![]() ![]() Diario de un pseudofiasco: Noroeste de EEUU en otoño 2018 ✏️ Blogs de USA
Diario del viaje realizado por los estados de California, Oregon y Washington entre septiembre y octubre de 2018Autor: Lou83 Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.8 (18 Votos) Índice del Diario: Diario de un pseudofiasco: Noroeste de EEUU en otoño 2018
01: Introducción
02: Día 0: Oakland es solo el principio
03: Día 1: Los humos de Crater Lake
04: Día 2: Un poco de compras entrando en Washington
05: Día 3: Combatiendo la lluvia con cultura pop
06: Día 4: De Deming a Rockport parando en Five Guys
07: Día 5: Solo salimos para desayunar
08: Día 6: Las nieves de Cascade Pass
09: Día 7: Desde el Grand Park, un Gran Mount Rainier
10: Día 8: Atrapados en casa por la lluvia
11: Día 9: Atrapados en un Visitor Center
12: Día 10: Sin volcanes, buenos son patos
13: Día 11: Woodburn Premium Outlets
14: Día 12: La Gaga y las Multnomah Falls
15: Día 13: Sí, ese es Mount Hood
16: Día 14: Crater Lake y Mount Shasta
17: Día 15: Comprar y volar
18: Presupuesto
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Etapas 4 a 6, total 18
29 de septiembre de 2018
![]() Mapa de la etapa 2 Lo de cumplir años también debe implicar una mayor intolerancia a los cambios horarios, ya que no recuerdo que nos costara tanto adaptarnos cuando éramos más jóvenes. Esta segunda mañana en los Estados Unidos nos tiene con los ojos abiertos tan temprano como a las 4 de la mañana. Sin ninguna intención de echarnos a la carretera hasta que amanezca, hacemos tiempo viendo un capítulo de The Good Place en la cama y navegando por la red hasta alcanzar 6:45. Recogemos el poco equipaje que hemos tenido que sacar de las maletas y volvemos a cargar los bultos en el maletero del Jeep, acusando el peso cuando subimos la escalera de piedra que separa nuestra entrada independiente del garaje. Nuestro objetivo para hoy no es otro que seguir avanzando hacia el norte, donde mañana ya deberíamos comenzar el viaje “de verdad” con la visita al primero de los National Forest del viaje. El tramo de hoy nace en la población de Eugene y termina en Deming, cambiando el estado de Oregón por el de Washington, pasando muy cerca por el este de la ciudad de Seattle y quedándose a muy pocos kilómetros de la frontera con Canadá. Para añadir algo que no sea solo conducir y conducir a la etapa, y pese a que el “día de compras” queda reservado para fechas posteriores, nos pararemos unos instantes en el Seattle Premium Outlets que ya exprimimos hace dos años con la intención de visitar las pocas tiendas que no existen en el Outlet al que sí que dedicaremos un día completo. Llevamos una hora de carretera cuando hacemos una primera parada para desayunar en el Starbucks camuflado dentro del supermercado Safeway de Salem. Un frappuccino, un café, una cookie y un bizcocho de plátano por 16 dólares en la primera de tantas visitas a la franquicia cafetera. Cuesta acostumbrarse al hecho de que en el estado de Oregón las “Sales Tax” -el equivalente al IVA español- sean del 0%. Sí, ese es el motivo por el que las compras de ropa de este año las haremos en este estado. ![]() Cookie & Frappé, un clásico ![]() Estados Unidos y sus pequeñas raciones A estas horas y comprobando la previsión a corto y medio plazo en las zonas en las que nos quedaremos los próximos días, se nos abre una pequeña ventana de oportunidad. Parece que tanto el Mount Baker National Forest como el North Cascades National Park van a permanecer cubiertos de nubes y lluvia durante toda nuestra estancia, pero esta tarde la previsión es ligeramente mejor que para posteriores jornadas. Por ese motivo, podríamos obviar hoy la parada comercial y en su lugar hacer todo el recorrido en el menor tiempo posible para llegar allí con un par de horas de luz por delante que poder aprovechar. Sin embargo, la probabilidad de que al llegar allí esté lloviendo y la visibilidad sea mala sigue siendo muy alta, y encontrarnos esa situación sería muy duro tras más de seis horas al volante casi sin descanso. Por ese motivo decidimos resignarnos a que la meteorología no está de nuestra parte y dar casi por perdidos esos dos enclaves. Aprovechamos la gasolinera de Safeway -es una de las cadenas más económicas- para llenar el depósito a 2,99 dólares el galón pagando en efectivo para conseguir el menor precio posible, y nos volvemos a poner en marcha. A las 9:30 cambiamos de estado tras superar un puente a la altura de Portland. Washington nos recibe con una incipiente lluvia que nos ratifica en nuestra decisión de no intentar nada cercano al senderismo durante el día de hoy. Se suceden algunas vallas publicitarias con mensajes del estilo “Jesús murió por nuestros pecados”, porque El Cuento de la Criada es posible. ![]() Rumbo a Seattle ![]() Buscando a Michael Scott ![]() Oregon.close(); Washington.open(); A las 12:30 aparece en el horizonte el perfil de Seattle… y en la carretera su temido tráfico. Aunque sea sábado, parece que lo de saturar las vías de cuatro o más carriles es una tradición que los locales quieren mantener durante toda la semana. Circulando como mucho a 15 millas por hora -eso cuando no nos detenemos por completo-, a nuestra izquierda queda la silueta de la Space Needle y el CenturyLink Field en el que disputa sus partidos de la NFL el equipo de fútbol americano de los Seattle Seahawks. ![]() Recuerdos en la distancia ![]() Safeco Field, donde juegan a béisbol los Seattle Mariners No es hasta las 13:40 cuando dejamos atrás al fin la peor parte del atasco. Y para celebrarlo, nos desviamos ligeramente de la ruta para aparcar frente a un Applebee’s. Ante tanta desgracia y pesimismo por el tiempo, pocas cosas mejores se nos ocurren para darnos una alegría que ir estrenando la temporada de una de nuestras franquicias favoritas de comida americana cada vez que cruzamos el océano. Para economizar nos decantamos por los menús del día, que sumados a la bebida subirán el precio hasta los 53 dólares tras añadir el típico 15% de propina para nuestro camarero de hoy, Stephen. En los platos principales, un entrecot con puré de patata y un pollo a la parrilla con especias y patata al horno que están a la altura de nuestras expectativas. ![]() Mi nombre es Pato y seré vuestro camarero de hoy ![]() Applebee's siempre cumple Dejando Seattle ya tras nosotros y con mucho tiempo por delante para llegar a una casa en plena naturaleza en la que poco podremos hacer debido a la lluvia, nos paramos con más tiempo del esperado en el Seattle Premium Outlets de la cercana población de Everett. El plan original era solo visitar apenas dos o tres locales, pero finalmente damos una vuelta entera por el complejo. De todos modos, no compramos nada de las tiendas que también vayamos a encontrar en Oregón ya que allí podremos llevarnos lo mismo pero sin pagar alrededor de un 10% de “Sales Tax” fruto de sumar el impuesto de Washington con el del condado de Everett. Viniendo de España, esto de pagar más o menos impuestos en función de no solo el estado si no también el condado en el que te encuentres es algo a lo que cuesta acostumbrarse. En resumen, aprovechamos la oferta de “segundo par al 50%” para llevarnos cada uno un par de zapatillas de Skechers, me llevo una camiseta de Abercrombie & Fitch y me gustaría llevarme cientos de motivos “frikis” de series y películas varias en el local de Hot Topic, pero me freno. El merchandising de Doctor Who con motivo de la primera “Female Doctor” ya empieza a moverse. ![]() Skechers, primera parada ![]() Indeciso ![]() 13th is coming! Tras abandonar esa absorbente espiral de compras y continuar conduciendo hasta el norte, son las 18:00 cuando alcanzamos un nuevo hipermercado de la cadena Walmart, esta vez en la población de Mt. Vernon. Hasta ahora resulta algo decepcionante haberse cruzado solo un vehículo Tesla -los coches eléctricos de lujo de la empresa fundada por Elon Musk-, pero ya habrá tiempo por delante para encontrarnos muchos más. Esta visita a Walmart es ya mucho más completa que la primera, gracias a que durante los próximos dos días contaremos como alojamiento con una pequeña cabaña con cocina en la que podemos preservar y preparar más alimentos. Recorrer los numerosos y descomunales pasillos de un Walmart siempre es una experiencia abrumadora, sin dejar nunca de sorprendernos por la variedad y cantidad de alimentos dudosamente saludables que los norteamericanos tienen al alcance de la mano. Nos gastamos 60 dólares en esta primera tanda de provisiones básicas. ![]() Halloween, versión Walmart El Jeep no ha llegado hasta aquí a cambio de nada, así que antes de alcanzar la zona de Deming hacemos un nuevo repostaje en una gasolinera de la cadena de supermercados Safeway. Nos quedan por delante 45 millas ya sin luz natural, con lluvia de intensidad variable y la temperatura exterior avanzando cada pocos minutos. Algunos carteles indican ya la distancia restante para alcanzar la ciudad canadiense de Vancouver, y otros señalan el desvío hacia una estación desde la que zarpan los ferries a la lejana Alaska. Otro año será. Alcanzamos Deming o mejor dicho, una sucesión de oscuras carreteras de la que nacen los caminos de tierra que llegan a cada amplia parcela rural de sus vecinos. En un primer recorrido de la “calle” de principio a fin, somos incapaces de encontrar una señal que indique el número correcto de desvío que andamos buscando. Cuando volvemos a hacer el mismo recorrido en dirección contraria, vemos que iba a ser complicado ya que el número de nuestra anfitriona está clavado a un árbol de modo que solo puede verse circulando en este sentido. Nos espera para recibirnos Kristina, una chica joven que nos cuenta que está estudiando y va a estar despierta hasta las 2. Antes nos da las instrucciones básicas para acceder a nuestra nueva casa, una pequeña cabaña apartada varios metros de su casa tan curiosa como coqueta. La planta baja la comparten una sala principal con sofá, mesa y cocina y un cuarto de baño con ducha y, lo más novedoso, un “inodoro seco” que funciona con compost. La primera experiencia con él es algo chocante, pero se puede sobrevivir a él. En la planta de arriba, accesible mediante una escalera de mano, tenemos una pequeña buhardilla con el espacio justo para la cama de matrimonio. Afortunadamente la calefacción funciona a las mil maravillas, y es que en el exterior la lluvia y la temperatura no hacen más que empeorar. Este alojamiento no cuenta con conexión a Internet, y nunca nos hemos alegrado tanto de haber contratado la tarifa de datos de prepago de Vodafona para la que sí tenemos cobertura de sobras. Sin ella, estos dos próximos días se anticipaban muy, pero que muy largos. Hacemos un repaso a la previsión del tiempo en todos los alrededores antes de ir a dormir. En el cercano Mount Baker que veníamos a visitar no hay nada que hacer. En Vancouver también va a llover, y de todos modos al no haber avisado en la empresa de alquiler de coche de que entraríamos en Canadá preferimos no cruzar la frontera. Seattle ya lo conocemos de hace poco tiempo, y acercarse a él implica más atascos. Por ahora echamos el ojo a un Parque Estatal cercano, en el que parece que las nubes no mostrarán toda su violencia hasta pasado el mediodía… pero eso también puede cambiar, visto lo visto. Son las 22:00 cuando apagamos la luz en la cómoda pero curiosa cama de nuestra buhardilla. Etapas 4 a 6, total 18
30 de septiembre de 2018
![]() Mapa de la etapa 3 Está costando, pero poco a poco nos vamos aclimatando al nuevo horario. Esta vez podemos ir prorrogando el sueño hasta las 5:30, que ya se va acercando a una hora “normal” para alguien que simplemente quiere aprovechar las horas de sol. Si es que hubiera sol, ya que las previsiones meteorológicas se están cumpliendo y el día empieza con sonido de lluvia. La cabaña ha permanecido silenciosa toda la noche y el colchón de la buhardilla es más cómodo de lo que se podía temer, así que nos quedamos por ahora con ese lado positivo. Bajamos por la escalera de mano con todos los sentidos alerta y desayunamos viendo material de Operación Triunfo convenientemente descargado el día antes cuando cazábamos alguna conexión a Internet gratuita. ![]() Le hemos cogido cariño pronto a la casa Tras una ducha, debemos afrontar la cruda realidad. Está lloviendo por toda la zona, y las nubes han alcanzado también ese Parque Estatal al norte de Seattle que ayer nos planteábamos como Plan B. Así que queda recurrir al Plan C, no sin antes intentar por lo menos conducir media hora adentrándonos en este Mount Baker National Forest por si, en un exceso de optimismo, el mirador de Picture Lake al que se puede llegar en coche presenta un mínimo de visibilidad para que no se diga que vamos a pasar dos días en la zona sin ver absolutamente nada. Empezamos a conducir y… no llegamos a esa media hora. Mucho antes, cuando estamos ya superando bosques y más bosques tras dejar las últimas casas atrás, queda claro que estos kilómetros serán en vano. El cielo se va cerrando más y más y la lluvia no cesa, por lo que llegar al mirador solo va a ser fuente de frustración cuando verifiquemos que allí no hay ni lago, ni monte, ni nada digno de visitar. La borrasca está entrando en el parque, no saliendo, y toda esperanza de aprovechar el día pasar por encontrar actividades bajo techo. Aunque eso nos cueste un buen puñado de kilómetros que no contábamos con recorrer hoy. ![]() Va a ser que no Pues que así sea. Ponemos rumbo hacia Seattle con unas pocas paradas en mente que iremos desvelando. Dejamos atrás la naturaleza y regresamos a las autopistas, teniendo ambos escenarios un denominador común: la abrumadora cantidad de autocaravanas que se ven. Y no solo de las blancas y coquetas que uno se imagina cuando piensa en el concepto: también muchísimos de esos descomunales autocares que dentro deben tener una superficie mayor que muchos pisos en ciudades de España. Me encantaría alquilar uno alguna vez pero de solo pensar en el consumo de gasolina que deben tener me entran escalofríos. ![]() Oh say can you see... the rain La primera parada no tiene mucho que aportar a una narración como esta. Pedimos un par de cafés pequeños en un Starbucks y paseamos unos minutos por los pasillos de un Best Buy, una cadena de tiendas de ocio electrónico que ocuparía el lugar que nosotros concedemos a un MediaMarkt. Con la diferencia de que aquí la irrupción de la domótica y los “asistentes personales” está mucho más presente, ya que todos los avances de Google, Amazon y similares tienen en el estadounidense uno de sus principales mercados de entrada. Volvemos al coche, sintiendo por el camino del aparcamiento un frío agradable acompañado de un cielo que aquí, aunque igualmente nublado, está ya mucho menos oscuro que de donde venimos. ![]() La domótica aquí ha arraigado más ![]() Aquí es legal Llegamos a las calles de Everett y hacemos aquí la segunda parada. Quien más y quien menos seguro que ha visto alguna vez en tiendas de juguetes, videojuegos o merchandising en general estanterías invadidas por pequeñas cajas blancas con unos muñecos cabezones dentro. Es más, seguro que muchos tienen ya varios de esos muñecos que imitan a personajes de cine, series de televisión y mundo de la música en una estantería de su casa, tentado por su relativamente bajo precio en comparación con las tradicionales figuras de coleccionista. Son los Funko y han venido para arrasar con todo, y fruto de su éxito hace pocos meses inauguraron en esta, su ciudad de origen, una “tienda-museo” que está causando furor. Damos un par de vueltas para buscar aparcamiento antes de sumarnos a la cola, descubriendo luego que no era tan complicado ya que los carteles de “Estacionamiento máximo de 90 minutos” solo aplican entre semana. La cola es la consecuencia de que la capacidad del edificio está medida y controlada, y cuando alcanza su máximo el personal no permite la entrada de nadie hasta que otros salgan de las instalaciones. Enganchándonos a ella más allá de donde dobla la esquina, pasamos aquí entre 20 y 30 minutos en compañía de muchos padres con sus hijos. La gente que va saliendo con cuentagotas lo hace siempre acompañada de una bolsa con algún muñeco dentro, y por el tamaño de algunas en ocasiones con más de dos y de tres. Un par de carteles en la pared prohíben expresamente acampar haciendo cola, dando a entender que es algo que alguna vez ha sucedido. Creo que el mejor resumen de nuestras sensaciones es la frase que lanza al aire el chico que espera a su turno tras nosotros: “Is this a night club?” ![]() Debe haber una historia tras este cartel Llega el momento de entrar. Nos espera dentro un espacio amplio en el que el vestíbulo principal sirve de anticipo a las varias salas que de él nacen, todas con un denominador común: cientos y cientos de ejemplares de Funko esperando a un nuevo comprador. Cada sala tiene una temática en ocasiones más específica y en ocasiones más general, y la decoración consiste en enormes Funkos según el tema. Un Son Goku por aquí, unos personajes femeninos de DC por allá, Harry Potter sus amigos más adelante, un Darth Vader y sus Stormtroopers asomando o, en uno de los casos mejor trabajados, unos descomunales Hulk y Hulkbuster en la misma sala en la que desde un kiosko Stan Lee sonríe observando como la fiebre por sus personajes de Marvel también ha llegado hasta aquí. ![]() Bienvenidos al universo Funko ![]() Funkos por todas partes ![]() Son Goku dando la bienvenida ![]() Mini Overwatch ![]() Pistola no incluida ![]() Welcome back, Lil' Sebastian! Nos recorremos toda la tienda sin dejar de sorprendernos del hecho de que haya un Funko para absolutamente cualquier cosa de la que seas fan. Desde Kurt Cobain a Doctor Who pasando por Las Chicas de Oro, aquí hay algo para ti. Ante el económico precio de cada ejemplar -10 dólares, en comparación a los 15 euros que cuestan en España- no puedo evitar llevarme un par de recuerdos: un Darth Vader y un Rick de “Rick y Morty”. Salimos de la locura con una cosa a tachar de la lista. ![]() Ahora le toca a ellas ![]() Nana-nana-nana-nana... ![]() Robin acallando rumores sobre su sexualidad (sale mal) ![]() El Joker, entre rejas ![]() Las series más recientes tampoco se escapan ![]() Para los más creativos ![]() También hay hueco para los clásicos ![]() Y para la magia ![]() Cuando se hizo esta foto, todavía vivía ![]() ![]() Lucha de gigantes ![]() Pasando el rato en Hoth ![]() *Suena la Marcha Imperial* ![]() No recuerdo que Han sonriera tanto en esta escena... ![]() La zona en la que confeccionar tu propio Funko ![]() A quien pueda interesar ![]() Los exteriores, ya sin colas ![]() Funkos XXL adornando la fachada ![]() ¿Manhattan? ¿Gotham? No, Everett El “museo” de Funko era solo un anticipo del empacho de cultura pop que estaba por venir. Con mucha paciencia pero con menos tráfico del esperado, nos adentramos en el corazón de Seattle para estacionar en uno de los aparcamientos de pago junto al Seattle Center. La tarifa es de 6 dólares por hora y 15 dólares para estancias entre 2 y 12 horas. Lo pagamos como única solución posible para lo que venimos a visitar: el Museo de Cultura Pop de Seattle. Conocido como el “MoPOP” y fundado originalmente como “Experiencie Music Project” por Paul Allen, cofundador de Microsoft y que fallecería tan solo unas semanas después, el Museo de Cultura Pop se presenta como un batiburrillo de atracciones para los amantes de la música, el cine y las series de televisión. Su elevado precio de 28 dólares por cabeza -26 si compras la entrada anticipadamente por Internet- juega en su contra, pero en unas circunstancias como las de hoy se presenta como un clavo al que agarrarse. Comenzamos el recorrido y por ahora el precio de la entrada sigue resultando muy alto. Reconozco el lugar en la historia que ocupa Nirvana y no tengo nada que objetar a la exposición dedicada al nacimiento, vida y muerte del grupo, pero no llego a los niveles de mitomanía necesarias para emocionarme viendo una chaqueta de Kurt Cobain, algunas de sus cartas manuscritas o los restos de esas guitarras que destrozaba contra el suelo al terminar una actuación. Confieso que la modesta batería que utilizaba Dave Grohl en los inicios de la banda sí despierta algo más mi atención. Menos entusiasmo me despiertan todavía las exposiciones de Pearl Jam y Jimi Hendrix, los cuales conozco pero nunca han estado entre mi ranking de bandas e intérpretes fetiche. ![]() Así empezaban las guitarras de Kurt... ![]() ... y así terminaban ![]() Símbolos de una época Pasamos a lo siguiente, que es el vestíbulo en el que se levanta una escultura de instrumentos -la mayoría guitarras- en forma de embudo que alcanza el techo más allá de las plantas superiores. Su tamaño, su colorido y el estado de conversación de todos los instrumentos que la componen hace que impacte bastante al natural. Junto a la escultura se encuentra la puerta a una exposición temporal patrocinada por Nintendo y dedicada a los videojuegos indie, esas obras de estudios modestos -o incluso de simples individiuos- que con recursos y presupuesto irrisorio consiguen irrumpir en el ocio digital con una propuesta original y atractiva. La sala consiste en pequeños escritorios con ordenadores y mandos listos para que los visitantes prueben de primera mano las experiencias digitales, acompañados de grandes pantallas y carteles haciendo llegar la historia de cada uno de los títulos. ![]() La escultura de guitarras ![]() Un detalle de la escultura ![]() Espiando en la sala de juegos indie ![]() Overcooked! ![]() Decoración austera pero efectiva Superado el vestíbulo de la escultura, nos espera la Sky Church. Y aquí la cosa empieza a ponerse seria. El concepto es muy simple: un espacio diáfano de grandes dimensiones en cuya pared principal descansa una enorme pantalla LED curvada de 18 metros de ancho y 10 de altura, acompañada de un equipo de sonido que llena la enorme estancia. Frente a ella, un suelo de relucientes baldosas con tan solo unos sofás que parecen diminutos en comparación con el lugar. Lo colosal de la instalación cobra sentido cuando en la pantalla se proyecta una sucesión de videoclips y presentaciones con frases célebres del cine, generando toda una experiencia inmersiva que merece la pena vivir. Unas pantallas auxiliares anuncian un pase especial sobre el grupo “OK GO” a las 17:00, y mirando el reloj me pregunto si para entonces seguiremos aquí. De ser así, no los lo perderemos. ![]() La Sky Church... volveremos Dejamos atrás es espectáculo de luz de sonido y comienza el museo de verdad para nosotros. Empezando por la colección sobre cine de terror, en la que nos esperan objetos originales de numerosos clásicos del género. La máscara y ropas de Jason de Viernes 13, un Alien utilizado en la película original, las cabezas que el Gobernador coleccionaba en la serie The Walking Dead, y muñecos desde un adorable Gizmo utilizado en Los Gremlins hasta un sorprendentemente detallado Critter. Todo ello acompañado de carteles contando la historia del género y enumerando los tipos de amenaza más habituales. Es como estar dentro del desenlace de la película “La Cabaña en el Bosque”. ![]() Cabezas de chachos ![]() Animalico ![]() ¡Uh! ![]() ¿Y a este qué le pasa? ![]() Tengo miedo La siguiente sala baja un poco la emoción, ya que el género de la fantasía con títulos como La Princesa Prometida o La Historia Interminable está bien, pero no despierta tantas emociones como la sangre y los sustos. La cosa cambia en la siguiente colección, que es la que para mis gustos se lleva la palma. La Ciencia Ficción se viste de gala en dos estancias llenas de vitrinas de las que generan chillidos histéricos. Los aeropatines de Regreso al Futuro II. Una mochila original de Los Cazafantasmas. Un Cybermen y un Dalek a tamaño real. Un uniforme de piloto de Viper en la BSG Galactica. La cazadora de Terminator II. Todo fan del género encuentra aquí ese objeto de culto que sueña con tener en su habitación. ![]() Mundo de fantasía ![]() Me llamo Iñigo Montoya... ![]() Exterminate! ![]() Who you gonna call? ![]() Busqué el Viper, pero no lo encontré ![]() Actualización requerida Y todavía quedaba otro plato fuerte sin necesidad de ir a la exposición sobre Marvel para la que deberíamos haber pagado 8 dólares más por persona. En la planta superior nos espera el Sound Lab, que es el equivalente a la música de un Museo de la Ciencia. Un espacio principal en el que guitarras, baterías y teclados reposan en pequeños habitáculos junto a pantallas en las que visualizar lecciones o lanzar música de acompañamiento para dar rienda suelta a la improvisación. Y lo mejor de todo, un perímetro ocupado por salas insonorizadas con un contador de tiempo y instrumentos en su interior, siendo la guinda del pastel un par en las que bajo, guitarra, micrófono y batería se unen para que un grupo de amigos pueda hacer su particular “Jam Session”. A la salida del espacio, los visitantes pueden adquirir la grabación de lo que sea que hayan estado haciendo durante sus 10 minutos de fama. Aunque con menor protagonismo, también hay lugar para experimentar con una mesa de mezclas o un equipo de DJ. Es un lugar en el que las horas se pueden pasar volando si tienes talento e interés por tocar uno -o varios- instrumentos. ![]() Aquí no entramos ![]() Sound Lab ![]() Mi rincón ![]() Mi estudio ![]() No tocar, por favor Todavía queda una última sala que visitar, todavía en la planta baja: la que aloja el "Salón de la Fama de la Ciencia Ficción" del Museo, supuestamente la más exquisita selección de personajes y motivos sobre el género. Y digo supuestamente por que, tras el atracón de uniformes, robots y aeropatines de hace unos minutos, esto queda algo descafeinado. Dignas de mención la figura de silicona de un Neo despertando de Matrix o la mano cercenada de Luke Skywalker en El Imperio Contraataca. ![]() Así que estaba aquí... ![]() Una parte del Hall of Fame ![]() Wake up, Neo Damos por terminada nuestra visita al MoPOP, que pese a seguir resultando caro al final nos ha dado un buen puñado de emociones y diversión por el precio que hemos pagado. Viendo por nuestros relojes que estamos a tan solo 30 minutos del pase especial de OK GO en la Sky Church, decidimos hacer tiempo navegando por Internet gracias a la conexión gratuita del lugar. Vamos a la “iglesia” con tiempo suficiente para encontrar un sofá libre, y a las 17:00 empieza lo que simplemente es la proyección de los dos últimos videoclips de la banda. Claro que teniendo en cuenta que cada videoclip de OK GO es toda una experiencia, no es decir poco. La explosión de luz y color inunda nuestras retinas durante unos gloriosos 10 minutos que ponen fin a nuestra visita al museo. ![]() La escultura, ahora desde arriba ![]() OK Go más grande que nunca ![]() Un último mensaje de Spock Volvemos a las calles de Seattle con el tiempo justo para saludar de nuevo desde el suelo a la Space Needle antes de recuperar nuestro coche. Enfilamos el camino de vuelta a Deming con la buena noticia de que a la vuelta tampoco vamos a tener tanto tráfico como podíamos temer. Una parada en un Trader Joe’s para hacer un par de compras, y de nuevo a recorrer las 100 millas no planeadas que nos han permitido aprovechar algo un día que se anticipaba difícil de justificar. ![]() ¡¿Cómo?! ¡¿Qué estábamos en Seattle todo este tiempo!? De vuelta a nuestra cabaña, preparamos en el horno una pizza congelada y tras devorarla nos vamos a dormir de nuevo en las alturas de nuestra buhardilla. Son las 21:40 cuando el apagón de luces marca el final de este tercer día en Estados Unidos que, a falta de sol y naturaleza, ha tenido a la cultura pop como protagonista. Etapas 4 a 6, total 18
1 de octubre de 2018
![]() Mapa de la etapa 4 Comienza el día en el que los ánimos iban a empezar a decaer por culpa del mal tiempo. Si bien durante la etapa anterior las visitas a museos y otros recintos cerrados nos hicieron olvidar durante unas horas el infortunio de las nubes y la lluvia que no abandonan el estado de Washington, esta vez se nos iban a acabar los comodines. Así que este lunes empieza en nuestra pequeña cabaña de Deming con la tranquilidad que supone que no hay nada que hacer durante el día de hoy. ![]() Encajonados ![]() Cuidado... Buscando un hilo de luz al que agarrarse, consultamos la previsión de los próximos días. Hoy abandonaremos la zona de Mount Baker National Forest para dar paso al North Cascades National Park, en el que pasaremos otros dos días. El parte meteorológico apunta a que quizás en uno de esos dos tengamos la oportunidad de visitar algo, así que tendremos que elegir sabiamente de entre todo lo que traíamos preparado. Más adelante llegará el plato fuerte con tres días en el Mount Rainier National Park, y por ahora hay dudas sobre si tendremos uno o dos días de buen tiempo durante la estancia. Lo que sí está claro es que, para esos días en los que el cielo nos dé una tregua, vamos a tener temperaturas de 0 grados centígrados o incluso menos. Esto hace saltar todas las alarmas ya que si bien hemos traído ropa para la temporada otoño/invierno, no nos vendría mal alguna accesorio más para ese escenario como unos guantes o un pantalón térmico. Así que decidimos aprovechar la insulsa etapa de hoy para hacer un par de visitas en busca de ese calor en forma de ropa. ![]() Haciendo tiempo ![]() Hora de abandonar Deming ![]() Esto no cambia Son las 10:30 cuando cargamos de nuevo nuestras cosas en el maletero y nos disponemos a salir. En ese momento aparece Kristina para despedirse acompañada de sus dos perros: uno ya adulto y resabido y otro más joven de solo 6 meses y tan juguetón que cuesta quitárselo de encima. Media hora antes de la hora límite para abandonar la acogedora cabaña, nos ponemos en marcha y abandonamos una población de Deming que nos ha traído más lluvia que oportunidades. Nuestra búsqueda de ropa térmica empieza con la visita a un centro comercial de Bellis Fair, en el norte de Bellingham. Probamos en los locales de Target y Dick’s Sporting Goods, pero no encontramos nada que nos convenza sabiendo que en un Walmart seguramente encontremos lo que buscamos a mejor precio. Aprovecho la parada para pasarme por la tienda que también aquí tiene la franquicia Hot Topic, pero no me llevo nada. Alcanzamos de nuevo el Walmart de Mt. Vermon y el pronóstico se cumple. L se lleva una chaqueta ovejera y un pantalón interior, y yo me llevo unos gruesos guantes y otro pantalón térmico. Con la compra hecha, son las 13:45 y con el recorrido que queda por delante superaríamos ya la hora mínima de las 14:00 para acceder a nuestra nueva casa, pero decidimos hacer un poco de tiempo por el camino comiendo en alguna parte. Por recomendación de un amigo, buscamos un local de las hamburgueserías Five Guys y lo encontramos en la población de Burlington. Five Guys es una cadena de hamburgueserías cuyo principal reclamo es el uso de aceite de cacahuete tanto para su producto estrella como para las patatas que lo acompañan. A la hamburguesa de tu pedido se le pueden añadir los extras que quieras sin coste adicional, pudiendo escoger entre los sospechosos habituales: mayonesa, queso extra, lechuga, tomate, pepinillos, champiñones… Pedimos sendas hamburguesas, una ración de patatas grandes para compartir y dos vasos de refresco que podemos llenar tantas veces como queramos en las máquinas del comedor. ![]() Por fuera ![]() Y por dentro Vaya descubrimiento. Las hamburguesas están increíbles, sabrosas, jugosas y con ese punto exótico pero exquisito que le da el aceite de cacahuete. Con las patatas hemos cometido la torpeza de no recordar que las raciones grandes en este país son para estómagos de acero, y nos entregan una cantidad de la que podrían comer seis comensales como nosotros. Con los refrescos, jugamos a explorar probando las mil variantes disponibles en la máquina. Solo de Coca-Cola ya hay más de 8 sabores a elegir, y eso es solo el principio. Con 30 dólares menos en el bolsillo -aquí no hay tip, “ventajas” de las cadenas de comida rápida- salimos más que satisfechos al aparcamiento. Un paseo rápido por el Best Buy que tenemos enfrente, y volvemos a la carretera. ![]() Mucho por probar ![]() Aprobadísimo ![]() Si eres cliente, puedes ser un guarreras A la salida aprovechamos la cercanía de comercios afines para separarnos durante unos minutos. L entra en el local de Famous Footwear casi contiguo a Five Guys, y yo cruzo la carretera principal del complejo comercial para entrar en un local de Best Buy. Ambos volvemos con las manos vacías. ![]() Mucho Sonyer en Best Buy ![]() Mucho pasear, poco comprar 40 millas de carretera de montaña a recorrer en algo más de una hora nos separan de Rockport, la población en la que nos espera nuestro alojamiento para los próximos dos días. Su ubicación a unos 30 minutos de la entrada al Parque Nacional de las Cascadas del Norte es perfecta para visitarlo, pero ya veremos si podremos aprovechar esa circunstancia. Por ahora continúa la lluvia tonta, pese a que el sol esté haciendo intentos por asomar entre las nubes. ![]() Putas nubes... Llegamos a la casa, en la que ya sabemos con antelación que nuestro anfitrión Ryan no está disponible para recibirnos y debemos cruzar la puerta utilizando el teclado numérico de la cerradura. Lo que encontramos detrás es el lugar perfecto para perder el tiempo en caso de mal tiempo. Una enorme casa de dos niveles cuya planta baja sería más que suficiente para nosotros dos. Cocina enorme, salón descomunal, lavadora y secadora, baño en las dos plantas y hasta cuatro dormitorios. No disfrutaremos de la parte de naturaleza del viaje, pero el descubrir este tipo de alojamientos es una experiencia en sí misma. Ponemos una lavadora y nos peleamos con la televisión “Roku TV” del salón, que no tiene antena conectada por lo que solo ofrece ocio a través de las aplicaciones instaladas. Podemos entrar a Netflix sin problemas, pero es imposible instalar ni Amazon Video ni Youtube por no disponer del código PIN de la cuenta de Ryan. Intercambiamos mensajes con él y tampoco recuerda cuál es, así que por ese lado deberemos seguir recurriendo a nuestro ordenador portátil. Dedicamos la tarde a disfrutar de la acogedora mansión que engaña por fuera como si de una TARDIS se tratase. No podemos ver los resúmenes diarios de Operación Triunfo por culpa del bloqueo regional de la web de RTVE, pero no es nada que no podamos arreglar pagando 10 dólares por un mes del servicio VPN de TunnelBear. Nos lanzamos a cenar a las 20:30 acompañando el excedente de patatas fritas de Five Guys con algo de sushi y ensalada que hemos comprado por el camino. De postre compartimos una de las tartaletas de nueces pecan traídas de Walmart y que son nuestra perdición. A las 21:30 el día termina para nosotros en el dormitorio principal de la planta superior, con un colchón algo duro pero igualmente cómodo. En el silencio absoluto de la noche y por mucho que nos guste nuestra nueva casa, cruzamos los dedos para que no debamos pasar los dos próximos días encerrados en ella. Etapas 4 a 6, total 18
📊 Estadísticas de Diario ⭐ 4.8 (18 Votos)
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