen una frecuencia de paso cada media hora, y así por ejemplo la línea 2 pasa a las menos cuarto e y cuarto por la plaza de toros y la línea 3 a y media y a las horas en punto.
www.merida.es/ ...rbanos.pdf Después de llegar al hotel nos fuimos derechos a comer a Casa Benito, que lo había visto muy recomendado en el foro. Consta de restaurante, asador y bar de tapas (también se puede comer en la terraza), que fue donde estuvimos. La decoración del bar es exclusivamente taurina, pues no hay un rincón de la pared que no esté cubierto por fotografías de corridas de toros y carteles. Nos costó el almuerzo unos 35 euros y puedo recomendar de entre los platos y tapas que tomamos, el salmorejo y el gazpacho, la tortilla rellena y las croquetas caseras. También destaco la rapidez y amabilidad del personal.
Habiendo descansado un poco, decidimos continuar con nuestra visita yendo a la iglesia de Santa Eulalia, que la teníamos muy cerca del hotel. La iglesia no la pudimos ver, puesto que el horario de visita se realizaba un rato antes del horario de misa, que si no recuerdo mal era a las 9:30 y a las 20:00. Así pues, la parte a la que teníamos acceso era la del centro de interpretación y la excavación arqueológica. La primera parte que se ve es la sala en la que una serie de paneles explicativos nos informan sobre la historia del lugar, a través de una serie de paneles informativos y de maquetas sobre la evolución en las construcciones del lugar hasta llegar a la basílica actual de Santa Eulalia. No sé si sería por el material de los paneles, pero el caso es que aquí me entró el ataque de alergia del siglo, dejándome la garganta con los estornudos en cadena. Por suerte se me pasó al olor de lo viejo cuando bajamos a la zona de excavaciones. A través de una serie de paneles se ve la evolución del lugar en 4 etapas: 1. Casas romanas: hasta el siglo III
2. Necrópolis cristiana: desde el siglo IV. Abandonadas las casas, el solar se convirtió en un cementerio, donde se enterró a la mártir Eulalia. Al cumplir Eulalia 12 años (304 d.c.), coincidió que el emperador Diocleciano prohibió el culto de los cristianos a Jesucristo, lo que disgustó bastante a la niña. Para protegerla, sus padres se la llevaron al campo, pero ella volvió a Mérida decidida a protestar ante el decreto, motivo por el que fue torturada a golpes, poniéndole después antorchas sobre las heridas. La cabellera se le incendió y la pobre niña murió quemada y asfixiada. Al morir, la gente vio como salía una paloma blanca hacia el cielo y como su cuerpo se cubría de nieve, hasta que unos días después unos cristianos la enterraron dignamente. es.wikipedia.org/ ...#Martirios 3. Basílica dedicada a la mártir Eulalia: De los siglos V al IX. Se construyó la basílica sobre el mausoleo de la mártir. 4. Iglesia actual: Construida en el siglo XIII Esta visita me pareció un cachondeo (no en sentido negativo, que me encantó) porque hay que echarle imaginación al asunto para conseguir ver “algo”, puesto que lo que se ve (que es un decir), básicamente, es una mezcolanza de restos de distintas épocas superpuestos en distintos niveles de profundidad y así junto a una lápida aparecen los restos de una casa y al lado las pinturas murales o el mausoleo de la mártir. Y gracias a los paneles, en los que indica los elementos más importantes que se pueden ver en cada parte del yacimiento, apuntando con flechas para saber dónde están situados, que si no, imposible. Enfrente de la iglesia se encuentra el Hornito, pequeña capilla construida sobre los restos de un templo dedicado a Marte. ![]() ![]() Al salir de la iglesia me comentaron que el Circo Romano estaba como a unos 8 minutos caminando desde allí, por lo que de antemano descarté esta visita, puesto que en principio no sabía si había algún autobús que parara allí al lado y por otra parte para ir andando lo veía demasiado alejado del resto de monumentos. Nos dirigimos de nuevo hacia el meollo, para ver el Templo de Diana y el Pórtico del Foro Municipal. Una de las cosas que me hizo gracia de Mérida es que cuando vas andando por una calle, digamos normalita, ¡zas!, te encuentras un monumento. Eso nos pasó con el Templo de Diana, que estábamos dando vueltas por el centro y de pronto: ¡anda la leche! Quitando el Teatro y el Anfiteatro, fue de los monumentos que más me gustó, aunque lamentablemente, a la hora de hacer foto, fuera casi imposible no sacar una de las dos grúas que acechaban al monumento por cada lado. El Templo de Diana es el único ejemplo en condiciones que queda de edificio dedicado al culto religioso. Fue construido a finales del siglo I a.C. o principios del siglo I d.C. En el siglo XVI, aprovechando lo que quedaba de la estructura, se construyó un palacio para el conde de los Corbos. Encontrar el Pórtico del Foro también fue un poco lío y es que en la época en la que fue construido el Foro – lugar público donde se discutían los asuntos de importancia de la ciudad - , el Templo de Diana y el Pórtico formaban parte de ese recinto, pero en la actualidad hay calles y edificios entre ambos, por lo que pareciera que son monumentos diferentes.
![]() ![]() La última visita que tenía prevista para ese día era el Museo Nacional de Arte Romano (MNAR), puesto que es gratuito los sábados por la tarde. Al llegar, nos informaron de que por la proximidad del Día Internacional de los Museos (18 de Mayo) se ampliaba el horario de visita del museo, desde las 21:00 hasta las 0:00, así que nos fuimos a tomar algo a uno de los bares situados en frente del museo. Si te ponen una infusión con el agua casi fría, cómo será comer en estos bares tan turísticos. En fin, yendo al lío del museo, en primer lugar nos dirigimos a la cripta, donde se encuentra parte de la canalización de San Lázaro, la misma que habíamos visto por la mañana en las Casas del Anfiteatro, y a continuación nos fuimos a la zona de la excavación arqueológica, que se empezó a investigar antes de la edificación del museo. Lo primero que vimos en el acceso, fue un pequeño tramo, muy bien conservado, de la calzada romana que unía Mérida con Córdoba, para a continuación pasar a una zona de viviendas romanas extramuros con su necrópolis correspondiente. Cabe destacar de lo que vimos, algunas casas que se habían construido utilizando como pared los muros de sujeción de la calzada romana, por otra parte los restos de pinturas murales que quedaban en otras habitaciones, en los que se representaban escenas con aves y cuatro columnas correspondientes al peristilo (patio) de otra casa.
![]() ![]() Seguidamente pasamos a ver las salas de la planta baja, en las que fundamentalmente se exponían diversas esculturas y objetos decorativos hallados en los monumentos de la ciudad. Así por ejemplo, la sala I estaba dedicada al Circo y el Anfiteatro; la sala II a las manifestaciones religiosas en el Teatro y la sala III a objetos arquitectónicos del mismo monumento; las salas VIII, IX y X dedicadas al Foro. Había otras salas dedicadas a los ritos funerarios, religiones y la casa romana. Las salas dedicadas a este último motivo fueron de las que más me impresionaron, ya que era destacable el grado de conservación que se exhibían los mosaicos expuestos, muchos de ellos de la villa romana de Las Tiendas. A continuación fuimos a ver las dos plantas superiores del museo (hay ascensores), donde hay salas dedicadas a la cerámica, las lucernas (equivalentes a los candiles de aceite), numismática, columbarios o retratos (bustos).
![]() ![]() ![]() ![]() ![]() Después de aproximadamente 2 horas en el museo, hicimos un alto en el camino para tomar algo. Fuimos a una tienda de productos típicos (vinos, quesos, productos ibéricos, etc…) que se llama El Yantar, enfrente de la oficina de turismo más o menos, donde tomamos alguna tapa. Recomiendo la patatera dulce, que es un embutido similar al chorizo (aunque inferior en cuanto a tiempo de curación) que además lleva cebolla, ajo y patata cocida. Se puede servir untado sobre pan, como si fuera sobrasada, que es tal y como lo tomé. También hay otro tipo de patatera que es picante. Tras esta pausa volvimos al museo, porque con motivo del Día Internacional de los Museos, se celebraba un concierto lírico, con actuación de Alonso Torres como tenor y María del Castillo Ventosa al piano (todo en familia). La primera parte correspondió a la canción lírica, con piezas muy emotivas como “Granada” y “Amapola”, y piezas de ópera de Puccini y Verdi, destacando de este último una escena de “La Traviata”. La segunda parte correspondió íntegramente a la zarzuela, género que nunca había escuchado y que me sorprendió gratamente. Se interpretaron piezas como “Bella enamorada”, de la zarzuela “El último romántico”; “Deja la guadaña”, de la zarzuela “Black, el payaso”; “No puede ser”, de la zarzuela “Los gavilanes”. El concierto me encantó desde el primer momento hasta el último, por la buena voz del tenor y los sentimientos que transmitía. Desde luego que me alegué de haberme quedado. Me sorprendió que para ser gratuito, muchas más de la mitad de las sillas estuvieran vacías. Acostumbrado a ver como en Madrid cada vez que hay algo gratuito se forman colas, aunque sea para repartir bolsas de patatas fritas, me pareció extraño. En fin, más a mi favor porque cogí sitio, pero es una verdadera pena.
Sobre las once de las noche nos fuimos a buscar un restaurante donde cenar, es decir, a Casa Benito, gracias o por culpa del salmorejo. Otra de las tapas que recomiendo es el de la tosta con solomillo y cebolla caramelizada. Las tostas en este bar –aunque no sé si es algo común en Mérida–, son en realidad como montaditos, ya que te los sirven sobre pequeñas rebanadas de pan. Después de la cena nos fuimos directamente a dormir, ya que al día siguiente teníamos que estar preparados para estar en los monumentos a las 10 de la mañana. Por cierto, vaya nochecita sufriendo los efectos colaterales de la alergia.
Al día siguiente, tras el desayuno de turno en el bar del hotel y recoger el equipaje, nos fuimos hacia el Hornito para esperar el autobús que nos llevara hasta la Alcazaba. Los horarios de paso por el Hornito son de un cuarto de hora después de los indicados para la Plaza de Toros. Yendo en el autobús pasamos junto al Acueducto de Los Milagros, junto al puente sobre el río Alberragas. Lamentablemente no pude hacerle fotos y como tampoco vi que hubiera parada de autobús (no me pareció que estuviera señalizada) no pude volver. Parecía agradable el parque junto al que estaba para estar sentado un rato. En unos minutos nos dejó el autobús prácticamente al lado de la Alcazaba. Aprovechamos primero para contemplar el puente romano sobre el río Guadiana y pasear un poco por él. Éste ha sido uno de los lugares que he encontrado más agradables en Mérida, ya que en el río han creado (o quizás ya estaba) un espacio verde en el que poder hacer deporte o simplemente pasear.
![]() La Alcazaba es el monumento de ese tipo más antiguo construido por los musulmanes en España, en el año 835, aunque para variar, se hizo sobre antiguos restos romanos y visigodos. Por ejemplo, nada más entrar a la Alcazaba, pudimos ver los restos de la base de la puerta romana, que aislaba el puente de la ciudad, o un tramo de la muralla de la época de la fundación de la ciudad. Seguidamente subimos hasta la muralla para ver una panorámica del puente romano y el Guadiana, aunque los mosquitos no hicieron muy agradable la estancia. Bajamos de nuevo y nos acercamos hasta el aljibe árabe, construido en el subsuelo junto al río, del que destacaban las dos escaleras de bajada y algunas columnas con decoración vegetal, aprovechadas de algún edificio de época visigótica. Al aljibe como tal no me molesté en bajar. Demasiados escalones irregulares. Continuamos con el itinerario, que estaba marcado, pasando por un tramo de calzada romana junto a la que hay unos restos de una casa del siglo IV, con su patio, sus termas y sus pinturas murales, aunque no vimos ninguna. Al fondo del recinto me sorprendió un edificio que no sabía si correspondía a algún templo de época romana, puesto que tenía un pórtico con pinturas murales, pero resultó ser una iglesia para la sede del Priorato de San Marcos de León (siglo XVI. Se había edificado sobre unas dependencias de la Orden de Santiago, que es la que había recuperado para los cristianos la ciudad de Mérida. Justo al lado hay un jardín muy majo, con sus piedras, sus plantitas y sus olivos. Sólo a un alérgico a dichas plantas (o al menos a uno algo descerebrado), se le ocurriría posar para una foto justo debajo de un olivo. La consecuencia inmediata: picor de ojos inmediato y reacción en cadena de estornudos. Ahí decidí poner punto y final a mi visita de la Alcazaba y salí apresuradamente.
![]() ![]() Puesto que al Circo no íbamos a ir definitivamente, sólo nos quedaba por entrar al área arqueológica de las Morerías, que estaba en el mismo paseo junto al río Guadiana. Decir que de todos los monumentos éste fue el que menos me gustó es poco. Si hay algún edificio que sea representación por excelencia de la fealdad arquitectónica y que le dé fama similar a la ciudad de Mérida, es el Edificio de la Presidencia con las consejerías, levantado sobre el área arqueológica. Si hubieran construido el edificio primero y el descubrimiento arqueológico se hubiera producido después, todavía se podría justificar, pero no fue el caso, así que qué poco gusto que tuvo el arquitecto de turno. No hice ni una foto. En cualquier caso, esta área fue ocupada sucesivamente por romanos, visigodos, musulmanes y cristianos. En ella se conservan más de 200 metros de muralla romana y también se han detectado restos de unas 13 casas diferentes. Morerías es una sección de un barrio romano organizado en varias calles y manzanas.
A continuación fuimos al Museo de Arte Visigodo, ubicado en la Iglesia de Santa Clara. Se trata supuestamente de la colección de este tipo de arte más importante de España, aunque no deja de ser una simple sala. La mayor parte de las piezas que vimos corresponde a elementos arquitectónicos decorativos. Nos dejamos en el tintero el Arco de Trajano, por no dar ya más vueltas y nos fuimos a la Plaza de España y ahí estuvimos un rato viendo el ambiente y echándole un ojillo al hotel Meliá Mérida Palace, para alojarme ahí si vuelvo a esta ciudad. Esta plaza con sus naranjos, fue el lugar que más fotogénico me pareció de Mérida, por lo que respecta a la arquitectura. Como ya se iba haciendo tarde nos fuimos a buscar un restaurante, aunque como dice el refrán, no hay dos sin tres, así que ya os imagináis a dónde fuimos. Por algo será. ![]() ![]() ![]() Ya por último fuimos a comprar unos bombones de higo, típicos de Extremadura (los recomiendo, están buenísimos), para endulzar un poco el viaje de regreso a Madrid, puesto que teníamos 5 pesadas horas por delante. Journeys 16 to 18, Total 27
A mediados de Abril, después de haber realizado mis primeras escapadas con muletas a Cáceres y León sin tener mayores problemas, decidí dar un paso más y hacer un viajecito de 4 días aprovechando la festividad del Corpus en Madrid en el mes de Junio
![]() Como base para el viaje, al conocer Cádiz, opté por elegir la ciudad de Jerez de la Frontera, que a priori me parecía que tenía un patrimonio cultural y monumental interesante. Mi idea inicial era viajar en avión hasta Jerez, para aprovechar más el tiempo, pero en un par de días que me descuidé ya se había encarecido bastante, así que al final en tren. Gracias a esto tuve que quitar del itinerario el espectáculo de “Cómo bailan los caballos andaluces” ![]() Y llegó el día de ir a Jerez. El viaje fue en clase preferente y no estuvo nada mal el que nos dieran el periódico y el desayuno ![]() ![]() ![]() Siguiente chasco: el Alcázar (con la mezquita, baños árabes, molino de aceite, jardines y cámara oscura), uno de los principales monumentos que me interesaba visitar, estaba cerrado durante varias semanas por la celebración de Vinoble 2010, Salón de los Vinos Nobles de Jerez. Y pensar que había elegido el hotel Bellas Artes por su proximidad. En la hoja de horarios que me dieron, pude comprobar que la hora de visita de los principales monumentos no iba a coincidir con mi estancia en esa ciudad, ya que eran un poco atípicos. Antes de hacer algún recorrido por la ciudad fuimos a buscar algún restaurante o bar de tapas, porque ya era bastante tarde. Por suerte dimos con el restaurante La Condesa, del hotel Palacio Garvey, donde pedimos el menú del día de 15 euros. Fue prácticamente el único de los bares o restaurantes que nos dejó completamente satisfechos en todo el viaje
![]() Al salir de comer, siendo ya algo tarde, decidimos seguir la ruta panorámica, que pasa por los monumentos más importantes de la ciudad. Esta ruta está señalizada con numerosos paneles informativos, así que es difícil perderle el rastro. Bastante alicaído y apático, por lo del hotel, el horario de visita de monumentos y el cierre del Alcázar, empezamos el recorrido junto al convento de Santo Domingo, de estilo gótico y con decoración mudéjar, ubicado junto a la Alameda de Cristina. El horario de visita ese día ya sólo era posible a las 8 de la tarde, con que descartada. ![]() Pasando por el hotel Palacio Garvey llegamos a la plaza Rafael Rivero (en honor de un alcalde jerezano del siglo XIX que entre otros méritos tuvo el de llevar el ferrocarril a la ciudad), flanqueada por la Casa Pérez Luna, de estilo barroco, y el palacio Domecq de la Riva. Lo que más me gustó de esta plaza y en general de todas las que vimos en la ciudad fueron las palmeras.
![]() ![]() Seguimos hacia la iglesia de San Marcos, del siglo XV y estilo gótico (y por supuesto, cerrada). La zona me pareció un poco descuidada, la verdad. Llegamos a la plaza Plateros, una de las que más me gustó, tanto por los edificios que la circundan, por ejemplo la iglesia mudéjar de San Dionisio y la adyacente Torre de la Atalaya, como por las palmeras y unos árboles con flores moradas que se llaman jacarandas. Adyacente a esta plaza se encuentra la de la Asunción, con edificios como la iglesia mudéjar de San Dionisio (patrón de la ciudad) y el Cabildo Municipal, de estilo renacentista.
![]() ![]() ![]() ![]() Desde ahí nos metimos por la calle Consistorio, donde está el ayuntamiento, pasando por la preciosa plaza de la Yerba, con sus jacarandas, antes llamada de los Sombrereros y que formaba junto con la de Platerías el mercado de pan y hortalizas. A un paso está la plaza del Arenal, un punto de paso inevitable por Jerez, con la estatua del general Primo de Rivera en el centro. La idea aquí era coger el trenecillo turístico (salidas a las 10, 11, 12, 13, 17, 18, 19 y 20 horas; 4 euros), pero como no se acercaba nadie para comprar los tickets nos dio vergüenza y al final no nos subimos. Callejeando un poquito llegamos al Alcázar del siglo XII (y de paso que me diera más rabia por no poder entrar) y al parque de la Alameda Vieja, con sus hileras de jacarandas floridas y el suelo pegajoso. Según he averiguado después, si esto ocurre es porque el arbolito está afectado por la plaga del pulgón
![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() Después yo ya puse rumbo al hotel para descansar un par de horitas, porque para el caso no iba a poder visitar el interior de ningún edificio. Para finalizar la noche fuimos a tomar raciones a La Cruz Blanca, en la calle Consistorio haciendo esquina con la plaza de la Yerba, enfrente del ayuntamiento, un bar bastante recomendable. La primera noche en el hotel fue bastante calurosa y ruidosilla, con el murmullo del agua circulando por las tuberías del hotel.
Por la mañana me levanté con otra sorpresa bastante desagradable, ya que al abrir el grifo de la bañera había una pestilencia insoportable. ¡Menudo asco de hotel! ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() En la misma plaza está la iglesia de Santa María y el castillo Ducal. Éste tiene su origen en un alcázar militar de la época musulmana y actualmente es una propiedad privada, así que supongo que no se puede visitar. Nosotros en cualquier caso no hicimos el intento. Volvimos a la cuesta de Belén y seguimos por el Palacio de Don Álvaro de Valdespino y el Convento de las Mercedarias, último convento de monjas de clausura del pueblo, fundado a mediados del siglo XVII . Vimos varios arcos sobre la calle que le daban un aire muy pintoresco. Supongo que de ahí le viene en parte el nombre a la localidad, digo yo. Lo que más me agobiaba del pueblo por momentos era el continuo circular de coches por esas calles tan estrechas. No había manera de caminar con tranquilidad. Por la plaza de las Boticas (hay un mercado, por si hace falta comprar algo) fuimos a parar a la pintoresca calle Maldonado, muy estrecha y en cuesta, con sus casas blancas. De las que más me gustó sin duda alguna.
![]() ![]() ![]() ![]() ![]() En esta calle entramos a la Pinacoteca Municipal, en la que se exponían principalmente obras cuyo tema era Arcos de la Frontera. Pasando por la iglesia de San Pedro, el Palacio de Mayorazgo y callejeando un poco más, llegamos hasta el mirador de Abades, desde donde contemplamos una panorámica diferente con el embalse de Arcos de la Frontera al fondo. Poco duramos aquí por el sol que pegaba y pensamos que lo mejor era entrar en algunas tiendas de artesanía para hacer unas comprillas. Conseguimos un par de grabados bastante bonitos con calles típicas del pueblo.
![]() ![]() ![]() ![]() Siendo ya sobre las 2 de la tarde decidimos que en lugar de quedarnos a comer en el pueblo íbamos a ir en autobús hasta El Bosque, así que nos fuimos a esperar el autobús urbano al mismo lugar donde nos había dejado horas antes. Visitar Arcos de la Frontera había sido una decisión muy afortunada y aunque probablemente me quedé sin ver algunas calles y plazas con encanto por ir con muletas, con lo vista me quedé satisfecho. Continuando con el relato, si era pendiente la cuesta por la que subimos por la mañana al pueblo, las calles por las que bajamos eran peor. Si hubiera tenido que conducir por esos sitios tan pendientes y estrechos me habría quedado bloqueado y le habría dicho a alguien: “Toma las llaves del coche, ¿me puedes sacar de aquí?”. En la estación, donde ya aproveché para comer un bocata, estuvimos esperando más de media hora a que llegara el autobús y entonces otro problema. Tuvimos tan mala suerte que el autobús que salía sobre las 15:30 a El Bosque no era directo y tenía que esperar a otro que llegaba a Ubrique procedente de Málaga, siendo el horario previsto después de las 17:00, pero no era seguro. Por si fuera poco el último autobús de El Bosque a Jerez salía sobre las 18:00, así que como no era cuestión de quedarse a dormir en El Bosque nos volvimos a Jerez, con la sensación de haber desperdiciado la tarde
![]() Para que nos vamos a engañar, la entrada es carísima ![]() - La bodega en la que se lleva a cabo el envejecimiento del brandy Soberano y Lepanto. Está un poco sucia, con las paredes ennegrecidas. Según la guía se debía al alcohol e indica gran calidad, por lo que no pensaban pintarlas. A mí que el tema del vino no me interesa mucho, lo que más me llamó la atención fueron los alambiques.
![]() - La bodega de los Apóstoles: Esta bodega contiene un gran tonel cuya capacidad equivale al contenido de 33 botas, motivo por el que se denominó El Cristo, por comparación con la edad de Jesús al morir. Le acompañan doce toneles con el nombre de cada uno de los apóstoles, con excepción de Judas, que se sustituyó por Matías. Están situados de la misma manera que en el cuadro de La Santa Cena.
![]() - La bodega del Tío Pepe: Esta era la bodega particular de un tío del fundador de González-Byass, en cuyo honor se creó el vino fino seco que posteriormente daría fama mundial a la bodega: el Tío Pepe.
![]() - La bodega de las firmas: Bodega con muchas botas que han sido firmadas por personajes famosos de los ámbitos más diversos.
![]() Posteriormente fuimos a la sala donde se hacía la degustación de vino y tapas, consistente en una cata de un par de finos distintos, un poco de jamón, queso y unos colines (faltaron los cacahuetes). El vino no me gustó mucho
![]() ![]() Resumiendo, la visita no está mal, pero si uno no es apasionado del vino quizás sea un poco prescindible, dado el precio que tiene también. Pusimos rumbo al hotel, para ver la nueva habitación que nos habían asignado, porque el día anterior habíamos solicitado el cambio. Como se suele decir, nos metimos de Málaga en Malagón, porque la habitación era interior en planta baja y con un olor a humedad muy desagradable
![]() Al día siguiente salimos a las 9 y pico de la mañana hacia la estación de ferrocarril, porque queríamos ir al Puerto de Santa María a pasar el día. Al llegar a la estación se acababa de ir un tren. No importa, en 4 ó 5 minutos llegará, o como mucho en 10 minutos, dije yo. Claro, había mirado por Internet los horarios para los días de diario y supuse que en fin de semana la frecuencia no sería mucho menor (pensando que sería igual que en Madrid), pero tremendo error. En Sábado los trenes circulaban con frecuencia de una hora. ¡Otra planificación al garete! ![]() ![]() ![]() ![]() El mar. La mar. El mar. ¡Sólo la mar! ¿Por qué me trajiste, padre, a la ciudad? ¿Por qué me desenterraste del mar? En sueños, la marejada me tira del corazón. Se lo quisiera llevar. Padre, ¿por qué me trajiste acá? Rafael Alberti, 1924 ![]() ![]() ![]() Para cuando salimos eran ya las 2 del mediodía e iba siendo hora de comer. Nos fuimos hacia el puerto con la intención de ir a la Dorada, que nos lo habían recomendado algunos lugareños, o a los Portales, pero estaban demasiado lejos cada uno hacia un extremo y el calor era sofocante, así que al final nos quedamos en uno que se llama bar Santa María, en la plaza de las Galeras. ¡Decisión errónea!. En mal momento decidimos ir y pedir el menú marinero. Éste constaba de ensalada, calamares fritos y parrillada de pescado, bebida y postre, por un total de 35 euros para dos personas. La ensalada, de bolsa. ¡Mal empezamos!. En cuanto a la parrillada de pescado, de los pescados que nos dijeron que llevaría a los que nos pusieron, todo un abismo, ya que nos presentaron todo un surtido de pescados esqueléticos, canijos y con raspas ![]() ![]() Bueno, el caso es que se fueron sucediendo en el paisaje las urbanizaciones de Valdelagrana, Puerto Real y San Fernando al fondo, mientras que una señora nos amenizaba la tarde cantando a grito pelado “Una chica ye ye”, de Conchita Velasco y otras canciones ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() El precio del trayecto completo es de 5 euros y el de ida 3 euros. La información completa se puede ver en la siguiente página:
www.vapordeelpuerto.com/ Al bajarnos del barco nos dirigimos a la parada de autobús para regresar a la estación de tren. Por cierto, no me imaginaba que las ruinas del monasterio de la Victoria correspondieran al edificio tan horrendo que había al lado de la estación. Al final, entre retrasos, esperas y demás, echamos buena parte del día en El Puerto, para en realidad no haber visitado gran cosa. De regreso a Jerez y previo paso el hotel, nos fuimos a cenar directamente a La Cruz Blanca. Nos salió un poco más carilla porque pedí media ración de carabineros. Cuando vi venir los tres bichillos en la bandeja me quedé con la cara a cuadros y es que había confundido los carabineros con chipirones, jajajaja. No es que no supiera lo que eran, pero me había equivocado con el nombre. Y yo que encima no me llevo demasiado bien con los mariscos, seguro que desperdicié la mitad de los bichos
![]() El Domingo no nos levantamos muy temprano, gran error, y después de pagar el hotel nos fuimos otra vez en taxi hasta la estación de autobuses. Lo de los taxis es algo que me sorprendió, porque el trayecto del hotel a la estación, que tampoco era tan corto, costaba muchas veces 3 euros y pico y no cobraban suplementos por el equipaje, ni por salir o llegar a una estación y la bajada de bandera era baratísima. Igual que en Madrid, donde te cobran hasta por respirar en el taxi. El caso es que este último día queríamos ir a Sanlúcar de Barrameda y cogimos el autobús a las 11 (compañía Linesur). El viaje dura sobre 40 minutos. Al llegar, empezamos a caminar hacia donde nos indicaron que estaba el casco histórico. En cierto momento preguntamos a una persona para cerciorarnos de que estábamos yendo en el sentido correcto y resulta que para ser de allí, no sabía qué era o dónde estaba el casco histórico. ¡Ver para creer! ![]() ![]() Sanlúcar de Barrameda, por su ubicación en la desembocadura del río Guadalquivir, fue durante dos siglos un lugar estratégico para la colonización y evangelización del Nuevo Mundo. Esta localidad es actualmente patrimonio histórico-artístico. Se pueden realizar varias rutas para conocer el patrimonio: la ruta literaria, la histórica, la de los jardines, la de verano, etc… En la página web de la localidad se pueden descargar estas rutas: www.aytosanlucar.org/ ...d1330bce66 Como yo no las había descargado en previsión de que me dieran algún folletillo en la oficina de turismo, me limité a seguir un poco el itinerario que me habían confeccionado en el hotel Tartaneros. Casi en nada de empezar a andar desde el hotel nos topamos con la plaza del Cabildo. ¡Encantadora! Esta plaza rectangular está rodeada por edificios de distintas épocas y estilos, desde el barroco hasta el modernismo, pero lo que le da su particular encanto es la cantidad de palmeras y jacarandas que la adornan, la fuente, las palmeras, creando un conjunto muy pintoresco y agradable a la vista.
![]() ![]() Dimos una vueltecilla por la calle Ancha, que digamos es la calle de las tiendas, pero al ser Domingo no tenía apenas ambiente, así que seguimos por la plaza de San Roque, donde está la iglesia de los Desamparados, de estilo barroco. Destaca por el retablo del Altar Mayor, donde la Virgen de los Desamparados acoge a dos orantes pobres. No obstante como estaba cerrada no lo pudimos comprobar ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() Adyacente al auditorio vimos el ayuntamiento, antiguamente Palacio de Orleans y Borbón, en el que veraneaban los duques de Montpensier, pero como estaba cerrado sólo pudimos contemplar la gran arboleda que lo ocultaba de la visión de los curiosos. En fin, que el Palacio Ducal de Medina-Sidonia nos lo saltamos por error (seguro que estaba cerrado) y llegamos a la Iglesia Mayor Parroquial de Ntra. Sra. de la O, de estilo mudéjar, situada en la plaza de la Paz. Como estaba abierta, para variar, allí que entramos. El conjunto de los frescos, artesonados y retablos de todas las capillas y del Altar Mayor es una auténtica joya y me sorprendió gratamente
![]() ![]() ![]() ![]() Como iba siendo ya hora de comer y nos habían recomendado ir a Bajo de Guía, llamamos a un taxi para ir hasta allí. En ese lugar es donde se cogen las excursiones para ir a Doñana y están todos los restaurantes seguidos. Nos habían hablado de Casa Bigotes, como el ´mejor restaurante, pero como parece que cierra los domingos, al final nos sentamos en Casa Juan. En cualquier caso nos dijeron que en cualquiera se comía bien. Bueno, nosotros pedimos un primer plato que no recuerdo y luego un arroz a la marinera. La espera se hizo larga, por lo menos 45 minutos y cuando por fin nos trajeron el puchero o sopera o lo que fuera, nos quedamos mirando un poco incrédulos. No estaba llena ni a la mitad y sólo se veía caldo y algunos que otros granos de arroz y por marisco o pescado todo se reducía a unas cuantas almejas y unas gambas. Para mayor gracia el arroz estaba duro, como si le faltara bastante tiempo de cocción. Menos mal que nos habían asegurado que llevaba los mismos ingredientes que la paella de mariscos
![]() ![]() ![]() Volvimos a coger un taxi y nos fuimos al hotel Tartaneros a merendar, de donde nos dirigimos a la estación de autobuses para coger el autobús de vuelta a Jerez a las 6. En ésta al igual que en la de Arcos de la Frontera, parece que no trabaja nadie, por lo que para pedir información es harto imposible. El caso es que el autobús llegó con más de media hora de retraso y se formó una buena pelotera entre la gente, casi a punto de llegar a las manos algunos, porque el autobús iba medio lleno y el que no entrara se tendría que esperar al siguiente que no llegaba hasta las 8 Me habían vendido en Jerez el billete de i/v a Sanlúcar con la vuelta abierta. Teniendo en cuenta que mi tren de regreso a Madrid salía a las 19:45, estaba un poco preocupado ![]() ¡Hasta la siguiente escapada! ![]() Journeys 16 to 18, Total 27
Introducción: Astoria 7, un hotel de cine
Una de las ciudades que más me gustan de España, no por su patrimonio artístico, sino por el maravilloso marco en el que se ubica, es la ciudad de San Sebastián (Donostia). La panorámica que se observa al acercarse al paseo de la Concha es difícil de olvidar: el monte Igeldo a la izquierda, seguido de las playas de Ondarreta y la Concha, el monte Urgull que cobija el casco antiguo a la derecha y al frente la isla de Santa Clara. Disfrutar de la naturaleza sin salir de la ciudad
![]() Inicialmente consulté la posibilidad de hacer el viaje en avión a San Sebastián, pero al no haber compañías de bajo coste, el precio era demasiado caro. También miré Bilbao, pero si bien el billete de avión era más barato, con el viaje en autobús desde el aeropuerto, hacía que también se encareciera. Al final compré billetes de tren, aunque el viaje durara más de 5 horas. Seguidamente consulté varios hoteles a través de Booking. Buscando con un mes y medio de antelación, me sorprendió el precio tan elevado de los hoteles, que incluso siendo de 1 estrella llegaban a costar 150 euros por noche. De entre todos los hoteles elegí al principio el Astoria 7, un hotel de 4 estrellas situado en la c/ Sagrada Familia, 1, aproximadamente a unos 100 m de la estación de autobuses, por ser un hotel muy nuevo, por los comentarios y puntuación tan positiva en Booking y por la decoración dedicada al cine. Este hotel está en un antiguo cine de la ciudad. Sin embargo, más adelante vi el hotel Niza, en primera línea de la playa de la Concha, así que también hice reserva, por si podía tener habitación con vistas a la playa. Por culpa de una pequeña lesión que tuve unos días antes del viaje ocasionados por un problema de movilidad reducida ![]() ![]() Por fin llegó el día del viaje, el 27 de Agosto. El viaje de Madrid a San Sebastián transcurrió con total normalidad. Me sorprendió al llegar a la estación del Norte que no hubiera taxis a la entrada y que fueran llegando con cuentagotas. El trayecto al hotel costó 6 euros. Durante el check-in pudimos comprobar la gran amabilidad del personal de recepción. El hotel tiene en la decoración pequeños guiños al cine en cada rincón. En los pasillos por ejemplo hay varios carteles con fotografías de directores y actores. A nosotros nos tocó la habitación dedicada al director Orson Welles. Sobre el cabecero de la cama tiene un cartel enorme con una fotografía suya y una pequeña historia sobre el director de Ciudadano Kane, o en el cuarto de baño hay un cuadro con imágenes relacionadas con películas que dirigió. El hotel ofrece la posibilidad de ver películas de cada uno de los actores y directores a los que las habitaciones están dedicados y hay una carta de selección. Como ya era un poco tarde y por la zona no se veían restaurantes, decidimos llamar al servicio de habitaciones, totalmente recomendable por el precio tan asequible. El horario es hasta las 22:30.
![]() ![]() ![]() Día 28 de Agosto: San Sebastián Al día siguiente, tras pasar estupendamente la primera noche en el hotel Astoria 7, fuimos a desayunar en el mismo hotel. El desayuno buffet cuesta 15 euros e incluye algo de bollería, yogures y mermelada, cereales, zumo, charcutería, panes, tomate triturado, fruta, etc… Aunque está bastante bien, creo que no tiene la suficiente variedad como para el precio que tiene
![]() Nada más salir de la tienda llegamos al río Urumea, junto al que se veía al otro lado el hotel María Cristina, el único de 5 estrellas de la ciudad. ¡Qué vergüenza!. Se me quedaba la gente mirando :oops:. De aquí seguimos hasta llegar a la desembocadura del río, muy cerquita, donde se encuentra el Kursaal o Cubos de Moneo, edificio donde se celebra el Festival de Cine de San Sebastián. El edificio siempre lo he visto de día y es horrendo ![]() ![]() ![]() ![]() Tras volver sobre nuestros pasos cruzamos por el puente de la Zurriola, llegando a la Alameda del Boulevard, que es el paseo que separa la parte antigua del ensanche. Entramos en el Mercado de la Bretxa, antiguo mercado de abastos que en la actualidad alberga un conjunto de tiendas de marca. Por la Plaza de la Bretxa alcanzamos las calles del casco antiguo. Este barrio no es importante desde el punto de vista monumental, puesto que quedó destruido con la Guerra de la Independencia , pero aún así tiene un aspecto llamativo. Nuestro paseo transcurrió por las calles Fermín Calbetón y 31 de Agosto, destacables por el gran número de bares en los que degustar los famosos pinchos. La Plaza de la Constitución, con sus casas de colores y los números pintados en cada balcón, había sido coso taurino. Los principales monumentos que vimos en el barrio fueron los de la Iglesia de San Vicente y de Santa María, aunque estaban cerradas. ![]() ![]() ![]() Como ya iba siendo hora de comer, buscamos algunos bares de pintxos. En primer lugar entramos en el bar A Fuego Negro. El bar es moderno, pero los pintxos son caros (3.5 euros la mayoría de ellos) y nada del otro mundo, el típico establecimiento que vende “humo”. Sería aplicable el dicho de mucho ruido y pocas nueces
![]() ![]() Después de habernos gastado 35 euros y no comer demasiado fuimos dando un paseo por el Paseo Nuevo, que bordea el monte Urgull. Son habituales las imágenes del agua saltando al paseo en días de fuerte oleaje. Poco a poco se iba viendo primero el monte Igeldo y después la playa de la Concha. Al finalizar este paseo nos informaron de que había que coger un ascensor para bajar al acuario y continuar el camino por el puerto pesquero. El ascensor me jugó una mala pasada y al abrirse por una puerta diferente a la de entrada, me quedé atascado con el scooter, porque no había manera de sacar sus más de 60 kilos. Menos mal que me ayudaron entre unas cuantas personas. En esta calle destacan las casas de los pescadores con diferentes colores. ![]() ![]() ![]() Bordeando el Ayuntamiento, antiguo casino, y el jardín Alderdi Eder, ya estábamos en el Paseo de la Concha, viendo la tan esperada imagen de la bahía de la Concha con el monte Urgull, el Igeldo y la isla de Santa Clara ![]() ![]() ![]() - No tenemos rampa, qué quiere que le diga. No podemos ponerle una rampa de hoy a mañana. Cuando me fui de allí llamándola de todo ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() Continuamos nuestro paseo hasta llegar al jardín de Miramar, con su privilegiada panorámica de la bahía de la Concha. Me parecieron preciosos los jardincillos compuestos por flores de diversos colores. Había bastante gente leyendo, tomando el sol o descansando sin más. No me extraña, es un lugar muy tranquilo en el que no te cansas de mirar el paisaje. En el mismo jardín se ubica el Palacio de Miramar, auténtica casa de campo inglesa, mandado construir por la reina regente María Cristina. Fue de lo mejor que visité en San Sebastián.
![]() ![]() ![]() Estuvimos un buen rato antes de continuar el camino junto a la playa de Ondarreta antes de llegar al Peine de los Vientos, obra conjunta de un ingeniero, arquitecto y escultor. El escultor en cuestión fue Eduardo Chillida. Al principio no sabía cuál era el motivo del nombre de la obra, hasta que vi a los niños subidos sobre unas piedras con aberturas. Cuando una ola se estrellaba contra las rocas, una ráfaga de aire salía a través de esas aberturas, provocando que a los niños se les levantara el pelo, las camisetas, las faldas y vestidos, etc… Había una niña pequeña, que tendría poco más de un año, que se partía de risa cada vez que una ráfaga de viento subía por la piedra y se le levantaba el vestido ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() Bajamos de nuevo en el funicular en el vagón de cabeza y retomamos el camino de regreso hacia el hotel. Yo seguía inquieto por la dichosa batería y el camino de vuelta era bastante largo. El consumo no era sólo por la distancia, sino también por cada pequeña subida, así que empezaba a percibir problemas. Efectivamente, antes del jardín de Miramar el scooter se llegó a parar. Luego me dio algún respiro pero cada vez más se paraba en medio de los pasos de peatones, con el consiguiente riesgo :x . A falta de 200 ó 300 m para llegar al hotel, un hombre que caminaba a mi lado, al darse cuenta del problema que tenía, me empujó en todas las ocasiones que crucé la calle y me acompañó incluso hasta el hotel. Por los pelos. Otro problema. La puerta de la consigna no es abatible y para meter el chisme es muy complicado. El pobre recepcionista del turno tuvo que tirar lo suyo por todas partes para hacerlo pasar por la puerta. Menos mal que había un enchufe en la sala porque si después de todo el esfuerzo tenemos que sacarlo de nuevo nos da un soponcio
![]() Día 29 de Agosto: La comarca del Bidasoa Al día siguiente nos levantamos temprano porque habíamos quedado en la tienda Akceso para devolver la bicicleta eléctrica y coger una silla de ruedas eléctrica, máxime después de ver que la primera no era capaz de subir ni una triste cuesta, que por lo visto era lo que no me iba a faltar en la mayoría de los pueblos. El scooter cargado de batería y en llano corría que se las pelaba. Recogimos la silla y nos fuimos en dirección a la Plaza de Guipúzcoa, que era el lugar de donde salía el autobús con destino a Fuenterrabía (Hondarribia). Al primer intento de subir con la silla por la rampa, casi terminamos por los suelos, porque en la tarea de hacerme con él, empecé a subir con las ruedas izquierdas fuera de la rampa y yo sin darme cuenta. ¡Para habernos matado!. El segundo intento fue fructífero, pero entonces tenía que recolocarme correctamente para salir de frente, así que monté otro numerito ![]() Bajamos del autobús en Miramar, que es la parada más cercana al casco histórico de la ciudad. La oficina de turismo de la comarca de la bahía Bidasoa-Txingudi está prácticamente al lado, en la calle Javier Ugarte. Amablemente me hicieron una ruta en el mapa turístico del pueblo para que me pudiera desplazar con la silla, indicándome aquellas calles que debería evitar. También me recomendaron ir al barrio de la Marina para comer. Esta población es la más turística de las dos que constituyen esta comarca (la otra es Irún) y se encuentra en la bahía que recibe el mismo nombre, en el límite entre España y Francia. El río Bidasoa desemboca en la bahía. Nuestro recorrido comenzó realizando el paseo alrededor de la muralla. Hondarribia actualmente es el único pueblo de Guipúzcoa que conserva la muralla renacentista, aunque se atribuye su origen a la época visigoda, mandada construir probablemente por el rey Wamba. De hecho se puede ver un pequeño tramo visible de esta muralla medieval. La senda es muy agradable y hay también un carril bici, para variar, porque en Guipúzcoa hemos visto estos carriles por casi todas partes. ![]() ![]() Por la Puerta de Santa María, una de las dos entradas que tenía la ciudad, pasamos al casco antiguo y seguimos por el Paseo Murrua hasta el Baluarte de la Reina, que por su situación estratégica se vio sometido a ataques en los diversos sitios de la ciudad. Conserva las estructuras originales pero no es accesible, siendo necesario dejar la silla de ruedas a la entrada. ![]() ![]() ![]() Nuestro itinerario continuó por la calle de las Tiendas (Denda Kalea), denominada así por ser una de las calles en las que los gremios desarrollaban sus actividades. Por la calle Juan de Laborda, en la que se encuentra la casa de Eguiluz (donde supuestamente se alojaron Juana la Loca y Felipe el Hermoso en su viaje de Bruselas a Toledo para ser proclamados príncipes herederos) entramos a la plaza Guipúzcoa, que pese a ser moderna es muy pintoresca por las casas típicas de colores que la rodean. ![]() ![]() ![]() Después por la fuerte pendiente de la calle Ipar (Ipar Kalea) accedimos a la Plaza Arma. El acceso está adaptado a discapacitados mediante una rampa. En esta plaza se hacían festejos taurinos, recepciones oficiales e incluso servía de guarnición para el ejército de las armas. El conjunto de la plaza y edificios es precioso y tiene una bonita panorámica de la costa. Uno de los edificios más importantes es el Castillo de Carlos V, actualmente parador de turismo. Como se suele decir, a falta de pan buenas son tortas, así que entramos al parador para hacer una consumición en la cafetería y de paso una visita al excusado. Para clientes de la cafetería está permitido subir a la terraza, que sin duda ofrece las mejores vistas en la ciudad de la bahía del Bidasoa, con Hendaya (Francia) enfrente y todos los barquitos de vela. ¡Pintoresco total!. Me acerqué un momento para ver la Iglesia Parroquial de Santa María de la Asunción y del Manzano (ahí queda el nombre ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() De vuelta a la terraza, estuvimos un ratito más disfrutando de las vistas hasta que viendo que se hacía la hora de comer, retomamos el camino hasta el barrio de la Marina. ¡Vaya pendiente!. Si algo no falta este pueblo son las cuestas y los adoquines, así que si alguien tiene un problema de movilidad, que lo tenga en cuenta. El barrio de la Marina, Monumento Histórico-Artístico, era el antiguo barrio de pescadores de Hondarribia y conserva las típicas casitas de varios colores, que hoy en día son restaurantes muchas de ellas. Las calles principales son las de Santiago, San Pedro, Santa María Magdalena. Recorrimos las calles Santiago y San Pedro, haciendo una fotito aquí y otra allá a las casas de colores y echando una ojeada a los restaurantes. Decidimos ir al restaurante Zeria, que tenía mejor pinta, pero estaba ocupada toda la terraza, así que rápidamente fuimos al Itsaspe. Nos tuvieron esperando un cuarto de hora hasta que nos hicieron caso y entonces fue para decirnos que habían cerrado la cocina
![]() ![]() ![]() ![]() Al llegar a la plaza Guipúzcoa, como ya estaba hasta el moño de tanto autobús
![]() ![]() ![]() ![]() Cuando entramos en el hotel me encontré en el vestíbulo por 3ª noche consecutiva al mismo hombre mayor, sentado en una butaca de cine y viendo como siempre “Con la muerte en los talones”. Como me pareció un poco friki me hice una foto a su lado. Por curiosidad le pregunté cómo se llamaba y me dijo que Alfred Hitchcock. No sé quién sería
![]() ![]() ![]() ![]() Día 30 de Agosto: La costa del Urola Al día siguiente madrugamos un poquito más, porque teníamos la intención de visitar tres pueblos de la costa occidental: Zumaya (Zumaia), Guetaria (Getaria) y Zarauz (Zarautz). Estos pueblos, junto con Orio y Aia, forman parte de la comarca conocida como Urola Kosta, entre los ríos Zumaia y Orio. Desayunamos en la cafetería del hotel (en la misma en la que cenábamos) porque era barato. Por 3 euros se puede tomar un zumo, un café y una tostada o bollo. Uno de los motivos por los que había elegido el hotel Astoria 7 era porque está cerca de la estación de autobuses, a unos 50 ó 100 m, y de allí salen los autobuses de Euskotren que hacen el recorrido por los pueblos del occidente guipuzcoano. Cuando llegó el autobús, yo estaba esperando a que sacara la rampa, pero no, era más alto y lo que hizo fue convertir los escalones en una plataforma sobre la que se tenía que colocar Eneko y que luego empezaba a subir a modo de ascensor. A mí mucha confianza no me auguraba al principio
![]() En primer lugar fuimos a la oficina de turismo, para que me dijeran el recorrido que debía realizar, aunque me comentaron que iba a tener unas cuantas cuestas. Me informaron de que por la tarde había un recorrido en barco entre Zumaia y Deba para ver las formaciones geológicas de los flysch. ¡Qué pena!. Por Internet me había parecido que sólo las organizaban en fin de semana y de haberlo sabido hubiera reorganizado las visitas del día. Fui a cruzar al casco antiguo por un puente que hay junto al muelle, pero me pareció que tenía un arco demasiado grande para ir con una silla eléctrica, además de travesaños, y al final di la vuelta por la calle en la que me había dejado el autobús. Para ver los primeros monumentos había que subir una buena cuesta, complicado con una silla eléctrica. Llegamos a una plaza con una fuente preciosa en la que destacaban dos edificios: el Palacio de Olazábal, que fue secretario del rey Felipe IV, con su fachada de sillería de arenisca, y el Palacio Zumaia, perteneciente a la familia Zumaia Ganboa, de las más adineradas de la villa y una de las 24 casas de Parientes Mayores de Guipúzcoa (terratenientes). Por una calle lateral llegamos a la Iglesia de San Pedro, levantada probablemente tras la fundación de Zumaia, que no pudimos visitar por estar cerrada. ![]() ![]() ![]() Subiendo más por el pueblo llegamos a la calle donde está el Convento de San José y también el Ayuntamiento. El primero sólo conserva algo de interés en su fachada. Íbamos a ir hasta la Ermita de Andra Mari de Arritokieta, patrona de Zumaia, pero parecía haber bastante pendiente y era un edificio aislado, así que volvimos y nos acercamos hasta el Palacio de Ubillos, actualmente Escuela de Música de Zumaia. Bajamos hacia el río Zumaia y nos dirigimos hacia el Palacio Foronda, palacete construido a principios del siglo XX como residencia veraniega del Marqués de Foronda. Actualmente es la Oficina de Cultura de Zumaia. Pensaba que al estar en alto no se podría ver de cerca, pero en realidad hay también una senda por la que ir andando, en bici o con silla si alguien tiene problemas de movilidad reducida. Con esta visita pusimos el punto y final a Zumaia. La visita del pueblo nos llevó algo menos de 2 horas, teniendo en cuenta que por ejemplo no nos acercamos a la playa (iríamos a Zarautz) y que el Museo Zuloaga estaba cerrado ese día. El casco antiguo en conjunto no es bonito, pero individualmente tiene varios edificios que son interesantes.
![]() ![]() Cogimos el autobús de las 13:00 h para ir a Getaria. El trayecto duró 10 minutos y nos costó 1.35 euros por persona, al no haber cambio de zona. Fuimos a la oficina de turismo para que nos dieran un mapa y me comentaron que las 4 calles del pueblo tenían continuas subidas y bajadas, pero que bueno, que la gente se movía con sillas de ruedas.
Getaria recibió de Alfonso VIII su carta-puebla fundacional en 1209 y a finales del siglo XIV se celebró en la Iglesia de San Salvador el acto de creación de la Hermandad de Guipúzcoa, semilla del territorio histórico actual. Getaria fue durante la Edad Media un importante puerto comercial y pesquero, en el que durante varios siglos la caza de la ballena fue una actividad económica de gran importancia. Dos personajes ilustres de reconocimiento mundial ha dado esta localidad: el modisto de alta costura Cristóbal Balenciaga y el navegante Juan Sebastián Elkano, que fue el primero en dar la vuelta al mundo. Precisamente al monumento construido en su honor nos dirigimos en primer lugar. Representa un mascarón de proa inspirado en la escultura de “La Victoria de Samotracia” y recrea sus hazañas. No obstante, lo mejor es la panorámica que se observa de la bahía de Zarautz y de la montaña conocida como “El ratón de Getaria”. Adyacente a este monumento se encuentra el pequeño tramo de muralla medieval. ![]() ![]() ![]() A continuación bajamos por la calle de la derecha que bajaba al puerto. El primer edificio con el que nos encontramos fue el de la Torre Aldamar, propiedad de los señores de Aldamar, que estaban emparentados con la casa de Zarautz. Destaca por sus muros de sillería de arenisca. Continuar bajando por esta calle fue un error, debido a la pendiente que tenía, especialmente al final, donde casi me pego un trompazo ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() Seguimos subiendo por la Calle Mayor, parándonos a observar algunos edificios de interés, como la Casa Barroca, construida con piedra de sillería de arenisca y con grandes balconadas, o la Antigua Casa Consistorial, en la que aparece el escudo de Getaria con la figura de una ballena arponeada , mostrando la especial importancia que tuvo este animal en la economía de la villa. Me pensé lo de subir al monte San Antón, conocido como Ratón de Getaria, porque había una senda que subía hasta arriba en una media hora y las vistas de toda la costa probablemente eran soberbias, pero el temor de que la pendiente fuera más elevada de lo que apreciaba a lo lejos (al fin y al cabo supongo que las sillas eléctricas tendrán un límite de pendiente) y por ir a Zarautz, lo dejé pasar.
![]() ![]() A las 17:10 cogimos el autobús para ir a Zarautz. El trayecto es un visto y no visto, porque dura 5 minutos y cuesta también 1.35 euros. Una forma más interesante de llegar hasta esta localidad, es recorrer la senda costera que las une, que es de aproximadamente unos 4 km. Por lo que vi se podría hacer sin problemas con una silla de ruedas, pero yo no la hice, porque no sabía cuál era la autonomía de la silla de ruedas y tampoco era cuestión de llamar al dueño de la tienda de alquiler para que fuera a recogerme. En Zarautz nos bajamos en la primera parada de autobús, que es la que deja más cerca del centro y de la oficina de turismo. Esta villa fundada en el siglo XIII se dedicó fundamentalmente a la caza de la ballena hasta su desaparición del Mar Cantábrico, tras lo que se diversificó a otras actividades como la fabricación de muebles, la agricultura o la industria textil o naviera. Desde el punto de vista turístico destaca actualmente por tener la playa más larga de Guipúzcoa. Nosotros empezamos el recorrido por la Calle Navarra (Nafarroa Kalea), calle principal de la villa, donde vimos edificios como la Villa Munda (Academia de Música), el Palacio Sanz de Enea (Casa de Cultura) o la Iglesia de los Franciscanos. De todos modos, como estos puntos de interés estaban alejados y tampoco eran nada del otro mundo, pues pusimos rumbo hacia la playa, donde estuvimos un buen rato tomando el sol o en mi caso pasando del rojo cangrejo al rojo tomate. La playa estaba hasta la bandera y no cabía un alfiler.
![]() ![]() ![]() Como soy culo de mal asiento, nos fuimos a la búsqueda de algo "más antiguo" en la villa. En realidad sólo son dos calles y destaca como monumento la Torre Luzea. La Plaza Música también es un sitio agradable para reunirse. En definitiva, si vas a Zarautz lo más interesante que puedes hacer es ir a la playa, porque su patrimonio no es precisamente de primer orden y el conjunto tampoco es bonito, aunque tengo que reconocer que había buenas casas. Fuimos a la playa nuevamente haciendo tiempo hasta las 20:15 que era cuando íbamos a coger el autobús de vuelta a San Sebastián. Un poco antes de las 8 de la tarde, una vez que ya habían recogido las sombrillas de las playas, que allí son como casetas con toldos (las sombrillas tradicionales no las he visto apenas en Guipúzcoa), pasaron de la bandera verde de bañistas a la bandera roja y azul de los surfistas y la playa se llenó de tablas. No sabía que hubiera una bandera especial para este deporte. Para mí que en Guipúzcoa (y supongo que en el resto del País Vasco) no conocen el significado de la palabra sedentario, porque he visto gente en bici en la mayoría de los pueblos (que haya carriles bici por todas partes ayuda bastante) o por carretera, gente en piragua en cuanto hay un río, senderismo (con esas montañas no me extraña), el Camino de Santiago, parapente, surf. ![]() El trayecto hasta San Sebastián nos costó 2.15 euros por persona y antes de las 9 ya estábamos en nuestro hotel. Para variar, seguimos probando otros pintxos en la cafetería (bonito fresco y su brocheta, croquetas de ibérico,…). Baratísimo. Para esa noche decidimos ver una película de Bette Davis titulada Eva al Desnudo. Una sola palabra la califica: genial. Durante dos horas se va diseccionando el comportamiento de la protagonista hasta descubrir su verdadera personalidad. ¡Menuda arpía!
Día 31 de Agosto: Debabarrena, en el límite con Vizcaya El siguiente día nuestro objetivo era visitar los pueblos más occidentales de la costa de Guipúzcoa, los situados en la comarca de Debabarrena: Deba y Motrico (Mutriku). Madrugamos más de lo normal porque llegar a Mutiku no es directo, sino que hay que coger un tren de Euskotren hasta Deba y luego otro autobús de Euskotren hasta Mutriku. También hay otros autobuses de la compañía Pesa, pero los horarios que tienen no son muy buenos. Al llegar a la estación de Amara, en la plaza Easo, que es de donde salen los trenes de Euskotren, a la primera persona que vi en silla de ruedas la pillé por banda para preguntarle por la accesibilidad y me explicó que para ir a Deba me tenía que quedar en el mismo sentido en el que entraba, puesto que la puerta que se abría era la contraria. Parece una tontería pero si te mueves en una silla de ruedas hasta el más mínimo detalle puede ser una gran dificultad, da igual que puedas andar como que no. Llegamos sobre las 10 de la mañana a Deba y en la oficina de turismo nos dieron un planito sobre el casco histórico. Prácticamente al lado de la oficina de turismo se encuentra la Iglesia de Santa María, que es Monumento Nacional y que aprovechamos para visitar al estar abierta de 9 a 13 horas. Es del siglo XV y uno de los más importantes monumentos religiosos del País Vasco. Dentro de la iglesia destacan entre todas las capillas la conocida como “La Hilandera” y la del Santo Sepulcro, también el retablo del Altar Mayor, de estilo renacentista pero con elementos decorativos barrocos. Para apreciarlo mejor, puesto que la iglesia estaba muy oscura, eché un euro para apreciarlo en toda su magnitud. Desde la misma iglesia se accede al claustro. Aunque la puerta esté cerrada se puede abrir y visitar sin problema. Así nos lo dijeron en la oficina de turismo y así hicimos. El claustro se comenzó a construir en el año 1500 y es bastante austero. Como dato curioso, la proporción entre el cuadrilátero exterior y el exterior sigue el coeficiente de 1.618, que es conocido como “Divina proporción”. ![]() ![]() ![]() ![]() Al margen de esta iglesia el casco antiguo no me parece tal cosa y no le veo interés. Las cuatro cosillas visitables por el exterior está un poco dispersas, así que las encontramos prescindibles y nos fuimos a la playa, a seguir chamuscándome un poco. La playa a esa hora estaba con la marea bajando, por lo que pude comprobar en los horarios de mareas, así que para llegar al agua y aún luego dentro de ella, había que caminar bastante. Es algo que para alguien del sur llama siempre mucho la atención. Deba como pueblo fue el que menos me gustó de todos, aunque leyendo el mapa que me dieron en la oficina de turismo, vi que puede ser interesante ir con coche, porque en el municipio se encuentra la cueva de arte rupestre de Ekaín, considerada al mismo nivel que las de Santillana y Lascaux y de la que se puede visitar una réplica. Otro lugar es el valle de Lastur, por su valor etnográfico y paisajístico, ya que por ejemplo conserva los molinos del Plazaola, que antiguamente habían sido herrerías. Para ir en cambio en transporte público desde San Sebastián no lo recomiendo, antes en cambio Zarautz, aunque está más masificado.
A toda máquina fuimos hacia la parada de autobús de Euskotren, situada un poco después de la de tren, en dirección hacia la playa. De Deba a Mutriku echó 10 minutos y costó 1.35 euros por persona. En el pueblo hace 2 paradas y es conveniente bajarse en la última, que es la más alta y está junto a la Plaza Churruca. Según íbamos subiendo hacia esta última parada apreciaba que el pueblo estaba dispuesto en la pendiente de una escalera hasta llegar al puerto. Podía ser que batiera records con la silla ![]() Justo en esta plaza hay 4 edificios de interés: - La Iglesia Parroquial de Ntra. Sra. de la Asunción, de estilo neoclásico y construida en la primera mitad del siglo XIX. El gran pórtico que tiene a la entrada despista un poco y hace pensar que no es una iglesia. - El Monumento a Churruca. Cosme Damián Churruca fue alcalde de Mutriku y participó en la Guerra de Trafalgar al mando de la nave San Juan Nepomuceno. Murió al recibir un cañonazo. - Casa Galdona: Destaca por sus balcones con rejas de hierro forjado. - El Ayuntamiento: Es de estilo barroco y tiene un pórtico de entrada. ![]() ![]() De las dos calles que salen hacia abajo me recomendaron ir por la derecha (Calle Erdiko). No sé si sería por las pendientes, pero desde luego ésta de la derecha tenía una “poquita” y para variar también estaba adoquinada. Ése es uno de los mayores alicientes de Mutriku. Por encontrarse en la ladera de una montaña, todas sus calles se precipitan cuesta abajo hasta alcanzar el puerto. La actividad de esta villa siempre estuvo ligada al mar, como puerto pesquero, ballenero e incluso corsario. Bajando por esta calle encontramos un edificio espectacular. Se trata del Palacio Zabiel, de estilo barroco y con una fachada muy decorada. Bajando un poco más alcanzamos la Beheko Plaza, con las típicas casas de colores a su alrededor. En esta plaza hay un ascensor que permite bajar a otro nivel inferior del pueblo y creo que es el único que se puede encontrar sin preguntar. Nosotros no obstante primero fuimos por un pasaje desde el que se podía observar una panorámica en altura del puerto. Sabía por lo que me habían dicho en la oficina de turismo, que en Mutriku apenas había playa y que la gente normalmente se bañaba en una especie de piscina natural con agua del mar. Lo que no me esperaba cuando llegué al mirador era que la gente estuviera tomando tan campante el sol en una explanada de cemento, jajajaja. Nunca he visto situación igual en ningún pueblo ![]() ![]() ![]() Junto al mirador hay una senda que baja hasta el puerto y como vi a un hombre subir por ella en silla de ruedas eléctrica, me dije que no había problema para bajar. ¡Dichosa senda adoquinada! Cuando llegué abajo creo que tenía todos los órganos de mi cuerpo cambiados de posición
![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() Rehicimos el mismo camino hasta la Plaza Churruca, donde habíamos comprobado antes que había 3 bares. Al final nos decidimos por la taberna Ametza. Por el aspecto era el que menos nos llamaba la atención, porque digamos que las mesas y las sillas blancas no las volvieron a limpiar desde que las compraron, pero en los otros dos sólo daban platos combinados o hamburguesas y en éste había algunas personas comiendo, así que al final nos sentamos. Fue una decisión acertadísima, porque un rato después estaban todas las mesas llenas y los otros bares seguían vacíos. Nosotros pedimos un par de entrantes (las croquetas de jamón estaban buenísimas) y de primero chipirones a la plancha y merluza a la plancha. Los precios en la carta eran muy asequibles pero qué sorpresa tan enorme nos llevamos cuando vimos los trozos tan enormes que nos pusieron y además fresquísimo y buenísimo. Los comentarios de algunas personas que también estaban comiendo eran igualmente muy positivos. Al final la factura por los dos entrantes, los dos primeros platos, bebida y postres, fue de 40 euros, bastante más barato que en Getaria y la comida no estaba peor, así que es un bar que recomiendo si se va a Mutriku. Como se nos había pasado ya la hora del autobús, decidimos dar una vuelta por otra de las calles, pero al puerto ya no bajábamos más. Nos fuimos de nuevo hacia la Beheko Plaza y tomamos una calle a la derecha, en la que se encontraba el Palacio Olazarra-Mizquia. Me gustó también bastante, sobre todo el escudo de familia que tenía en la fachada, por la fachada de balcones con rejas de hierro forjado, la piedra de sillería y el gran alero de su tejado. Un poco más adelante nos encontramos la Casa-Torre Luardo, que también me pareció muy bonita con sus ventanas geminadas (ventanas con dos arcos iguales unidos por una columnilla) y las puertas con los arcos de medio punto. Lo que no pegaba ni con cola es que las puertas fueran modernas ![]() ![]() ![]() ![]() Sobre los modos de acceso al pueblo, para alguien con un problema de movilidad reducida o total que necesite una silla de ruedas, viajar con los autobuses de la compañía Pesa no es buena idea, porque no están adaptados, así que Euskotren es la mejor solución y una frecuencia de cada hora. Todos los puntos de interés del pueblo son accesibles, pero eso sí, por las pendientes que tiene creo que es más cómodo una silla eléctrica, sobre todo para las subidas. Mutriku en sí no tiene un patrimonio artístico inferior al de Getaria, más bien al contrario. Sin embargo, quizás no sea tan bonito como el otro al no ser un conjunto homogéneo en el que todos los edificios son antiguos, como pasa en Getaria. De todas formas sí que recomiendo visitarlo y más si está haciendo una ruta en coche. Cogimos el autobús hasta Deba y luego el tren hasta San Sebastián. Como llegamos a media tarde, nos fuimos un par de horillas a la Playa de la Concha, junto al hotel Londres. Esa tarde la playa estaba hasta la bandera, lo que no me extraña, porque podía hacer fácilmente 30 ºC. Por cierto, a pesar del calor que hacía no había nadie con sombrillas en la playa. Se ve que no es una costumbre en el País Vasco. Quedaba por preparar la visita del día siguiente y la cosa estaba entre quedarse en San Sebastián o ir a Pasajes de San Juan (Pasai-Donibane), pero yo dije que de Guipúzcoa no me iba sin visitar Pasajes de San Juan, así me tuviera que levantar a las 7 de la mañana
Día 1 de Septiembre: Pasajes de San Juan …. así que al día siguiente eso hice. Tras desayunar en la cafetería hicimos el check-out, saliéndonos la factura por 838 euros (por las 5 noches y además todos los desayunos y cenas en el hotel). El recepcionista de la mañana nos preguntó qué tal nos había ido en Mutriku y cuando le contamos todo se partía de la risa ![]() En 20 minutos, a las 9:30 teníamos que llegar a la Plaza Guipúzcoa, que era de donde salía el autobús urbano hacia Pasajes de San Juan, así que puse la silla de ruedas a máxima velocidad para recorrer el kilómetro y pico que había. Llegamos justo a tiempo. No hubiera sido mucho problema porque la frecuencia es cada 20 minutos, pero como tenía que devolver la silla de ruedas era mejor salir pronto. El pueblo de Pasajes se divide en cuatro barrios: Donibane (San Juan), San Pedro, Trintxerpe y Antxo. San Pedro y Donibane, muy especialmente este último, son los más pintorescos. Trintxerpe y Antxo son los más industriales, feos y modernos. No en vano se encuentra en ellos el puerto de San Sebastián, de los más importantes de carga en España. La forma más bonita de llegar a San Juan es con una barquita desde San Pedro, pero no podría meter la silla de ruedas, así que no quedaba otra que el autobús. Para llegar a San Juan se pasa por los pueblos de la comarca de Oarsoaldea, bordeando toda la bahía: el propio Pasajes-Antxo, Rentería (Errenteria) y Lezo. Si no fuera porque había carteles con los nombres de los pueblos, no nos habríamos enterado de que estábamos fuera de San Sebastián (salvo porque aumenta la fealdad de los edificios), al estar todo seguido. Tardamos media hora en llegar a San Juan y nos dirigimos hacia la entrada del casco antiguo por el barrio de Bizkaia, en el que hubo astilleros y tuvieron su base los barcos de la Real Compañía Guipuzkoana de Caracas”, pasando junto a la Casa Plataín, del siglo XVI, destacable por su fachada con piedra de sillería. La entrada al casco antiguo o Calle Juan XXIII, está marcada por la chimenea que en su época perteneció a la Real Fábrica de Porcelanas. Esta calle es de único sentido por lo que el tráfico está regulado por un semáforo. No hay muchas aceras, así que hay que tener cuidado, sobre todo si se va con silla de ruedas. Desde que se entra en esta calle todo o casi todo es pintoresco. De los primeros edificios de interés que uno se encuentra son: la Iglesia de San Juan Bautista a la derecha y el Palacio Arizabalo a la izquierda. El Palacio Arizabalo es actualmente el ayuntamiento y es de estilo barroco. En el escudo muestra un yelmo con plumas, que vimos también en más casas, aunque no sé cuál es el significado. La calle San Juan está dividida en varios tramos, pasando de uno a otro por un pasadizo. ![]() ![]() Tras pasar por el segundo pasadizo vimos la Casa Miranda, del siglo XVI, otro edificio con la fachada de sillería. Actualmente es un centro social de jubilados ![]() ![]() ![]() ![]() Después del tercer pasadizo encontramos el Humidallero de la Piedad, con una imagen de Ntra Sra de la Piedad, aunque no le hice caso porque lo destacable del lugar era la preciosa foto que pude obtener desde el embarcadero del que sale la barquita hacia Pasajes-San Pedro ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() Aquí acababa la Calle Juan XXIII, pero comenzaba la senda marítima. Es muy cortita y el paisaje merece la pena, porque transcurre junto a la parte final de la desembocadura del río Pasaia en el mar, flanqueado a izquierda y derecha por los faros de San Pedro y San Juan respectivamente. De camino nos encontramos un muro de sillería muy alto, que no sabía lo que era. Se trata de las ruinas del Castillo de Santa Isabel, mandado construir por Carlos I para defender el puerto de Pasajes. En la actualidad hay una vivienda particular en su interior. Hacia el final del recorrido hay un bar con unas mesitas en un saliente desde el que se obtiene una panorámica genial de la costa. A continuación pongo algunas de las fotos que hicimos durante este corto recorrido.
![]() ![]() Habiéndolo visto todo, regresamos con la intención de visitar la Casa-Museo de Víctor Hugo. Este escritor se alojó en esa casa en el verano de 1843, durante su viaje de los Pirineos a Francia, aunque la estancia no fue tan larga como esperaba debido al fallecimiento de su hija. Tras la muerte del autor, diversos amigos y habitantes del pueblo, comenzaron a reunir objetos personales suyos que habían sido utilizados durante su estancia en Pasajes. El museo cuenta con un audiovisual y con una audioguía que explica a qué se dedicaba Victor Hugo en San Juan y su vida en la casa. Está bastante curiosa. La visita lleva como mucho media hora, dependiendo de lo que se entretenga uno en cada pieza y es interesante.
![]() ![]() Cerca de la 1 del mediodía nos fuimos a la parada de autobús para regresar a San Sebastián. En el tiempo que nos quedaba para devolver la silla de ruedas aprovechamos para comer por “Lo viejo”. En el hotel me habían recomendado la noche anterior que fuera a “La Mejillonera”, por tener los mejores mejillones de la ciudad. Yendo desde el Ayuntamiento hacia el barrio pesquero, cuando se llega a un arco se atraviesa, entrando a la Calle del Puerto (Portu Kalea) y a pocos metros a la derecha ahí está el bar. Aunque obviamente destacan los mejillones (a la marinera, al vapor, etc…) también hay otras tapas como patatas bravas (buenísimas) o calamares. Salimos llenos por 16 euros en total. El bar no está mal y desde luego, después de haber entrado en La Cuchara de San Telmo, creo que recomiendo cualquier otro
![]() ![]() ![]() Después fuimos paseando por la Calle Mayor (Nagusia Kalea) hasta llegar a la Alameda del Boulevard. Seguimos por la Plaza Guipúzcoa y el hotel María Cristina hasta llegar de nuevo a la tienda Akceso Donosti, donde pagué encantado los 130 euros por los servicios prestados del scooter y la silla eléctrica. Al final de esta manera conseguí seguir el plan punto por punto, de otra forma imposible. Regresamos al hotel para recoger el equipaje y continuar hasta la estación. Ya sólo quedaban por delante 5 horas de viaje para regresar a Madrid y pensar en el siguiente destino: ¡Lanzarote!. ![]() Journeys 16 to 18, Total 27
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