![]() ![]() 15 días en Japón por libre ✏️ Blogs de Japon
Tokio, Matsumoto, Osaka, Mijayima,Hiroshima,Kyoto y HakoneAutor: Ruth200es Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (2 Votos) Índice del Diario: 15 días en Japón por libre
01: Preparativos del viaje a Japón
02: Diario de Japon, día 1: Vuelo a Madrid
03: Diario de Japón, día 2: Madrid-Tokio
04: Diario de Japón, día 3: Tokio-Akihabara
05: Diario de Japón, día 4: Tokio (Asakusa, Odaiba)
06: Diario de Japón, día 5: Tokio (Tsukiji, Ginza, Kabukicho)
07: Diario de Japón, día 6: Tokio-Matsumoto
08: Diario de Japón, día 7: Matsumoto-Osaka
09: Diario de Japón, día 8: Osaka (Umeda, Castillo, Namba)
10: Diario de Japón, día 9: Osaka (Kuromon Ichiba, Bahía, Spa)
11: Diario de Japón, día 10: Osaka-Mijayima
12: Diario de Japón, día 11: Mijayima-Hiroshima
13: Diario de Japón, día 12: Kyoto (Arashiyama, Bosque de bambú)
14: Diario de Japón, día 13: Kyoto (Nishiki, Nijo, Gion)
15: Diario de Japón, día 14: Bodega Sake Gekkeikan, Fushimi Inari)
16: Diario de Japón, día 15: Pabellón de oro, plata, Ume no Hana, Kiyomizudera)
17: diario de Japón, día 16: Kyoto-Hakone
18: Diario de Japón, día 17: Hakone-Tokio
19: Diario de Japón, día 18: Tokio-Madrid
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Etapas 16 a 18, total 19
DÍA 15, LUNES 31 OCTUBRE 2016
Hoy era nuestro último día en Kyoto. Me desperté pronto y aproveché para doblar la ropa limpia que estaba tendida por la casa. Con el calor que hacía en el pequeño apartamento en más o menos un día estuvo seca. Sobre las 8 desperté a Pela y desayunamos: él tostada con bacon y yo sushi; además algas y tortas de cangrejo que habían sobrado del día anterior y un dulce. Para beber preparamos té del que nos había dejado la dueña de la casa como cortesía. En el día de hoy teníamos pensado visitar tres templos: Dorado, Plateado y Kiyomizudera, para rematar el día cenando en Pontocho. Eso sin olvidarse de reservar asientos para el día siguiente en el tren de Kyoto-Odawara así que teníamos una jornada completa. Salimos del apartamento sobre las 9:15 y cogimos el bus n.º 12 en la parada más cercana, bajándonos en HORIKAWA-OIKE. El PABELLÓN DORADO/KINKAKUJI estaba justo al lado de esta parada. El bus tardó bastante en llegar, pues tenía paradas cada pocos metros. En la entrada compramos los tickets (2x400Y=800Y/7’3€), pero sólo se puede pasear por los jardines y ver el templo desde lejos, nunca acceder al interior. Aún así es un lugar muy bonito que creo que merece la pena si tenéis tiempo, a pesar de no ser el edificio original (databa del siglo XIV pero sufrió varios incendios). En el lago se refleja el edificio, que al parecer está recubierto de oro, ofreciendo una idílica estampa japonesa (si podéis escapar de los turistas unos segundos, claro). En el jardín hay un trazado marcado del que no se puede salir, pues hay numerosas cámaras de seguridad que vigilan a los visitantes. Además hay un puente elevado desde el que se ve el jardín desde cierta altura, así como la parte más alta del pabellón dorado entre la espesura. Para salir del recinto es obligatorio pasar por una avenida llena de puestos con souvenirs, dulces, casas de té (té y dulce por 500Y), etc. Cogimos entonces el bus n.º 204 en la parada de KINKAKUJI-MAE con la intención de visitar el PABELLÓN PLATEADO/GINKAKUJI, por lo que nos bajamos en GINKAKUJI-MICHI. Fue construido en el siglo XVI sirviendo como inspiración el Pabellón dorado. Las entradas del Pabellón plateado fueron 2x500Y=1000Y/9€. En este caso tampoco se puede entrar en el interior del templo pero los jardines casi me gustaron más que los del Pabellón dorado. Hay además una parte de jardín de arena muy curioso. Disponen de visitas guiadas, pero por supuesto sólo son en japonés, una pena. Las vistas desde el punto más alto del jardín eran bonitas, pues se veía la vegetación y al fondo la ciudad. Por cierto, ambos templos fueron nombrados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Al salir recorrimos el PASEO DE LOS FILÓSOFOS, que en un principio no teníamos pensado caminar por él pero lo vimos tan apetecible y agradable que finalmente lo recorrimos hasta el final. Va bordeando el río que, a pesar de su pequeño cauce, está lleno de peces. Además muchas de las casas que hay en las orillas son dignas de ver. Por el camino nos encontramos una señal que marcaba la entrada a un templo y entramos a verlo. Resulta que estando allí vimos varios monos sin necesidad de pagar ninguna entrada y a su aire, corriendo de un lado para otro por los tejados de las casas y los árboles. El templo era pequeño pero bonito, creemos que estaba dedicado a las ratas. Decidimos ir a comer a un restaurante que nos había recomendado nuestra amiga Shinobu, que es japonesa. Se llama UME NO HANA (que significa flor de ciruelo) y está especializado en tofu; ya habíamos intentado ir el día anterior pero no fuimos capaces de encontrarlo, pues los carteles están sólo en japonés y luego nos aclaró ella por la noche, a través del Whatsup, que estaba en el sótano de un edificio, con lo cual dificultaba aún más el verlo. Cuando llegamos al lugar yo reconocí los kanjis que habíamos buscado previamente en Internet (梅の花) para encontrarlo esta vez sin falta. Los reconocimos en unos carteles que había justo en el edificio donde hay un Starbucks; por si os ayuda, hay un templo muy bonito en la parte trasera del edificio, en el patio de luces (el cual quedó enterrado entre los edificios modernos…). La parada de bus en la que nos bajamos fue SHIJO-KARASUMA. Entramos en el sótano y de ahí al restaurante, que es de estilo tradicional japonés, con salones en donde se come sentados en el suelo pero también tienen una parte para los turistas en donde hay sillas. Nos asignaron una camarera que fue la que nos atendió a lo largo de toda la velada, entrando por una puertecita trasera que había en el salón. No hablaba apenas inglés pero hacía grandes esfuerzos para hacerse entender y se notaba que se había aprendido unas cuantas frases. Estuvimos todo el rato solos en el salón, a pesar de que había más mesas. Tras echar un vistazo a la carta decidimos pedir dos menús degustación distintos para poder probar muchas cosas: 1.Menú UME LUNCH (2050Y/19€): -Apertitivo: tofu fresco con salsa de yuzu (exquisito) -Ensalada de tofu con un aliño cítrico riquísimos -Cuenco con tofu, setas, pastel de arroz, seta, huevo y semillas de ginko -Dos pinchos con salsa sabrosísima -Rollo de yuba frito -Bola de yuba frita con semillas y caldo -Arroz en cacerola con gambas y vegetales encurtidos -Sopa de yuba y algas -Helado de haba de soja 2.Menú TSUKI LUNCH (2480Y/22’5€) -Roast beef -Vegetales en vinagre con huevas de salmón -Vegetales con setas y cristantemo -Cuenco con tofu, crema de calabaza, setas, pastel de arroz y semillas de ginko -Ensalada de tofu -3 gyozas (2 de tofu y 1 de cangrejo) con salsa de soja y cítrico -Tempura de cangrejo y setas -Sopa de yuba y algas -Arroz con verduras de temporada con vegetales encurtidos -Helado de boniato con un trozo de bizcocho de castañas Fue todo un acierto porque probamos un montón de preparaciones extraordinarias, la mejor comida durante nuestro viaje a Japón y además a un precio muy bueno. Para beber la chica nos sirvió té matcha todo el rato; hay que decir que el servicio por su parte fue exquisito y agradecimos mucho los esfuerzos que hizo por hablar algo en inglés (aunque la verdad es que entendimos poco…). Finalmente pagamos 4530Y/41€ redondos, la suma de los dos menús, lo que nos pareció un precio más que excelente. Al parecer hay varios Ume no Hana en Japón, por lo que si tenéis oportunidad de visitar alguno, no la dejéis escapar, estoy segura de que os encantará. Tras la comida cogimos el bus n.º 207 hasta el TEMPLO DE KIYOMIZUDERA, iba llenísimo de gente, pues recibe gran número de visitantes al año. Las entradas nos costaron 2x400Y=800Y/7’3€. Al parecer se construyó en el siglo VIII pero, como era de madera ardió y las construcciones actuales datan del siglo XVII. Entramos en el recinto y apenas se cabía de la cantidad de gente que había, era un estrés… Caminamos hasta la Pagoda Roja, desde donde hay bonitas vistas del templo y la vegetación que lo rodea. Parece que la pagoda está lejos pero nos llevó 5 minutos a pie. Una vez de vuelta al templo, nos acercamos a la famosa fuente de los tres chorros de agua (sólo se bebe de uno, pues si se hace de los tres está mal visto). Los vasos los desinfectan con rayos UV antes de beber, hay para ello una señora controlando el proceso todo el rato y te hace entrega del vaso desinfectado. Hicimos la cola, que era larga, pero la verdad es que avanzaba rápido. La verdad es que la visita a los tres templos nos llevó menos de lo esperado, quizás porque tampoco nos paramos demasiado, al no poder visitar el interior ni hacer visita guiada. Al salir del recinto compramos, en uno de los locales de las animadas calles, unos helados de té verde y sésamo (2x350Y=700Y/6’4€). En la misma tienda daban a probar té y una especie de filloas de arroz rellenas de mil ingredientes, nos pusimos morados. Al final compramos en la tienda, casi por vergüenza torera, unos snacks por 500Y/4’5€. Caminamos hasta la calle de PONTOCHO, que es preciosa, muy estrecha, llena de farolillos y restaurantes. Va paralela al río. Tomamos el bus nuevamente hasta la Estación de tren de Kyoto con el fin de reservar los billetes para el día siguiente, con destino a ODAWARA. La TORRE DE KYOTO estaba preciosamente iluminada en esos momentos. A las 19 horas comenzó un ESPECTÁCULO de agua, luces y música justo al lado de la Oficina de Tickets de bus que hay delante de la entrada principal de la estación de tren así que nos quedamos a verlo. Se pueden ver justo encima de un edificio de una sola planta que está ligeramente hundido en la plaza y que en el frente pone “AQUA FANTASY”. Tras el espectáculo hicimos la cola en el Midori no Midoguchi y cuando llegamos a ventanilla reservamos dos plazas para el día siguiente en el tren de las 10:30 horas a Odawara, viaje que duraba dos horas. Buscamos después un sitio en donde comprar una recarga para la SIM y nos mandaron a YODOBASHI, un centro comercial que hay prácticamente en la plaza de la Estación central. Una vez dentro nos costó un poco encontrar el sitio concreto en donde vendían las tarjetas, pues había muchas plantas y poco inglés, pero finalmente, y gracias a un chico que era el único que hablaba bien, compramos otra SIM nueva que salía mejor que la inicial. Se llamaba FREETEL PREPAID y tenía 1GB por 1960Y/18€; eso sí, sólo tenía datos de Internet, no valía para llamar pero en Japón si no hablas japonés dudo mucho que en general te puedas entender con alguien por teléfono en inglés… Aprovechamos para ir al supermercado que había en el sótano del centro comercial y fue una locura porque había todos los productos que os podáis imaginar, con una pinta estupenda, y lo mejor de todo es que era más barato que en el mercado. Compramos algo de sushi, sashimi, pepinos, carne de ternera japonesa, etc., pagando 50€. Para entendernos con los trabajadores fue toda una historia, pues queríamos carne de ternera japonesa y no había manera de que nos comprendiesen, a pesar de mujir como locos y ponernos las manos en la cabeza a modo de cuernos para ver si lo pillaban… Cogimos el bus de vuelta al apartamento pero antes de subir pasamos por la licorería que hay enfrente del mismo con el fin de comprar dos botellas de whisky de Yamazaki para llevarlas a España, pues nos encanta y en esta tienda fue donde los vimos mejor de precio (en España son carísimos). Pagamos 5200Y/47€. Pelayo preparó en el apartamento la carne que habíamos comprado en el súper. Para freírla no necesitó ni aceite ni mantequilla, pues con la propia grasa de la carne fue suficiente, no se pegó a la sartén, y de hecho olía a mantequilla derretida en vez de a carne. Dejamos una poca para comer cruda, simplemente acompañada por un poco de salsa de soja. La verdad es que nos gustó, era sabrosa y sedosa. Después comimos varios de los productos que habíamos traído y para beber tomamos el sake que nos quedaba del día anterior. La verdad es que esta última cena en Kyoto fue estupenda. Antes de dormir preparamos las maletas, puesto que finalmente decidimos coger el tren de las 8:30 en vez de el de las 10:30, pues teníamos dos horas para dormir durante el camino y así aprovecharíamos más el día en HAKONE, en donde cierra todo muy pronto (sobre las 16 terminan el funicular, teleférico, etc.). Etapas 16 a 18, total 19
DÍA 16, MARTES 1 NOVIEMBRE 2016
Nos levantamos a las 7, cerramos las maletas y dejamos el bonito apartamento que tan útil nos había sido durante nuestra estancia en Kyoto para desplazarnos a HAKONE. Cogimos el bus en la parada de OIKE-HORIKAWA hasta la ESTACIÓN CENTRAL de tren. Una vez en la estación nos pusimos a la cola en la oficina de tickets pero había poca gente así que en unos minutos nos atendieron y nos cambiaron los billetes del tren de las 10:30 para el de las 8:30. La única desventaja es que no quedaban ventanillas libre y por tanto teníamos que ir separados. Antes de coger el tren quisimos cambiar más dinero en la Nippon Tourism Agence pero estaba cerrada. Aprovechamos para comprar, una vez dentro de la parte del Shinkasen de la estación, un par de bebidas y dulces (filloas de arroz rellenas de anko) en un combini. Se nos ocurrió esperar a ver si en los vagones de pasajeros sin reserva había asientos juntos libres y efectivamente hubo suerte, así también podíamos ver el paisaje por la ventanilla. Por cierto, hay que ponerse del lado del Fuji, es decir, si vais de Kyoto a Tokio en el lado izquierdo del tren. Fue una pena porque finalmente apenas vimos el paisaje, dada la densa niebla que había, y dicen que ese tramo es muy bonito… El viaje duró dos horas, que aprovechamos para desayunar y luego dormimos un rato. Cuando llegamos a ODAWARA enseguida nos percatamos de que había estado lloviendo, pues los suelos estaban mojados. Bajamos del tren y seguimos unas flechas azules que había en el suelo que indicaban el camino hacia HAKONE. Aquí hay que coger la línea Odakyu hasta Hakone, que es privada y por tanto no incluida en el JR pass. Allí había un punto de información con bastante haciendo cola así que nos pusimos al final; sin embargo avanzaba rápido dado el organizado sistema que siguen. Del interior de la oficina sale un chico y va preguntando (en inglés!!) a cada persona de la cola lo que necesita, anotándolo en unas fichas. Así, cuando llegamos al mostrador la gestión fue mucho más veloz, pues sólo con entregar la ficha el de la ventanilla hizo rápidamente la gestión. Nosotros queríamos el HAKONE FREE PASS para 2 días (lo hay de 2 y de 3 días), que sale por 40€ si lo compráis en Odawara, pues si se coge en Tokio sale por 50€. Una vez que llegamos a la ventanilla nos atendió un chico negro que hablaba inglés muy bien, lo que nos dejó un poco perplejos. El chico nos explicó todo, nos dio los pases a cambio de 80€ y nos indicó cómo llegar a nuestro hotel. Haciendo cuentas nos dimos cuenta de que comprar el pase es prácticamente “obligatorio” si no queráis gastar un dineral en transportes. Al salir de la oficina de turismo cambiamos dinero en el local que había justo al lado, dándonos el cambio de 108Y por 1€. A continuación tomamos la línea Odakyu, ya incluida en el Hakone Free Pass y bajamos en la estación de tren de Hakone. Allí buscamos la parada de bus, que estaba enfrente de la salida, y cogimos la línea de HAKONE-YUMOTO, pues en tres paradas llegaríamos a nuestro hotel, el TONOSAWA QUATRE SAISONS. Tenía cuatro estrellas y spa, en Internet parecía muy bueno, así que preferí pagar un poco más por la noche que pasaríamos cerca del Fuji. Cuando nos bajamos en la parada vimos que el hotel estaba al final de la cuesta y en una curva de la carretera bastante peligrosa, sin arcén, ni acera ni visibilidad, nos pareció un poco complicado para volver de noche. El chico que estaba en recepción nos dijo que la habitación no estaba lista pero que podíamos dejar allí las maletas. La entrada nos pareció bastante horrible y creímos que nos habían vuelto a estafar, como en Osaka. Miramos en Booking a ver si había posibilidad de cambiar la reserva y de paso a ver si había otras habitaciones disponibles esa noche pero no hubo más opción que quedarnos allí… Dejamos las maletas en recepción y nos fuimos a hacer el famoso tour por Hakone que incluye funicular, teleférico y barco. Cogimos de nuevo el bus hasta KOWAKIDARI y de ahí tomamos el funicular, que nos dejó en GORA. Una vez allí subimos al teleférico hasta OWAKUDANI. Nos entregaron a cada uno unas mascarillas por si queríamos usarlas arriba, dadas las fumarolas que hay. En esta parada bajamos para ver el paisaje, cosa que fue imposible con tanta niebla. Había un montón de fumarolas de sulfuro que sí se alcanzaban a ver y a oler. En una tienda compramos el típico set de huevos negros (KURO TAMAGO en japonés) por 500Y/4’5€ (vienen 5), que son cocidos en aguas volcánicas, de ahí el color que adquieren. Dicen que por cada huevo que te comas tendrás 7 años de buena suerte. Te los dan en un saquito con un poco de sal, pero saben igual que los demás. Aprovechamos además para comer lo que llevábamos: sandwich de salchichas, quesitos ahumados, etc.). Nos sentamos en unas sillas con forma de huevo para comer y de repente Pelayo abrió los ojos como platos: se había levantado la niebla y apareció el majestuoso Monte Fuji a nuestras espaldas. Todos los que nos dimos cuenta salimos corriendo como locos para hacer unas fotos de la maravillosa estampa. Tras sacar todas las fotos que pudimos, hasta que se volvió a nublar, cogimos el siguiente teleférico, que nos dejó en el LAGO ASHI. Este segundo tramo nos gustó mucho porque hay unas bonitas vistas de la zona. Al llegar al lago tuvimos que esperar un poco en el puerto hasta que llegó el siguiente barco. Se trata de una nave pirata, lo cual no pega mucho en un lago de Japón, con lo tradicionales que son, pero en fin… Incluso va un señor dentro del barco disfrazado de pirata para hacerse fotos con los turistas. El viaje en barco fue muy agradable, duró sobre 30-40 minutos hasta que llegamos a la otra orilla. Durante todo el trayecto pudimos disfrutar de unas preciosas vistas del Monte Fuji, pues la niebla se levantó definitivamente y quedó una tarde estupenda. El lugar en donde desembarcamos del barco, HAKONEMACHI, nos pareció que tenía buena pinta, de hecho el chico que nos dio las indicaciones en la oficina de turismo de la estación nos comentó que era la zona más animada. De haberlo sabido hubiésemos cogido ahí el hotel. Caminamos por el borde del lago, atravesando varios jardines muy agradables con observatorios (en uno había incluso un objetivo gratuito con el que vimos los caminos hacia la cumbre del Fuji). Pasamos también por el PUNTO DE CONTROL de la ruta de viajeros de Tokaido pero como estaban haciendo obras, todas las explicaciones eran en japonés, y queríamos seguir viendo más cosas (pues estaba empezando a anochecer), declinamos la idea de entrar. Por si os interesa, la entrada valía 500Y, con 100Y de descuento si se dispone del Hakone Free Pass. Llegamos hasta el siguiente pueblo en donde había una parada del bus K, que nos llevaría hasta la zona de nuestro hotel. Justo arrancó en nuestras narices y no nos dio tiempo a cogerlo. Como tardaba 30 minutos en volver a pasar aprovechamos para tomar algo en un bar y ver la puesta de sol sobre el lago. Entramos en un local llamado BAKERY TABLE, cogimos una cerveza local y sidra de ciruela (700Y/6’4€) y salimos para la terraza. Resulta que bajo las mesas había una especie de piscina para los pies, con agua muy caliente. Rápidamente nos descalzamos y metimos los pies en el agua mientras nos tomábamos las consumiciones y admirábamos el paisaje, fue fantástico. Cogimos el bus K cuando pasó nuevamente y de camino a YUMOTO se hizo de noche cerrada muy rápidamente. Nuestra intención era pararnos en la CASA DE TÉ, pero cuando pasamos por delante estaba todo apagado y cerrado así que ya ni siquiera bajamos del bus. Una vez en YUMOTO buscamos un sitio donde cenar, por la avenida que pasa delante de la estación de tren, pero estaban cerrando todos los locales. Estábamos en el exterior del único local que aparentemente estaba abierto (y por tanto estaba lleno de turistas), mirando la carta, cuando de repente vi un farolillo al final de la callejuela perpendicular que salía desde la principal y nos acercamos a ver de qué se trataba. El callejón es fácil de reconocer porque en uno de los edificios que hay a la entrada hay una langosta y un pescado gigantes en la fachada. Resultó ser una genuina izakaya que estaba todavía abierta, con 5 personas en la barra (un turista y cuatro japos) así que entramos. La cena fue estupenda, esto fue lo que pedimos: -de pincho, al llegar, nos puso un par de trozos de pescado marinados en salsa agridulce, muy buenos (2*300Y=600Y/5’5€) -Kaisen don: bol de arroz con sashimi (1500Y/13’6€) -Naiku dofu: cerdo con tofu y caldo (650Y/6€) -Sazuka manyi: masa de taro con raíz de loto frita, setas y un caldo riquísimo, fue el mejor plato que probamos durante nuestra estancia en Japón (550Y/5€) -Sashimi 2000Y (lo vimos en la mesa de al lado y no pudimos resistirnos a pedirlo) Creemos que se llamaba SUZUKA. Para beber tomamos agua y sake local (TANIZAWA, 750Y/6’8€) y sake de fuera (700Y/6’4€). Pagamos un total de 6800Y/62€. La recordamos como una de las mejores cenas de nuestra estancia. Después cogimos el bus hasta el hotel y al bajar en la parada la zona nos tuvo mejor pinta que por el día, pues había farolillos y lucecitas encendidas por la zona que la hacían más bonita. Pagamos al de recepción 146€ y subimos al cuarto (como siempre no te lo enseñan antes de pagar). Ya nos habían subido las maletas, todo un detalle que aquí es escaso… La verdad es que la habitación era amplia y bonita pero un poco rancia, se ve que el hotel fue muy bueno hace años y con el tiempo se quedó antiguo. Había una zona de tatami con mesa para el té, bonitas vistas al río, TV, baño grande con bañera normal, etc. Lo malo es que la wifi funciona regular. En España por 146€ estoy segura de que hubiésemos tenido un cuarto mucho mejor pero no queda otra en Japón… El hotel dispone de un pequeño onsen separado por sexos pero a partir de las 22 horas permiten reservas de 40 minutos para uso privado. Lo que hay que hacer es coger la llave y encerrarse por dentro para que no entre nadie. Se puede escoger entre el de mujeres y el de hombres, si estuviesen ambos libres. Bajamos un rato y al estar las dos llaves libres nos fuimos para el de mujeres, que es un poco más bonito. Estuvimos un rato juntos a remojo pero no aguantamos los 40 minutos, pues sólo hay una piscina y está muy caliente. Tras el baño subimos al cuarto y nos tomamos un té, cortesía del hotel (dejan siempre en el cuarto tetera, sobrecitos, vajilla, azúcar, etc). También nos dejaron unas mandarinas muy ricas que me tuve que comer yo sola porque a Pelayo le dan acidez. Tengo que decir que es de las pocas frutas que he comido en Japón, pues aquí es escasa y cara (recuerdo en algún mercado ver cinco tomates por 15€, melones a partir de 100€, etc.). Etapas 16 a 18, total 19
DÍA 17, MIÉRCOLES 2 NOVIEMBRE 2016
Nos levantamos sobre las 8 y cuando abrimos la ventana nos maravilló la vista del río que había desde el cuarto, pues ayer como ya subimos de noche no se apreciaba bien. Nos pusimos las yukatas y bajamos al comedor a desayunar, pues estaba incluido en el precio de la habitación. Eso sí, el horario era reducido, de 8 a 9 nada más. Una vez en el comedor se extrañaron un poco de ver a dos occidentales con la yukata, pero les hizo finalmente gracia. De hecho éramos los únicos, junto con otro señor mayor japonés, que íbamos así vestidos. Nos sentaron en la mesa que llevaba el número de nuestra habitación, que estaba al lado de la cristalera y nos trajeron el mismo menú que a todo el mundo: -pescado (chicharro) -encurtidos de algas, nabo, etc. -un huevo poco hecho (yo me comí los dos, pues a Pela no le gustan así) -frito de cangrejo -anko (habas fermentadas y pegajosas) -ensaladilla -yuba rellena -una seta enorme -alga nori secadora-arroz blanco -sopa Todo venía muy bien presentado y estaba rico. Para beber nos sirvieron agua y té. Tras el desayuno subimos al cuarto a prepararnos, pues la hora de salida eran las 10, pero como yo acabé pronto me di un baño rápido en el onsen antes de entregar la llave. Habíamos pensado en volver a Tokio y aprovechar para ver algo más allí antes de partir a España al día siguiente. Entregamos las llaves y cogimos el primer bus que pasó por delante del hotel en dirección a Hakone-Yumoto. Una vez en la estación cambiamos dinero (1€>108’1€) y cogimos el primer tren que salió en dirección a Odawara. Una vez allí, en cuanto bajamos del tren, vimos que en el andén de al lado había un tren con destino a SHINJUKU así que nos subimos sin comprar billete ni nada (pues con el Hakone Free Pass está incluido el tren sólo hasta Odawara). A los pocos segundos el tren arrancó y durante el viaje no pasó ningún revisor al que comprar el billete o preguntar. Tampoco podíamos usar el Japan Rail, pues ya se había terminado el período de uso el día anterior. Al llegar a Shinjuku metimos en los tornos el Hakone Free Pass y la máquina emitió una luz roja pero el torno se abrió igualmente así que salimos del recinto de andenes. Había un guardia en una ventanilla pero estaba atendiendo a varios pasajeros así que no se dio ni cuenta por lo que tiramos para adelante. De camino al hotel, que estaba muy cerca de la parada de Shinjuku, vimos un BIC CAMERA así que entramos a comprar un palo selfie, pues el nuestro había dejado de funcionar. Después de mirar un rato por la tienda nos llevamos uno que costaba 2678Y/24€. Nunca habíamos usado el palo en nuestros viajes (iba en la maleta pero al final nunca salía de ella) y esta vez Pelayo se enganchó a hacer fotos con él como un loco. Estábamos pagando el palo cuando se nos acercó un chico que hablaba español con acento uruguayo y estuvimos hablando con él un rato. Resulta que se llamaba Esteve y era belga pero hablaba perfectamente español porque había estado viviendo una temporada en Sudamérica. Había ido a Japón a un congreso de cirugía plástica, pues vendía material para las operaciones, y había aprovechado para pasar unos días en el país. Le recomendamos unos cuantos sitios para visitar y luego nos pidió el favor de comprarle un bono de metro de 48 horas, pues era obligatorio enseñar el pasaporte y se lo había dejado en el hotel. La verdad es que nos dio una gran idea, pues así aprovechamos para comprar dos billetes de 24 horas para nosotros y uno de 48 horas para él, pues se pueden coger más de uno por persona. Los nuestros fueron 2x800Y=1600Y/14’5€. Los bonos de metro nos parecieron una estupenda opción para movernos por Tokio, al haber expirado ya el Japan Rail. No sabemos donde más se pueden comprar, pero sí en BIC CAMERA. Tras una amena conversación nos despedimos de él y continuamos el camino hasta nuestro hotel, el APA HOTEL SHINJUKU KABUKICHO TOWER. Llegamos al hotel sobre las 13 y la verdad es que el hall tenía muy buena pinta y estaba en el centro del animado barrio de Shinjuku. Como no nos daban el cuarto hasta las 15 horas dejamos las maletas en recepción y nos dirigimos al MERCADO DE TSUKIJI, tomando la línea de metro OEDO (parada TSUKIJISHIJO). Allí compramos una piedra de afilar en la tienda en donde ya habíamos cogido los cuchillos, MASAMOTO, pues Pelayo no encontró ninguna más barata y mejor para los cuchillos que llevábamos. Pagamos 1800Y/16’4€ por ella. Aprovechamos para volver a comer sushi en uno de los puestos de las calles de alrededor. En el que estuvimos la otra ocasión no había sitio así que nos decantamos por otro en el que había sentados principalmente japoneses. Tenía un pequeño comedor en el interior que estaba lleno (todos hombres de traje), y unas cuantas sillas fuera, que fue donde nos sentamos nosotros. Pedimos lo siguiente: -Bonito a la parrilla -Combinado de sashimis con arroz -Dos sopas miso Para beber agua y té, pagando por todo 2900Y/26€, lo que nos pareció una ganga, además de rico. Volvimos al hotel y ya nos entregaron las llaves de la habitación junto con un spray antironquidos, estos japoneses no dejan de sorprendernos… El cuarto era muy pequeñito pero moderno y muy chulo. De haberlo sabido igual hubiésemos reservado este hotel a la ida, pues a pesar de que era un poco más caro, estaba aún mejor comunicado que el otro. El cuarto estaba en la planta 20, desde donde había buenas vistas de la ciudad. Además en la última planta (28) había un pequeño onsen. Por cierto, el pago de la habitación se hace en unas máquinas que hay en el hall, al igual que el check out, no hay ni que pasar por el mostrador. Pagamos 11.000Y/100€ por una noche. Dejamos las maletas en el cuarto y volvimos a la calle. En este barrio hay vida a todas horas y te puedes encontrar numerosos locales de todo tipo, gente disfrazada, a Godzilla en lo alto de un edificio (se veía fenomenal desde nuestro hotel), etc. Fuimos a merendar al KRISPY KREME, un sitio del que habíamos visto buenas críticas y al parecer típico entre los japoneses que les gusta ver pasar los trenes. Tomamos un par de donuts (uno de green tea y el otro relleno) y dos cafés, pagando 1180Y/10’7€, sin embargo nos pareció otra cadena más de comida rápida, sin ningún interés. Luego entramos en el centro comercial KEIO y compramos una crema de avena para la cara, como regalo para mi suegra (1680Y/15€). La caja en la que va la crema se puede escoger, tienen bastantes modelos, todos muy chulos. En el supermercado de estos almacenes conseguimos finalmente una raíz de wasabi que quería llevar Pelayo para España (1080Y/10€). Caminamos hasta el callejón de YOKOCHO, que es extremadamente estrecho y lleno de locales para cenar, pero por lo que leímos no en todos aceptan turistas. Estaban repletos y había mucho humo de tabaco así que no nos apeteció entrar en ninguno. También paseamos por el GOLDEN GAI, un barrio que está en la zona de Shinjuku que está llena de pequeños locales, principalmente para tomar una copa. Prácticamente todos cobraban por asiento entre 500-1000Y. Decidimos cenar en un yakiniju koreano llamado KUDARA que había en esta zona, con el fin pasar la última noche en Japón a lo grande. Nos sentaron en un pequeño apartado con otra pareja (pero cada uno en su mesa) y nos trajeron la carta. Esto fue lo que pedimos: -Ensalada de tofu -3 tipos distintos de carne de wagyu (100 gramos cada ración): Sinsin, Kainomi y Harami -2 cervezas La idea era probar algo de carne japonesa de raza certificada y pedimos primero dos tipos distintos, como nos gustó tanto pedimos una tercera ración. La cantidad que viene en cada plato son 100 gramos pero al ser muy grasa llena bastante. Eso sí, no ponían ni un mísero acompañamiento o guarnición. En el yakiniku se va haciendo la carne al gusto en una parrilla que hay en el centro de la mesa. Tengo que decir que los camareros fueron bastante secos… Pagamos 11005Y/100€ pero había que probarla una vez en la vida. Tras la cena pasamos por el Family Mart que había enfrente del hotel y compramos dos botellas pequeñas de sake de la destilería que habíamos visitado en Kyoto, para regalarle una a mi madre y otra a Iñaki. También cogimos una botella pequeña de whiskey de Suntory para tomarnos en el cuarto, a modo de despedida de Japón, y unos dulces de postre (3473Y/31’5€). Más tarde nos arrepentimos y bajé a por otra botella más de sake para nosotros, para llevar a España (1000Y/9€), mientras Pela subía a la planta 28, en donde había una máquina de hielo. Después del postre y bebidas nos fuimos a la cama, que era comodísima, a pesar de no ser muy grande. Etapas 16 a 18, total 19
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